26 sept 2012

Domingo 26


26º Tiempo Ordinario (B)
Marcos 9,38-48

 
1. Oración Inicial: Hermano Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tú Palabra. Guía nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo, abriendo los brazos a los demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz.  AMÉN.   Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

 2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

 a. Introducción: Jesús tiene fuertes exigencias para los que quieren seguir su camino y colaborar en su proyecto: (1) corrige la mentalidad equivocada de quien piensa ser el dueño de Jesús (9,38-40); (2) insiste en la acogida que hay que dar a los pequeños (9,41-42) y (3) manda comprometerse radicalmente por el Evangelio (9,43-48). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Marcos 9,38-48: Leemos este texto de Marcos con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c.  Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d.   ¿Qué dice el texto?

 
1)    Cada persona lee el versículo o parte del texto te impresionó más.

2)    ¿Qué actitud demuestra Juan frente a las personas fuera del círculo de los seguidores de Jesús?

3)    ¿Cómo le respondió Jesús?

4)    ¿Qué dice Jesús sobre los «pequeños»?

5)    ¿Qué versículos demuestran que es más importante ser fiel al Reino de Dios que la propia integridad física? 

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida. 

  1. La construcción del reino recibe muchos aportes, ideas, obras, y trabajos de personas que son de otras confesiones religiosas o no son cristianos, pero que están comprometidos en la lucha por la justicia y la paz. Nos confrontamos con la reacción de Juan en el evangelio y nos preguntamos: ¿Cuál es nuestra actitud frente a esas personas? ¿Qué significa hoy, para nosotros(as), la afirmación de Jesús: «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor»?
  2. Jesús acoge y se pone de parte de los pequeños y sectores excluidos de la sociedad asumiendo  su defensa: ¿Cuál es la actitud y conducta de nuestra comunidad?  
  3. Jesús llega a priorizar la fidelidad a su proyecto sobre la propia integridad física: ¿Qué nos parece que Jesús haga exigencias tan fuertes? ¿Qué exigencias nos hace Jesús hoy para ser fieles al Proyecto de Dios y seguir su camino?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor». 

5. Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Hagamos un esfuerzo esta semana de reconocer la contribución de muchas personas de buena voluntad que contribuyen a hacer un mundo mejor. Llevamos una “palabra”. Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Padre Bueno, hay en el mundo un número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más justa y libre. En ellas está vivo el Espíritu de Jesús. Hemos de sentirlos como amigos y aliados, nunca como adversarios. Arranca de nosotros(as) toda tentación de exclusivismo y mantennos dispuestos a ayudar y a dejarnos ayudar en la construcción colectiva de tu Reino. AMÉN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo 

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor»: Los discípulos informan a Jesús de un hecho que los ha molestado mucho. Han visto a un desconocido «expulsando demonios».  Está actuando «en nombre de Jesús» y en su misma línea: se dedica a liberar a las personas del mal que les impide vivir de manera humana y en paz. Sin embargo, a los discípulos no les gusta su trabajo liberador. No piensan en la alegría de los que son sanados por aquel hombre. Su actuación les parece una intrusión que hay que cortar. Le exponen a Jesús su reacción: «Se lo hemos querido impedir porque no es de los nuestros». Aquel extraño no debe seguir sanando porque no es miembro del grupo. No les preocupa la salud de la gente, sino su prestigio de grupo. Pretenden monopolizar la acción salvadora de Jesús: nadie debe sanar en su nombre si no se adhiere al grupo. Jesús reprueba la actitud de sus discípulos y se coloca en una lógica radicalmente diferente. Lo primero y más importante no es el crecimiento de aquel pequeño grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas que no pertenecen al grupo: «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor». El que hace presente en el mundo la fuerza sanadora y liberadora de Jesús está a favor de su grupo. Jesús rechaza la postura sectaria y excluyente de sus discípulos que solo piensan en su prestigio y crecimiento, y adopta una actitud abierta e inclusiva donde lo primero es liberar al ser humano de aquello que lo destruye y hace desdichado. Éste es el Espíritu que ha de animar siempre a sus verdaderos seguidores(as). Fuera de la Iglesia católica, hay en el mundo un número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más justa y más libre. En ellos está vivo el Espíritu de Jesús. Hemos de sentirlos como amigos(as) y aliados(as), nunca como adversarios. No están contra nosotros(as) pues están a favor del ser humano, como estaba Jesús. 

