28 oct 2011

31° Tiempo Ordinario (A)

31° Tiempo Ordinario (A)

Mateo 23, 1-12


1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu para que podamos leer tu Palabra libres de prejuicios, para que podamos meditar tu anuncio en su integridad, para que podamos orar para crecer en la comunión contigo y con todas las personas. Para que podamos, finalmente, obrar, contemplando la realidad en la que vivimos cada día, con tus mismos sentimientos y tu misma misericordia. AMÉN.    Cantar "Espíritu Santo Ven, Ven".

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy es la introducción a un extenso discurso de condena, que Jesús pronuncia contra los líderes religiosos de Israel (23,13-36) como consecuencia de un largo enfrentamiento con ellos (Mt 21-22). En el desarrollo del evangelio de Mateo, este largo discurso es la respuesta de Jesús al insis­tente rechazo de su pueblo. Los destinatarios de la primera ex­hortación son la gente y sus discípulos, pe­ro a través de ellos el evangelista se dirige a su comunidad y a la nuestra hoy. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Mt 23, 1-12: Leemos este texto de Mateo con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.


c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d. ¿Qué dice el texto?

1)     ¿Qué versículo o parte del texto te impresionó más? ¿Por qué?
2)     ¿A quiénes están dirigidas las palabras de Jesús?
3)     ¿Qué advertencia da Jesús a sus discípulos y a la gente?
4)     ¿Por qué Jesús cuestiona  y critica a los líderes religiosos de Israel?  ¿Cuál es el error básico en su conducta?
5)     ¿Qué hacían y qué buscaban los fari­seos?
6)     En contraste con las autoridades judías: ¿Cómo debe ser la conducta y actitudes de los seguidores de  Jesús y la comunidad cristiana?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. ¿Mereceríamos que se dijera de nosotros(as) lo que Jesús dice de aquellos conciudadanos suyos: “Hagan ustedes lo que ellos dicen, pero no lo que hacen”?
  2. ¿Siguen siendo actuales las acusaciones que Jesús dirige a los fariseos en este texto? ¿Por qué?
  3. ¿Cómo son las relaciones en la comunidad cristiana? ¿Y en la Iglesia? ¿Son de autoridad-sumisión o de igualdad y fraternidad?
  4. ¿Qué pasos podemos dar personalmente y como grupo para llegar a ser una Iglesia y una comunidad de "hermanas(os)" y de "servidoras(es)"?
  5. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. "Ayúdanos, Señor, a vivir como hermanas y hermanos".

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Intentar asumir un compromiso para llegar a ser una comunidad de "hermanos(as)" y de "servidores(as)" Llevamos una “palabra”. Esa “palabra” o versículo que nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente se hará presente durante la semana mientras participamos en nuestros quehaceres diarios.

6. Oración final: Gracias, Señor por ponernos en guardia de un comportamiento hipócrita. Sí, nosotros(as) también estamos entre personas que “dicen y no hacen”; tu Palabra nos cuestiona. La búsqueda de signos exteriores, de alabanzas, de títulos y honores turba los pensamientos y debilita la fraternidad. Ayúdanos ser puros de corazón para que podamos construir una comunidad según tus sentimientos y con tu misma compasión.     AMÈN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Contexto: Con este pasaje Jesús inicia un largo discurso de condena con­tra los líderes religiosos de Israel. Sin duda, una tensión similar debió de rodear el último periodo de su vida. Pero lo que más claramente aparece en este pasaje es el conflicto tan intenso que vivía la comunidad cristiana de Mateo frente al judaísmo posterior al año 70. El pasaje recrea una exhortación de Jesús a sus discípulos y a la multitud, pero, al hablar de ellos, el evangelista tiene puestos los ojos en su comunidad. Recuerda y actualiza las enseñanzas de Jesús para desenmascarar las actitudes ajenas al Evangelio que hayan podido introducirse entre los cristianos que vivían alrededor de los años 80-90.

2. La comunidad de Mateo y el judaísmo: El evangelio de Mateo, al igual que los otros evangelios, nace en el seno de una comunidad viva que ha optado por seguir a Jesús pero que encuentra dificultades en su camino. Conocer la situación por la que atravesaba esta comunidad nos ayudará a comprender y a actualizar mejor la Buena Noticia de Jesús.

