27 ene 2013

4° Domingo del Tiempo Ordinario


Lucas 4,21-30

1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu voluntad y así mostrar que otro mundo es posible, más semejante a tu imagen. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de hoy nos pone delante del conflicto surgido entre Jesús y la gente de Nazaret. Sucedió un sábado tras la lectura que hizo Jesús de un texto del profeta Isaías. Jesús decía que en él se cumplían esas palabras, es decir, que es el ungido (Mesías) para anunciar la Buena Noticia a los pobres y oprimidos. En un primer momento, todos quedaron admirados pero cuando se dieron cuenta del alcance y del significado del programa de Jesús, se rebelan y quieren matarlo. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Lucas 4,21-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Dónde transcurre el relato? ¿Qué palabras de Isaías había leído Jesús (ver Lc. 4, 18-19)?
3) ¿Cómo reacciona la gente inicialmente? Luego: ¿Qué reacción de desconfianza demuestra?
4) ¿Qué les dice Jesús entonces? ¿A qué profetas del Antiguo Testamento hace referencia Jesús?
5) Sidón y Siria eran lugares de "paganos", es decir, alejados de Dios, rechazados por los Israelitas. ¿Por qué Jesús recuerda los episodios a favor de ellos de parte de Dios?
6) ¿Quiénes rechazan a Jesús y qué intentan hacer con él? Finalmente, ¿Qué hizo Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)    Conflictos como encontró Jesús se dan también hoy. Aceptamos al otro en la medida en que se comporta de acuerdo con nuestras ideas, pero cuando el otro decide admitir en comunidad a personas que nosotros excluimos, surge el conflicto. Comentar.
b)    ¿Quiénes son los excluidos que hoy deberíamos acoger en nuestra comunidad?
c)    La cruz, en su forma de rechazo de los demás, de conflicto con los otros, sobre todo con el poder… a todos nos asusta y nos acobarda... ¿He dejado de comprometerme con la lucha por la justicia, de decir la verdad, de denunciar las cosas malas, por temor al conflicto, al qué dirán, al rechazo, a las posibles represalias de los poderosos, de la sociedad o de la institución? ¿Prefiero más bien no complicarme la vida?
d)    Seguir a Jesús produce a veces conflictos e incomprensión. ¿Cómo vivimos esto en nuestra vida? ¿Somos fieles o “acomodamos su mensaje” para evitar “problemas”?
e)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Cada persona piensa en una buena acción que puede realizar esta semana fuera o más allá de la iglesia. Llevamos una “palabra”. Esa palabra o versículo nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente.

6. Oración final: Dios del Reino que nace desde los pobres, que en Jesús nos has dado un ejemplo de coherencia y entrega a la verdad sin miedo a las consecuencias, al conflicto, a la Cruz. Ayúdanos a ser como Él, coherentes con nuestra misión de anunciar la Buena Noticia a los pobres y servir a la Verdad con valor y coherencia, sin amedrentarnos ni retroceder al experimentar el rechazo y la cruz que también Él experimentó. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
  
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Ante un público atento, Jesús une la Biblia con la vida de la gente (4,20-21): Terminada la lectura, Jesús devuelve el libro al servidor y se sienta. Jesús no es aún el coordinador de la comunidad, es laico, y como tal participa en la celebración, como todos los demás. Había estado ausente de la comunidad durante varias semanas, luego se había unido al movimiento de Juan Bautista y se había hecho bautizar por él en el Jordán (Lc 3,21-22). Además, pasó más de cuarenta días en el desierto reflexionando sobre su misión (Lc 4, 1-2). Aquel sábado, tras su vuelta a la comunidad, Jesús es invitado a leer. Todos están atentos y curiosos: “¿Qué dirá?” El comentario de Jesús es muy breve, más aún, brevísimo. Actualiza el texto, lo une a la vida de la gente. La promesa de liberación a los oprimidos y de evangelización de los pobres se cumple en Jesús (Lc.4, 21).