2. Jesús acoge y defiende la vida de los pequeños: Varias veces Jesús insiste en la acogida que hay que dar a los pequeños. «Quien acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, me acoge a mí»  (9,37). Si Jesús insiste tanto en la acogida, es porque muchos pequeños de hecho no eran acogidos. En efecto, mujeres y niños no contaban, eran despreciados  y obligados al silencio. Incluso los apóstoles impedían que se acercasen a Jesús (10,13-14). En nombre de la ley de Dios, mal interpretada por las autoridades religiosas, muchas personas buenas eran marginadas. En vez de acoger a los marginados, la ley se usaba para legitimar la exclusión. En los evangelios la expresión «pequeños» a veces indica «los niños», otras veces indica sectores excluidos de la sociedad. No es fácil distinguir. No siempre es fácil distinguir lo que viene del tiempo de Jesús y lo que viene del tiempo de las comunidades para las cuales se escribieron los evangelios. Pero, sea lo que sea, lo que está claro es el contexto de exclusión vigente de la época, y la imagen que las primeras comunidades tenían de Jesús: Jesús se pone de parte de los pequeños y asume su defensa. Llama la atención lo que Jesús hace en defensa de la vida de los niños, de los pequeños. Escándalo es aquello que desvía a una persona del buen camino. Escandalizar a los pequeños es ser motivo para que los pequeños se desvíen del camino y pierdan la fe en Dios. 

3. Jesús emplea imágenes extremadamente duras para que cada uno extirpe de su vida aquello que se opone a su estilo de entender y de vivir la vida. Está en juego «entrar en el reino de Dios» o quedar excluido, «entrar en la vida» o terminar en la destrucción total. El lenguaje de Jesús es metafórico. La «mano» es símbolo de la actividad y el trabajo. Jesús empleaba sus manos para bendecir, sanar y tocar a los excluidos. Es malo usarlas para herir, golpear, someter o humillar. «Si tu mano te hace caer, córtatela» y renuncia a actuar en contra del estilo de Jesús. También los «pies» pueden hacer daño si nos llevan por caminos contrarios a la entrega y el servicio. Jesús caminaba para estar cerca de los más necesitados, y para buscar a los que vivían perdidos. «Si tu pie te hace caer, córtatelo», y abandona caminos errados que no ayudan a nadie a seguir a Jesús. Los «ojos» representan los deseos y aspiraciones de la persona. Pero, si no miramos a las personas con el amor y la ternura con las que miraba Jesús, terminaremos pensando sólo en nuestro propio interés. «Si tu ojo te hace caer, córtatelo» y aprende a mirar la vida de manera más evangélica. ¿Cómo se le ocurrió a Jesús esa figura trágica y, al mismo tiempo, cómica de un hombre manco, cojo y tuerto entrando en la plenitud de la vida?, ¿qué sintió la gente al oírle hablar así?, ¿cómo podemos reaccionar nosotros? Por muy dolorosas que sean, si los cristianos(as) no hacen opciones que aseguren la fidelidad a Jesús, su proyecto no se abrirá camino en el mundo. 

4. Dios es más grande que un grupo o una institución: Si logramos tomar conciencia de esto y que nuestra vocación es simplemente servir, ponernos en función de construir el Reino con y desde las múltiples posibilidades que ello implica dada la insondable riqueza del mismo espíritu, entonces jamás se nos ocurrirá pensar si éste o aquél es o no es «de los nuestros», sino mejor... ¡como cooperar más y mejor con aquél o aquélla que tan bien están luchando por construir aquí el Reino!