Una comunidad de origen judío...: La comunidad de Mateo estuvo formada inicialmente por ju­díos que se convirtieron al cristianismo y que fueron abriéndose al mundo no judío. Considera que el pueblo de Israel ha recha­zado el mensaje de Jesús y que, por tanto, éste ha de anunciar­se a todas las naciones. Su vida se desarrolla en un ambiente de fuerte polémica contra el judaísmo porque ambos, tanto judíos como cristianos, se consideran los auténticos herederos de las promesas hechas por Dios en el Antiguo Testamento.

... rechazada por el judaísmo...: Para entender mejor el conflicto planteado en esta comuni­dad con el judaísmo oficial, tenemos que recordar que algunos cristianos, tras la resurrección de Jesús, continuaron unidos al judaísmo. En el ano 70 d.C., cuando las tropas romanas des­truyen el templo de Jerusalén y la ciudad santa, se produjo una crisis en el interior del judaísmo que el grupo de los fariseos intentó resolver en la asamblea de Jamnia. A partir de entonces comenzó la reorganización del pueblo judío en torno a la ley. Su interpretación corría a cargo de las autoridades religiosas, y era norma de orientación y comportamiento para todo el pueblo. Si antes la religión judía había sido plural, pues había distintos grupos con pensamientos diferentes, ahora sólo que­daban los fariseos y maestros de la ley, que adoptaron una postura intransigente frente a los demás grupos judíos, muy especialmente frente a los cristianos, que no se sometieron a la tradición farisea. Uno de estos grupos judeocristianos es la comunidad de Mateo. Como era de esperar, surgieron duros enfrentamientos entre ambos, el judaísmo fariseo y la corriente cristiana, hasta que esta última fue expulsada de la sinagoga judía y sigue un ca­mino diferente. El evangelio de Mateo se sitúa entre los años 80-90, cuando, tras la separación, los enfrentamientos son más fuertes. De ahí las duras acusaciones de este evangelio contra maestros de la ley, fariseos y jefes de los sacerdotes (lee, por ejemplo, Mt 23). Estas descalificaciones y reproches reflejan, en realidad, la polémica de una comunidad que se siente rechaza­da por las autoridades judías y que intenta buscar su identidad en un ambiente que le es hostil.

... que se siente llamada a ser Iglesia de Jesús: La comunidad de Mateo se encuentra en un momento crítico. Hacia fuera, se enfrenta con el rechazo, e incluso la persecución, por parte de sus hermanos judíos; hacia dentro, siente la llama­da a mantener su identidad desde la tradición de Jesús de Nazaret. Tiene delante el reto de continuar acogiendo a los gentiles; de hacer una interpretación propia de la ley de Moisés, ya que la de los maestros de la ley no podía ser aceptada. Había que orga­nizarse, estructurarse internamente, para pervivir en el tiempo; dar respuesta a problemas concretos, como la falta de entusias­mo entre algunos miembros de la comunidad, la apertura evangelizadora... Y todo desde la radicalidad del mensaje de Jesús. El evangelio de Mateo, poniendo los ojos en Jesús y en el grupo de los discípulos que le seguían emprende la tarea de animar a su comunidad para que se convierta en Iglesia cristiana. Éste es también el reto que se nos presenta hoy a nosotros(as). Desde nuestra realidad histórica estamos llamados a hacer vida en nosotros(as), en nuestras comunidades y en nuestra Iglesia, la radicalidad del mensaje de Jesús de Nazaret.

3. La segunda parte de la exhortación comienza subrayando las diferencias entre la actuación de los fariseos y la que debe ca­racterizar a la comunidad cristiana: ustedes, en cambio... Lo importante en la comunidad cristiana no son los títulos y los honores, si­no la fraternidad (todos ustedes son her­manos), que nace del hecho de tener un Pa­dre común (uno solo es su Padre), y de seguir a Jesús (porque uno solo es su guía). Volver a los esquemas jerárquicos del judaísmo, que sitúan a los seres humanos en di­versos niveles de un complicado escalafón es en la perspectiva de Jesús no haber entendido en qué consiste el reino de Dios. En el nuevo orden que inau­gura la llegada del reino sólo hay un Padre y el Primogénito y todos las personas son hermanas(os). Jesús ha venido a convocar una nueva familia y en consecuencia no deben com­petir por los puestos de honor, sino que de­ben hacerse servidores(as) de toda la gente.

