29 dic 2012

ORACIÓN VIGILIA DE AÑO NUEVO EN EL AÑO SANTO DE LA FE Javier Leoz


  1. Saludo del sacerdote o del que dirige la oración:

EL DIOS DE LA VIDA, QUE HA APARECIDO EN BELÉN,
QUE COMPARTE SU VIDA, EN LOS AÑOS QUE NOS CONCEDE
DUEÑO DE NUESTRA HISTORIA
EL QUE PERMITE QUE LAS HORAS TRANSCURRAN
Y NOSOTROS, POCO A POCO, VAYAMOS A SU ENCUENTRO
ESTÉ SIEMPRE CON TODOS VOSOTROS. Y con tu espíritu.

2. MONICIÓN DE ENTRADA (con las luces apagadas y, en un soporte hemos preparado de antemano 12 velas de distinto tamaño, envejecidas o quebradas, que simbolizan el año 2012. Y otras 12 nuevas representando al año 2013))

Buenas noches a todos. Bienvenidos a esta oración con la que queremos agradecer a Dios todo lo  bueno que nos ha concedido en el año que acaba. Además, y tiene que ser así, pedimos perdón a Dios y a los demás por aquello que no ha sido luz, vida, alegría, amor o esperanza.
Cada mes que hemos compartido y vivido han estado traspasados por momentos de dolor y de gozo, de fracasos y de éxitos, de fe y de dudas.
El año viejo, como siempre, es una llamada a una reflexión: ¿Qué hemos hecho bien? ¿En qué hemos fallado?
El año nuevo, por el contrario, es una oportunidad nueva que la vida y Dios mismo nos da. Dios es el dueño del tiempo, del calendario, del día y de la noche. Nosotros, aprovechamos o malgastamos el tiempo, nos realizamos o nos paralizamos por mil circunstancias.
Iniciamos esta celebración con el canto/oración de Santa Teresa de Jesús.

(C) 
NADA TE TURBE, NADA TE ESPANTE
QUIEN A DIOS TIENE, NADA LE FALTA
NADA TE TURBE, NADA TE ESPANTE
SOLO DIOS BASTA

3. REFLEXIÓN CON LA PALABRA DE DIOS
(Nos sentamos y, un lector, va desgranando la siguiente lectura de Eclesiastés. Donde se indica una “C” se intercala el cántico de Santa Teresa de Jesús. Ello creará un ambiente de oración, de contemplación y de acción de gracias)

2.1Lectura del libro del Eclesiatés 3

Todo tiene su tiempo y sazón,
todas las tareas bajo el sol:
tiempo de nacer, tiempo de morir; tiempo de plantar,
tiempo de arrancar;
tiempo de matar, tiempo de sanar; tiempo de derruir,
tiempo de construir;
tiempo de llorar, tiempo de reír;  ©
tiempo de hacer duelo, tiempo de bailar;
tiempo de arrojar piedras, tiempo de recoger piedras;
tiempo de abrazar, tiempo de desprenderse;
tiempo de buscar, tiempo de perder;
tiempo de guardar, tiempo de desechar;
tiempo de rasgar, tiempo de coser;
 tiempo de callar, tiempo de hablar; ©
tiempo de amar, tiempo de odiar;
tiempo de guerra, tiempo de paz.”
Todo tiene su tiempo y sazón,
Todas las tareas bajo el sol:
Tiempo de nacer, tiempo de morir.
Tiempo de hablar, tiempo de callar ©

2.2 PARA LA INTERIORIZACIÓN
a)      Vamos a vivir un Año Nuevo. Recordemos algunos acontecimientos que han empañado la felicidad en el año que acaba. Recordemos, además, sucesos positivos que nos invitan a creer en la esperanza.
b)      El tiempo, por supuesto que sí, pasa. Pero nuestra mente retiene lo que hemos sellado con nuestras palabras y obras en ese espacio. ¿Qué proyectos quedan por cumplir en un futuro?
c)      El pasado quedó atrás. Nos queda el futuro. ¿En dónde hemos de pisar un poco más el acelerador de nuestra serenidad, amor, justicia, verdad, fe, compromiso…..?
(oración personal)

Canto: ALELUYA, ALELUYA HA NACIDO EL SALVADOR (u otro apropiado)