3. Reacción contradictoria del público (4,22): Por parte de la gente la reacción es doble. En primer lugar, una actitud atenta de admiración y de aclamación. Luego, inmediatamente, una reacción de desconfianza. Dicen: “¿Acaso no es éste el hijo de José?” ¿Por qué están escandalizados? Jesús habla de acoger a los pobres, a los ciegos, a los prisioneros, a los oprimidos. Pero ellos no aceptan su propuesta. Y así, en el mismo momento en que Jesús presenta su proyecto: acoger a los excluidos, ¡él mismo es excluido! Pero el motivo también es otro. Es importante notar los detalles en las citas que el Evangelio de Lucas hace del Antiguo Testamento. Al comentar Lucas 3,4-6, Lucas presenta un cita más larga de Isaías para poder mostrar que la apertura a los paganos estaba ya prevista por los profetas. Aquí sucede algo semejante. Jesús cita el texto de Isaías hasta donde dice: "y proclamar el año de gracia del Señor", y corta el resto de la frase, que dice “y un día de venganza de nuestro Dios, para consolar a todos los afligidos" (Is 62,2b). La gente de Nazaret critica el hecho de que haya omitido la frase sobre la venganza contra los opresores del pueblo. Ellos querían que el día de la venida del reino fuese un día de venganza contra los opresores del pueblo. Los afligidos habrían visto así restablecidos sus derechos. Pero en este caso, el advenimiento, la venida del Reino no habría traído un cambio real del sistema injusto. Jesús no acepta este modo de pensar, no acepta la venganza. Su experiencia de Dios Padre, le ayudaba a entender mejor el significado exacto de las profecías. Su reacción, contraria a la de la gente de Nazaret, nos hace ver que la antigua imagen de Dios, como juez severo y vengativo, era más fuerte que la Buena Noticia de Dios, Padre amoroso que acoge a los excluidos.

4. Jesús critica la reacción de la gente (4,23-24): Jesús interpreta la reacción de la gente y la considera una forma de envidia: “Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaún, ¡hazlo también aquí en tu patria!” Jesús era conocido en toda la Galilea (Lc 4,14) y a la gente de Nazaret no le gustaba el hecho de que Jesús, un hijo de su tierra, hiciera cosas buenas en la tierra de los otros y no en su propia tierra. Pero, la reacción tiene una causa más profunda. Incluso, si Jesús hubiera hecho las mismas cosas que en Cafarnaún, la gente no habría creído en él. Ellos conocían a Jesús: “¿Quién es éste para enseñarnos? ¿No es el hijo de José?” (Lc 4,22). “¿No es él el carpintero?” (Mc 6,3-4) Hasta hoy, tantas veces lo mismo: cuando un laico o una laica predican en la iglesia, muchos no aceptan, salen y dicen: “Él es como nosotros: ¡no sabe nada!” No pueden creer que Dios pueda hablar mediante personas más comunes. Marcos añade que Jesús quedó extrañado de la incredulidad de su pueblo (Mc 3,6).

5. Iluminación bíblica por parte de Jesús, citando a Elías y a Eliseo (4,23-27): Para confirmar que su misión era verdaderamente la de optar y acoger a los excluidos, Jesús se sirve de dos pasajes de la Biblia muy conocidos, la historia de Elías y la de Eliseo. Él gran profeta Elías no fue enviado a alguien que perteneciera al pueblo judío, sino a una viuda de un país pagano (1 Re 17, 7-16). Así desde la marginalidad llega el mensaje de Dios. Lo mismo ocurre con el discípulo de Elías, Eliseo, que sana a un leproso, pagano también y, por consiguiente, menospreciado por los auditores de Jesús, y no a un miembro del pueblo escogido (2 Re 5,14). De nuevo, he aquí que aparece en todo esto la preocupación de Lucas que desea mostrar que la apertura hacia los paganos viene de Jesús mismo. Jesús tuvo las mismas dificultades que tenían las comunidades en tiempos de Lucas.

