Lucas
13,22-30
1. Oración
Inicial: Padre Bueno, envíanos tu Espíritu Santo. Concédenos
escuchar con atención la Palabra, comprenderla, gustarla y sentirla arder como
un fuego dentro de nosotros(as). AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Jesús
continúa su camino a Jerusalén, hacia la
cruz y alguien le pregunta: «Señor, ¿son pocos los que se salvan?» La respuesta
de Jesús traslada la atención del "cuántos"
al "cómo" nos salvamos. «Esfuércense
por entrar» indica la
conducta a seguir: «entrar por la puerta estrecha». La imagen reclama al discípulo(a) y a la comunidad de
Lucas a dirigir la propia preocupación sobre el deber exigente que el camino de
la fe pide. Luego de esto, Jesús introduce una enseñanza verdadera y propia con
una parábola. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de
Dios.
b. Leer el texto: Lucas 13,22-30: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva.
Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su
comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un
tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros
corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)
Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)
¿Qué iba haciendo Jesús en el camino a Jerusalén?
3)
«¿Señor, ¿son pocos los que se salvan?» ¿Qué contestó Jesús a esta pregunta?
4)
En la parábola: ¿Qué anuncia Jesús con respecto al día del juicio, al
día de la salvación? ¿Qué tendrá en cuenta el Señor? ¿Por qué?
5)
¿Cuál es la enseñanza final de Jesús en la parábola?
3.
Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es
necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el
grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y
descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Muchos
tratarán de entrar y no lo lograrán. Por eso nos dice Jesús: "Esfuércense
por entrar por la puerta angosta". ¿Qué significa esto para nosotros(as)
ante la realidad que vivimos? ¿Cómo nos esforzamos para entrar por la puerta
angosta?
b)
Vivir el Evangelio: ¿Por qué se parece a una puerta angosta?
c)
Y nosotros(as) que leemos la Biblia y asistimos a la liturgia: ¿Nos
salvaremos? ¿Será suficiente?
d)
«… algunos de los que ahora son los últimos serán los primeros y algunos
que ahora son los primeros serán los últimos»: ¿A qué nos compromete esta enseñanza hoy en nuestra
vida?
e)
Muchas veces la tentación es proponerse otras puertas aparentemente más
fáciles. Comentar.
f)
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer
en concreto para que se haga realidad?
4. Oración:
¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre
nuestra vida. «Señor, queremos entrar por la puerta angosta del
Evangelio».
5.
Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo
y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso:
La puerta angosta es compasión y solidaridad con los que nos rodean como
nos enseñó Jesús. ¿Cómo podemos vivirlo esta semana? Llevamos una
"palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto.
Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y
tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración
final: Señor, creemos que la puerta angosta del Evangelio se
abre cada vez que escuchamos la Palabra de Dios y nos comprometemos a llevarla
a la práctica. Ayúdanos a entrar por la puerta estrecha siendo solidarios(as)
con los que sufren y comprometidos en la lucha por la justicia. Que nuestra
comunidad sea forjadora del mundo nuevo del Reino. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las
Personas Que Quieran Profundizar Más
1.
Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada
encuentro:
a)
Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario
vivir durante la semana.
b)
¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido?
¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)
¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de
Dios?
2. Contexto: (13,22
-17,10) La enseñanza a sus discípulos domina toda esta sección. Se inicia con
el recuerdo del objetivo de su viaje, “…
mientras se dirigía a Jerusalén” (13,22). No faltan textos que nos
recuerden la incomprensión y el rechazo de los dirigentes de Israel
(13,25.31-35; 14,1.23.34; 15,2. 25-29; 16,4). Sin embargo, el interés central
de esta parte está en describir los rasgos del auténtico creyente y de la
comunidad cristiana. El capítulo 14, en el marco de un banquete y a través de
una parábola, nos muestra la fuerza del amor de Dios que llama a todas las
personas a la salvación. El capítulo 15, mediante sus tres parábolas, nos
muestra la fuerza de ese amor de Dios teniendo como trasfondo el símbolo del
banquete (15,23). El capítulo 16 advierte a los discípulos(as) de todos los
tiempos sobre el peligro de las riquezas. Aquí el contraste está entre el
símbolo del banquete salvífico y los espléndidos banquetes (16,19) que
celebraba el rico de la parábola, sin tener en cuenta la realidad de la pobreza
de Lázaro. La sección termina con algunas instrucciones a los discípulos(as)
(17,1-10). La preocupación general del evangelista, a lo largo de estos
capítulos, se dirige a la comunidad de los creyentes que prosiguen ahora entre
tensiones y riesgos el camino iniciado por Jesús.