2.3 Lectura del Evangelio (Mateo 9,9-13)
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: No tengáis miedo a los hombres, porque nada hay cubierto que no llegue a descubrirse; nada hay escondido que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche decidlo en pleno día, y lo que escuchéis al oído pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; no hay comparación entre vosotros y los gorriones.
Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo

2.4. INTERIORIZACIÓN

a) Es un texto que nos invita a la confianza en Dios. Un año nuevo siempre suscita muchos interrogantes. ¿Qué ocurrirá? ¿Qué nos traerá? ¿Será posible la paz? ¿Acabará el terrorismo? ¿Cesarán las guerras? ¿Habrá un nuevo orden internacional?

b) Es un texto en el que Jesús nos “piropea”. No hay comparación entre nosotros y el resto de las especies. Un año nuevo es ocasión para ser optimistas no para someternos al pesimismo. Dios va delante de nosotros. El reloj no nos marca nuestra existencia. En todo caso nos señala el momento que vivimos. Nuestra existencia viene marcada por Dios, por Jesús, por el Espíritu, por la Fe.

c) Un año nuevo es una ocasión privilegiada para responde a Dios y a los demás con lo mejor que tenemos y con lo mucho y bueno que poseemos interiormente. Recordemos aquella vieja anécdota: “Señor; ¿qué quieres que te ofrezca de lo mucho que tengo en mi casa? Respondió el Señor; “Si lo poco que tienes en tu corazón  me lo das, y lo pones a mi servicio, me basta”
(silencio)

 4. APAGAMOS EL AÑO VIEJO Y ENCENDEMOS EL NUEVO

Hermanos y amigos, durante este año 2012, el Señor nos ha dado innumerables capacidades y talentos para teñir todos y cada uno de los meses, todos y cada uno de los días, con la paz, el trabajo bien hecho, la oración, el compromiso a favor de los demás, la iglesia, la sociedad, etc.
(Un lector va leyendo el siguiente texto y, a la vez, se va apagando un cirio y encendiendo otro. Si, por lo que sea, es imposible el hacerse con 12 cirios –que simbolizan el año viejo- y 12 para el año nuevo, se pueden preparar dos grandes cirios donde esté señalado “AÑO 2012” “AÑO 2013”) 

4.1 ORACIÓN COMUNITARIA

Recibe mis miedos, Señor, (se apaga un cirio)
y transfórmalos en confianza. (se enciende otro. Así en todo el texto)
Recibe mi sufrimiento
y transfórmalo en crecimiento.
Recibe mi desaliento y
 transfórmalo en confianza.
Recibe mi silencio
y transfórmalo en adoración.

Recibe mi soledad
y transfórmala en contemplación.
Recibe mis crisis
y transfórmalas en maduración.
Recibe mis amarguras
y transfórmalas en paz del alma.
Recibe mis lágrimas
y transfórmalas en plegaria.
Recibe mi espera
y transfórmala en esperanza.
Recibe mi frialdad,
y transfórmala en una presencia cálida
Recibe mi ira y transfórmala en intimidad.
Recibe mi muerte y transfórmala
en resurrección.

Amén.
(A.  PANGRAZZI)









5. Oración del sacerdote
Dando gracias a Dios por el año que termina y pidiéndole su presencia y su bendición por el nuevo año 2013 que va a comenzar, pongamos ante Dios nuestras oraciones:
a)      Por la Iglesia en este Año Santo de la Fe.  Para que siga proponiendo la Palabra de Dios como ritmo y reloj de nuestra vida cristiana. Roguemos al Señor.
b)      Por este año que ahora muere. Para que agonicen también con él nuestras contradicciones, penas, incoherencias, soledades y pesimismos. Roguemos al Señor.
c)      Por todos los que estamos aquí reunidos. Para que entremos en el nuevo año dando gracias a Dios por lo mucho que nos da. Por la fe y la esperanza. Por su nacimiento en Belén y por darnos el maravillo regalo de la vida. Roguemos al Señor.
d)     Por la paz en el mundo. Posiblemente, mañana, seguirán existiendo los mismos conflictos en el mundo. Pero, también es verdad, que en el cielo se acumularán millones de oraciones que reflejan nuestro sentimiento: QUEREMOS LA PAZ. Roguemos al Señor.
e)      Un recuerdo especial por nuestras familias. Por los pobres. Por los que, en el año nuevo, seguirán siendo viejos porque les falta la ilusión y las ganas de luchar. Tengamos, además, una oración sentida por los fallecidos de nuestras familias. Que descansen en paz. Roguemos al Señor.

