Lucas
9,51-62
1.
Oración Inicial: Tu Palabra, Señor, es fuente de vida. Ella
nos anima a la esperanza, nos impulsa a vivir el amor y nos hace fuertes en la
fe. Envía tu Espíritu Santo para
acercarnos a ella y comprenderla. Enséñanos a beber en el pozo de la
vida y muéstranos la novedad permanente del Evangelio. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
2.
Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Hoy conoceremos el
comienzo de la parte más original del Evangelio de Lucas. En adelante, va a
presentar la vida de Jesús como un largo camino a Jerusalén. El texto de hoy está formado por dos
narraciones: el rechazo de Jesús en Samaria (ambos pueblos se odiaban) y las
exigencias del discipulado. Para seguirle, Jesús exige: despego de los bienes y
comodidades materiales; llamamiento de Dios; ruptura con el pasado y el
presente, incluso con la propia familia, y seguimiento. Todo esto para quedar
libre y disponible para comprometerse con el Reino de Dios. Abramos nuestros corazones a escuchar la
Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 9,51-62: Hacer una lectura
atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el
evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante:
Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en
nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)
Cada persona lee el versículo o parte del texto que te
impresionó más.
2)
¿Cómo recibieron los samaritanos a los mensajeros de
Jesús?
3)
¿Cómo reaccionaron Santiago y Juan? ¿Qué hizo Jesús al respecto?
4)
En el camino, ¿Qué dijo a Jesús uno de los
discípulos? ¿Cómo le respondió Jesús?
5)
¿Cómo respondió la segunda persona a la invitación de
Jesús? ¿Cómo le respondió Jesús?
6)
¿Qué dijo a Jesús la tercera persona? ¿Cómo le
respondió Jesús?
7)
¿Cuáles son las condiciones o exigencias del
discipulado que aparecen en el texto? ¿Qué defectos y limitaciones tuvieron las
personas que seguían a Jesús?
3.
Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No
es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para
el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y
descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Hemos
sido personas que a veces querríamos “hacer
bajar fuego del cielo” sobre otras?
b) ¿Cuál
es el defecto de los discípulos de Jesús presente en nosotros(as),
discípulos(as) de hoy?
c) El
seguimiento de Jesús ha de ser sin
reservas, ni seguridades. ¿Qué desafíos nos presenta?
d) «Deja que vaya a enterrar
primero a mi padre... «Te seguiré, Señor; pero déjame antes despedirme de los
de mi casa.» ¿Qué ataduras hoy nos impiden seguir a Jesús sin
reservas?
e) ¿Cuál
es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
4.
Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra?
Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el
Evangelio y sobre nuestra vida. «… tú,
vete a anunciar el Reino de Dios».
5.
Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo
y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso:
Dejemos una de nuestras seguridades para asumir esta semana una tarea
misionera. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o
una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día
para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el
Señor.
6.
Oración final: Dios Padre nuestro: tu Hijo Jesús, “decidió
subir resueltamente a Jerusalén”, sin importarle todo lo que aquel camino le
iba a acarrear de sufrimiento y de cruz; ayúdanos, a los que queremos ser
seguidores radicales suyos, a tomar también resueltamente la opción de dar
nuestra vida día a día en el servicio a la Causa que él con su entrega nos
mostró. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
Para Las
Personas Que Quieran Profundizar Más
1.
Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada
encuentro:
Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la
semana.
a) ¿Cómo he
experimentado a Jesús en lo que he vivido?
b) ¿Qué ha
hecho Cristo en mi vida?
c) ¿Qué he
hecho esta semana para extender el Reino de Dios?
2. Contexto
histórico de nuestro texto: El contexto histórico del Evangelio de Lucas tiene
siempre estos dos aspectos: el contexto del tiempo de Jesús de los años
treinta, en Palestina, y el contexto de las comunidades cristianas de los años
ochenta, en Grecia, para las que Lucas escribe su Evangelio. a) En el tiempo de
Jesús en Palestina. Para Jesús no fue cosa fácil formar a sus discípulos y
discípulas. Porque no es por el hecho de que una persona vaya con Jesús o que
viva en comunidad, por lo que esta persona es ya santa y perfecta. La mayor
dificultad viene de “la levadura de los fariseos y de Herodes” (Mc 8,15), o
sea, de la ideología dominante de la época, promovida por la religión oficial
(fariseos) y por el gobierno (herodianos). Combatir esta levadura era parte de
la formación que Jesús daba a sus discípulos. Porque el modo de pensar de los
grandes tenía raíces profundas y renacía, siempre de nuevo, en la cabeza de los
pequeños, de los discípulos. El texto que meditamos hoy nos da una idea de cómo
Jesús afrontaba este problema. b) Al tiempo de Lucas, en las comunidades de
Grecia. Para Lucas era importante ayudar a los(as) cristianos(as) a no dejarse
llevar por “la levadura” del imperio romano y de la religión pagana. Lo mismo
vale para hoy. El “fermento” del sistema neoliberal, divulgado por los medios
de comunicación, propaga la mentalidad consumista, contraria a los valores del
Evangelio.