30° Tiempo Ordinario (A)

30° Tiempo Ordinario (A)
Mateo 22, 34-40

1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo.  Danos la gracia de acoger la Palabra de Dios.  Ilumínanos con tu luz, abre nuestra inteligencia y nuestros corazones para comprenderla.  Danos la voluntad, el valor y la gracia necesaria para vivirla en nuestras vidas.   AMÉN.    Cantar "Espíritu Santo Ven, Ven".

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy presenta la disputa sobre el mandamiento más importante. Después de la derrota que han sufri­do los saduceos, los fariseos vuelven a reu­nirse en consejo (véase Mt 22,15). Los fariseos intentan poner de manifies­to que Jesús no sabe interpretar la ley de Moisés y que por tanto no es una persona digna de crédito. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Mt 22, 34-40: Leemos este texto de Mateo con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d. ¿Qué dice el texto?

1)     ¿Qué versículo o parte del texto te impresionó más? ¿Por qué?
2)     ¿Qué personajes intervienen en el texto?
3)     ¿Cuál es la intencionalidad de la pregunta que hace el maestro de la ley a Jesús?
4)     ¿Cuál es la respuesta de Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. ¿Cómo estamos ante los dos valores esenciales que Jesús proclama, los dos amores, a Dios y al prójimo?
  2. Muchas personas hoy quieren saber qué es lo que define a una persona como un buen cristiano(a). Algunas dicen que esto consiste en estar bautizado, rezar e ir a misa los domingos. Otras dicen que consiste en practicar la justicia y vivir la fraternidad. Cada uno tiene su propia opinión.  Comentar.
  3. ¿Por qué el amor a Dios y al prójimo constituye el resumen de toda la Biblia?
  4. ¿Quiénes son los prójimos donde el Señor quiere ser amado y servido por sus seguidores?
  5. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. ¡Ayúdanos a vivir el amor, Señor! 

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Amar al prójimo es practicar la justicia y la solidaridad: ¿Qué podemos hacer por los que sufren en esta semana? Llevamos una “palabra”. Esa “palabra” o versículo que nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente se hará presente durante la semana mientras participamos en nuestros quehaceres diarios.

6. Oración final: Dios, Padre Bueno, aumenta nuestra fe, nuestra esperanza y, sobre todo, aumenta nuestro amor y nuestro sentido de la justicia, de modo que vivamos siempre próximos a nuestros hermanos y hermanas, especialmente a las personas más necesitadas. Ayúdanos a vivir este amor en la vida familiar, en el trabajo diario, en el barrio y con los vecinos, en la lucha social por la justicia, en el compromiso político,  en la construcción de un mundo nuevo.  AMÈN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. El Mandamiento más grande: El mandamiento más grande o el primer mandamiento es éste: “Amar a Dios con todo el corazón, con toda tu alma y con toda tu mente” (Mt 22,37). En la medida en que el pueblo de Dios, a través de los siglos, ha profundizado sobre el significado de este amor, ha caído en la cuenta que el amor de Dios ha sido real y verdadero sólo si se ha concretado en el amor hacia el prójimo. Por eso es por lo que el segundo mandamiento es semejante al primero (Mt 22,39). “Si alguno dice: Amo a Dios pero odia a su hermano, es un mentiroso” (1Jn 4,20). “Toda la ley y los profetas dependen de estos dos mandamientos” (Mt 22,40). En esta identificación de los dos amores ha existido una evolución dividida en tres etapas:

  1. 1ª Etapa: “Prójimo” es el pariente de la misma raza: El Antiguo Testamento enseñaba la obligación de “¡amar al prójimo como a uno mismo!” (Lv19,18). En aquel tiempo la palabra prójimo era sinónimo de pariente. Se sentían obligados a amar a todos los que hacían parte de la familia, del mismo clan, del mismo pueblo.
  2. 2ª Etapa: “Prójimo es aquél a quien me acerco o el que se me acerca. El concepto de prójimo sí es el mismo. Y en el tiempo de Jesús hubo una discusión acerca de “¿quién es mi prójimo?” Algunos doctores de la ley pensaban que se debía extender el concepto de prójimo más allá de los límites de la raza. Otros no querían ni hablar de esto. Entonces un doctor de la ley se dirige a Jesús con esta polémica pregunta: “¿Quién es mi prójimo?” Jesús responde con la parábola del Buen Samaritano (Lc 10,29-37), en la cuál el prójimo no es el pariente o amigo, sino cualquiera que se acerca a nosotros, independientemente de la religión, del color, de la raza, del sexo o de la lengua. ¡Tú debes amarlo!
  3. 3ª Etapa: La medida del amor hacia el “prójimo” es amar como Jesús nos ha amado.
    Jesús había dicho al doctor de la ley: “¡No estás lejos del Reino!” (Mc12,34). El doctor ya estaba vecino, porque de hecho, el Reino consiste en unir el amor de Dios con el amor al prójimo, como ya había afirmado un doctor ante Jesús (Mc 12,33). Pero para poder entrar en el Reino debía dar un paso más. En el Antiguo Testamento el criterio del amor hacia el prójimo era el siguiente: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Jesús ensancha este criterio y dice: “Este es mi mandamiento: que se amen unos a otros como yo los he amado. Ninguno tiene un amor más grande de éste: ¡dar la vida por los amigos!” (Jn 15,12-13). Ahora, en el Nuevo Testamento el criterio será: “Amar al prójimo como Jesús nos ha amado”. Jesús ha interpretado el sentido exacto de la Palabra de Dios y ha indicado el camino para una convivencia más justa y más fraterna.
2. ¿Uno o dos amores? Amor a Dios y amor al prójimo son dos dimensiones fundamentales, responde Jesús a los fariseos que quieren ponerlo a prueba. Algunas tensiones que vivimos en la Iglesia tienen su raíz en la forma sesgada en que interpretamos la relación entre estas dos exigencias. Hay quienes enfatizan el amor de Dios de una manera que hace aparecer la relación con el prójimo como algo secundario que se agrega a lo realmente importan­te. En dicha perspectiva se hace difícil presentar la relevancia de la inserción histórica del cristiano, así como las exigencias que le vienen del pobre, lo que la Biblia llama el huérfano, la viuda, el extranjero (cf.Ex.22,20-26). De otro lado, algunos sugieren que el ser cristiano se manifiesta en forma poco más o menos que exclusiva en el compromiso y la solidaridad con los demás. Esto es impor­tante, sin duda, para un creyente. Pero se corre el peligro de que la oración, la celebración, el saber y el saborear la Palabra de Dios, expresiones vitales del mundo de la gratuidad en que se coloca nuestra relación con el Señor, pierdan su plena significación y disminuyan sus alcances. Por eso, si queremos quedarnos con uno solo de esos amores, perdemos los dos. Lo importante no es saber cuál es mandamiento más importante, sino buscar el origen de todos ellos. Jesús propone claves: amar a Dios y amar al prójimo. Toda la enseñanza de la ley y los profetas pueden deducirse de estos dos mandamientos. Dicho con otras palabras, ésta es la puerta para llegar a Dios y al prójimo. No existe otra. La más grande tentación del ser humano es la de querer separar estos dos amores, porque así la pobreza de los otros no inquietaría para nada su conciencia.

3. Se trata en este texto de una catequesis que Mateo presenta para orientar a las comunida­des hacia una auténtica práctica de la vida cristiana. No inte­resa discutir prescripciones, normas, preceptos y prohibicio­nes, aunque tengan origen divino. Se invita a las comunidades a contrastar su opción de amor a Dios y al prójimo en la vida cotidiana según el juicio final, que será sobre la práctica con­creta del amor y la misericordia (25,31-46).

11 oct 2011

29° Tiempo Ordinario (A)

Mateo 22,15-21

1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Haz que el texto bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva y liberadora, que produzca en nosotros(as) la adhesión y el seguimiento radical de Jesús. AMËN.          Cantar "Espíritu Santo Ven, Ven".

