2. Lectura:
¿Qué dice el texto?
a. Introducción:
El texto de hoy trae el primer anuncio de la pasión y muerte de Jesús a los
discípulos, el intento de Pedro de eliminar la cruz y la enseñanza de Jesús
sobre las consecuencias de la cruz para ser sus discípulos. Pedro no entiende
la propuesta de Jesús sobre la cruz y el sufrimiento. Él aceptaba a Jesús
Mesías, pero no como Mesías sufriente. Pedro estaba condicionado por la
esperanza de la época que hablaba del Mesías sólo en términos de rey glorioso.
b. Leer el texto: Marcos
8, 27-35: Hacer una
lectura atenta, pausada y reflexiva para escuchar a Dios. Leerlo una segunda
vez.
c. Un momento de silencio
orante: Hacemos un tiempo de silencio, para
dejar que la Palabra de Dios impregne el corazón y la mente. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
d. ¿Qué dice el texto?
1)
Cada persona lee
el versículo o palabra que más le tocó el corazón.
2)
¿Qué pregunta Jesús a sus discípulos? ¿Cuál
es la opinión de la gente y de Pedro?
3)
¿Qué enseñó Jesús
a sus discípulos una vez que Pedro lo reconoce como Mesías? ¿Cómo reaccionó
Pedro? Y Jesús: ¿Qué le dijo a Pedro?
4)
¿Qué exige Jesús
de todos los que creen en Él y quieren
seguirlo?
3.
Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta.
Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el
texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
- La pregunta la
podría hacer también Jesús hoy en nuestro grupo: ¿Quién dice la gente que
soy yo? Respondamos a esa pregunta. Y también nos haría Jesús su segunda
pregunta: Y ustedes mismos, ¿Quién dicen que soy yo? Compartamos también
en el grupo la respuesta de cada uno.
- Quien sigue a Jesús de verdad
debe estar dispuesto a participar en el mismo destino: ser incomprendido,
ser marginado, ser perseguido por la autoridad, a veces hasta perder la
vida. ¿Estamos dispuestos a sufrir persecuciones porque servimos a la
verdad y la justicia que él nos anunció? Dar ejemplos de lo que puede pasar por
ser fiel a Jesús.
- ¿Qué nos impide hoy reconocer y
asumir el proyecto de Jesús?
- ¿Cuál es el mensaje
del texto para nuestra vida hoy?
5. Contemplar
el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación
de la realidad: Compromiso: Seguir a Jesús es aceptar
las consecuencias de esa opción... tomar la cruz de cada día. ¿A qué debes
renunciar para seguirlo con fidelidad y compromiso? Cada
persona presente se aproxima a la cruz, la besa. Al mismo tiempo promete, en su
corazón, ser fiel al llamado de Jesús para seguirlo. Llevamos una “palabra”. Esa palabra o versículo nos va a acompañar
hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente esta “palabra” o
versículo se hará presente durante la semana
mientras participamos en nuestros quehaceres diarios. Trata de buscar un momento cada día para recordarla y tener
un tiempo de oración donde volver a conversar con el Señor.
6.
Oración final: Señor Jesús, te damos gracias por
tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu
nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Nosotros
queremos seguirte aunque cueste y sea difícil, aunque haya renuncias y sufrimientos
por ser fiel a Ti y por la Buena Noticia
de Tu Reino. Amén.
Para Las Personas
Que Quieran Profundizar Más
1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos comenzar cada reunión, después de la oración inicial, con una o más de las siguientes preguntas:
- ¿Cómo he experimentado a Jesús
en mi vida esta semana?
- Contar ¿Cómo este grupo /
comunidad le ha ayudado esta semana en
su vida cristiana?
- ¿Qué he hecho esta semana para
ayudar a extender el Reino de Dios?
«Jesús comenzó a enseñar a sus discípulos
.y a decirles que el mismo tenía que sufrir mucho y ser rechazado por los
notables, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que iba a ser
condenado a muerte, pero que resucitaría, Jesús les hablaba con claridad» (Marcos
8: 31).
Jesús,
camino a Jerusalén, va a repetir lo mismo tres veces. Con esto el relato adquiere un tremendo
dramatismo. Jesús no deja de pensar en lo que le puede suceder; pero a pesar de
todo él mantiene su decisión de ir a Jerusalén y proclamar su proyecto del
Reino de Dios con claridad y firmeza. El relato agrega también que Pedro, uno
de sus adeptos, trató en privado de disuadir a Jesús, de convencerlo de no ir a
Jerusalén. La reacción de Jesús va a ser muy violenta con Pedro. Delante de
todos le va a decir:
«Déjame
pasar, Satanás* Tú piensas como los hombres y no como Dios» (Marcos
8,33).
Es en este
contexto de crisis, en este momento de tentación para Jesús y de opciones
radicales, que Jesús va a definir, camino a Jerusalén, lo que él exige de un
discípulo suyo. Jesús va a hablar con toda claridad y con una tremenda
radicalidad. Son frases lapidarias y cortantes que han llegado hasta nosotros
por medio del relato de Marcos. Escuchemos algunas de estas exigencias que pone
Jesús a los que quieren ser sus discípulos, a los que quieren seguirlo, a los
que quieren caminar detrás de él, a los que quieren ser parte de su movimiento
para realizar su proyecto o Evangelio del Reino de Dios:
«Si alguno quiere seguirme, que se niegue a
sí mismo, que tome su cruz y sígame. Quien quiere asegurar su vida, la perderá;
y quien sacrifique su vida por mí y el Evangelio, se salvará» .¿«De qué le sirve
al hombre ganar el mundo entero si se pierde a sí mismo».? (Marcos
8:34-36)
Todo lo
que Jesús exige a sus discípulos, él mismo ya se lo ha exigido a sí mismo.
Jesús camina hacia Jerusalén y quiere que sus discípulos vivan su propia
práctica de liberación para la construcción del Reino de Dios. Después de este
largo camino hacia Jerusalén, durante el cual Jesús ha superado el miedo y la
tentación de retroceder y traicionar su proyecto, Jesús llega a la capital, al
templo, a la ciudad - Estado donde se encontraba todo el poder político y
religioso de Israel. Jesús, en
Jerusalén, va a tener el enfrentamiento
final y definitivo con el sistema dominante y la revelación máxima del Reino de
Dios, de su proyecto liberador por el cual Jesús va a dar su vida.
3. Contexto de ayer y de hoy
En el
texto de Marcos 8,27 comienza con una larga instrucción de Jesús a sus discípulos,
que llega hasta el pasaje de Marcos 10,45. Tanto al principio como al final de
esta instrucción, Marcos coloca la curación del ciego (Marcos 8,22-26 y Marcos 10,46-52). Al
comienzo, la curación del ciego no fue fácil y Jesús tuvo que curarlo en dos
etapas. También fue difícil la curación de la ceguera de los discípulos. Jesús
tuvo que dar una larga explicación sobre el significado de la Cruz para ayudarles a atisbar
la realidad, porque era la cruz la que provocaba su ceguera. Al final, la
curación del ciego Bartimeo es el fruto de la fe en Jesús. Sugiere el ideal del
discípulo: creer en Jesús y aceptarlo como es, y no como yo quiero y me lo
imagino.
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