29 jul 2012

18° Tiempo Ordinario (B)

18° Tiempo Ordinario (B)
Juan 6,24-35

 1. Oración Inicial: Padre Nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesús para conducirnos a la verdad, abre nuestra mente para comprender las Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que pone resistencia a tu Palabra. Haz que el pan cotidiano suscite en nosotros(as) hambre y sed de Ti, para que aprendamos a escuchar con corazón bueno la Palabra y mensaje que nos envías en este texto bíblico. AMÉN.   Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?

 a. Introducción: Después de la multiplicación de los panes, el pueblo se va detrás de Jesús. Cuando la gente lo encontró, tuvo con él una larga conversación, llamada el Discurso del Pan de Vida (6,22-71). Jesús les reprocha porque lo buscan porque comieron pan hasta saciarse y no por el significado de la acción. Les aconseja que no se preocupen tanto por la comida que se acaba sino por la que es duradera y da vida eterna. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

 b. Leer el texto: Juan 6,24-35: Leemos este texto de Juan con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Releerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

 d. ¿Qué dice el texto?

1)    Cada persona lee el versículo o parte del texto te impresionó más.

2)    ¿Cómo comienza el relato? ¿Qué le pregunta la gente a Jesús cuando lo encuentra?

3)    ¿Qué le reprocha Jesús a la gente que lo andaba buscando?

4)    ¿Qué les propone Jesús y qué le pregunta la gente?

5)    ¿Cómo se revela Jesús? ¿Cómo se define y qué promete?

 3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

a)    Jesús ha realizado signos para revelar el sentido de su persona, pero la gente sólo lo han entendido en la línea de sus necesidades materiales: ¿Qué es lo que más buscamos en nuestras vidas: ¿el milagro o la señal? ¿Qué es lo que quiere hoy la gente en su seguimiento del Señor?

b)   ¿Es nuestra fe capaz de descubrir la presencia de Dios (signos) en los acontecimientos pequeños y grandes de nuestra existencia? Señalar ejemplos.

c)    Durante una visita del Papa Juan Pablo II al Perú, escuchó el testimonio de un matrimonio sobre la realidad de la pobreza existente y de la fe y el compromiso de las comunidades cristianas. Conmovido el Papa lanzó su famosa frase, «hambre de Dios sí, hambre de pan no». ¿Qué significa sus palabras para nosotros(as)?

d)    «Yo soy el pan de vida». La persona que viene a Jesús no tendrá hambre ni sed, no necesita de otras fuentes de gozo para saciar sus anhelos y aspiraciones. Compartir sus experiencias al respecto.


4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Señor, danos siempre de ese pan».

5. Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Si aceptamos el camino de vida de Jesús es porque creemos en El. Que nuestra conducta esta semana sea un signo de la presencia de Cristo en nuestra vida. Llevamos una "palabra". Esa palabra o versículo nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente.

6. Oración final: Dios Padre bueno que en Jesús de Nazaret nos has presentado verdaderamente el pan del cielo, enséñanos y ayúdanos a no fatigarnos por el pan que perece, sino a procurar el pan que no perece. Aumenta nuestra fe para que, recibiéndolo, sacie el hambre de Verdad que hay dentro de cada ser humano. El pan que dura para siempre y nos mantiene unidos a Ti, y confiando en tu infinita misericordia. Padre Nuestro que estás en el cielo...  AMÉN.

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más


  1. Es bueno tener presente la división del capítulo para poder percibir mejor su sentido:

·         6,1-15: el pasaje sobre la multiplicación de los panes

·         6,16-21: la travesía del lago, y Jesús que camina sobre las aguas

·         1º diálogo: 6,22-27  con la gente: la gente busca a Jesús y lo encuentra en Cafarnaúm

·         2º diálogo: 6,28-34  con la gente: la fe como obra de Dios y el maná en el desierto

·         3º diálogo: 6,35-40  con la gente: el pan verdadero es hacer la voluntad de Dios