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy nos sitúa en el corazón de las polémicas que Jesús mantiene con los dirigentes judíos en Jerusalén. Buscan un pretexto pa­ra acusarlo y comprometerlo a fondo con las autoridades romanas, que vigilaban ferozmente cualquier movimiento social o político para castigar cualquier rebeldía. Oponerse al César, incluso en nombre de Dios, era ir contra Roma. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Mt 22,15-21: Leemos este texto de Mateo con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d. ¿Qué dice el texto?

1)     ¿Qué personajes intervienen en la parábola?  ¿Cómo son sus actitudes?
2)     ¿Con qué intención mandan los fariseos a sus discípulos con los partidarios de Herodes a ver a Jesús? ¿Qué le dicen? ¿Qué respuesta esperaban?
3)     ¿Cómo les responde Jesús?
4)     ¿Cómo quedaron al escuchar la  respuesta de Jesús? ¿Por qué los desconcierta?
5)     ¿Qué hacen a final?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. Jesús dice: “Den al César lo que es del César, y a Dios, lo que es de Dios”. ¿Qué es para nosotros(as) de Dios?
  2. ¿Somos de Dios? ¿Mostramos su imagen en nuestras vidas? ¿En qué situaciones tapamos su rostro?
  3. Lo político, lo económico - social: ¿Pueden estar al margen o por encima de Dios?  Explicar.
  4. ¿Qué pertenece al “César”, y qué es lo que pertenece a Dios?
  5. Dios nos habla a través de la historia y los acontecimientos: ¿Dónde escuchamos a Dios, dónde lo buscamos, en un cielo lejano o en los sucesos de la vida de cada día y en las personas que están a nuestro alrededor?
  6. En la actualidad no hay emperador llamado César: ¿Quién o qué pondríamos en lugar de “Cesar” hoy en la frase de Jesús? “A……………… lo que es del……………….. y a Dios lo que es de Dios”.
  7. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. “Somos de ti Señor y sólo a Ti pertenecemos”.

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: A Dios y a su Reino toda nuestra entrega y fidelidad esta semana. Llevamos una “palabra”. Esa “palabra” o versículo que nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente se hará presente durante la semana mientras participamos en nuestros quehaceres diarios.

6. Oración final: OH Dios, Padre Bueno: ayúdanos a nunca olvidar que eres el Señor de la Historia, el Señor de la Creación, el Señor de la Vida. nos animas para construir el Reino.  Danos fuerza para entregarnos a ti de todo corazón y a servirte con fidelidad en el prójimo, de modo que vivamos como verdadero pueblo tuyo y como hermanos y hermanas de todas las personas.  AMÈN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Contexto: Jesús llega desde Galilea a Jerusalén para la fiesta anual de la Pascua. Cuando entra en la ciudad es aclamado por la gente (21,1-11). En seguida entra en el templo de donde expulsa a los vendedores (21,12-16). Aunque reside en Jerusalén, sin embargo las noches las pasa fuera de la ciudad y vuelve después por la mañana, (21,17). La situación es muy tensa. En Jerusalén, en las discusiones con las autoridades, los jefes de los sacerdotes, los ancianos y los fariseos, Jesús expresa su pensamiento en parábolas (21,23 al 22,14). Lo quisieran apresar, pero tienen miedo (21,45-46). El texto de hoy sobre el tributo al César (22,15-21) se coloca en este conjunto de conflictos de Jesús con las autoridades. Como Jesús, también los cristianos de las comunidades de la Siria y de la Palestina, para los cuales Mateo escribía su evangelio, eran acusados e interrogados por las autoridades, por los grupos o por los vecinos que se sentían a disgusto por el testimonio de ellos. Leyendo estos episodios de conflictos con las autoridades, se sentían confortados y se armaban de valor para continuar en el camino emprendido.