Padrenuestro

 6. BENDICIÓN FINAL

LLENANOS, SEÑOR, CON TU PRESENCIA Y TU PODER
HAZ QUE ESTE AÑO QUE AHORA DEJAMOS DETRÁS DE NOSOTROS
PUEDA SERVIRNOS PARA MEJORAR
EN AQUELLOS FRACASOS Y DESACIERTOS QUE HEMOS TENIDO.
BENDICE LOS 366 DIAS QUE TENEMOS POR DELANTE EN ESTE AÑO DE LA FE
PARA QUE, EL DIA DE MAÑANA, PODAMOS RECORDAR ESTE NUEVO AÑO
POR LAS HUELLAS DE LA FE, DEL AMOR Y DE NUESTRO AFAN DE SUPERACIÓN.
POR JESUCRISTO NUESTRO SEÑOR

Sacerdote: La paz del Señor esté siempre con vosotros. ¡Daos la paz!

7. FRASES SOBRE EL TIEMPO (se puede hacer una pequeña cartulina y repartirlos a la salida)
No existe el tiempo,
son las personas las que existimos en él.
Si tú no aprovechas el tiempo,
será él quien te desgaste a ti
Los años pasan,
las buenas obras permanecen en la memoria de Dios
Vive, deja vivir y serás feliz
No existen años ni buenos ni malos,
existen personas buenas y malas
Da gracias a Dios por un nuevo año
y como Padre te conducirá por él
El tiempo no es insensato,
la insensatez es quien lo deja pasar estérilmente
Un minuto pasa inexorablemente:
¿Dejarás pasar cientos de horas también?
Tómate el tiempo necesario para la bondad,
pero no lo ocupes todo pensando: ¡actúa!
El pasado es una historia
no te detengas demasiado en ella
Dejaste a Dios en el pasado,
pero lo encontrarás en el presente
y también en el futuro
Un año no muere ni nace
somos las personas quienes, a los años,
les damos vida o sólo muerte


TE DEUM
A Tí, oh Dios, te alabamos,
a Tí, Señor, te reconocemos.
A Tí, eterno Padre,
te venera toda la creación.
Los ángeles todos, los cielos
y todas las potestades te honran.
Los querubines y serafines
te cantan sin cesar:
Santo, Santo, Santo es el Señor,
Dios del universo.
Los cielos y la tierra
están llenos de la majestad de tu gloria.
A Tí te ensalza
el glorioso coro de los apóstoles,
la multitud admirable de los profetas,
el blanco ejército de los mártires.
A Tí la Iglesia santa,
extendida por toda la tierra,
te aclama:
Padre de inmensa majestad,
Hijo único y verdadero, digno de adoración,
Espíritu Santo, Defensor.
Tú eres el Rey de la gloria, Cristo.
Tú eres el Hijo único del Padre.
Tú, para liberar al hombre,
aceptaste la condición humana
sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rotas las cadenas de la muerte,
abriste a los creyentes el reino del cielo.
Tú te sientas a la derecha de Dios
en la gloria del Padre.
Creemos que un día
has de venir como juez.

Te rogamos, pues,
que vengas en ayuda de tus siervos,
a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna
nos asociemos a tus santos.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice tu heredad.
Sé su pastor
y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos
y alabamos tu nombre para siempre,
por eternidad de eternidades.
Dígnate, Señor, en este día
guardarnos del pecado.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor,
venga sobre nosotros,
como lo esperamos de Tí.
En Tí, Señor, confié,
no me veré defraudado para siempre.