6. Reacción furiosa por parte de la gente que quiere matar a Jesús (4,28-30): El uso de estos dos pasajes de la Biblia produce entre la gente todavía más rabia. La comunidad de Nazaret llega hasta el punto de querer matar a Jesús. Pero él mantiene la calma. La rabia de los otros no consigue desviarlo de su camino. Lucas indica cómo es difícil superar la mentalidad de privilegio y de cerrazón hacia los otros. Hoy sucede lo mismo. Una frecuente pretensión del creyente es querer apropiarse de Dios, incluso ponerlo a su servicio. Es también nuestra tentación como cristianos(as) y como Iglesia. Lo que creemos conocer nos impide estar atentos a lo nuevo, sobre todo si llega a través de lo insignificante y lo marginado. El Señor nos recuerda que Dios nos interpela desde aquellos que no sabemos apreciar.

3° Domingo del Tiempo Ordinario


Lucas 1,1-4; 4,14-21

1. Oración Inicial: Señor de la vida, envía tu Espíritu Santo para ayudarnos a leer e interpretar la Biblia. Crea en nosotros(as) el silencio para escuchar tu voz en la Escritura, en la creación, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en tos pobres y en los que sufren. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy comienza con el prólogo del Evangelio, en el que se explica el objetivo del libro. El centro del relato está en la proclamación del cumplimiento en Jesús de un texto de Isaías (Is 61,1-2). En él se describe de qué manera concreta llevará a cabo su tarea el Mesías. Esta escena es como el programa de lo que va a ser la misión de Jesús: se anuncia la salvación para toda la humanidad y se insiste en que el ministerio de Jesús va dirigido a la liberación de los pobres y oprimidos. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Lucas 1,1-4; 4,14-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué objetivo tiene Lucas para escribir su evangelio?
3) El Espíritu Santo aparece guiando los pasos de Jesús: ¿Qué se dice del Espíritu y Jesús en el relato?
4) ¿Para quienes es la buena noticia que anuncia Jesús en el profeta Isaías? ¿Cuándo se cumplirá?
5) Según el texto: ¿Cuál es el contenido del programa o misión de Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)    Las palabras del profeta Isaías, que se aplicó Jesús, no son sólo para el «Hijo de Dios» sino para todos los hijos e hijas de Dios. ¿Se cumplen en nosotros(as)? ¿Nos sentimos enviados(as) a dar la buena noticia a los pobres…? Nuestra comunidad: ¿Es una buena noticia para los pobres?
b)    Jesús vio su vida como el cumplimiento, como la prolongación de aquel anuncio del profeta Isaías. Y nosotros: ¿Cómo continuamos hoy la misión liberadora de Jesús?
c)    ¿Qué significa hoy anunciar la Buena Noticia de liberación en un mundo donde los pobres son multitudes y muchos están desanimados, desmovilizados, resignados, alienados, y soñando diariamente con la vida que la telenovela les ofrece cada día?
d)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «… me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso:¿Qué gestos y hechos podemos realizar esta semana para comunicar la Buena Noticia a los pobres? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Señor de la Vida, has suscitado desde el principio de los tiempos, por obra de tu Espíritu, personas capaces de intuir tu amor liberador por los pobres, y que en Jesús nos das el modelo perfecto; haz que también nosotros(as) "hoy", en nuestro día a día, demos cumplimiento al anuncio de los profetas, sintiéndonos enviados a comunicar la Buena Noticia a los pobres y a las personas que necesitan convertirse a los pobres. AMÈN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
·         Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
·         ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
·         ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Lucas escribió dos libros: el evangelio y los Hechos de los Apóstoles (1,1-4): Los dos constituyen una única obra. Cada uno tiene su prólogo, en el que se explica el objetivo del libro. En el texto de hoy, tenemos el prólogo al Evangelio.
a)    Lucas 1,1: "Muchos se han propuesto componer un relato de los acontecimientos que se han cumplido entre nosotros". Se trata de dos acontecimientos relacionados con la vida, enseñanza, pasión, muerte y resurrección de Jesús. Lucas dice que "muchos ya lo intentaron", lo que es señal de que había muchas tendencias en las comunidades. Cada uno intentaba presentar su versión sobre las cosas que Jesús hizo y enseñó. Lucas también lo va a hacer.
b)    Lucas 1,2: Lucas no se apoya en ideas propias a la hora de componer su relato. Sigue la tradición de las comunidades. Hace una investigación de lo que se estaba transmitiendo de Jesús por aquellos que fueron "testigos oculares y ministros de la Palabra".
c)    Lucas 1,3: Como otros lo hicieron, Lucas también decide "escribir una exposición ordenada después de haber investigado cuidadosamente todo lo sucedido desde el principio". Quiere             ayudar a sus hermanos y hermanas, que venían del paganismo, a enfrentar y vencer sus problemas.
d)    Lucas 1,4: Lucas escribe en torno al año 85 y le dedica los dos volúmenes a un amigo llamado Teófilo (Lc 1,3; Hch 1,1). El nombre Teófilo significa persona que "ama a Dios" o "es amada por Dios". Probablemente Lucas no se refiere a una persona determinada, sino a los cristianos convertidos del paganismo, los "temerosos de Dios" o "adoradores de Dios". A partir del año 70, este grupo fue cada vez más numeroso en las comunidades cristianas de las grandes ciudades del imperio romano. Lucas escribe para ellos: así podrán, como él mismo dice, comprender la autenticidad de las enseñanzas que han recibido (Lc 1,4). Lucas quiere que las comunidades comprueben por sí mismos que aquello que aprendieron tiene fundamento en la historia y en la vida del propio Jesús.