2. ¿Pagar tributo al emperador? La primera pregunta se refiere a la obli­gación de pagar tributos al emperador. Era una cuestión muy discutida, pues el pago de dicho tributo era el signo más evidente de la dominación romana. Los partidarios de Herodes y el alto clero estaban a favor del im­puesto, porque se beneficiaban de él. Los grupos revolucionarios, sin embargo, consi­deraban este tributo como una ofensa a Dios, único soberano de Israel. Los fariseos no se oponían tan violentamente, pero estaban cer­ca de la postura de los grupos revoluciona­rios. La pregunta era complicada. Cualquier respuesta podía ser muy comprometida para Jesús: si estaba a favor de pagar el impues­to, los fariseos podían acusarlo de colabora­cionista e impío; pero si estaba en contra, los partidarios de Herodes podían acusarlo de re­volucionario y enemigo del emperador. La respuesta de Jesús es desconcertante, porque sitúa la cuestión a un nivel más pro­fundo. Para él lo importante es que el ser humano reconozca a Dios como único señor, pues es en la persona humana donde Dios ha dejado inscrita su imagen (Gn 1,27). Al emperador le perte­necen las monedas del impuesto, que llevan su imagen, pero sólo a Dios debe someterse el ser humano como a Señor absoluto. La res­puesta de Jesús no propugna una especie de reparto equitativo entre el poder político y el religioso. Esta es una problemática que apa­reció después, sobre todo en la Edad Media, cuando se leyó este texto desde unas cir­cunstancias muy diversas a las que se daban en tiempos de Jesús. Lo que Jesús hace es si­tuar al hombre ante Dios como su único Se­ñor. Todo lo demás debe ser relativizado, tam­bién la sumisión al poder político.

3. "Den a Dios lo que es de Dios": ¿Hay que pagar tributo al César o no? En realidad, era una tram­pa. Cualquier respuesta que diera le dejaría en evidencia. Si hu­biera dicho que se debería pagar, los fariseos y escribas nacio­nalistas habrían llegado a la conclusión de que estaba contra el pueblo. Si hubiera dicho que no se debería pagar, los herodia­nos, testaferros del Imperio, le habrían denunciado a los roma­nos. ¡Jesús sale airoso! En vez de discutir si hay que pagar o no, va directamente a la cuestión del poder: "¿De quién es esta imagen y la inscripción?". "Le respondieron: 'Del César” . Usar la moneda del Imperio es reconocer su dominio. Se demostraba que los que se autoafirmaban como los verdaderos cumplidores de la ley tenían una práctica contraria a la ley, que prohibía el uso de imágenes. Eso era idolatría. Jesús les replica: "Pues den al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios" (vs. 2Ib). Si usan las monedas romanas, reconocen que el poder político es del César. Entonces, dadle lo que es de él. Pero el pueblo es de Dios, pertenece al Padre y merece justicia y vida. Jesús denuncia que el imperio está extrapolando su poder y lo relativiza.

4. No hay otro Dios: Los fariseos hablaban de "pagar" al César. Jesús habla de "devolver" la moneda al César. Son cosas distintas (en el original griego, los verbos usados lo dicen con claridad). En el denario está inscrita la efigie de su propietario. El dinero pertenece al opresor romano. En la pregunta de los fariseos está insinuada la posibilidad de no pagar el tributo, pero también de quedarse entonces con el dinero. Su pretendido nacionalismo no llegaba sino hasta allí. Jesús va a la raíz: es necesario erradicar toda dependencia frente al dinero. No se trata sólo de romper con el dominio político del emperador, es necesario romper con la opresión que viene del apego al dinero y sus posibilidades de explotación de los demás. Devuélvanselo al César, les dice, y queden libres del dinero (de Mamón, Mt. 6,24), así podrán adorar al Dios verdadero y darle lo que corresponde.

5. Jesús responde con una afirmación liberadora que solamente pueden captar los que no están cegados por el poder, el dinero, el odio y la injusticia. Quizás la mejor ilustración a todo ello la tengamos en San Ireneo, en esa expresión, que es paradigma de muchas realidades humanas y divinas: La gloria de Dios es la persona humana viviendo en plenitud”. Todo esto quiere decir que el evangelio de Jesucristo implica, en una simultaneidad inconfundible, que de la misma manera que nos descubre al Dios viviente, nos descubre a la vez, y no por otro camino, a la persona humana viviente. Podemos usar los bienes de este mundo con eficacia, pero lo que no podemos hacer es vender nuestra vida al mejor postor. Al "césar" de turno podemos darle el dinero, o los impuestos, pero nuestra libertad nadie nos la podrá arrebatar.

3 oct 2011

28° Tiempo Ordinario (A)

1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos a escuchar con corazón abierto la Palabra que Dios que nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir fruto del Reino con nuestra perseverancia. AMËN. Cantar "Espíritu Santo Ven, Ven".