Sagrada Familia


Lucas 2, 41-52

1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu voluntad y así hacer del mundo como una familia, más semejante a tu imagen. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Antes de que se inicie la predicación de Juan Bautista, Jesús pronuncia sus primeras palabras en el momento en que entra en su juventud, y lo hace durante la fiesta de la Pascua y en el templo. Estas palabras, como las del final del evangelio (24,49), hablan del Padre y del misterio de filiación que sobrepasa toda inteligencia humana. Lo mismo que ocurre aquí en su juventud, ocurrirá en su madurez, al final de su misión, en un contexto que nos anunciará ya el comienzo de su pasión (Lc 19,45-48). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Lucas 2,41-52: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Por qué Jesús y su familia viajan a Jerusalén? ¿Qué sucede al regresar?
3) ¿Qué hacen José y María? ¿Dónde encuentran a Jesús?
4) ¿Qué estaba haciendo Jesús? ¿Qué les contesta a sus padres?
5) ¿Qué actitud destaca el texto, hacia el final, sobre María?
6) ¿Qué nos revela sobre Jesús este episodio de su vida?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a.                   Define a tu familia en tres palabras.
b.                  ¿Cómo vivo mi vida familiar? ¿Pueden mis familiares estar sufriendo por mí?
c.                   ¿Cómo es tu relación con tu familia?
d.                  ¿Qué le falta y qué le sobra a tu familia?
e.                   ¿Tratas de evangelizar a tu familia? ¿Qué dificultades encuentras?
f.                   ¿Cómo está presente Dios en la familia?
g.                  ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. « Madre del Salvador, que nazca Jesús con nosotros».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: ¿Cómo puedes, de manera concreta, dedicar un tiempo de esta semana a meditar la Palabra del Señor? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Señor Jesús que quisiste comenzar tu vida como todo ser humano, en el seno de una familia, necesitado del calor, el alimento y el apoyo de los más cercanos; comenzando a aprender a caminar... Haznos apreciar las virtudes domésticas. Que guardemos tu Palabra, Señor, como lo hacía María, meditándola en el corazón. Saboreando tu presencia y rumiando la vida, para descubrir en ella los desafíos que nos propones. Danos fuerzas Señor para escuchar tu voz en las cosas que nos pasan, en la realidad que vivimos, en los acontecimientos de la historia. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:

a.       Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b.      ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c.       ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. El evangelio de Lucas en el que se nos cuenta la pérdida del niño Jesús en el Templo, fue escrito probablemente unos cincuenta años después de este suceso. Doce años es, aproximadamente, la época en que los niños comienzan a sentirse independientes. Para Lucas, esta primera subida de Jesús a Jerusalén es el presagio de su subida pascual y por ello, estos acontecimientos hay que leerlos a la luz de la muerte y resurrección del Señor. Para Lucas, la sabiduría de Cristo ha consistido en entregarse desde su joven edad “a su Padre”, sin que esto quiera decir que supiera ya adónde le llevaría esa entrega. Pero en ella va incluida ciertamente la decisión de anteponer su cumplimiento a toda otra consideración. Sus padres no tienen aún esa sabiduría. María parece que llega a presentirla. Pero, de todas formas, respetan ya en su hijo una vocación que trasciende el medio familiar. Y esto es algo muy valioso para cada una de nuestras familias. La educación de los hijos tiene que comenzar por una actitud de sincero respeto. Sino, es imposible que surja la compresión y el amor. Lucas nos presenta a la familia de Jesús cumpliendo sus deberes religiosos (vs. 41-42). El niño desconcierta a sus padres quedándose por su cuenta en la ciudad de Jerusalén. A los tres días, un lapso de tiempo cargado de significación simbólica, lo encuentran. Sigue un diálogo difícil, suena a desencuentro; comienza con un reproche: “¿Por qué nos has hecho esto?”. La pregunta surge de la angustia experimentada (v. 48). La respuesta sorprende: “¿Por qué me buscaban?” (v. 49), sorprende porque la razón parece obvia. Pero el segundo interrogante apunta lejos: “¿No sabían que yo debía estar en las cosas de mi Padre?”. María y José no comprendieron estas palabras de inmediato, estaban aprendiendo (v.50). La fe, la confianza, suponen siempre un itinerario. En cuanto creyentes, María y José maduran su fe en medio de perplejidades, angustias y gozos. Las cosas se harán paulatinamente más claras. Lucas hace notar que María “conservaba todas las cosas en su corazón” (v. 51). La meditación de María le permite profundizar en el sentido de la misión de Jesús. Su particular cercanía a él no la exime del proceso, por momentos difícil, que lleva a la comprensión de los designios de Dios. Ella es como primera discípula, la primera evangelizada por Jesús. No es fácil entender los planes de Dios. Ni siquiera María “entiende”. Pero hay tres exigencias fundamentales para entrar en comunión con Dios: 1) Buscarlo (José y María “se pusieron a buscarlo”); 2) Creer en Él María es “la que ha creído”); y 3) Meditar la Palabra de Dios (“María conservaba esto en su corazón”).

