21 may 2014

6° Domingo de Pascua



Juan 14,15-21


1. Oración Inicial: Señor, envíanos el Defensor, el Espíritu de la verdad, el fuego de amor, para que podamos leer, interpretar y comprender tu Palabra.  Aviven nuestro espíritu, nuestra mente, y todo nuestro ser, para que podamos acoger los mandamientos, conservarlos y vivirlos en plenitud y en verdad, delante de ti y de nuestros hermanos(as).  AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de hoy nos conduce de nuevo al lugar donde Jesús ha celebrado la última cena con sus discípulos. En estos pocos versículos introduce la promesa del envío del Espíritu Santo como Consolador, como presencia cierta, pero también la promesa de la venida del Padre y de Él mismo en lo íntimo de los discípulos que, por la fe, creerán en Él y guardarán sus mandamientos. Mientras hacemos la lectura, intentamos escuchar, como si estuviéramos presentes, en aquel encuentro último de Jesús con sus discípulos(as). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 14,15-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d.  ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)     ¿De qué manera se debe mostrar que se ama a Jesús?
  3)     ¿A quién promete enviar Jesús a sus seguidores? ¿Cómo estará presente con   ellos?
4)     ¿Cómo Jesús demostrará que no los dejará huérfanos?
5)     ¿Qué puede esperar cualquier persona que ama a Jesús y guarda sus mandamientos?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)    ¿Qué significa “guardar los mandamientos de Jesús”  en la realidad que nos toca vivir?
b)    Jesús promete no dejarnos huérfanos y que tendremos la fuerza y la compañía del Espíritu Santo en la comunidad: ¿Qué consecuencias debe tener esto en nuestras vidas?
c)    El Espíritu Santo es llama­do paráclito con el significado de "ayudante, asistente, sustentador, protector, defensor, consolador, animador e iluminador": ¿Cómo ha actuado este año el “Paráclito” en nuestras vidas; en nuestra comunidad, en nuestro país?
d)    ¿Mostramos el amor a Dios y al prójimo cumpliendo su voluntad? ¿Recordamos y vivimos aquel dicho popular, “obras son amores y no buenas razones”?
e)    “… ustedes están en mí y yo en ustedes”: ¿Cómo hemos sido testigos o hemos experimentado esta verdad en nuestras vidas?¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. “… yo estoy en mi Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes”.

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Demostramos que amamos a Jesús obedeciendo sus mandamientos. Llevamos una “palabra”. Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración Final: ¡Padre Bueno!, te damos gracias por enviarnos el Espíritu de la verdad para morar junto a nosotros(as) y quedar por siempre en nosotros(as). Él es el fuego de amor que nos une a Jesús.  Si el Amor no se da, no se comparte, se aleja y desvanece.  Ayúdanos, te rogamos, a ser y vivir este amor en nuestras vidas.  Padre Nuestro, que estás en el cielo…  AMÉN.

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. La Observancia de los Mandamientos (vs. 15-17): Jesús ante todo, dice claramente, delante de sus discípulos, que el amor a Él, si es verdadero amor, lleva infaliblemente a la observancia de los mandamientos. Quiere decirnos, en suma, que si no hay observancia, significa que nosotros(as) no tenemos el amor; ella es una consecuencia esencial, irrenunciable, que nos revela si nos amamos de verdad o creemos ilusoriamente que nos amamos. Jesús dice también que el don del Espíritu Santo, por parte del Padre, es fruto de este amor y de esta observancia, que suscitan la oración de Jesús, gracias a la cual nosotros podemos recibir al Espíritu. Y explica lo que él es: el Consolador, el Espíritu de la verdad, aquél a quien el mundo no ve, no conoce, pero los discípulos sí, y aquél que mora junto a ellos y que está dentro de ellos.