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: Jesús cuenta una tercera parábola para el mismo público. Un rey prepara un gran banquete para celebrar la boda de su hijo e invita a las personas de honra. Ninguno de los invitados quiso asistir. Pero el banquete está preparado. Entonces convi­dó a los excluidos y excluidas de la sociedad y la sala se llenó.  Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Mateo 22,1-14: Leemos este texto de Mateo con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d. ¿Qué dice el texto?

1)     ¿Qué versículo o parte del texto te impresionó más? ¿Por qué?
2)     ¿A quiénes se dirige Jesús la parábola? ¿Con qué se compara el Reino de los Cielos?
3)     ¿Qué actitud tuvieron los invitados a la primera y segunda invitación a la boda?
4)     Cuando supo del rechazo: ¿A quiénes llama entonces el rey para compartir su banquete?
5)     ¿Quiénes finalmente entraron a la sala del banquete?
6)     ¿Qué hizo el rey con el invitado sin un vestido apropiado?
7)     ¿Cómo concluye  la parábola?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. Dios nos invita a toda la humanidad a asistir al banquete de la fiesta de su Reino. ¿Estamos dispuestos(as) a aceptar esa invitación, a acogerla sin prejuicios ni condiciones, a vivir la vida como una fiesta, a aprovecharla conscientemente, y a colaborar para que todos(as) participen en la fiesta del Dios de la Vida?  ¿Qué nos falta aún?
  2. ¿Acogemos la invitación de Jesús a construir un mundo nuevo, justo y fraterno?
  3. ¿Acogemos a todas las personas que nos necesitan, sin discriminaciones de ningún tipo?  Comentar.
  4. ¿Cuáles son en mi vida "los asuntos urgentes" que me impiden aceptar la invitación de Dios?
  5. ¿Cuál es el traje pedido por mí concretamente para poder participar en el banquete nupcial del Reino de Dios?
  6. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. “… muchos son llamados, pero pocos son elegidos"

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Andar esta semana vestido con la práctica de la justicia y la misericordia. Llevamos una “palabra”. Esa “palabra” o versículo que nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente se hará presente durante la semana mientras participamos en nuestros quehaceres diarios.

6. Oración final: Señor de la Vida, Tú nos has preparado desde siempre una fiesta y nos quiere reunir en torno a tu mesa para participar en la misma vida. Te damos gracias por habernos llamados por medio de Jesús tu Hijo. Tu Espíritu nos haga siempre atentos y disponibles para continuar acogiendo tu invitación para ser personas nuevas, creadas según Dios en la justicia y el amor, a imagen de Cristo, para poder entrar en la fiesta de tu Reino. Sírvete de nosotros(as), si lo deseas, para continuar llamando a la gente al banquete universal de tu Reino. AMÈN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Contexto: El significado de la parábola resulta muy claro si la leemos en su contexto. Ella sigue inmediatamente a otra parábola del Reino (21,33-43) y forma parte de una discusión de Jesús con los sumos sacerdotes y fariseos sobre su misión y autoridad (ver: 21, 23-46).  En la parábola precedente, la parábola de la viña, Jesús hace un sumario de la historia de salvación. Dios rodeaba a Israel con una atención particular y esperaba que tantos cuidados produjesen fruto en una vida de fidelidad y justicia. De tiempo en tiempo enviaba a profetas para recordar al pueblo el fruto que Dios esperaba, pero la misión de los profetas encontraba siempre el rechazo por parte de Israel. Finalmente Dios envió al propio Hijo, pero éste fue matado. Llegado a este punto Jesús declara que dado que Israel continuaba rechazando el Reino, éste pasará a otro pueblo, esto es, a los paganos (no judíos). Esta frase nos ofrece la clave de lectura para nuestra parábola que en realidad repite el mensaje de la precedente con otra imagen y composición.