3. Primera pascua de Jesús (2,41-52): La ley de Israel pedía que los muchachos judíos que hubieran llegado a la edad de la pubertad fueran a Jerusalén tres veces al año (Ex 23,14-17). Jesús tiene ya doce años, y aunque los rabinos no consideraban obligatoria esta ley hasta los trece, muchos padres llevaban a sus hijos antes de esa edad. En este relato, y antes de que se inicie la predicación del precursor, Jesús pronuncia sus primeras palabras en el momento en que entra en su juventud, y lo hace durante la pascua y en el templo. Estas palabras, como las del final del evangelio (Lc 24,49), hablan del Padre y del misterio de filiación que sobrepasa toda inteligencia humana. Lo mismo que ocurre aquí, en su juventud, ocurrirá en su madurez al final de su misión (Lc 19,45-48). Allí también Jesús predica en el templo, ante la admiración del pueblo, pero en un contexto que nos anuncia ya el comienzo de su pasión. La clave de este episodio se encuentra en las palabras de Jesús. El significado de su respuesta a la pregunta de María es que Dios es su verdadero Padre (en contraste con su padre legal). De ahí se deduce que las exigencias de este Padre pasan por encima de cualquier exigencia. Su misión le va a obligar a romper los lazos con su familia (Mc 3,31-35). Pero no nos apresuremos a ver en esta afirmación de Jesús todo lo que la teología posterior va a afirmar sobre la filiación de Jesús. Todo lo que está implicado en este título de Hijo de Dios lo vamos a ver manifestado paulatinamente en la vida pública de Jesús y, sobre todo, en su muerte (Mc 15,39; Rom 5,10; Gál 2,20) y resurrección (Rom 1,3s).

5. Sin embargo esta filiación divina no suprime los condicionantes de la humanidad de Jesús (Lc 2,52). Como todos los niños y adolescentes de su tiempo irá adquiriendo poco a poco su madurez física y espiritual. Los relatos de la infancia, que nos han revelado en este niño al Mesías de Israel y al Señor del universo, se terminan con una clara afirmación de la humanidad de Jesús. Su madre guardaba todos estos recuerdos en su corazón esperando que el futuro desvelara su significado pleno (Lc 2,51). Esta fe reflexiva de María nos invita a los(as) creyentes a volver nuestra mirada a estos acontecimientos para descubrir en ellos la luz que ilumine el camino de nuestra vida al servicio del evangelio de

23 dic 2012

Misa del Gallo


Lucas 2,1-14

1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre nuestra mente a las Escrituras. Tú, que descendiendo sobre María de Nazareth, la convertiste en tierra buena donde el Verbo de Dios pudo germinar, purifica nuestros corazones de todo lo que opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos como Ella a escuchar con corazón bueno y perfecto la Palabra que Dios nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir frutos del Reino con nuestra perseverancia. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El pasaje evangélico de hoy forma parte del así llamado evangelio de la infancia que abarca los dos primeros capítulos del evangelio de Lucas. Luego, el interés primario del autor no es el de informarnos, de presentarnos todos los detalles del nacimiento de Jesús, sino más bien el de anunciar la buena nueva del nacimiento del Mesías prometido. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Lucas 2,1-14: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d. ¿Qué dice el texto?

1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué consecuencias trajo para la gente el censo ordenado por el emperador romano?
3) ¿A dónde tenían que dirigirse José y María para inscribirse?
4) ¿En qué situación material y social nació Jesús?
5) ¿Quiénes fueron los primeros en recibir la Buena Noticia del nacimiento?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

a) ¿Hay lugar para Jesús en nuestra vida? ¿En nuestra sociedad hoy?
b) ¿Por qué piensan que el Mesías nace humilde y pobre en un pesebre? ¿Qué sentido tiene para nosotros(as)?
c) ¿Crees que el Reino de Dios puede nacer hoy desde los pobres y humildes? Explicar.
d) Jesús ha nacido para traer gozo y paz: ¿Cuándo son parte de nuestra vida estos dones?
e) ¿De qué manera somos portadores de gozo y paz para los demás?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Hoy nos ha nacido el Salvador».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Seamos portadores de gozo y paz para los demás esta semana. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: ¡Pequeño Niño Jesús, nuestro único tesoro, nos abandonamos a tu voluntad divina. Imprime en nosotros(as) tu gracia y tus virtudes, para que podamos colaborar contigo en la construcción de tu Reino en la Tierra. Haz que nosotros(as), como María tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…