·         4º diálogo: 6,41-51  con los judíos: murmuraciones de los judíos

·         5º diálogo: 6,52-58  con los judíos: Jesús y los judíos

·         6º diálogo: 6,59-66  con los discípulos: reacción de los discípulos

·         7º diálogo: 6,67-71  con los discípulos: confesión de Pedro

2. La gente busca a Jesús porque quiere más pan (6,24-27): La gente va detrás de Jesús. Ve que no ha entrado en la barca con los discípulos y, por ello, no entiende cómo ha hecho para llegar a Cafarnaúm. Tampoco entiende el milagro de la multiplicación de los panes. La gente ve lo que acontece, pero no llega a entender todo esto como una señal de algo más profundo. Se detiene en la superficie: en la hartura de la comida. Busca pan y vida, pero sólo para el cuerpo. Según la gente, Jesús hizo lo que Moisés había hecho en el pasado: alimentar a todos en el desierto, hasta la saciedad. Yendo detrás de Jesús, ellos querían que el pasado se repitiera. Pero Jesús pide a la gente que dé un paso más. Además del trabajo por el pan que perece, debe trabajar por el alimento que no perece. Este nuevo alimento lo dará el Hijo del Hombre, indicado por Dios mismo. El nos da la vida que dura por siempre. El abre para nosotros un horizonte sobre el sentido de la vida y sobre Dios.


3. “¿Cuál es la obra de Dios?” (6,28-29): La gente pregunta: ¿Qué debemos hacer para realizar este trabajo (obra) de Dios? Jesús responde que la gran obra que Dios nos pide «es creer en aquel que Dios envió».  O sea, ¡creer en Jesús!

4. «¿Qué señal realizas para que podamos creer?» (6,30-33): La gente había preguntado: “¿Qué debemos hacer para realizar la obra de Dios?” Jesús responde “La obra de Dios es creer en aquel que le ha enviado”, esto es, creer en Jesús. Por esto la gente formula una nueva pregunta: “¿Qué señal realizas para que podamos ver y creer en ti? ¿Cuál es tu obra?” Esto significa que no entendieron la multiplicación de los panes como una señal de parte de Dios para legitimar la multiplicación de los panes como una señal de parte de Dios para legitimar a Jesús ante el pueblo como un enviado de Dios. Y siguen argumentando: En el pasado, nuestros padres comieron el maná que les fue dado por Moisés. Ellos lo llamaron “pan del cielo” (Sab 16,20), o sea, “pan de Dios”. Moisés sigue siendo un gran líder, en quien ellos creen. Si Jesús quiere que la gente crea en el, tiene que hacer una señal mayor que la de Moisés. “¿Cuál es tu obra?” Jesús responde que el pan dado por Moisés no era el verdadero pan del cielo. Venía de arriba, sí, pero no era el pan de Dios, pues no garantizó la vida para nadie. Todos murieron en el desierto (Jn 6,49). El verdadero pan del cielo, el pan de Dios, es el pan que vence la muerte y trae vida. Es aquel que desciende del cielo y da la vida al mundo. ¡Es Jesús! Jesús trata de ayudar a la gente a liberarse de los esquemas del pasado. Para él, fidelidad al pasado no significa encerrarse en las cosas antiguas y no aceptar la renovación. Fidelidad al pasado es aceptar lo nuevo que llega como fruto de la semilla plantada en el pasado.

5. «Señor, ¡danos siempre de este pan!» (6,34-35): Jesús responde claramente: "¡Yo soy el pan de vida!" Comer el pan del cielo es lo mismo que creer en Jesús y aceptar el camino que él nos ha enseñado, a saber: "¡Mi alimento es hacer la voluntad del Padre que está en el cielo!" (Jn 4,34). Este es el alimento verdadero que sustenta a la persona, que da un rumbo a la vida, y que trae vida nueva.

