15 oct 2012

Domingo 29


Marcos 10, 35-45

 1. Oración Inicial: Señor, tu Palabra es fuente de vida. Ella nos anima a la esperanza, nos impulsa a vivir el amor, nos hace fuertes en la fe. Tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para  acercarnos a ella y comprenderla. Enséñanos a beber en el pozo de la vida, muéstranos la novedad permanente del Evangelio.  Amén.        Cantar el estribillo  “Espíritu Santo Ven, Ven”.

 2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy se sitúa después del tercer anuncio de la Pasión (10, 32-34). Y como ya había sucedido en los otros anuncios, la reacción de los discípulos no es positiva; dos de los discípulos se preocupan de los primeros puestos en el Reino y los otros se indignan. Nada parece haber conseguido Jesús con sus anteriores instrucciones. Jesús reitera su enseñanza sobre el servicio como norma de la comunidad cristiana. Esta ha de ser una comunidad sin poder y el ejercicio de autoridad ha de ser entendida como servicio.  Abramos nuestros corazones a la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: 10, 35-45: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva para escuchar a Dios. Leerlo una segunda vez. 

 c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para dejar que la Palabra de Dios impregne el corazón y la mente.     Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d.  ¿Qué dice el texto?

 1)    Cada persona lee en voz alta el versículo o palabra que más le tocó el corazón.

2)    ¿Quién se acerca a hablar con Jesús y qué le pregunta?

3)    ¿Qué dice Jesús sobre la manera  como los jefes del mundo ejercen la autoridad?

4)    En fin, ¿Cuál es el mensaje de Jesús para los discípulos? ¿Qué les enseña Jesús a sus seguidores sobre el poder y la autoridad?

5)    ¿Qué dice Jesús sobre el ejemplo de su propia vida al respecto?

 
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. Jesús se refería a los dirigentes políticos de su tiempo, pero en el fondo, ¿Esa manera de ejercer autoridad es también un estilo común hoy?  Explique.
  2. ¿Nos gusta ocupar puestos importantes? ¿Hay gente que le gusta?
  3. ¿Qué situaciones de poder y dominio se presentan en nuestras comunidades? ¿Qué actitudes deberíamos tener para ser buenos cristianos(as)?
  4. Nosotras y nosotros con nuestro trabajo, ¿Estamos verdaderamente sirviendo a la vida de los demás? ¿Cuáles son nuestras dificultades?
  5. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra?  Hagamos nuestra oración comunitaria; oraciones dirigidas directamente al Señor. Hablar con él, contarle, decirle lo que uno quiere o siente.   (Peticiones, Alabanzas, Acción de  gracias a Dios, Súplicas de perdón…)

5.  Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Ser discípulo(a) de Jesús implica hacerse, como El, servidor(a) de la gente. ¿Cómo puedes esta semana servir con mayor generosidad a los que te rodean en tu familia, población, trabajo y comunidad?  Llevamos una “palabra”.  Esa palabra o versículo nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente.

6. Oración final: Señor, ayúdanos a vivir sin buscar reconocimiento de los demás, evitando toda tentación de poder y de dominio. Sólo así seremos capaces de entregarnos con amor al servicio de tus preferidos, los empobrecidos y necesitados de nuestra sociedad. Queremos seguir tu ejemplo y ser personas servidoras, solidarias con nuestros bienes, generosas con nuestro tiempo, despojadas y desprendidas, fuertes en la esperanza y alegres en el dar.  Danos tu fuerza para vivirlo, Señor.  Amén.