  
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:

a.    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b.    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c.    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?
2. Contexto: El pasaje evangélico que nos viene propuesto hoy forma parte del así llamado evangelio de la infancia lucano que abarca los dos primeros capítulos del tercer evangelio. Se trata de un evangelio de la infancia. Luego el interés primario del autor no es el de informarnos, de presentarnos todos los detalles del nacimiento de Jesús, sino más bien el de anunciar la buena nueva del nacimiento del Mesías prometido. El niño Jesús se ve ya como el Señor, así como venía proclamado en la predicación apostólica Como los dos primeros capítulos de las Actas de los Apóstoles sirven de transición del tiempo de Jesús al tiempo de la Iglesia, así los dos primeros capítulos del evangelio de Lucas sirven de transición del Antiguo al Nuevo Testamento. Las citas y alusiones al Antiguo Testamento son continuas. Los personajes, como Zacarías e Isabel, Simeón y Ana, José y sobre todo María, son los representantes de la espiritualidad de los pobres del Señor, que caracteriza el último período del Antiguo Testamento. Todos y particularmente María se alegran de la llegada de la salvación en la cuál tanto tiempo han esperado. Lucas divide su evangelio de la infancia en siete escenas: el anuncio del nacimiento de Juan Bautista (1,5-25), el anuncio del nacimiento de Jesús (1,26-38), la visita de María a Isabel (1,39-56), el nacimiento de Juan Bautista (1,57-80), el nacimiento de Jesús (2, 1-21), la presentación de Jesús en el templo (2, 22-40) y Jesús entre los doctores (2, 41-52). Muchos exegetas son del parecer que Lucas intentaba poner en paralelo a Jesús y el Bautista para demostrar la superioridad de Jesús sobre Juan, el último profeta. Con el nacimiento de Jesús comenzamos los tiempos nuevos, hacia los cuales todo el Antiguo Testamento está orientado.

3. «No había puesto para ellos». Jesús nace en extrema pobreza. No se trata sólo de la indigencia material de su familia. Es mucho más. Nace lejos de la aldea donde residen sus padres, lejos del afecto de familiares y amigos, lejos de la comodidad que podría haber ofrecido la casa paterna, aunque fuese pobre. Nace entre extranjeros que no se interesan por Él y no le ofrecen sino un pesebre donde nacer. Aquí está el gran misterio de la encarnación. Pablo dirá que de rico que era, (Jesús) se hizo pobre por vosotros, para que llegáseis a ser ricos por medio de su pobreza" (2 Cor 8,9). El prólogo del evangelio de Juan atestigua, que siendo Él por medio del cual se ha hecho el mundo, Jesús el Verbo hecho carne, "vino a los suyos, pero los suyos no lo recibieron" (Jn 1,11). Este es el drama que señala toda la vida de Jesús, llegando a su culmen en el rechazo absoluto de Él en el proceso delante de Pilato (ver Jn 18,28-19,16). Es, en último análisis, el drama de Dios que se revela y se ofrece continuamente a la humanidad y es tantas veces rechazado.

4. José y María van a Belén por el censo del emperador pero, en realidad, se están cumpliendo las profecías realizadas por los profetas, entre ellas que el Mesías nacería en Belén. ¿Por qué es importante? Es importante porque Dios mismo cumple con sus promesas. Dios es coherente con sus propias palabras. Dios cumple con lo que promete. En Navidad podemos tener el más profundo de los hechos que Dios hizo por amor a la humanidad, por amor a nosotros. Fue la expresa voluntad de Dios que exista la primera Navidad. Fue el amor de Dios el motor que generó que Jesús naciera. En la Navidad vemos a un Dios que se hace una guagua indefensa para entrar a este su mundo y salvarlo; pero no al modo humano. ¡A Dios gracias!