3. El texto
de hoy es el comienzo de la parte más original del tercer Evangelio con
respecto a Mateo y a Marcos, pues se sirve de unas tradiciones que él es el
único en referir; en adelante, va a presentar la vida de Jesús como un largo
camino a Jerusalén. Este viaje a ocupa
casi diez capítulos (9,51 19,28), una tercera
parte del evangelio de Lucas. Más de ocho de los 10 capítulos fueron construidos
por el mismo Lucas, dejando entonces el orden de Marcos. Es un viaje anticipado
ya a la edad de los 12 años (2,41ss) y que culminará con su Ascensión (Hch.
1,10ss) Estamos más bien frente a un viaje “teológico” que a un
viaje geográfico en que Jesús camina hacia Jerusalén y su Ascensión. El sentido de esta “subida” está claramente
presentado en el 1ª versículo (vs. 51).
Esta marcha será una marcha hacia la Pasión que Lucas relaciona con la
gloria por venir (9,51; 17, 22-24, 30; 18,33; 19, 12-17). Desde el comienzo
aparece con claridad el objetivo del viaje: Jesús va a Jerusalén para mostrar
que su forma de interpretar el proyecto de Dios es diferente de la
interpretación de la religión oficial. Dentro del viaje ha colocado Lucas las
instrucciones para los misioneros (10,1-17; 14,15-24) y da las instrucciones a
sus discípulos (no solamente a los doce) sobre: la necesaria y firme decisión
de seguir a Jesús, la oración, la sinceridad, el testimonio que debe darse de
Jesús, la pobreza, el servicio, la conversión, la misericordia, la renuncia a
sí mismos, al dinero y a los bienes, la denuncia profética, la humildad, la
corrección fraterna, la vigilancia en espera de su regreso, y sobre todo, el
gran mandamiento del amor (10,27). El viaje pues, es el tiempo de la formación
de los(as) testigos del Evangelio para el tiempo de la Iglesia, cuando Jesús ya
no esté físicamente presente. Esta enseñanza la expone con numerosos discursos
y parábolas, poniéndola en práctica con algunos milagros.
El caminar de los primeros evangelizadores continuó el de Jesús.
Raramente nos dice por dónde pasa Jesús. Sólo al comienzo del viaje (9,51), en
la mitad (17,11) y al final (18,35; 19,1) sabemos por dónde está pasando. Esto
sirve para las comunidades de Lucas y para nuestras comunidades hoy. Lo que es
cierto es que debemos caminar. No podemos parar. Sin embargo, no siempre está
claro y definido por dónde pasamos. Lo cierto es el objetivo: el Reino de Dios
y el Dios del Reino.
4. Seguir a
Jesús exige: a)
Disponibilidad para vivir en la inseguridad: “No tener
nada, no llevar nada”. No se pone el acento en la pobreza absoluta, sino en
ser itinerante. El(la) discípulo(a) lo mismo que Jesús, no puede programar,
organizar la propia vida según criterios de exigencias personales, de comodidad
individual. b) Ruptura con el pasado, con las estructuras sociales, políticas,
económicas y culturales que atan y generan la muerte. Es necesario que los
nuevos discípulos(as) miren adelante, que anuncien el Reino, para que
desaparezca el pasado y vivan el proyecto de Jesús. c) Decisión irrevocable.
Nada de vacilaciones, nada de componendas, ninguna concesión a las añoranzas y
recuerdos del pasado, el compromiso es total, definitivo, la elección
irrevocable. Hoy como ayer, Jesús sigue llamando a hombres y mujeres que
dejándolo todo se comprometen con la causa del Evangelio y, tomando el arado
sin mirar hacia atrás, entregan la propia vida en la construcción de un mundo
nuevo donde reine la justicia y la igualdad entre los seres humanos. Por otra
parte, observamos una nota de tolerancia y paciencia pedagógica en el evangelio
de hoy. Un celo apasionado de los discípulos es capaz de pensar en traer fuego
a la tierra para consumir a todos los que no acepten a Jesús... No admiten que
otros piensen de manera diversa, ni respetan el proceso que ellos llevan. Jesús
simplemente marcha a otra aldea, sin condenarlos. El seguimiento de Jesús es una invitación y
un don de Dios, pero al mismo tiempo exige nuestra respuesta esforzada. Una
invitación de Dios y una meta que nos debemos proponer con tesón. Pero sólo por
amor a la Causa de Jesús podremos avanzar en su seguimiento.