6. La conversación de Jesús con la gente, con los judíos y con los discípulos es un diálogo bonito, pero exigente. Jesús trata de abrir los ojos de la gente para que aprenda a leer los acontecimientos y descubra en ellos el rumbo que debe tomar en la vida. Pues no basta ir detrás de las señales milagrosas que multiplican el pan para el cuerpo. No sólo de pan vive el ser humano. La lucha por la vida, sin una mística, no alcanza la raíz. En la medida en que va conversando con Jesús, la gente queda cada vez más contrariada por las palabras de Jesús, pero él no cede, ni cambia las exigencias. El discurso parece moverse en espiral. En la medida en que la conversación avanza, hay cada vez menos gente que se queda con Jesús. Al final quedan solamente los doce, y Jesús ¡no puede confiar ni siquiera en ellos! Hoy sucede lo mismo. Cuando el evangelio empieza a exigir un compromiso, mucha gente se aleja.

17º Domingo del tiempo ordinario (B)

Juan 6,1-15

1. Oración Inicial: Padre Bueno, que nos has entregado a tu Hijo Jesús, envíanos ahora tu Espíritu Santo. Danos siempre el pan cotidiano del cuerpo y del espíritu y haz que susciten en nosotros(as) hambre y la sed de Ti, especialmente de tu Palabra.  Abre nuestros oídos y corazón para acogerla hoy.  AMÉN.    Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

 a. Introducción: Mucha gente acudía a escuchar a Jesús. Venían atraídos por la fama de los milagros y señales que realizaba. Jesús aprovecha el momento para dar una lección a sus oyentes. Jesús enseña que la dinámica del Reino es el arte de compartir. Quizá todo el dinero del mundo no fuese suficiente para comprar el alimento necesario para los que pasan hambre. El problema no se soluciona comprando, el problema se soluciona compartiendo y en ser solidarios. Abramos nuestros corazones a la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Juan 6,1-15: Leemos este texto de Juan con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Releerlo una segunda vez.

 c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d. ¿Qué dice el texto?
 
1)    Cada persona lee el versículo que más le llamó la atención.

2)    ¿Por qué seguía a Jesús tanta gente? ¿Cuál es la preocupación de Jesús a ver la multitud?

3)    ¿Qué dice Andrés después de encontrar un niño que tenía algo para comer? 

4)    ¿Qué gestos realiza Jesús con los panes y pescados? ¿Qué sucedió a partir del gesto-signo de Jesús?

5)    ¿Qué decía la gente al ver lo que hizo Jesús?  ¿Y cómo reaccionó Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. El pan material que nos es dado por Dios nos recuerda lo que debemos compartir con tantas personas que sobre la tierra están faltos de recursos y que luchan por un trozo de pan. Cuando rezamos «danos hoy nuestro pan de cada día», ¿dirigimos acaso un pensamiento a aquellos a quienes les falta este pan y tratamos de ir a su encuentro? ¿Qué significa compartir y ser solidario en nuestros días?
  2. «cinco panes de cebada y un par de peces»: Es una cantidad insignificante, pero pasando por las manos de Jesús, se convierte en abundante. Hay una desproporción entre lo que somos y lo que Dios nos hace llegar a ser, si nos ponemos en sus manos. Dios colma toda desproporción entre él y nosotros(as). ¿Creemos que otro mundo es posible, incluso, cuando todo parece que está en contra?
  3. ¿Qué mensaje nos enseña el texto de hoy? 
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Señor, muéstranos el camino de la solidaridad».

5. Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Todos podemos dar nuestros cinco panes y dos pescados. Piensa y ofrece al Señor un gesto concreto de solidaridad para esta semana. Llevamos una “palabra”. No significa una palabra sola; puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Enséñanos Jesús a dar nuestros «cinco panes y dos pescados». Enséñanos a ofrecer lo que tenemos, a compartirlo, a darlo con generosidad, a vivir con lo necesario, a ser generosos y desprendidos. Enséñanos a ser solidarios, enséñanos la alegría del dar, para construir el Reino, para vivir el amor, para demostrar que otro mundo es posible.  AMÉN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más


1.  Querido(a) Animador(a):
Después de la oración inicial, se sugiere hacer uno o más de las siguientes preguntas al comenzar el encuentro de lectura orante:

  1. ¿Cómo he experimentado a Jesús en mi vida esta semana?
  2. Explicar cómo esta comunidad le ha ayudado esta semana en  su vida cristiana.
  3. ¿Qué he hecho esta semana para ayudar a extender el Reino de Dios?
2. Cuarto signo: multiplicación de los panes. Sobre el presente relato el evangelista intenta destacar el conocimiento sobrehumano de Jesús. Jesús aparece como el Señor. Toda la situación se halla bajo su control; él sabe perfectamente lo que tiene que hacer. Jesús tiene la iniciativa en todo momento. El se adelanta a la necesidad que, en la presentación que hacen los sinópticos de la misma escena (Mc 6,35-36 y par.), le es manifestada a Jesús por sus discípulos. El relato de Juan es como una parábola en acción que pretende destacar la finalidad por la que Jesús vino a este mundo. Esta acentuación hace que la escena se "deshumanice" en gran medida. Desaparecen los rasgos humanos, como la compasión por una gente que lleva mucho tiempo sin comer y se halla desfallecida. Son los sinópticos los que han recogido la dimensión más "humanitaria" de la escena. Se acentúa su preocupación por el ser humano para responder a sus necesidades más profundas. La gente seguía a Jesús porque veía los signos que hacía con los enfermos. Este hecho extraordinario evoca en la gente la figura de Moisés dando de comer al pueblo en el desierto. Deducen que Jesús es el profeta semejante a Moisés, y quieren hacerle rey (Jn 6,14s). Jesús aparece como el personaje central del relato.
 3. Mucha gente acudía a escuchar a Jesús. Venían atraídos por la fama de los milagros y señales que realizaba. Jesús aprovecha el momento para dar una lección a sus oyentes. Comienza preguntándole a Felipe que con qué comprarían panes para dar de comer a la multitud. Felipe le dice que no bastarían doscientos denarios. Andrés le dice que hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces, pero que eso no es nada para tanta gente. Jesús enseña que la dinámica del Reino es el arte de compartir. Quizá todo el dinero del mundo no fuese suficiente para comprar el alimento necesario para los que pasan hambre. El problema no se soluciona comprando, el problema se soluciona compartiendo, en ser solidarios. La dinámica del mundo capitalista es precisamente el dinero. Creemos que sin dinero nada se puede hacer y tratamos de convertirlo todo en papel moneda, no sólo los recursos naturales sino también los recursos humanos y los valores: el amor, la amistad, el servicio, la justicia, la fraternidad, la fe, etc. En el mundo capitalista nada se nos da gratuitamente, todo tiene su precio. Se nos ha olvidado que la vida acontece por pura gratuidad, por puro don de Dios.
Jesús en esta multiplicación de los panes y de los peces parte de lo que la gente tiene en el momento. El milagro no es tanto la multiplicación del alimento, sino lo que ocurre en el interior de sus oyentes: se sintieron interpelados por la palabra de Jesús y, dejando a un lado el egoísmo, cada cual colocó lo poco que aún le quedaba, y se maravillaron después de que vieron que al alimento se multiplicó y sobró. Comprendieron entonces que si el pueblo pasaba hambre y necesidad, no era tanto por la situación de pobreza, sino por el egoísmo de los hombres y mujeres que conformados con lo que tenían, no les importaba que los demás pasaran necesidad. El gesto de compartir marca profundamente la vida de las primeras comunidades que siguieron a Jesús. Compartir el pan se convierte en un gesto que prolonga y mantiene la vida, un gesto de pascua y de resurrección. Al partir el pan se descubre la presencia nueva del resucitado. Si somos hijas e hijos de un mismo Padre, no se entiende por qué tantas personas viven en extrema pobreza mientras unos cuantos viven en abundancia y no saben qué hacer con lo que tienen. En el mundo actual es mucho el dinero que se invierte en guerra, en viajes extraterrestres, en tratamientos para adelgazar. Ningún ser humano debiera morir de hambre, pues la tierra tiene suficiente para albergarnos a todos. Siendo cristianos(as), no debemos olvidar el compartir: ésta es la clave para hacer realidad la fraternidad, para reconocernos hijos(as) de un mismo Padre. Cuando se comparte con gusto y con alegría el alimento se multiplica y sobra.
4. Uno de los discípulos reacciona: Un muchacho tiene «cinco panes de cebada y un par de peces». No es mucho, pero allí están a disposición de todos. Jesús pronuncia la «acción de gracias» a Dios y los pone en una nueva dimensión. Ya no pertenecen en exclusiva ni al muchacho ni a los discípulos. Son un regalo de Dios. Nadie tiene derecho a acapararlos mientras hay alguien pasando hambre. ¿Hay algo en el mundo más escandaloso y absurdo que el hambre y la miseria de tantos seres humanos? ¿Hay algo más injusto e inhumano que nuestra indiferencia? ¿Hay algo más contrario al evangelio que desentendernos de los que mueren de hambre? Pocos panes, poquísimos peces...no tengamos miedo de perderlos mientras tratamos de dividirlos. ¡Se multiplican a medida que los distribuimos!