Domingo 25


25º Tiempo Ordinario (B)
Marcos 9,30-37


 
1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo.  Concédenos escuchar con apertura de corazón el mensaje de tu Palabra para que vivamos siempre conforme a tu voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo.  AMÉN.   Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

 

2.   Lectura:  ¿Qué dice el texto?

 a. Introducción: El texto de hoy nos trae el segundo anuncio de la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús. Como sucede en el primer anuncio (8,31-33), también ahora los discípulos se han atemorizado. Los discípulos todavía no entienden cuál es el proyecto de Jesús. No entienden nada acerca de la cruz, porque no son capaces de entender, ni de aceptar un Mesías que se convierta en siervo de los demás. Ellos continúan soñando con un Mesías glorioso. Existe una gran incoherencia en los discípulos. Cuando Jesús anuncia su Pasión-Muerte, ellos discuten quién será el más grande entre ellos. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Marcos 9,30-37: Leemos este texto de Marcos con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c.  Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d.   ¿Qué dice el texto?

1)    Cada persona lee el versículo o parte del texto te impresionó más.

2)    Al iniciar este relato, ¿Qué decía Jesús en su enseñanza? ¿Cómo reaccionaron los discípulos?

3)    ¿Qué discutían los discípulos en el camino? y ¿Qué enseñanza entrega Jesús a los Doce?

4)    ¿Qué gesto hace Jesús después y qué dijo?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

 
a.    ¿Cuáles de las siguientes actitudes son más frecuentes en nuestra sociedad hoy: Querer ser el más importante en el grupo, ocupar el puesto más elevado y recibir honores o el servicio desinteresado a los(as) demás?

b.    ¿De qué manera ambiciones personales pueden obstaculizar el avance del Proyecto de Jesús?

c.    ¡Jesús quiere servir y ellos piensan sólo en mandar! ¿Qué es lo que mayormente nos estimula en nuestras vidas personales: la competitividad y el deseo de mandar o el deseo de servir y de promover a las personas?

d.    ¿Qué personas en nuestros días nos muestran con sus vidas la propuesta de Jesús en este texto?

e.    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «… el que reciba en mi nombre a uno de estos niños, a mí me recibe».

 5.  Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Grande es solamente la persona que, en actitud de servicio, se interesa por el prójimo de manera afectiva y efectiva. Ofrece un gesto de  servicio que puedas realizar esta semana. Llevamos una “palabra”. No significa una palabra sola; puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.

 6. Oración final: Señor, muéstranos el camino que lleva a darlo todo por los demás. Ayúdanos a tener las mismas preocupaciones, actitudes, sentimientos y opciones de Jesús. Haz que atendamos las necesidades, sufrimientos, y esperanzas de nuestro pueblo haciéndonos servidores y hermanos(as) de toda la gente.  AMÉN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Segundo anuncio de la pasión y resurrección (9,30-32): En este segundo anuncio llaman la atención algunas diferencias que presenta respecto al primero. El debía sufrir queda sustituido por un va a ser entregado y el rechazo de las autoridades judías se convierte en una entrega a la violencia de los hombres, que evoca el destino del siervo de Yahvé (véase Is 53,12). A pesar de ser un anuncio más breve, todo queda en él mejor y precisado.  Los discípulos, sin embargo, siguen sin comprender nada. La luz de la transfiguración parece haberse apagado. Lo único que cambia en su actitud es que, víctimas del miedo, ni contradicen ya a Jesús ni se atreven tampoco a preguntarle. Encarnan perfectamente la figura del epiléptico dominado por aquel espíritu que lo había dejado mudo (véase Mc 9,17). Su miedo revela que carecen de una fe sólida y que aún necesitan un adecuado conocimiento de la persona de Jesús.