3. ¿Qué dice
Jesús respecto del modo de salvarnos? Dos cosas: una negativa, una
positiva. Primero, lo que no sirve y no basta, y segundo, lo que sí sirve para
salvarse. No sirve, o en todo caso no basta para salvarse, el hecho de
pertenecer a determinado pueblo, a determinada raza o tradición, institución,
aunque fuera el pueblo elegido del que proviene el Salvador: "…hemos
comido y bebido contigo, y tú enseñaste en nuestras plazas...”(vs.26). “No sé de donde son ustedes"
(vs.27). Es evidente que los que hablan y reivindican privilegios son los
judíos. En nuestro caso, para salvarse no basta ni siquiera el simple hecho de
haber conocido a Jesús y pertenecer a la Iglesia, hace falta otra cosa.
Justamente esta "otra cosa"
es la que Jesús pretende revelar con las palabras sobre la "puerta estrecha". Estamos en la respuesta positiva, en
lo que verdaderamente asegura la salvación. Lo que pone en el camino de la
salvación no es un título de propiedad (no hay títulos de propiedad para un don
como es la salvación), sino una decisión personal. Lo importante es atravesar
la puerta estrecha, es decir, el empeño serio y personal por construir el reino
de Dios. Esta es la única garantía que da la certeza que se está en el camino
que nos conduce a la luz de la salvación.
Comer y beber el cuerpo y la sangre del Señor,
escuchar su Palabra y multiplicar las oraciones es importante, pero no es
suficiente para alcanzar la Salvación. Porque al rito religioso, se debe unir
la vida. La religión debe impregnar toda la vida. La oración debe orientarse a
la práctica de la solidaridad, la liturgia debe abrirse a la justicia y al
bien. Como han dicho los profetas, el culto es hipócrita y es incapaz de
llevarnos a la salvación. La imagen que Jesús usa inicialmente es aquella de la
"puerta estrecha". Ella
representa muy bien el empeño que es necesario para alcanzar la meta de la
salvación. El verbo griego usado por Lucas, traducido por "esforzarse", indica una lucha, una especie de
"agonía", incluye fatiga y sufrimiento, envuelve a toda la persona en
el camino de fidelidad a Dios. La vida cristiana es una vida de lucha diaria;
es erróneo cruzarse de brazos y relajarse después de haber hecho un compromiso
personal con Cristo. No podemos quedarnos estancados en nuestra fidelidad al
reino de Dios. Creer es una actitud seria y profunda, no se reduce sólo a ciertos
actos de devoción, estos deben ser signos de una adhesión radical. Finalmente,
al Reino de Dios son admitidas todas las personas justas de la tierra que han
luchado y se han esforzado por su fe con sinceridad de corazón; esto significa
que el cristianismo se abre a todas las razas, a todas las culturas, a todas
las expresiones sociales y personales, sin ninguna restricción.
4. La puerta
estrecha: La respuesta de Jesús es tan directa, como
aparentemente desconcertante: “luchen por
entrar por la puerta estrecha" (vs.24). La salvación pasa por la
puerta angosta. Una clave para entender la respuesta de Jesús se encuentra al
inicio del texto cuando nos recuerda que Jesús iba “camino a Jerusalén” (vs.22). En los evangelios, el camino a
Jerusalén expresa la decisión de Jesús de cumplir fielmente la misión de su
Padre, de anunciar y practicar la Buena Nueva hasta las últimas consecuencias.
En ese contexto, en la ruta a Jerusalén, tiene lugar la pregunta del oyente y
la respuesta de Jesús. La puerta estrecha es efectivamente excluyente, no en
cuanto a las personas, sino en cuanto al
"derecho" de ser salvado. La salvación no viene de una simple
cercanía física a Jesús (vs.26-27), no basta haber comido o bebido con él o
haberlo escuchado en las plazas. Tampoco es la consecuencia de pertenecer a un
determinado pueblo, en este caso, el pueblo judío (vs.28). El texto no lo dice,
pero se podría añadir, en fidelidad al espíritu de la respuesta de Jesús, que
la salvación no se circunscribe a una raza o una cultura. La salvación viene
cuando aceptamos a Jesús y nos ponemos tras sus pasos. Esa es la puerta
estrecha, la puerta única a la vida, es una entrada exigente.