18 jul 2012

16º Domingo del tiempo ordinario (B)

 
Marcos 6,30-34

1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Te lo pedimos a ti con confianza. Tú, que eres Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva y liberadora, que produzca en nosotros(as) la adhesión y el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino de Dios.  AMÉN.    Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto que meditaremos es breve. Sólo cinco versículos. Pero estos cinco versículos revelan una característica de Jesús que siempre ha llamado la atención y sigue llamando: su preocupación por la vida y formación de los discípulos, su humanidad acogedora hacia la gente pobre de Galilea, su ternura hacia las personas. Si el texto nos invita a reflexionar sobre estos aspectos de las actividades de Jesús es para animarnos a prolongar esta misma conducta de Jesús en nuestra relación con la gente. Durante su lectura prestaremos atención a los mínimos detalles del comportamiento de Jesús hacia los(as) demás. Abramos nuestros corazones a la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Mc 6,30-34: Leemos este texto de Marcos con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Releerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones...  Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d. ¿Qué dice el texto?

1)    Cada persona lee el versículo que más te llamó la atención.
2)    ¿Con quienes se encuentra Jesús? ¿De dónde venían y qué le contaron a Jesús? 
3)    ¿Cómo les responde Jesús? ¿Por qué?
4)    ¿Qué sucede con la muchedumbre? ¿Cómo se reacciona Jesús a verla? ¿Por qué actúa de esta manera? ¿Qué hace con ellos(as)?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el pasaje, reflexionarlo y aplicarlo a nuestra vida.

  1. ¿Cuál es el aspecto del comportamiento de Jesús que más te impresiona? ¿Por qué?
  2. ¿Qué nos enseña el texto sobre la misión del buen pastor?
  3. ¿Cómo es la situación que vive la gente hoy? ¿Qué significaría en concreto tener compasión?
  4. Jesús lo vivía todo desde la compasión. Era su manera de ser, su primera reacción ante las personas. No sabía mirar a nadie con indiferencia. No soportaba ver a las personas sufriendo. ¿Cómo dar hoy a nuestra comunidad y a toda la Iglesia un rostro más parecido al de Jesús?
  5. El comportamiento de nuestra comunidad: ¿Continúa la actitud  y acción de Jesús?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «se compadeció de la muchedumbre, porque eran como ovejas sin pastor».

5. Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Jesús el buen pastor nos pide ser buenos pastores con los demás. Ofrécele una actitud concreta para vivir en la semana, ¿cómo ser buen pastor en tu vida cotidiana?  Llevamos una “palabra”. No significa una palabra sola; puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final:  Dios, Padre nuestro, míranos con amor, pues somos hijos(as) tuyos, y aunque no siempre nos comportemos como los hermanos y hermanas que somos, no dejes nunca de guiarnos como buen pastor, para que transformemos nuestro corazón a semejanza del tuyo y seamos buenos pastores los unos de los otros. AMÉN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Una división del texto para ayudarnos en su lectura:
  • Marcos 6,30:   Revisión de la obra apostólica.
  • Marcos 6,31-32: Preocupación de Jesús por el descanso de los discípulos.
  • Marcos 6,33: La gente tiene otros criterios y sigue a Jesús.
  • Marcos 6,34: Movido a compasión, Jesús cambia su plan y acoge a la gente.