2. Instrucción sobre el servicio (9,33-37): Jesús imparte al grupo de los Doce algunas de las muchas enseñanzas que precisan todavía. Le siguen tan sólo externamente. La dificultad de comunicación persiste, porque persiste también la diversidad de preocupaciones. Ante la discusión que ellos han mantenido entre sí por el camino, urge sobre todo una lección: la del servicio. Tras una solemne introducción narrativa, dos sentencias bastan para expresar esta dura exigencia del discipulado. Atacando de raíz el afán de orgullo y poder, la primera sentencia señala dónde está la verdadera grandeza. Sin excepciones ni restricciones, grande es solamente aquel que, en actitud de servicio, se interesa por el prójimo de manera afectiva y efectiva. Queda invertido así el orden de valores que tantas veces prevalece entre los seres humanos. La segunda sentencia, con la presencia de un niño, símbolo de lo insignificante, explicita y completa la primera. Se es grande no cuando se ocupa un puesto de relevancia, sino cuando en la vida se hace sitio para quien no tiene grandeza. La razón de ello está en que Jesús mismo se encarna en el que no goza de relieve ni prestigio, en el débil e indefenso.

3. Dos actitudes de Jesús: Jesús quiere enseñarles algo que nunca han de olvidar. Llama a los Doce, los que están más estrechamente asociados a su misión y los invita a que se acerquen, pues los ve muy distanciados de él. Para seguir sus pasos y parecerse a él han de aprender dos actitudes fundamentales.

La primera actitud: «Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y servidor de todos». El discípulo(a) de Jesús ha de renunciar a ambiciones, rangos, honores y vanidades. En su grupo nadie ha de pretender estar sobre los demás. Al contrario, ha de ocupar el  último lugar, ponerse al nivel de quienes no tienen poder ni ostentan rango alguno. Y, desde ahí, ser como Jesús: «servidor de todos». La segunda actitud es tan importante que Jesús la ilustra con un gesto simbólico entrañable. Pone a un niño en medio de los Doce, en el centro del grupo, para que aquellas personas ambiciosas se olviden de honores y grandezas, y pongan sus ojos en los pequeños, los débiles, los más necesitados de defensa y cuidado. Luego, lo abraza y les dice: «El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí». Quien acoge a un "pequeño" está acogiendo al más "grande", a Jesús. Y quien acoge a Jesús está acogiendo al Padre que lo ha enviado. Un Iglesia que acoge a los pequeños está enseñando a acoger a Dios.

4. En el evangelio de Marcos, el «camino» representa el itinerario de formación de un buen discípulo. Jesús quiere un grupo de personas responsables que sean capaces de asumir su proyecto del Reino de Dios. Por esta razón, sus esfuerzos se concentran en la enseñanza de sus seguidores. Pero, la instrucción parte de los desaciertos y de las respuestas erráticas que ellos van dando a lo largo del trayecto hacia Jerusalén.  Jesús debe superar el miedo cultural que invade a sus discípulos y que les impide dirigirse a su «Maestro» con toda confianza. Para esto utiliza una estrategia pedagógica muy ingeniosa. Retoma la discusión de los discípulos que estaban concentrados no en su enseñanza, sino en la repartición de los cargos burocráticos de un gobierno y reconduce la discusión mediante un ejemplo tomado de la vida diaria. El «niño» era una de las criaturas mas insignificantes de la cultura antigua. Por su estatura y edad no estaba en condiciones de participar en la guerra, ni en la política ni en la vida religiosa. Jesús coloca a uno de esos pequeños en medio de ellos y muestra cómo el presente y el futuro de la comunidad está en colocar en el centro no las propias ambiciones, sino las personas más postergadas y simples. Sólo así se revierte el sistema social de valores. Y sólo así, la comunidad es una alternativa ante el «mundo», que ya sabe poner en el centro a las personas adineradas. La novedad de Jesús consiste en hacer grande lo pequeño, lo doméstico e insignificante. Eso que Jesús revelaba era muy serio: Jesús identificaba su propia suerte y la de Dios con la suerte de los niños, los que no tienen derechos ni quien mire por ellos, los últimos, los despreciados, los no tenidos en cuenta. Porque en realidad todo él se identificaba con ellos: se había puesto de su lado, había asumido su causa como propia. Por eso decía que todo servicio hecho a ellos se les hacía a él mismo y, en definitiva, al Padre. Nuevamente ponía la jerarquía de valores de la sociedad al revés. Una sociedad que mira sólo por los de arriba o miran por los intereses de los de arriba, no garantiza ni el Reino ni la Vida; ésta sólo puede sobrevivir en un mundo que desde abajo mire por los de abajo, los que no tienen derechos.