5. Jesús nace humilde en un pesebre. ¿Por qué? Podemos tener muchísimas interpretaciones, y de las más variadas. Por lo que el texto de Lucas refleja, este hecho tampoco fue dejado librado al azar. El nacimiento de Jesús, tan humilde y sencillo, refleja en parte cual será la misión de este bebé: el no nació para que le sirvan, sino para servir. Aunque el ángel del cielo da a esta guagua tres títulos. “SALVADOR”, “CRISTO”, el “SEÑOR”, nace en medio de la pobreza. No vino al estilo de los reyes de este mundo. No vino para que le hagan honores; vino pensando en nosotros y nuestras necesidades. Jesús no vino al mundo porque le convenía a él mismo. A nosotros(as) nos conviene que el haya venido. La necesidad no fue de Dios, sino nuestra. Y, es pensando en esto que Dios envió a su Hijo a nacer en este mundo.

6. ¿Quiénes fueron los primeros que visitaron a Jesús? Unos pastores del campo. Las personas que cuidaban ovejas eran despreciadas por no poder obedecer a la ley de Moisés respecto a los rituales de pureza. Por otras cuestiones eran considerados inferiores. Serán ellos y no otros, los primeros que lo visitarán. Nuevamente: ¿casualidad? Lo dudo. Vemos aquí la clase del amor de Dios que no hace excepciones. Dios ama a la humanidad, Dios ama al pecador, al alejado de su amor. Esta guagua no vendrá, en esta su primera venida, para juzgar y castigar, sino para sanar y vendar. El profeta Isaías tuvo razón cuando dijo, en el capitulo 53, que por sus heridas nosotros(as) encontramos la salud.

17 dic 2012

4° Domingo de Adviento


Lucas 1,39-45

1. Oración Inicial: Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra. Guía nuestros pasos, orienta nuestro caminar para que sigamos tu ejemplo, abriendo los brazos a los demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser testigos para construir un mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda haber Vida para toda la humanidad como Tú lo quieres. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de hoy nos relata el encuentro de dos mujeres madres. Pero el encuentro es también el encuentro de los dos hijos por nacer. Ante el saludo de la joven, el niño de Isabel “salta de gozo”. La madre alude poco después a lo que siente dentro de sí; se trata de la alegría del niño el futuro Juan Bautista- alrededor de quien habían girado hasta el momento los acontecimientos narrados en este primer capítulo de Lucas. Juan cede ahora el paso a Jesús. La alegría es la primera respuesta a la venida del Mesías. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 1,39-45: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿En qué estado físico se encuentra María? ¿A pesar de ello, qué decide hacer?
3) ¿A dónde se dirige y para qué?
4) ¿Cómo es el recibimiento de su prima Isabel? ¿Qué experimenta en su interior?
5) ¿Cuáles son sus palabras a María?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a. ¿Qué actitudes nos revela la decisión de María de visitar a Isabel? ¿En qué nos interpelan?
b. ¿Cómo acogemos hoy a Jesús que viene?
c. ¿Cómo vivir y expresar, con las personas que me rodean, la ternura de Dios hecho niño para que vivamos el
mismo amor con la misma ternura?
d. La Navidad y la Nochebuena están cargadas de símbolos, de riqueza cultural, de tradiciones familiares, de
una tradición social llena de publicidad comercial… ¿Se puede distinguir el trigo de la paja? ¿Qué es lo
esencialmente cristiano de la Navidad? ¿Cómo lo vivimos?
e. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga
realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: María nos muestra con su vida que a Dios se lo comunica a los demás a través del servicio generoso y la entrega solidaria, ¿Qué gestos solidarios podemos realizar por los demás, en especial por la gente que sufre o pasa necesidad? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Madre del Salvador, que nazca Jesús con nosotros. Acércanos a tu hijo para que nos llene de su presencia y llegue el Espíritu a nuestras comunidades. Queremos vivir solidarios siguiendo tus pasos, María, para estar cerca del que sufre y pasa necesidad. Aliéntanos para decidir vivir en la práctica las actitudes que tú nos enseñas con tu ejemplo sencillo, solidario y cercano. Que llevemos a Jesús a toda la humanidad. ¡Ven, Señor Jesús! AMÈN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…

 Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)      Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)      ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)      ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. María visita a Isabel (1,39-40): Lucas acentúa la prontitud de María para atender las exigencias de la Palabra de Dios. El ángel le comentó el embarazo de Isabel e, inmediatamente, María se levantó para comprobar lo que el ángel le había anunciado. Sale de casa y va a ayudar a una persona necesitada. De Nazaret hasta las montañas de Judá hay, más de cien kilómetros. ¡Y no había bus ni tren!