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos comenzar cada reunión con uno o más de las siguientes preguntas:
  1. ¿Cómo he experimentado a Jesús en la última semana?
  2. Contar ¿Cómo el grupo / comunidad le ha ayudado esta semana en  su vida cristiana?
  3. ¿Qué he hecho en la última semana para construir el Reino de Dios?
2. Nueva instrucción sobre el servicio. Los discípulos, titubeantes en el seguimiento, persisten en la orientación terrena de sus esperanzas y en sus sueños de grandeza humana. Nada parece haber conseguido Jesús con sus precedentes instrucciones y copiosas enseñanzas. La petición de los hijos del Zebedeo y la disputa subsiguiente remiten a la situación del grupo tras el segundo anuncio de la pasión (véase Mc 9,33-37). Una vez más se ve obligado Jesús a instruirles. En su instrucción señala las condiciones requeridas para poder llegar a la gloria y formula lo que ha de ser la ley constitucional de la comunidad cristiana. Las condiciones para sentarse junto a él en la gloria quedan expresadas con las imágenes del cáliz y el bautismo. Son dos imágenes que evocan la amargura del sufrimiento, la participación e inmersión en la pasión y muerte de Jesús (véase Mc 14,36; Lc 12,50; Rom 6,3). Este es el camino de la gloria. Los hijos del Zebedeo se sienten con fuerzas para recorrerlo. No reciben, sin embargo, la garantía de ocupar los puestos de honor ambicionados. La razón está en que el seguimiento de Jesús no puede ser interpretado como medio para obtener una recompensa prefijada. Aunque será recompensado, cualquier carácter de mérito le es ajeno. El discípulo(a) está llamado(a) a seguir al Maestro en el presente, dejando que Dios programe libremente su futuro.

Reiterando su enseñanza sobre el servicio, Jesús proclama después la ley fundamental que ha de estar siempre vigente en su comunidad: cada persona ha de hacerse servidora de los demás. Caracterizada por el servicio, ha de ser una comunidad sin deseos** de poder ni ambición de dominio, instintos profundamente arraigados en el corazón humano, pero que corrompen tanto como las riquezas. Esto no significa que tal comunidad deba carecer de autoridad. Significa que su autoridad ha de reflejarse en la realidad del servicio** y no en la posibilidad de mandar. Sólo una comunidad de servidores(as) podrá ayudar eficazmente a la humanidad en su lucha contra las fuerzas que la oprimen. Como modelo del comportamiento que pide a los suyos, Jesús no duda en ofrecerse a sí mismo, interpretando toda su obra en clave de servicio, un servicio sin límites, que llega hasta la entrega de la propia vida en favor de los demás. El fruto de esta entrega es el rescate y redención de toda la humanidad sometida a una esclavitud de la que, por sí misma, no podía escapar. Su insistente instrucción sobre el servicio se convierte así en otra enérgica llamada al seguimiento.

3. Jesús no sólo ve en la riqueza el gran obstáculo para ser discípulo suyo, discípulo del Reino de Dios.  También  ve  como  un  obstáculo  el  manejo  abusivo  del  Poder  y  la  prepotencia . «Los  que  son considerados como jefes de las naciones las gobiernan como si fueran sus dueños; y los poderosos las oprimen con su poder, pero entre ustedes no ha de ser así. Al contrario, el que quiera ser el más importante, que se haga servidor(a) de todos, y el que quiera ser el primero, que se haga el siervo de todos. Así como Jesús no vino para que lo sirvieran, sino para servir, es decir, para dar su vida por la liberación del pueblo».

 Todo lo que Jesús exige a sus discípulos, él mismo ya se lo ha exigido a sí mismo. Jesús camina hacia Jerusalén y quiere que sus discípulos vivan su propia práctica de liberación para la construcción del Reino de Dios. Después de este largo camino hacía Jerusalén, durante el cual Jesús ha superado el miedo y la tentación de retroceder y traicionar su proyecto, Jesús llega a la capital, al templo, a la ciudad Estado donde se encontraba todo el poder político y religioso de Israel. En Jerusalén va a suceder el enfrentamiento final y definitivo con el sistema dominante y la revelación máxima del Reino de Dios, de su proyecto liberador por el cual Jesús va a dar su vida.

