26 nov 2011

33° Tiempo Ordinario (A)


33° Tiempo Ordinario (A)
Mateo 25,14-30

1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas.  AMÉN.    Cantar "Espíritu Santo Ven, Ven".

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy habla de un propietario que iba a viajar al ex­tranjero. Llama a sus criados y les confía la administración de sus bienes. A cada uno entrega talentos según su capacidad. Cuando el propietario volvió, pidió cuentas a sus criados. Todos ganaron el doble, me­nos el último, que, por miedo de arriesgar, enterró el talento, y cuando el señor volvió se lo entregó tal cual, algo que le trae consecuencias inesperadas. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Mt 25,14-30: Leemos este texto de Mateo con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d. ¿Qué dice el texto?

1)     ¿Qué versículo o parte del texto te impresionó más? ¿Por qué?
2)     En la parábola, los tres empleados reciben según su capacidad: ¿Cuál es la forma de comportarse de cada uno de ellos con respecto a lo recibido?
3)     ¿Cómo rinden cuentas del primero y segundo empleado? Y el tercer empleado: ¿Por qué esconde el talento? ¿Cómo le responde el amo?
4)     ¿Qué actitudes destaca el patrón? ¿Qué actitudes reprocha?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. Para nosotros(as) hoy: ¿Qué representan los talentos en esta parábola?
  2. Hay quienes transmiten lo que han recibido de Dios y quienes guardan para sí lo que el Señor quiso darles. Comentar.
  3. Cada persona comparte qué don(es) ha recibido de Dios. ¿Cómo lo usamos?
  4. ¿Es tan grave no hacer fructificar los talentos? ¿Por qué?
  5. Toda persona tiene cualidades, talentos, con los cuáles puede y debe servir a los demás. Comentemos los talentos que reconocemos en hermanos y hermanas de nuestra comunidad.
  6. Cada persona recibe del Señor “según su capacidad”  y sin embargo a veces sentimos envida y hacemos comparaciones entre personas. Comentar.
  7. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. "Señor, ayúdanos a ser generosos para entregar nuestros dones al servicio de la gente".   

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Redescubramos las capacidades y talentos propios y de nuestros hermanos(as); para que, multiplicándolos, crezcamos como personas y como comunidad.  Llevamos una “palabra”. Esa “palabra” o versículo que nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente se hará presente durante la semana mientras participamos en nuestros quehaceres diarios.

6. Oración final: Señor, haznos artesanos(as) del Reino que Tú quieres que construyamos entre toda la gente, con nuestro trabajo y con los talentos que tu nos has dado, y que así estemos siempre alegres en tu servicio, porque en servirte a Ti y a los hermanos y hermanas consiste el gozo pleno y verdadero. AMÈN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Contexto: La “Parábola de los Talentos” (25,14-30) forma parte del 5º Sermón de la Nueva Ley (24,1 a 25,46) y se coloca entre la parábola de las Diez Vírgenes (25,1-13) y la parábola del Juicio Final (25,31-46). Estas tres parábolas aclaran el concepto relativo al tiempo de adviento del Reino. La parábola de las Diez Vírgenes insiste sobre la vigilancia: el Reino de Dios puede llegar de un momento a otro. La parábola de los talentos orienta sobre el crecimiento del reino: el Reino crece cuando usamos los bienes recibidos para servir. La parábola del Juicio Final enseña cómo tomar posesión del Reino: el Reino es acogido cuando se acoge a los pequeños. Una de las cosas que más influyen en nuestra vida es la idea que nos hacemos de Dios. Entre los judíos de la línea de los fariseos, algunos imaginaban a Dios como un Juez severo que trataba a las personas según el mérito conquistado siguiendo las observancias. Esto causaba miedo e impedía a las personas crecer. Impedía que se abriese un espacio dentro de ellos para acoger la nueva esperanza de Dios que Jesús comunicaba. Para ayudar a estas personas Mateo relata la parábola de los talentos.