Domingo 24


Marcos 8, 27-35

 
1. Oración Inicial: “Ven Espíritu Santo.  Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.  Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas”.   AMEN.

2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy trae el primer anuncio de la pasión y muerte de Jesús a los discípulos, el intento de Pedro de eliminar la cruz y la enseñanza de Jesús sobre las consecuencias de la cruz para ser sus discípulos. Pedro no entiende la propuesta de Jesús sobre la cruz y el sufrimiento. Él aceptaba a Jesús Mesías, pero no como Mesías sufriente. Pedro estaba condicionado por la esperanza de la época que hablaba del Mesías sólo en términos de rey glorioso.

b. Leer el texto: Marcos 8, 27-35: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva para escuchar a Dios. Leerlo una segunda vez. 

c.  Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para dejar que la Palabra de Dios impregne el corazón y la mente.     Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d.   ¿Qué dice el texto?

1)   Cada persona lee el versículo o palabra que más le tocó el corazón.

2)   ¿Qué pregunta Jesús a sus discípulos? ¿Cuál es la opinión de la gente y de Pedro?

3)   ¿Qué enseñó Jesús a sus discípulos una vez que Pedro lo reconoce como Mesías? ¿Cómo reaccionó Pedro?  Y Jesús: ¿Qué le dijo a Pedro?

4)   ¿Qué exige Jesús de todos los que creen en  Él y quieren seguirlo?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. La pregunta la podría hacer también Jesús hoy en nuestro grupo: ¿Quién dice la gente que soy yo? Respondamos a esa pregunta. Y también nos haría Jesús su segunda pregunta: Y ustedes mismos, ¿Quién dicen que soy yo? Compartamos también en el grupo la respuesta de cada uno.
  2. Quien sigue a Jesús de verdad debe estar dispuesto a participar en el mismo destino: ser incomprendido, ser marginado, ser perseguido por la autoridad, a veces hasta perder la vida. ¿Estamos dispuestos a sufrir persecuciones porque servimos a la verdad y la justicia que él nos anunció?  Dar ejemplos de lo que puede pasar por ser fiel a Jesús.
  3. ¿Qué nos impide hoy reconocer y asumir el proyecto de Jesús?
  4. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy? 
4.  Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra?  Hacemos nuestra oración comunitaria; oraciones dirigidas directamente al Señor. Hablar con él, contarle, decirle lo que uno quiere o siente.   (Peticiones, Alabanzas, Acción de  gracias a Dios, Súplicas de perdón…)

5.  Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Seguir a Jesús es aceptar las consecuencias de esa opción... tomar la cruz de cada día. ¿A qué debes renunciar para seguirlo con fidelidad y compromiso? Cada persona presente se aproxima a la cruz, la besa. Al mismo tiempo promete, en su corazón, ser fiel al llamado de Jesús para seguirlo. Llevamos una “palabra”.  Esa palabra o versículo nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente esta “palabra” o versículo se hará presente durante la semana  mientras participamos en nuestros quehaceres diarios. Trata de buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversar con el Señor.

6. Oración final: Señor Jesús, te damos gracias por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Nosotros queremos seguirte aunque cueste y sea difícil, aunque haya renuncias y sufrimientos por ser fiel a Ti y por la Buena Noticia de Tu Reino.  Amén.

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más


1.  Querido(a) Animador(a): Sugerimos comenzar cada reunión, después de la oración inicial, con una o más de las siguientes preguntas:

  1. ¿Cómo he experimentado a Jesús en mi vida esta semana?
  2. Contar ¿Cómo este grupo / comunidad le ha ayudado esta semana en  su vida cristiana?
  3. ¿Qué he hecho esta semana para ayudar a extender el Reino de Dios?
2.  CONDICIONES  Y EXIGENCIAS PARA SEGUIR A JESÚS.