3. Saludo de Isabel (1,41-44): Isabel representa el Antiguo Testamento que termina; María, el Nuevo que comienza. El Antiguo Testamento acoge al Nuevo con gratitud y confianza, y reconoce en él el don gratuito de Dios que completa y realiza toda expectativa del pueblo. En el encuentro de las dos mujeres, se manifiesta el don del Espíritu que hace al niño dar saltos de alegría en el seno de Isabel. La Buena Noticia de Dios revela su presencia en uno de los aspectos más comunes de la vida humana: dos amas de casa se visitan para ayudarse. Visita, alegría, embarazo, niño, ayuda mutua, casa, familia: en todo esto es donde Lucas quiere que las comunidades y nosotros descubramos la presencia del Reino. - El elogio de Isabel a María "Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá." Éste es el recado que Lucas deja a las comunidades: creer en la Palabra de Dios, pues tiene la fuerza para realizar aquello que nos dice: es Palabra creadora. Genera vida nueva en el seno de la Virgen, en el seno de las personas pobres y abandonadas que la acogen con fe.

4. MADRES CREYENTES: El encuentro de dos embarazadas es descrito con suma ternura. El movimiento del bebé en el vientre de Isabel como signo de alegría y de la llegada del Espíritu Santo pone en evidencia que esta parte de la historia de la salvación está en manos de mujeres y en funciones que solo ellas puedan ejercer. La buena noticia comienza entonces con el encuentro de dos mujeres en los extremos de la vida. La escena es conmovedora. La ha compuesto Lucas para crear la atmósfera de alegría, gozo profundo y alabanza que ha de acompañar al nacimiento de Jesús. La vida cambia cuando es vivida desde la fe. Acontecimientos como el embarazo o el nacimiento de un hijo cobran un sentido nuevo y profundo. Todo sucede en una aldea desconocida, en la montaña de Judá. Dos mujeres embarazadas conversan sobre lo que están viviendo en lo íntimo de su corazón. No están presentes los varones. Ni siquiera José, que podía haber acompañado a su esposa. Son estas dos mujeres, llenas de fe y de Espíritu, quienes mejor captan lo que está sucediendo.

María «saluda» a Isabel. Le desea todo lo mejor ahora que está esperando un hijo. Su saludo llena de paz y de gozo toda la casa. Hasta el niño que lleva Isabel en su vientre «salta de alegría». María es portadora de salvación: es que lleva consigo a Jesús. Hay muchas maneras de «saludar» y de acercarnos a las personas. María trae paz, alegría y bendición de Dios. Lucas recordará más tarde que era eso precisamente lo que su hijo Jesús pedía a sus seguidores: «en cualquier casa que entren, digan primero: Paz a esta casa».

Desbordada por la alegría, Isabel exclama: «Bendita tú entre todas las mujeres y bendito el fruto de tu vientre». Dios está siempre en el origen de la vida. Las madres, portadoras de vida, son mujeres «bendecidas» por el creador: el fruto de sus vientres es bendito. María es la «bendecida» por excelencia: con ella nos llega Jesús, la bendición de Dios al mundo. Isabel termina exclamando: «Dichosa tú, que has creído». María es feliz porque ha creído. Ahí está su grandeza e Isabel sabe valorarla. Estas dos madres nos invitan a vivir y celebrar desde la fe el misterio de la Navidad.

Feliz el pueblo donde hay madres creyentes, portadoras de vida, capaces de irradiar paz y alegría. Feliz la Iglesia donde hay mujeres «bendecidas» por Dios, mujeres felices que creen y transmiten la fe a sus hijos e hijas. Felices los hogares donde unas madres buenas enseñan a vivir con hondura la Navidad.

Mujeres de su tiempo. María emprende un viaje tremendo y doblemente duro para su tiempo, para estar con su prima. Ellas, ambas, saben que son portadoras de un mundo nuevo, ni más ni menos, un nuevo estilo. María e Isabel están en conocimiento que ambas tienen una semilla profética en su vientre y no lo ocultan, sino que se reverencian, se potencian y se respetan.

Vemos después que Juan es uno y Jesús es otro... son distintos, cada uno con su línea, con sus discípulos, con su misión. ¡Es fuerte! ellas comparten el momento del Anuncio, pero después cada una a sus cosas, a poner en pie el proyecto, a alimentar a la criatura, lejos una de otra, sin mezcla ni confusión.
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