2. Realidad social detrás de la parábola: Para comprender el sentido de la parábola tenemos que reconstruir el escenario social al que hace referencia. En primer lugar que se trata de un banquete. Las comidas tenían una importante función social, pues eran ceremonias a través de las cuales se infirmaba el estatus de las personas y su lugar dentro de la escala social. Los banquetes eran también un medio para estrechar lazos, para afirmar alianzas y relaciones. El estatus de una persona podía muy bien medirse por la gente que frecuentaba su mesa. En ocasiones muy especiales, como la boda de un hijo, la selección de los invitados era minuciosa; sobre todo se cuidaba la in­vitación a personajes importantes, porque su presencia contribuía a realzar el estatus y el honor de la familia. Leída en este contexto, lo más sorpren­dente de la parábola es que los invitados se nieguen a participar. Rechazar una invitación como ésta era algo casi impensable, y suponía una ofensa gra­ve a quien invitaba. El rey de la parábola responde invitando a to­dos los que se encuentren por los caminos, gente que nunca se habría sentado a la me­sa de un rey. Esta lectura de la parábola es coherente con un dato importante de la vida de Jesús: sus comidas con los pecadores y recauda­dores de impuestos, que le acarrearon duras críticas. Es muy probable que Jesús, a tra­vés de esta parábola, intentara responder a la acusación de haber invitado al banquete del reino a todo tipo de personas. La pará­bola habla también del rechazo de su men­saje por parte de los líderes del pueblo y de la acogida que le dispensaron los margina­dos: pecadores, prostitutas, etc. Los prime­ros cristianos profundizaron en el sentido de la parábola desde su situación. Vieron en ella la explicación de una nueva cir­cunstancia: la buena noticia era mejor acogida por los paganos que por los judíos.

3. Destinatarios privilegiados del Reino: El relato de Mateo parece haber yuxtapuesto dos parábo­las, la de los invitados y la del que se presentó sin vestido de bodas. Se trata sin duda de parábolas sobre la convocación al Reino. Durante mucho tiempo se pensó que los invitados que no resultaron dignos se referían al pueblo de Israel que no acogió a los profetas. Pero parece más coherente la interpretación que identifica como indignos a los notables del pueblo que unían a su rango social el conocimiento de la ley. De hecho tenían "campos", "negocios", intereses que pusieron por delante de la convocación al Reino. Además, maltrataron a los servidores. Ciertamente "los invitados no eran dignos" (vs.8). El llamado al Reino es irrevocable y continúa abierto. Pero los destinatarios deben ser buscados en otro lugar (social): "Vayan pues a los cruces de los caminos y a cuantos encuentren invítenlos…" (vs.9). En esos lugares se encuentran los pobres y desposeídos, considera­dos como ignorantes y pecadores por los jefes religiosos del pueblo. El evangelio de Lucas, en el texto paralelo, es más preciso: "haz entrar aquí a los pobres y lisiados, cojos y ciegos" (Lc.14,21). Ellos son los destinatarios históricos de la acción mesiánica, como el mismo Jesús responde a los enviados por Juan Bautista para preguntarle por su identidad. Mateo añade que en los caminos "reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos,…" (vs.10). "Malos y buenos", en ese orden, para dejar claro que nadie es llamado por sus méritos, sino por la bondad gratuita de Dios para con los pobres, últimos y pecadores. La gratuidad convierte a los "no-invitados" en destinatarios privilegiados de su banquete y del Reino.

4. ¡La vocación cristiana no es una ga­rantía mágica de salvación! En los años ochenta, las comunidades de Mateo tuvieron que afrontar un problema. Había gente que creía que, por el hecho de haber aceptado la invitación del Evangelio, de recibir el bautismo y entrar en la Iglesia, ya tenían garantiza­da la entrada en el cielo. Esta falsa seguridad desmotivó el em­peño del primer amor. Para sacudir a las comunidades de su le­targo, Mateo completa el texto de la parábola original con otra parábola (vs.11-14). No basta decir "sí" a la llamada para parti­cipar del Reino; es necesaria una práctica fiel de obediencia a la voluntad de Dios manifestada en Jesús, el Hijo amado, que cumplió con toda la justicia. La puerta de la casa del Padre es ancha. Hay lugar para todos. Pero una vez dentro se exige. Se necesita andar vestido con la práctica de la justicia y la misericordia. Esto es lo que Mateo quiere simboli­zar con el traje de boda. En caso contrario, la sentencia del jui­cio final es de condenación y exclusión definitiva del Reino. Y Mateo concluye: "Porque son muchos los llamados, pero pocos los escogidos”.