«Jesús comenzó a enseñar a sus discípulos .y a decirles que el mismo tenía que sufrir mucho y ser rechazado por los notables, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que iba a ser condenado a muerte, pero que resucitaría, Jesús les hablaba con claridad» (Marcos 8: 31).

Jesús, camino a Jerusalén, va a repetir lo mismo tres veces.  Con esto el relato adquiere un tremendo dramatismo. Jesús no deja de pensar en lo que le puede suceder; pero a pesar de todo él mantiene su decisión de ir a Jerusalén y proclamar su proyecto del Reino de Dios con claridad y firmeza. El relato agrega también que Pedro, uno de sus adeptos, trató en privado de disuadir a Jesús, de convencerlo de no ir a Jerusalén. La reacción de Jesús va a ser muy violenta con Pedro. Delante de todos le va a decir:

         «Déjame pasar, Satanás* Tú piensas como los hombres y no como Dios» (Marcos 8,33).          

Es en este contexto de crisis, en este momento de tentación para Jesús y de opciones radicales, que Jesús va a definir, camino a Jerusalén, lo que él exige de un discípulo suyo. Jesús va a hablar con toda claridad y con una tremenda radicalidad. Son frases lapidarias y cortantes que han llegado hasta nosotros por medio del relato de Marcos. Escuchemos algunas de estas exigencias que pone Jesús a los que quieren ser sus discípulos, a los que quieren seguirlo, a los que quieren caminar detrás de él, a los que quieren ser parte de su movimiento para realizar su proyecto o Evangelio del Reino de Dios:

«Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que tome su cruz y sígame. Quien quiere asegurar su vida, la perderá; y quien sacrifique su vida por mí y el Evangelio, se salvará» .¿«De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo».?  (Marcos 8:34-36)

Todo lo que Jesús exige a sus discípulos, él mismo ya se lo ha exigido a sí mismo. Jesús camina hacia Jerusalén y quiere que sus discípulos vivan su propia práctica de liberación para la construcción del Reino de Dios. Después de este largo camino hacia Jerusalén, durante el cual Jesús ha superado el miedo y la tentación de retroceder y traicionar su proyecto, Jesús llega a la capital, al templo, a la ciudad - Estado donde se encontraba todo el poder político y religioso de  Israel. Jesús, en Jerusalén, va a tener el  enfrentamiento final y definitivo con el sistema dominante y la revelación máxima del Reino de Dios, de su proyecto liberador por el cual Jesús va a dar su vida.

3. Contexto de ayer y de hoy

En el texto de Marcos 8,27 comienza con una larga instrucción de Jesús a sus discípulos, que llega hasta el pasaje de Marcos 10,45. Tanto al principio como al final de esta instrucción, Marcos coloca la curación del ciego  (Marcos 8,22-26 y Marcos 10,46-52). Al comienzo, la curación del ciego no fue fácil y Jesús tuvo que curarlo en dos etapas. También fue difícil la curación de la ceguera de los discípulos. Jesús tuvo que dar una larga explicación sobre el significado de la Cruz para ayudarles a atisbar la realidad, porque era la cruz la que provocaba su ceguera. Al final, la curación del ciego Bartimeo es el fruto de la fe en Jesús. Sugiere el ideal del discípulo: creer en Jesús y aceptarlo como es, y no como yo quiero y me lo imagino.

 En los años 70, cuando Marcos escribe, la situación de la comunidad no era fácil. Había mucho dolor, eran muchas las cruces. Seis años antes, en el 64, el emperador Nerón había decretado la primera persecución, matando a muchos cristianos. En el 70, en Palestina, Jerusalén estaba por ser destruida por los romanos. En otros países se estaba iniciando una fuerte tensión entre judíos convertidos y judíos no convertidos. La más grande dificultad era la Cruz de Jesús. Los judíos pensaban que un crucificado no podía ser el Mesías tan esperado de la gente, porque la ley afirmaba que cualquiera que hubiese sido crucificado debía ser considerado como un maldito de Dios. (Dt 21,22-23).