2. Comentario del texto:

La acogida dada a los discípulos (6,30-34): Estos versículos indican que Jesús formaba nuevos líderes. Comprometía a los discípulos en la misión y solía de pronto llevarlos a un lugar más tranquilo para poder descansar y hacer una revisión de vida. Se preocupaba de su alimentación y de su descanso, porque el trabajo de la misión era tal, que no tenían tiempo para comer. (6,31)

Movido a compasión, Jesús cambia su plan y acoge a la gente (6,33-34): La gente se dio cuenta que Jesús se ha ido a la otra orilla del lago y lo siguió. Cuando Jesús, descendiendo de la barca, vio aquella muchedumbre, renunció al descanso y comenzó a enseñar. Aquí aparece el abandono de la gente. Jesús queda conmovido, «porque eran como ovejas sin pastor». Quien lea estas palabras recordará el salmo del Buen Pastor (Sl 23). Cuando Jesús cae en la cuenta de que la gente no tiene pastor, comienza Él a serlo. Guía a la multitud en el desierto de la vida, y la muchedumbre podía cantar así: «El Señor es mi Pastor. Nada me falta».

4. «andaban como ovejas sin pastor»: Dice el texto de Marcos hoy que a Jesús «se compadeció» de la multitud porque «andaban como ovejas sin pastor». Los discípulos han llegado de su labor apostólica a contarle a Jesús todo lo que les había pasado, Jesús entonces los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan allí fue imposible porque una gran multitud ya estaba en el lugar esperándolos. Jesús comprendió que más urgente que comer y descansar era atender a la multitud. En la época de Jesús los jefes políticos y religiosos dispersaban cada vez más al pueblo. El régimen político, militar y económico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hacía más gravosa porque había gente que le hacía el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas tenían su fortaleza junto al templo de Jerusalén. Esta situación además de oprimir ofendía la dignidad del pueblo. El régimen tributario era demasiado minucioso y había que cumplir con el diezmo para el templo. La situación económica era crítica.  La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez más tratando de buscar solución al problema del momento, unos creían en la fuerza de las armas, otros se aislaban y vivían en forma independiente. Se esperaba una irrupción de Dios que pusiera fin a esta situación y diera oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado después de la reconstrucción del templo al regresar del exilio, las leyes de purificación dominaron la religión judía hasta convertirla en un simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jesús no está de acuerdo porque se ha desligado totalmente de la vida haciendo falta la práctica de la justicia, del amor y de la misericordia. En una situación de éstas hay más desorientación y desconcierto en el pueblo, por eso Jesús es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de allí por no cumplir con las normas rituales de purificación, cuando oyen hablar a Jesús se sienten identificados con su enseñanza y con su práctica, descubren que no están tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en él al pastor que en vez de dispersar, congrega y reúne. Por eso, mientras los guías políticos y religiosos encuentran tiempo suficiente para descansar y comer, Jesús y los suyos tienen que inventar tiempo para satisfacer estas necesidades vitales. Marcos reconoce que Jesús, movido por la compasión de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a enseñarles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasión es el Reino. Sólo quien ha andado en la vida motivado por una Causa entiende estas actitudes de Jesús, y no siente hambre ni fatiga por andar haciendo lo que le gusta y motiva.

5. Jesús lo vivía todo desde la compasión. Era su manera de ser, su primera reacción ante las personas. No sabía mirar a nadie con indiferencia. No soportaba ver a las personas sufriendo. Era algo superior a sus fuerzas. Así fue recordado por las primeras generaciones cristianas. Pero los evangelistas dicen algo más. A Jesús no le conmueven sólo las personas concretas que encuentra en su camino: los enfermos que le buscan, los indeseables que se le acercan, los niños a los que nadie abraza. Siente compasión por la gente que vive desorientada y no tiene quien la guíe y alimente.  Todavía hay entre nosotros(as) muchas, muchísimas «ovejas sin pastor».