 4. Pensaban los discípulos que iban a conseguir la grandeza y el poder: estar a su derecha y a su izquierda. Incluso están dispuestos, decían, a dar la vida por ello; la copa y el martirio es uno de los símbolos de aceptar la suerte y el sufrimiento y lo que haga falta. Es verdad que en el AT la “copa” también puede ser una participación en la alegría (Cf. Jr 25,15; 49,12; Sal 75,9; Is 51,17). Podemos imaginar que los hijos de Zebedeo estaban pensando en una copa o bautismo de gloria, más que de sufrimiento. Sin embargo, la gloria de Jesús era la cruz y es allí donde no estarán los discípulos en Jerusalén. Lo dejarán abandonado y será crucificado en medio de dos bandidos, como ignominia que confunde su causa con los intereses de este mundo. Esta es una lección inolvidable.

11 oct 2012

Domingo 28


Marcos 10, 17-30

 1. Oración Inicial: Danos tu Espíritu Santo Padre, para que podamos acoger a tu Hijo que pasa por nuestra historia y así reconocerlo como el  que ofrece la vida por la humanidad. Danos una visión límpida, un corazón pronto para escuchar, danos el estar siempre preparados para colaborar en la construcción de tu Reino.   Amén.     Cantar el estribillo  “Espíritu Santo Ven, Ven”.

2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El encuentro con un hombre piadoso y de buena voluntad, pero cuyas riquezas habían sofocado ya la actitud humilde y receptiva del niño, sirve a Jesús para concluir su extensa catequesis tras su segundo anuncio de la pasión. En ella reitera la enseñanza precedente y advierte del peligro de las riquezas, señalando a la vez la recompensa del desprendimiento.  Abramos nuestros corazones a la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Marcos 10, 17-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva para escuchar a Dios. Leerlo una segunda vez. 

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para dejar que la Palabra de Dios impregne el corazón y la mente.     Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d.  ¿Qué dice el texto?

1)   Cada persona lee el versículo o palabra que más le tocó el corazón.

2)   ¿Quién se acerca a hablar con Jesús y qué le pregunta?

3)   ¿Qué le dijo Jesús y qué respondió el hombre?

4)   Al mirarlo con amor, ¿Qué le dice Jesús que le falta para seguirlo? ¿Cómo reaccionó el hombre?

5)   ¿Qué le comenta después Jesús a sus discípulos?

6)   ¿Qué palabras alentadoras, pero no tranquilizadoras, da Jesús a las personas dispuestas a hacer los sacrificios necesarios para ser su seguidor(a)? 

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. ¿Cómo es nuestra relación con los bienes materiales?
  2. ¿Qué exigencias de Jesús sobre los bienes y la riqueza cobran especial vigencia para la realidad que vivimos hoy?
  3. ¿Qué nos falta dejar o renunciar hoy para ser seguidores(as) de Jesús?
  4. ¿Qué hay de común y de distinto entre la realidad del tiempo de Jesús y el nuestro?
  5. ¿Qué impide, en nosotros y nosotras mismas, construir el Reino de Dios?
  6. Nosotros y nosotras, ¿cómo compartimos y somos solidarios con la gente?
  7. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra?  Hagamos nuestra oración comunitaria; oraciones dirigidas directamente al Señor. Hablar con él, contarle, decirle lo que uno quiere o siente.   (Peticiones, Alabanzas, Acción de  gracias a Dios, Súplicas de perdón…)

 5.  Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: De este mensaje que Jesús nos ha dado hoy, comprendemos que él nos invita a dejar todo lo que no es necesario y compartir, desde lo poco que tenemos, para ir haciendo posible el Reino de Dios. ¿Qué puedes ofrecer esta semana como gesto concreto de solidaridad? Llevamos una “palabra”.  Esa palabra o versículo nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente.

6. Oración final: Señor, ayúdanos a seguir tus pasos y caminar según tu Espíritu. Sabemos que hay que dejar y renunciar mucho para que tu Reino ocupe el centro de nuestra vida y nuestra historia. Señor, que aprendamos a compartir y ser solidarios. Haz que desprendiéndonos de todo aquello que nos ata, podamos hacer que nuestro testimonio brille con más claridad para la vida del mundo.   Amén.