5 sept 2012

Domingo 23


Marcos 7, 31-37

1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por los profetas, acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Tú, que eres Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros(as) en Palabra viva y liberadora, que produzca en cada persona la adhesión y el seguimiento de Jesús para la construcción del Reino de Dios.  Amén.

 2.   Lectura:  ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy nos pone delante a Jesús que cura un sordomudo en tierra extranjera.  Este relato resalta la participación de los paganos no judíos en el banquete de la salvación que Jesús ofrece, pues su incapacidad para escuchar y alabar a Dios simboliza plenamente la situación del mundo pagano que Jesús viene a liberar con su palabra.

b. Leer el texto: Marcos 7, 31-37: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva para escuchar a Dios. Leerlo una segunda vez. 

c.  Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para dejar que la Palabra de Dios impregne el corazón y la mente.     Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d.   ¿Qué dice el texto?

1)   Cada persona lee el versículo o palabra que más le tocó el corazón.

2)   ¿Dónde suceden estos hechos?

3)   ¿A quién le presentan a Jesús?

4)   ¿Qué gestos hace Jesús? ¿Qué pide a la gente que ha visto la curación? ¿Y qué hizo y dijo la gente?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. El hombre sordo, que habla con dificultad, era una persona que no ( pudo) podía comunicarse con la gente. Es la imagen de muchas personas que hoy viven masificadas y en completa soledad, sin la posibilidad de una verdadera comunicación. ¿Qué significa HOY para nosotros(as) que Jesús desata la boca de un mudo?
  2. En la Iglesia, muchas veces el pueblo está callado y no habla. ¡Jesús desea que el pueblo abra los oídos y suelte la lengua!  Es muy importante que el pueblo pueda recuperar la palabra dentro de la Iglesia para poder expresarse sobre  su experiencia de Dios, sobre la comunidad, sobre la Palabra de Dios, sobre la Iglesia misma  y sus pastores.  Comentemos.
  3. «Todo lo hizo bien». Es un buen lema que describe la vida de Jesús, una expresión que puede simbolizar adecuadamente nuestro mejor ideal.  ¿Estamos a su altura en nuestras vidas?
  4. ¿Cuál** es el mensaje del texto para nuestra vida hoy? 
4.  Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra?  Vamos a dar gracias a Jesús y a nuestro Dios por todo lo bueno que ha hecho por nosotras y nosotros. Después de cada acción de gracias, contestemos: ''TODO LO HA HECHO BIEN''.

5.  Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Jesús nos enseña la disposición y apertura para atender las necesidades del pueblo, de los que sufren. ¿Cómo vives tú en concreto esta disposición del Señor? Llevamos una “palabra”.  Esa palabra o versículo nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente esta “palabra” o versículo se hará presente durante el día (semana)  mientras participamos en nuestros quehaceres diarios. Trata de buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversar con el Señor.

 6. Oración final: Señor de la Vida, te ofrezco mi persona para ser portavoz de tu mensaje. En mi voz tus palabras** Señor, para dar a conocer tus enseñanzas. En mi voz tus palabras Señor, para servir la causa  de tu Reino y anunciar tu presencia. Abre, Jesús, nuestros oídos y boca, para llenarlos de tu mensaje, para ser tus testigos y el eco de tus palabras. Amén.

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más


1.  Querido(a) Animador(a): Sugerimos comenzar cada reunión, después de la oración inicial, con uno

      o más de las siguientes preguntas:

  1. ¿Cómo he experimentado a Jesús en mi vida esta semana?
  2. Contar cómo este grupo / comunidad le ha ayudado esta semana en  su vida cristiana.
  3. ¿Qué he hecho esta semana para ayudar a extender el Reino de Dios?
2.  Una división del texto para ayudar a la lectura:

Marcos 7,31: Descripción geográfica: Jesús está en un territorio fuera de la Judea
Marcos
7,32: La situación del hombre: sordomudo
Marcos 7, 33-34: El gesto de Jesús para curar al hombre                         
Marcos 7,35: El resultado de la acción liberadora de Jesús
Marcos 7,36: La recomendación del silencio no es obedecida
Marcos 7,37: El elogio del pueblo