3. La propuesta de Jesús (4,17-19): Jesús se levanta para hacer la lectura. Escoge el texto de Isaías que habla de los pobres, presos, ciegos y oprimidos. El texto refleja la situación de la gente de Galilea en tiempo de Jesús. En nombre de Dios, toma postura en defensa de la vida de su pueblo y, con las palabras de Isaías, define su misión: anunciar la Buena Noticia a los pobres, proclamar la liberación a los cautivos, dar la vista a los ciegos y liberar a los oprimidos. Retoma la antigua tradición de los profetas y proclama "un año de gracia del Señor". ¡Proclama el año jubilar!

4. Pobreza y libertad: Las diferentes situaciones humanas enunciadas (pobreza, cautividad, ceguera, opresión) (4,18) aparecen como expresiones de muerte. El anuncio de Jesús, ungido como el Mesías por la fuerza del Espíritu, la hará retroceder, introduciendo un principio de vida que debe llevar la historia a su plenitud. En este texto programático encontramos por consiguiente la disyuntiva muerte-vida, central en la revelación bíblica, frente a la cual se exige una opción radical. Pero no se trata de situaciones que se hallan al mismo nivel. La afirmación clave es "anunciar a los pobres la Buena Nueva" (vs.18), ellos son los desprovistos de lo necesario para vivir. A los pobres se les comunica la liberación. Cautivos, ciegos, oprimidos son profundizaciones de la condición de pobreza. En todos esos casos estamos ante una proclamación de la libertad. La buena nueva que Jesús anuncia a los pobres tiene pues como eje la liberación. Esto caracteriza, debe caracterizar, el anuncio del Evangelio de parte de la Iglesia hoy.

5. La profecía permanece: Lucas subraya la perspectiva de su texto hablando de la proclamación del "año de gracia" (Lc. 4,19). Año jubilar a celebrarse cada cincuenta años, en que "cada uno recobrará su propiedad" (Lev. 25,13), porque en última instancia sólo Yahvé es propietario de la tierra. Rompiendo con toda injusta desigualdad, el año de gracia debía contribuir al establecimiento permanente de la fraternidad entre los miembros del pueblo judío y finalmente de la comunión con Dios. El reinado de Dios es el sentido último de la historia humana, pero su presencia se inicia desde ahora a partir de la atención de Jesús por los olvidados de la historia. Lucas anuncia en este texto programático el camino futuro de la Iglesia y las condiciones de su fidelidad al resucitado. La comunidad creyente toma conciencia, a través de este texto, que su misión evangelizadora se dirige preferentemente a los más alejados. En Lc 4,18-19 se especifican las tareas más urgentes de toda comunidad cristiana. Llevándolas a cabo cumple la Iglesia, y cada uno de los creyentes en su vida personal, el seguimiento de Jesús.