4 oct 2012

Domingo 27


27º Tiempo Ordinario (B)
Marcos 10,1-16

 1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo.  Concédenos escuchar con apertura de corazón el mensaje de tu Palabra para que vivamos siempre conforme a tu voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo.  AMÉN.   Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

 a. Introducción: En el texto de hoy, los fariseos le proporcionan a Jesús la ocasión para hablar del matrimonio y el divorcio. Él sitúa el debate, encauzando la solución desde su raíz: la intención originaria de Dios. Del carácter de alianza que posee el matrimonio, y no de mero contrato humano, deriva la fidelidad conyugal que Jesús proclama; una fidelidad sostenida y alentada por el amor, no por la ley. En la relación con los niños, con su dependencia total y nada que ofrecer, ellos son el modelo a imitar por cuantos anhelan recibir el Reino de Dios.  Abramos nuestros corazones a la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Marcos 10,1-16: Leemos este texto de Marcos con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d.  ¿Qué dice el texto?

1)    Cada persona lee el versículo o parte del texto te impresionó más.

2)    ¿Qué situación le plantean los fariseos a Jesús para ponerlo a prueba? ¿En vez de responder, qué pregunta Jesús?

3)    ¿Cómo respondieron ellos sobre la enseñanza de Moisés? ¿Y qué les dijo Jesús?

4)    ¿Cuándo Jesús habla en la casa con los discípulos, qué agrega?

5)    ¿Cuál es la preocupación de las personas que traen a los niños ante Jesús?

6)    ¿Qué reacción tiene Jesús al observar el trato de los discípulos hacia los niños y qué dijo después? ¿Finalmente qué hizo Jesús con los niños?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. ¿Qué sentido tiene para nosotros(as) el matrimonio cristiano? ¿Y en nuestra sociedad hoy?
  2. ¿Qué pensamos de parejas separadas y vueltas a casar? ¿Hay recelos contra ellas?
  3. Pese a una mayor sensibilidad respecto a la igualdad de derechos de la mujer, ¿logramos superar los rasgos de machismo?
  4. ¿Qué significa para nosotros(as) «los que son como niños es el reino de Dios»? ¿Nuestra comunidad sabe acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «los que son como niños es el reino de Dios».

5. Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Si la opción de Jesús es por los débiles, los marginados, los sin derechos, los niños, ¿qué puedo hacer yo esta semana para vivir esta misma opción en mi vida? Llevamos una “palabra”.  Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Dios de amor y de bondad, que has sembrado en cada corazón las semillas del bien y de la justicia; haz que despojándonos de nuestras tendencias de dominio, volvamos a tu proyecto original de armonía y de equilibrio en nuestra relación con los demás, en la relación entre hombres y mujeres, en la relación de pareja y en la relación con los pequeños y los excluidos.  AMÉN. Padre Nuestro que estás en el cielo... 

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Clave de lectura: En el texto de hoy Jesús da consejos sobre la relación entre el hombre y la mujer y sobre las madres y los niños. En aquel tiempo mucha gente era excluida y marginada. Por ejemplo, en la relación entre hombre y mujer existía el machismo. La mujer no podía participar, no había igualdad de derecho entre los dos. En la relación con los niños, los «pequeños», existía un «escándalo» que era la causa de la pérdida de la fe de muchos de ellos (9,42). En la relación entre hombre y mujer, Jesús pide el máximo de igualdad. En la relación entre las madres y los niños, él pide la máxima acogida y ternura.

 2. La pregunta de los fariseos sobre el divorcio (10,1-2): La pregunta es maliciosa. Trata de poner a Jesús a prueba: « ¿Es lícito al marido repudiar a su mujer?» Señal de que Jesús tenía una opinión diferente, pues de lo contrario los fariseos no le preguntarían sobre este tema. No preguntan si es lícito a la esposa repudiar al marido. Esto no pasaba por su cabeza. Señal clara de una fuerte dominación masculina y de marginación de la mujer en la convivencia social de aquella época.