3. Jesús, saliendo de nuevo de la región de Tiro,  se dirigió por Sidón hacia el mar de Galilea, por en medio de los límites de la Decápolis. Es una de las poquísimas veces que vemos a Jesús fuera de su país. Es importante señalar que ir al «extranjero» es también ir al «mundo de los paganos»... Y le trajeron un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos. El texto de hoy nos dice pues, que los paganos (no judíos) también fueron destinatarios del anuncio del Reino de Dios por parte de Jesús. Resalta así  la participación de los paganos al banquete de la salvación que Jesús ofrece.

 4. El sordomudo es el mejor representante del paganismo, sordo respecto a Dios e incapaz de alabarlo. No obstante, también sobre él recae el poder liberador de la palabra de Jesús** que rompe la sordera espiritual y suelta la lengua para la alabanza divina. La exclamación conclusiva de la multitud, en la que se percibe el eco de Gn. 1,31 e Is. 35,4-6, expresa el reconocimiento de Jesús como aquel que, luchando contra el mal y el sufrimiento, devuelve a la creación su esplendor original e inaugura el tiempo de salvación anunciado por los profetas. Ello constituye para los(as) lectores cristianos(as) un motivo seguro de esperanza. Dios llevará a término la obra que en Jesús ha comenzado.

5.  El Evangelio de Marcos es una narración.

Una narración es como un río. Recorriendo el río en barca, no se perciben**, las divisiones de las aguas. El río no tiene divisiones. Es un solo fluir, desde el principio hasta el fin. En el río, las divisiones las haces tú a partir de la orilla. Por ejemplo, puedes decir: “¡Qué bello espacio de río el que va de aquella casa en la curva, hasta aquella palmera que está tres curvas después!” Pero en el agua no se ve ninguna división. La narración de Marcos fluye como un río. Sus divisiones las encuentran los(as) oyentes en la orilla, o sea,** en los lugares por los que Jesús pasa, en las personas que Él encuentra, en los caminos que recorre. Estas indicaciones en las márgenes ayudan a los(as) oyentes a no perderse en medio de tantas palabras y acciones de Jesús y sobre Jesús. El cuadro geográfico ayuda al lector** o lectora, a caminar con Jesús, paso a paso, de la Galilea hasta Jerusalén, del lago hasta el calvario.

6. Marcos 7,33-34:    Una curación diferente: El modo de curar es diferente. El pueblo deseaba que Jesús impusiese simplemente las manos sobre el enfermo. Pero Jesús va mucho más allá de la petición. Jesús lleva al hombre lejos de la gente, pone los dedos en los oídos y con la saliva le toca la lengua y miró al cielo, suspiró profundamente y dijo: «Efetá», que significa “¡Ábrete”! El dedo en los oídos recuerda la frase de los magos de Egipto que decían: “Aquí está el dedo de Dios” (Ex 8,15) y también la frase del salmista: “¡Abriste mis oídos!” (Sal 40,7). El toque de la lengua con la saliva restablece en ella la facultad de hablar. En la opinión del pueblo de aquel tiempo, la saliva tenía un poder medicinal. La mirada hacia lo alto indica que la curación viene de Dios. El gemido es un modo de súplica.

7. Marcos 7,37: El elogio del pueblo: Todo el pueblo quedó admirado y dijo: “¡Todo lo hizo bien!” Esta afirmación hace recordar la creación: “Dios vio que todo lo que había hecho era muy bueno” Gen 1,31). A pesar de la prohibición, las personas que asisten a la curación empiezan a proclamar lo que habían visto, resumiendo la Buena Noticia de Jesús con estas palabras: “¡Todo lo ha hecho bien!” Es inútil prohibir hablar. ¡La fuerza interna de la Buena Nueva es tan grande que se divulga por sí misma! ¡Quien ha hecho la experiencia de Jesús, lo cuenta a los(as) demás lo quieran o no!