17 ene 2013

2° Domingo del Tiempo Ordinario

Las Bodas de Caná

2º Domingo del Tiempo Ordinario (C)
Juan 2, 1-11

1.- Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por los profetas: acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Tú que eres Espíritu de Vida , haz que el texto bíblico se convierta  en  Palabra viva y salvadora, que produzca en nosotros la adhesión y el seguimiento de Jesús. Amén. Cantar: “Espíritu Santo, ven, ven…”

2.- Lectura: ¿Qué dice el texto?
a.- Introducción: El texto de hoy pone a nuestra consideración  las Bodas de Caná, en Galilea. Podemos apreciar que, tanto en aquellos tiempos como ahora, a todos nos gustan las fiestas. Hay algunas que quedan clavadas en nuestra memoria  y que con el paso del tiempo adquieren un significado cada vez  más profundo; otras fiestas caen en  el olvido. La fiesta de las Bodas de Caná, así como está descrita en el Evangelio de Juan, ha quedado viva en la memoria del pueblo cristiano y nos revela un sentido profundo. Abramos nuestros corazones a la Palabra de Dios.

b.- Leer el texto: Juan 2, 1-11. Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva para escuchar a Dios. Leerlo una segunda vez.

c.- Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para dejar que la Palabra de Dios impregne el corazón y la mente. Terminar cantando “Tu Palabra me da Vida”.

d.- ¿Qué dice el texto?
1.- Cada persona lee en voz alta el versículo que más le tocó el corazón.
2.- ¿Dónde se encuentran Jesús y su madre? ¿Qué problema ocurre en la fiesta de bodas?
3.- ¿Quién se da cuenta y qué hace?
4.- ¿Qué dice y hace Jesús?  ¿Qué reacciones origina?
5.- ¿Cuál es el resultado de este signo?

3.- Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?. No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a.-  ¿Dónde y cómo sigue  Jesús dando “signos” o “señales” hoy?
b.-  Como Jesús: ¿Cómo ser señal hoy en medio de las realidades sencillas y diarias?
c.-  ¿Qué ha llamado tu atención en las actitudes o comportamiento de las personas en el  texto?
d.- La Madre de Jesús es presentada como persona atenta a los problemas de los otros en tal grado que se da cuenta que la falta de vino arruinaría la fiesta. Y no sólo   constata el problema  sino que toma iniciativas para resolverlo. ¿Cómo seguir su   ejemplo frente a los problemas de hoy?
e.- María y Jesús están en la fiesta de la boda. ¿Por qué a veces nos imaginamos a Jesús y María
   como alejados de la fiesta y de las alegrías humanas?

4.- Oración. ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Cada participante está invitado a hacer una petición: ¿Qué hará y qué ayuda necesita para estar siempre “despierto y vigilante”?     ¡Queremos hacer todo lo que nos pidas, Señor!

5.- Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad. Compromiso. El gesto de Jesús despierta la fe de los discípulos. ¿Qué gestos y hechos solidarios podemos realizar en la comunidad para animar la fe de los que nos rodean?.Llevamos una palabra. Esa palabra nos acompañará hasta que nos encontremos nuevamente.

6.- Oración final. Oh Dios de todos los pueblos, que de muchas maneras  te has comunicado desde siempre a la Humanidad. Te pedimos que abras nuestros ojos, ilumines nuestra mente e inflames nuestro corazón, para que nosotros también seamos para los demás señal de amor y alegría, de esperanza y de agradecimiento. Amén.
  
Para La Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Juan 2,11‑12: Comentario del evangelista: Este es el primer signo. En el cuarto evangelio, el primer signo sucede para ayudar en la reconstrucción de la familia, de la comunidad, para resanar las relaciones de base entre las personas. Seguirán otros signos. Juan no usa la palabra milagro, sino la palabra signo. La palabra signo indica que las acciones de Jesús  en favor de las personas tienen un valor profundo, que sólo se descubre con los rayos‑x de la fe. Cuando decimos “rayos‑x", indicamos la dimensión más profunda, invisible a los ojos, que se encuentra en !os hechos y que sólo la fe nos la hace percibir y nos la revela. La pequeña comunidad que se ha formado en tomo a Jesús aquella semana, viendo el signo, estaba ya en grado de percibir el significado más profundo y “creyó en Él".