9 jul 2012

15º Domingo del tiempo ordinario (B)

15º Domingo del tiempo ordinario (B)
Marcos 6,7-13



 1. Oración Inicial: Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tú Palabra.  Guía nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo, abriendo los brazos a los demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser testigos para construir un mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz  pueda haber Vida para toda la humanidad como Tu lo quieres.  AMÉN.    Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».
 2.  Lectura:   ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Según Mc 3,14-15, el grupo de los doce fue instituido para que estuvieran con Jesús y para enviarlos a predicar con poder de expulsar los demonios. Con él han estado ya suficiente tiempo. Han escuchado su enseñanza en parábolas y han presenciado sus milagros. Ahora deben emprender la segunda fase del programa, predicando la conversión y dando a conocer el Reino de Dios. Abramos nuestros corazones a la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Marcos 6,7-13: Leemos este texto de Marcos con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Releerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones...  Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
 d.   ¿Qué dice el texto?
 1)    Cada persona lee el versículo que más te llamó la atención.
2)    ¿A quienes llama Jesús? ¿Qué les encomienda Jesús? ¿Qué instrucciones les da?
3)    ¿Con qué medios deben contar los(as) discípulos misioneros? ¿Qué deben hacen cuando encuentran rechazo?
4)    ¿Qué hacen ellos? ¿Cuál es el contenido de esta primera predicación?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el pasaje, reflexionarlo y aplicarlo a nuestra vida.
  1. ¿Qué nos enseña el texto sobre la misión que Jesús nos propone?
  2. Jesús les advierte a los discípulos cómo son las cosas, para que nada los tome por sorpresa. Sin embargo, la experiencia para cada evangelizador(a) será siempre diferente y a veces donde creemos que nos va a ir bien quizá no logramos nada.  Cuenta tú experiencia al respecto.
  3. Jesús pide a sus discípulos(as) que no lleven consigo dinero ni provisiones. ¿Qué hemos de hacer hoy con estas palabras de Jesús?, ¿Borrarlas del evangelio?, ¿Olvidarlas para siempre?, ¿Tratar de ser también hoy fieles a su espíritu?
  4. ¿Qué recomendaciones daría Jesús hoy a sus seguidores?
  5. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «… no llevan nada para el camino».
5. Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Jesús nos envía a anunciar su Palabra: ¿Qué compromiso concreto podemos ofrecerle para vivir la misión esta semana?  Llevamos una “palabra”. No significa una palabra sola; puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración final: Dios, Padre bueno, que continuamente nos llamas a anunciar a todas las personas tu Reino de justicia y fraternidad; ayúdanos a caminar por la vida anunciando a todos(as) la Buena Noticia de tu amor materno y paternal, y nuestra condición de pueblo tuyo destinado a la vida plena. AMÉN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…
 Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos, después de la oración inicial, hacer las siguientes preguntas al comenzar cada encuentro:
  1. ¿Cómo hemos experimentado a Jesús en nuestra vida esta semana?
  2. Explicar cómo esta comunidad le ha ayudado esta semana en su vida cristiana.
  3. ¿Qué hemos hecho esta semana para ayudar a extender el Reino de Dios?
2. Jesús envía a los doce: Comienza una nueva etapa en el proceso del seguimiento, la etapa de la misión. Ahora les corresponde a los Doce proclamar lo que han visto y oído. Jesús es consciente de que tendrán que enfrentar el mal en todas sus dimensiones por eso les da poder para hacerlo y les da algunas recomendaciones, les indica que es necesario un estilo de pobreza, tener capacidad para acomodarse a las circunstancias y saber que van a ser aceptados o rechazados. La proclamación de la Buena Nueva debe hacerse en libertad, a nadie se puede obligar a aceptarla. Jesús les está hablando desde su propia vida, les está aportando