2. ¿Cómo prepararse para la venida del Señor? Mateo acentúa algunos elementos de la parábola. Por ejem­plo, en respuesta a pasividad de sus comunidades, resalta la ac­tividad de los dos empleados y la actitud inoperante del tercero. Quiere exhortar a la Iglesia a vivir el presente en una fidelidad ac­tiva y creativa, como preparación para el juicio final. Sólo el evan­gelio de Mateo relata que el propietario volvió después de "mucho tiempo". Nos indica que las comunidades hablaban de la demora en la vuelta del Señor, lo que probablemente desanima­ba a la gente. Por eso, la recompensa que el dueño da a los em­pleados diligentes es la salvación, simbolizada en la alegría de la convivencia con el Señor. El castigo para el empleado que no tra­bajó será la exclusión del Reino. El evangelista, a través de esta parábola, ex­horta a su comunidad (y la nuestra hoy) para que esté alerta y vigilante, y para que no se deje vencer por la comodidad y la rutina.

3. La moneda diversa del Reino: No hay diferencia entre aquéllos que reciben más y aquellos que reciben menos. Todos reciben según su capacidad. Lo que importa es que el don se ponga al servicio del Reino y que haga crecer los bienes del Reino que son el amor, la justicia, la fraternidad, el compartir. La clave principal de la parábola no consiste en producir talentos, sino que indica el modo en el que se necesita vivir nuestra relación con Dios. Los primeros dos empleados no piden nada, no buscan su propio bienestar, no guardan los talentos para ellos, no calculan, no miden. Con la más grande naturalidad, casi sin darse cuenta y sin buscar ninguna clase de mérito para ellos, comienzan a trabajar, para que el don recibido fructifique para Dios y para el Reino. El tercer empleado tiene miedo y, por esto, no hace nada. Según las normas de la ley antigua, él obra de modo correcto. Se mantiene en las exigencias establecidas. No pierde nada, pero tampoco gana nada. Por esto pierde hasta lo que tenía. El Reino es riesgo. ¡Quien no quiere correr riesgo, pierde el Reino!

4. Dos posturas: La parábola nos habla de dos actitudes; de quienes transmiten lo que han recibido de Dios y de aquellos que guardan para sí lo que el Señor quiso darles. Además, el acento de la parábola está en el reproche a la segunda postura. Desde el inicio, en la imagen de la ausencia del "hombre que sale de viaje", se recuerda la responsabi­lidad del cristiano(a) en la historia, responsable del anuncio del Evangelio. En la vida de todos los días, con sus buenos y malos momentos, con sus tensiones y conflictos, el discípulo(a) de Jesús tiene que dar testimonio de la vida. Eso es lo que significa recibir los talentos. Así lo hicieron los dos primeros servidores, su vigilancia se tradujo además en servicio, y gracias a sus obras los dones del Señor dieron frutos.

5. El modo de obrar de cada empleado (25,16-18): Los dos primeros empleados trabajan y duplican los talentos. Pero el que ha recibido un talento lo entierra, para conservarlo bien y no perderlo. Se trata de los bienes del Reino que se dan a las personas y a las comunidades según su capacidad. Todos y todas reciben algún bien del Reino, ¡pero no todos responden del mismo modo!

6. La palabra final del amo que aclara la parábola (25, 28-30): El amo manda quitarle el talento y darlo al que ya tiene: “Porque a todo el que tiene se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará”. Aquí está la clave que lo aclara todo. En realidad los talentos “el dinero del amo” los bienes del Reino, son el amor, el servicio, el compartir, el don gratuito. Talento es todo lo que hace crecer la comunidad y que revela la presencia de Dios. Cuando alguien se encierra en sí mismo por miedo de perder lo poco que tiene, se pierde hasta lo poco que se tiene, porque el amor muere, se debilita la justicia, desaparece el compartir. De lo contrario la persona que no piensa en sí y se da a los demás, crece y recibe sorprendentemente todo lo que ha dado y mucho más. “Porque quien quiera salvar la propia vida la perderá, pero quien pierda la propia vida por mi causa, la encontrará” (10,39).

No hay comentarios:

Publicar un comentario