2. Con la señal del agua transformado en “vino nuevo" y abundante, Jesús nos deja claro que ha llegado la hora del cambio. Hay que dejar lo viejo, la tristeza. la injusticia, para comenzar a vivir una vida nueva, con alegría comunitaria, en búsqueda de la justicia y de la solidaridad. Con esta señal, Jesús inicia un
tiempo nuevo. En su última Cena, transformando el vino en sangre derramada, Jesús complementa la señal  y nos deja la Eucaristía.  Lo que pasó en Caná es un resumen de lo que va a hacer Jesús con todas sus acciones: transforma nuestra relación con Dios y las relaciones entre nosotros y nosotras.  El vino nuevo es señal de la alegría, de la amistad y del amor que deben vivir los(as) que participan del banquete.

3. El vino bueno: Juan nos dice que Jesús mandó llenar de agua seis  tinajas de piedra destinadas a las “purificaciones de los judíos” (v6). El agua y las purificaciones aluden a ciertas costumbres religiosas en tiempo de Jesús. En adelante, no se tratará ya de una religión basada en la ley ni en la observancia de preceptos observados bajo el temor del castigo y la culpa. Esto es precisamente lo que Juan nos dice: la presencia de Jesús es la revelación de este Dios nuevo y diferente. No del miedo y del castigo, lejano de los seres humanos y gozando con sus sacrificios, sino el Dios cercano en medio de la fiesta compartiendo sus alegrías y sus preocupaciones. En la boda en la que “faltó el vino”, se ofrece “el vino bueno”, la mejor revelación del rostro de Dios Su religión será la de la alegría y de la fiesta compartida porque se participa del gozo de Dios.

4. La fe aparece habitualmente ligada a “signos" o "señales", que nos permiten el descubrimiento de la presencia de Dios en la historia personal y social. La búsqueda de estas señales es una tendencia natural propia de todo ser humano religioso. En nuestros días se corre el riesgo de considerar aquellas señales como ligadas a lo extraordinario o maravilloso. Este espacio se ha transformado para mucha gente en el único lugar en que se puede realizar el encuentro con Dios. La primera  de las señales de Jesús realizada en Caná, por el contrario, sitúa la gloria de Dios en el marco de las realidades cotidianas.
en e! banquete de una boda. Con ello invita a descubrir la cercanía de Dios en Jesús, señal de su presencia en la historia. dentro del marco de lo cotidiano de la existencia.  Éste es el lugar en que debemos encontrar a Dios y dar la misma respuesta que los discípulos de Jesús, que en Caná, “creyeron en él”.               

5. La Madre de Jesús en el Evangelio de Juan: La Madre de Jesús aparece dos veces en el evangelio de Juan: al principio, en las bodas de Caná (Jn 2,1‑5), y al final, a los pies de la Cruz (Jn 19,25‑27). En los dos casos representa al Antiguo Testamento que espera la llegada del nuevo, y en los dos casos, contribuye a la llegada del Nuevo.  María es el lazo entre lo que había antes y lo que vendrá después.  En Caná, la Madre de Jesús, símbolo del Antiguo Testamento, es aquella que se da cuente de los límites Antiguo Testamento, y da los pasos para que pueda aparecer el Nuevo.  A los pies de la Cruz, está junto al “Discípulo Amado". El Discípulo Amado es la comunidad que crece en tomo a Jesús. es el hijo que nace del Viejo Testamento.  A petición de Jesús, el hijo, el Nuevo Testamento, recibe a la Madre, el Antiguo Testamento, en su casa. Los dos deben caminar juntos. El Nuevo no se entiende sin el Viejo.

6. Jesús. al dirigirse a su madre, la llama “mujer”'. Lo mismo ocurre en el momento supremo de la cruz. La intención parece clara: se trata de sacar la escena del ámbito estrictamente familiar para afirmar que los lazos de la familia de Díos son más fuertes que los de la sangre. Se nota un progreso que va en la dirección siguiente: de María, persona privada y privilegiada, la madre de Jesús, a la “mujer”, que tiene un quehacer importantísimo en la historia de Ía salvación.  La palabra "mujer” presentaría a a María como la nueva Eva, que se halla junto al nuevo Adán en el nacimiento de la nueva humanidad. La conclusión de! signo (Jn 2,11) nos dice abiertamente que su finalidad primera está centrada en Jesús. La figura de María está subordinada a él. Esto no significa no valorar la madre de Jesús. El argumento va de menor a mayor si cuando no había llegado la hora, jesús actúa porque se lo pide su madre, cuánto más cuando haya llegado su hora!