desde su práctica pastoral. Todos los comienzos tienen sus dificultades, pero además están llenos de esperanza y de alegría porque se tiene la motivación de sacar a adelante un proceso. Jesús les advierte a los discípulos cómo son las cosas, para que nada los tome por sorpresa. Sin embargo, la experiencia para cada evangelizador(a) será siempre diferente y a veces donde creemos que nos va a ir bien quizá no logramos nada. Quien evangeliza debe tener presente que es Dios quien hace que surja el fruto, pero también debe disponerse para que el mensaje que transmita motive, inquiete y sea más creíble. Jesús sabe lo que les espera a los Doce.
3. Los envía de dos en dos: La compañía es apoyo, fuerza y motivación para cumplir mejor con la misión y para resistir a las dificultades. La tarea que van a realizar es una tarea liberadora pero, ¿están capacitados para hacerla? Al final del texto se nos dice cómo los discípulos expulsaron muchos demonios y curaron muchos enfermos. De esta forma los Doce van adquiriendo autonomía y confianza en sí mismos, se dan cuenta de que son capaces de hacer lo mismo que hace Jesús. La persona enviada sabe que debe permanecer en el lugar hasta que cumpla con su misión, así lo ven las indicaciones que Jesús les da a los Doce. No va a nombre personal, va en nombre de quien la envió. Además Jesús cuenta con la buena voluntad de muchas personas que son solidarias, que abren la puerta de su casa para compartir, de ahí que se atreva a decirles que se queden en la casa donde entren hasta que vayan a otro lugar. Pero también les dice que donde no los reciban ni los escuchen, al marcharse sacudan el polvo de los pies. El gesto de sacudir los pies se hacía públicamente y expresaba condena y separación. Este gesto lo podemos leer también como señal de intolerancia que no soporta que lo rechacen y que no lo reciban. No se puede obligar al otro a que reciba la Buena Nueva, también los demás tienen derecho a disentir, a manifestar que no están de acuerdo y el evangelizador(a) debe tener una actitud más tolerante y comprensiva, debe esperar una nueva oportunidad.
4. No lleven consigo dinero ni provisiones: Nos preocupamos mucho de que la Iglesia cuente con medios adecuados para cumplir eficazmente su tarea: recursos económicos, poder social, plataformas eficientes. Nos parece lo más normal. Sin embargo, cuando Jesús envía a sus discípulos a prolongar su misión, no piensa en lo que deben llevar consigo, sino precisamente en lo contrario: lo que no deben llevar. El estilo de vida que les propone es tan desafiante y provocativo que pronto las generaciones cristianas lo suavizaron. Jesús pide a sus discípulos que no lleven consigo dinero ni provisiones. El «mundo nuevo» que él busca no se construye con dinero. Su proyecto no lo sacarán adelante los ricos, sino gente sencilla que sepa vivir con pocas cosas porque han descubierto lo esencial: el Reino de Dios y su justicia. No llevarán siquiera bolsa, al estilo de los filósofos cínicos que la llevaban colgando del hombro donde guardaban las limosnas para asegurarse su futuro. La obsesión por la seguridad no es buena. Desde la tranquilidad del bienestar no es fácil crear el reino de Dios como un espacio de vida digna para todos. Sus seguidores irán descalzos, como las clases más oprimidas de Galilea. No llevarán sandalias. Tampoco túnica de repuesto para protegerse del frío de la noche. La gente los debe ver identificados con los últimos. Si se alejan de los pobres, no podrán anunciar la Buena Noticia de Dios a los más necesitados. Para los seguidores de Jesús no es malo perder el poder, la seguridad y el prestigio social que hemos tenido cuando la Iglesia lo dominaba todo. Puede ser una bendición si nos conduce a una vida más fiel a Jesús. El poder no transforma los corazones; la seguridad del bienestar nos aleja de los pobres; el prestigio nos llena de nosotros mismos. Jesús imaginaba a sus seguidores de otra manera: liberados de ataduras, identificados con los últimos, con la confianza puesta totalmente en Dios, sanando a los que sufren, buscando para todos la paz. Sólo así se introduce en el mundo su proyecto.