6 mar 2013

4° Domingo de Cuaresma


Lucas 15,1-3.11-32

1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios. Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Como siempre fariseos y escribas están al acecho. Censuran la acogida que Jesús da a los considerados pecadores públicos y en consecuencia, marginados y despreciados por ellos (15,1). Esto da lugar a que Lucas nos transmita tres bellas parábolas que expresan la razón de la actitud del Señor. La que se lee hoy es la tercera. Conocida tradicionalmente como la parábola del hijo pródigo, podría ser llamada mejor la del padre bondadoso. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 15,1-3.11-32: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) Al principio del relato, ¿Qué grupos se acercaban a Jesús para escucharlo?
3) ¿Cómo reaccionaron los fariseos y escribas? ¿Qué decían sobre Jesús?
4) ¿Qué actitud descubres en el hijo menor y qué idea tiene del padre? ¿Qué actitud descubres en el hijo mayor y qué idea tiene del padre?
5) ¿Cómo reacciona el padre con cada uno de ellos? ¿Qué nos impacta más en la actitud del Padre?
6) ¿Cuál es el mensaje central de esta parábola?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Con quién te identificas más: con el "hermano mayor" o con el "hermano más joven"? Cuenta al grupo tu experiencia de encuentro con Dios.
b) Los escribas y fariseos presumen ser justos a los ojos de Dios y no se mezclan con “los pecadores”. La conducta de Jesús es diversa, y escandalosa a sus ojos. Jesús critica esta conducta con su enseñanza y también con su modo de obrar. Jesús «recibe a los pecadores y come con ellos» (15,2). Nosotros(as): ¿Juzgamos a los demás, o más bien, tratamos de transmitir sentimientos de misericordia y perdón, que reflejen la ternura de Dios?
c) ¿Cuál es la actitud de nuestra comunidad frente a los que son considerados pecadores, dentro y fuera de la comunidad?
d) ¿Qué rostro de Dios nos revela la parábola? ¿Qué aprendemos del Padre en la parábola?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Padre, ayúdanos a seguir tu ejemplo».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Pensar y ofrecer un gesto de misericordia para vivir en estos días. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Dios nuestro, lleno de entrañas de misericordia, dispuesto siempre a la acogida y al perdón, a pesar de nuestra ingratitud o infidelidad; danos imitarte en ese tu amor, enséñanos a tener un corazón sensible a las miserias, a la injusticia, al sufrimiento… un corazón compasivo como Tú tienes con nosotros. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
    a. Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
    b. ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
    c. ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Sabemos el lugar central que da el Evangelio de Lucas a la “misericordia”. Se ha de ser misericordioso como lo es el Padre (6,36). En el capítulo 15, después de una presentación de la situación que causa escándalo: “recibe a los pecadores y come con ellos” Jesús pone 3 parábolas. La idea principal es la de una cosa querida que es perdida, buscada y encontrada. El acento recae en la alegría que causa el encuentro de la cosa perdida, sea esta una oveja, una moneda, o, en el caso del texto de hoy, un hijo.

3. El texto de hoy no es, propiamente hablando, la parábola del hijo pródigo, del hijo que vuelve, del hijo que se arrepiente, aunque esto es muy importante en la narración. Es la parábola del Padre, de Dios, que nunca abandona a sus hijos(as), que nunca los(as) olvida. De ahí que algunos, con razón, han señalado que deberíamos comenzar a entender la parábola fijándonos en el hijo mayor. En su queja contra el padre, pone el acento en lo material, en la ecuación gasto beneficio, en la teoría de la justa retribución según la cual cada uno debe recibir lo que merece. De esta manera le resulta insostenible que aquel hijo que había malgastado irresponsablemente los bienes que eran el producto del esfuerzo de toda la casa, ahora reciba un agasajo magnífico (casi como un premio), con un gran banquete y fiesta para todos. Para el hijo mayor, esto constituye una mala señal, para los demás y en especial para el hermano menor que debería ser disciplinado y castigado de manera ejemplar. En todo caso quien merecería un premio o una fiesta para los amigos es aquel que es obediente y responsable. Las diferencias están a la vista: a tantos años de servicio fiel se contrapone devorar tus bienes; a no dejar jamás de cumplir una orden se opone despilfarrar con prostitutas; nunca me diste un cabrito para festejar con mis amigos y matas para él el novillo gordo. Es llamativo también que el hijo mayor, que parece más responsable y eficiente en la administración de los bienes de la familia, tampoco tenga conciencia del valor de lo que tiene (el afecto de su padre y la disposición de todos sus bienes, (vs.29 y 31). Da la impresión de que el hijo mayor hubiera preferido que aquel sinvergüenza no volviera y, en contra del reconocimiento de los criados y su padre ('tu hermano', vs.27 y 32), él se niega a legitimarlo como hermano ('ese hijo tuyo', vs.30), resistiéndose a compartir nuevamente los derechos sobre la hacienda de su casa. Jesús está hablando de Dios y es la forma de contestarle a los escribas y fariseos que se escandalizan de dar oportunidades a los perdidos. El Dios que Jesús trae es el de la parábola; el que viendo de lejos que su hijo vuelve, sale a su encuentro para hacerle menos penosa y más humana su conversión, su vuelta, su cambio de mentalidad y de rumbo. Esta es su significación última y definitiva.

4. El personaje central es el padre. El hijo menor se arrepiente de su comportamiento, habiendo dilapidado su herencia se encuentra reducido a la miseria; conociendo a su padre sabe que puede ir a pedirle perdón. Por experiencia conoce el amor de su padre, es importante subrayarlo. Pero la reacción de éste lo abrumará. Había preparado mentalmente su fórmula de arrepentimiento. El padre no lo deja hablar, es él quien corre al encuentro del hijo, él toma la iniciativa de abrazarlo. El hijo recita la frase largamente meditada, pero ante el amor del padre ella se convierte en una formalidad. Más que del pecador arrepentido el perdón es cosa de quien acoge. Perdonar es dar vida.

5. El Jesús que ama y prefiere a los pecadores, y come con ellos, no hace otra cosa que conocer la voluntad del Padre y realizarla concretamente, sus mesas compartidas y sus comidas nos hablan de Dios, ¡claramente! En el comportamiento de Jesús se manifiesta el comportamiento de Dios, Jesús mismo es parábola viviente de Dios: su acción es entonces una revelación. El texto nos da una imagen profundamente conmovedora sobre el amor sin límites, el perdón, la misericordia y la acogida de Dios Padre para con sus hijos descarriados. Ella será por siempre la mayor fuente de confianza para el pecador que se arrepiente y decide volver al hogar paterno.

6. En nuestra vida cristiana solemos movernos con caricaturas de Dios; sea por lo que creemos, por lo que mostramos, o por lo que nos enseñaron. ¿Cómo es nuestro Dios? Es importante saber cómo es el Dios en el que creemos, pero más importante es saber cómo es el Dios en el que creyó Jesús, cómo es el Dios que Él nos reveló. Como siempre, Jesús nos hablaba de Dios no sólo con palabras, sino también con lo que hacía. ¿Qué Dios, qué Iglesia, qué ser humano revelamos con nuestra vida?

7. En la parábola queda claro que lo más importante en la voluntad de Dios es salvar a los(as) pecadores a través del amor incondicional, en especial a los marginados y despreciados; y esto es el núcleo y el espíritu de toda su ley (“a quien mucho se le perdona, mucho ama”, 7:47).

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