3. La respuesta de Jesús: el hombre no puede repudiar a la mujer (10,3-9): En vez de responder, Jesús pregunta: « ¿Qué dice la Ley de Moisés?» La Ley permitía al hombre escribir una carta de divorcio y repudiar a su mujer (Dt 24,1). Esta permisión revela un machismo. El hombre podía repudiar a su mujer, pero la mujer no tenía este mismo derecho. Jesús explica que Moisés actuó así a causa de la dureza de corazón del pueblo, pero la intención de Dios era otra cuando creó al ser humano. Jesús vuelve al proyecto del Creador (Gen 21,27 y Gen 2,24) y niega al hombre el derecho de repudiar a su mujer. Echa por tierra el derecho del hombre frente a la mujer y pide el máximo de igualdad.

4. Igualdad hombre y mujer (10,10-12): En casa, los discípulos le hacen preguntas sobre este mismo tema del divorcio. Jesús extrae conclusiones y reafirma la igualdad de derechos y deberes entre el hombre y la mujer. El evangelio de Mateo (cf. Mt 19,10-12) aclara una pregunta de los discípulos sobre este tema. Ellos dicen:
«Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no trae cuenta casarse». Prefieren no casarse, antes que casarse sin el privilegio de continuar mandando sobre la mujer. Jesús va hasta el fondo de la cuestión. Pone tres casos en los cuales una persona no se puede casar: (1) impotencia, (2) castración y (3) a causa del Reino. Sin embargo, no casarse porque alguien no quiere perder el dominio sobre la mujer, esto ¡es inadmisible en la Nueva Ley del Amor! Tanto el matrimonio como el celibato, deben estar al servicio del Reino y no al servicio de intereses egoístas. Ninguno de los dos puede ser un motivo para mantener el dominio machista del hombre sobre la mujer. Jesús propone un nuevo tipo de relación entre los dos. No permite el matrimonio en el que el hombre pueda mandar sobre la mujer, o viceversa.

5. Acoger a los pequeños: El episodio parece insignificante. Sin embargo, encierra un trasfondo de gran importancia para los seguidores de Jesús. Según el relato de Marcos, algunos tratan de acercar a Jesús a unos niños y niñas que corretean por allí. Lo único que buscan es que aquel hombre de Dios los pueda tocar para comunicarles algo de su fuerza y de su vida. Al parecer,  era una creencia popular. Los discípulos se molestan y tratan de impedirlo. Pretenden levantar un cerco en torno a Jesús. Se atribuyen el poder de decidir quiénes pueden llegar hasta Jesús y quiénes no. Se interponen  entre él y los más pequeños, frágiles y necesitados de aquella sociedad. En vez de facilitar su acceso a Jesús, lo obstaculizan. Se han olvidado ya del gesto de Jesús que, unos días antes, ha puesto en el centro del grupo a un niño para que aprendan bien que son los pequeños los que han de ser el centro de atención y cuidado de sus discípulos. Se han olvidado de cómo lo ha abrazado delante de todos, invitándoles a acogerlos en su nombre y con su mismo cariño. Jesús se indigna. Aquel comportamiento de sus discípulos es intolerable. Enfadado, les da dos órdenes: «Dejen que los niños se acerquen a mí, no se lo impidan». ¿Quién les ha enseñado a actuar de una manera tan contraria a su Espíritu? Son, precisamente, los pequeños, débiles e indefensos, los primeros que han de tener abierto el acceso a Jesús. La razón es muy profunda pues obedece a los designios del Padre: «De los que son como ellos es el reino de Dios». En el reino de Dios y en el grupo de Jesús, los que molestan no son los pequeños, sino los grandes y poderosos, los que quieren dominar y ser los primeros. El centro de su comunidad no ha de estar ocupado por personas fuertes y poderosas que se imponen a los demás desde arriba. En su comunidad se necesitan personas que buscan el último lugar para acoger, servir, abrazar y bendecir a los más débiles y necesitados. El reino de Dios no se difunde desde la imposición de los grandes sino desde la acogida y defensa a los pequeños. Donde éstos se convierten en el centro de atención y cuidado, ahí está llegando el reino de Dios, la sociedad humana que quiere el Padre.