7 ene 2013

El Bautismo de Jesús



1. Oración Inicial: Danos tu Espíritu, Padre, para que en una verdadera conversión, podamos acoger a tu Hijo que pasa por nuestra historia y así reconocerlo como él que ofrece la vida por la humanidad. Danos una visión límpida, un corazón pronto para escuchar, danos el estar siempre preparados(as) para colaborar en la construcción de tu Reino. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy nos invita a meditar sobre una pregunta crucial de nuestra fe: ¿Quién es Jesús? Tal pregunta ha recibido en el tiempo de Jesús y durante toda la historia una infinidad de respuestas por parte de personas que quieren acercarse al misterio de Jesús. Lucas, cuando describe la escena del bautismo de Cristo en las aguas del Jordán, no está interesado en comunicarnos detalles históricos sobre tal acontecimiento, sino que pretende darnos los primeros elementos para comprender la identidad de Jesús. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Lucas 3,15-22: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d. ¿Qué dice el texto?

1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué respondió Juan a la gente sobre si él sería el Mesías? ¿Cómo diferencia su bautismo del de Jesús? ¿Qué actitud demuestra Juan?
3) ¿Por qué Juan reprendió a Herodes? ¿Qué hizo Herodes con Juan después?
4) ¿Qué sucedió cuando Jesús se encontraba orando? ¿Qué proclama la voz del cielo?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)    Delante del Mesías, Juan Bautista se siente siervo, humilde e indigno: «yo no soy digno de desatar la correa de sus sandalias»: ¿Cómo nos comportamos en nuestra comunidad? ¿Cómo es nuestra humildad?
b)    ¿Qué les llama la atención de la denuncia profética que hizo Juan al Rey Herodes? ¿Qué hay que denunciar hoy? ¿A quienes debemos dirigir nuestra denuncia? ¿Por qué? ¿Lo estamos haciendo? ¿Qué nos falta? ¿Nos sentimos llenos(as) de “Espíritu Santo y fuego”?
c)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Tú eres mi Hijo amado, a quien he elegido».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Realizar un gesto de humildad y/o de denuncia profética esta semana. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Señor Dios, tu Hijo ha orado mientras era bautizado por Juan Bautista,. Tu voz divina escuchó su oración. También el Espíritu Santo se ha mostrado presente en forma de paloma. ¡Escucha hoy nuestra oración! Te pedimos que nos sostengas con tu gracia para que podamos ser hijos(as) de la luz. Danos la fuerza para renovarnos continuamente en el Espíritu, revestidos e invadidos de pensamientos y sentimientos de Cristo. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a.    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b.    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c.    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?
2. El contexto del bautismo de Jesús: Después de los relatos de la infancia y como preparación a la actividad pública de Jesús, Lucas narra los acontecimientos que se refieren a Juan Bautista, el bautismo de Jesús, las tentaciones de Jesús; este conjunto sirve como de introducción a la verdadera y propia actividad de Jesús y le da sentido. El evangelista concentra en un cuadro único y completo toda la actividad de Juan: desde el comienzo de la predicación en las orillas del río Jordán (3,3-18) hasta el arresto mandado por Herodes Antipas (3,19-20). Cuando Jesús aparece en escena (3,21) para ser bautizado ya no se menciona a Juan. Con esta omisión Lucas clarifica su lectura de la historia salvífica: Juan es la última voz profética de la promesa del Antiguo Testamento. Ahora el centro de la historia es Jesús, es Él quien da comienzo al tiempo de salvación que se prolongará en el tiempo de la Iglesia.

El deber de Juan, el último profeta del Antiguo Testamento, es el de preparar la venida del Señor en medio de su pueblo (1,16-17.76). Este papel se concretiza en preparar a todos para recibir con el bautismo de conversión el perdón de Dios (Jer 3,34; Ez 36,25), lo que implica un cambio en el propio modo de ver las relaciones con Dios. Cambiar de vida significa practicar la fraternidad y la justicia según las enseñanzas de los profetas (Lc 3,10-14). Abandonando el bienestar religioso o social, el lector de Lucas está invitado a abrirse a la persona de Jesús, el Mesías Salvador. Lucas quiere subrayar que el profeta Juan no tiene ninguna pretensión de ser comparado con la persona de Jesús. Más bien, el profeta del Jordán se ha sentido completamente subordinado a la persona de Jesús (3,16). Sobre todo Jesús es el más fuerte porque da el Espíritu.

La actividad de Juan tiene un final violento, a la manera de los profetas clásicos. La autenticidad de un profeta nace de su libertad en los enfrentamientos con el poder político: de hecho, denuncia las maldades cometidas por Herodes en la vida del pueblo. Ante la llamada del profeta existen dos respuestas diversas: el pueblo y los pecadores se convierten, mientras los potentes responden con violencia agresiva. Juan termina el recorrido de su existencia en la cárcel. Con este episodio trágico Juan anticipa el destino de Jesús, rechazado y muerto, pero que se convierte en punto de referencia para todos aquellos que son perseguidos por el poder represivo.

Finalmente, el Jordán es el lugar físico de la predicación de Juan. La intención de Lucas es crear un estrecho lazo entre este río y Juan: Jesús no aparecerá ya más por allí después de su bautismo, así como Juan no aparecerá jamás por los confines de Galilea y de la Judea, porque son lugares ligados y reservados a la acción de Jesús.

3. Juan no es el Mesías: En aquel tiempo era grande la expectativa de la venida del Mesías Salvador. Muchos se hicieron discípulos de Juan Bautista y muchos siguieron a Jesús. Ambos grupos discutían sobre quién era el mayor, pues los discípulos de Juan afirmaban que Juan era más importante pues había venido antes de Jesús. De entre los evangelistas, Lucas y Juan procuran resolver el asunto mostrando el papel subordinado del Bautista (ver Jn 1, 6-9.15.19-20; 3, 30). Para esto Lucas contrapone las dos personas y los dos bautismos. Juan no sólo declara que no es el Mesías, sino que afirma además que ni siquiera es digno de ser su esclavo (desatar la correa de las sandalias). El bautismo de Juan era con agua y servía para la purificación al demostrar el arrepentimiento. En cambio, el bautismo de Jesús será con el Espíritu Santo y con fuego, una alusión a Pentecostés, donde el Espíritu fue dado en forma de lenguas de fuego (ver Hch 2, 3-4). Además, mientras Juan previene sobre el juicio, Jesús es el juez mismo que va a separar a los justos de los injustos como el agricultor separa el grano de la paja (ver Mt 25,46). El testimonio de Juan alerta para algo importante: el(la) testigo no debe confundirse con aquel de quien da testimonio, ni ocupar su lugar. Su función es señalar a Jesús, anunciar su presencia y acción, y luego desaparecer: "Es preciso que El crezca y que yo disminuya" (Jn3,30). Ciertamente no siempre sucede así. Es grande la tentación del evangelizador por conseguir privilegios o mayordomías a costa de su función, estorbando el encuentro y el compromiso de las personas con Jesús.

4. El final de la misión de Juan (3,18-20): Lucas clausura pronto la actividad de Juan, porque desde su punto de vista, Juan pertenece al Antiguo Testamento (16,16). La prisión por parte de Herodes muestra que Juan incomodaba a las autoridades, ciertamente porque les echaba en cara sus faltas morales. Con la salida de Juan, el tiempo de Israel, la primera fase de la historia de la salvación, ha terminado.

Ahora comienza el tiempo de Jesús, y con Él, la realización de las promesas y la venida del Reino de Dios. De hecho, según el evangelista Marcos, después de la prisión de Juan, es cuando Jesús va a Galilea donde comienza su actividad (Mc 1, 14-15).