3. El otro Paráclito: Juan nos trae largos discursos de despedida de Jesús antes de su pasión y muerte. En el pasaje de hoy se nos habla de la venida del Espíritu, aquél que debe continuar la tarea. El Señor lo llama "el otro Paráclito" (14,16); con lo cual se califica implícitamente a sí mismo de ese modo. El término Paráclito significa "estar junto a", ser el abogado (el que intercede por). Eso es Jesús, alguien que está cerca de sus amigos, que los representa y defiende. Paráclito llama tam­bién Juan a Jesucristo en una de sus cartas (1 Jn 2,1). El Espíritu prolonga la tarea del Hijo, a eso viene: "para que esté con ustedes para siempre" (vs.16), lo conocemos porque vive con nosotros(as) (vs.17). Al tema de la cercanía y el acompañamiento se añade otro: se trata del "Espíritu de la verdad" (vs.17). Gracias a él reconocemos que Dios es Padre y es Vida. Es lo contrario al "padre de la mentira" (8,44), aquel que impide que nos comportemos con la libertad de hijos e hijas y que es "homicida desde el principio" (ib.). Jesús y el Espíritu están con la comunidad cristiana y la llevan a la comunión con el Padre (14,21) y a "la verdad completa" (Jn.16,13). Verdad que se hace, que se pone en práctica, como el mismo Juan nos lo recuerda (3,21).

4. La vuelta de Jesús: La partida de Jesús significa su ocultamiento, tanto pa­ra los discípulos como para el mundo. Pero di­cho ocultamiento tiene un sentido muy dis­tinto para los unos y para el otro. El mundo no volverá a verle. El evangelista excluye una venida ostentosa del Hijo del hombre sobre las nubes del cielo, que sea visible para todos (Mc 13,24ss; 1 Tes 4,16-17). El mundo no volverá a verle, porque Jesús está hablando ahora de la visión de la fe. Y esta visión úni­camente es perceptible por los creyentes. Ellos te verán, es decir, participarán en la visión del Resucitado (1 Cor 9,1). Esto, a su vez, signi­fica la unión o comunión de los creyentes con el Hijo y con el Padre: una venida-habitación-encuentro mutuos, que implica y exige la con­ducta adecuada de los discípulos, que se ajus­tan a lo que ellos han mandado, cumpliendo su voluntad. Es la forma concreta de manifes­tar el amor al Padre y al Hijo.

5. No los dejaré huérfanos…” Los grandes personajes de la historia permanecen en el recuerdo agradecido de quienes les sobreviven, tal vez en las consecuencias benéficas de sus obras a favor de la humanidad. Cristo permanece en su Iglesia de una manera personal y efectiva: por medio del Espíritu divino que envía sobre los apóstoles y que no deja de alentar a los cristianos a lo largo de los siglos. Por eso puede decirles que no los dejará solos, que volverá con ellos, que por el Espíritu establecerá una comunión de amor entre el Padre, los fieles y El mismo.

6. El “mundo”: en el lenguaje de Juan no puede recibir el Espíritu divino. El mundo de la injusticia, de la opresión contra los pobres, de la idolatría del dinero y del poder, de las vanidades. Este tipo de  mundo es ciego y está inmerso en las tinieblas, en el error, no ve y no conoce, no realiza la experiencia del amor de Dios. En ese mundo no puede tener parte Dios, porque Dios es amor, solidaridad, justicia, paz y fraternidad. El Espíritu alienta en quienes se comprometen con estos valores, esos son los discípulos(as) de Jesús. Esta presencia del Señor resucitado en su comunidad, ha de manifestarse en un compromiso efectivo en el cumplimiento de sus mandatos, única forma de hacer efectivo y real el amor que se dice profesar al Señor. En el evangelio de San Juan ya sabemos que los mandamientos de Jesús se reducen a uno solo, el del amor: amor a Dios y a la gente. Juan no pretende sacarnos de la historia (mundo), sino hacernos vivir la historia de una manera diferente según el Reinado de Dios.

7. El Discurso De Jesús Se Extiende Para Todas Las Personas: En el versículo 21 pasa del “ustedes” de los discípulos al “quien” de quienquiera que comience a amarlo, a entrar en relación con Él y a seguirlo. Lo que le ha sucedido a los discípulos, a los primeros elegidos, sucederá a toda persona que crea en Él. Y aquí Jesús abre para a todo el mundo su relación de amor con el Padre, porque permaneciendo en Cristo, nosotros(as) somos también conocidos y amados por el Padre. En fin, Jesús promete de nuevo su amor para quien lo ama y la revelación de sí mismo, a saber, una manifestación ininterrumpida de su amor por nosotros(as).

5° Domingo de Pascua



Juan 14,1-12

1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra.  Guía nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo abriendo los brazos a los demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser testigos para construir un mundo nuevo, para que brille el Evangelio y con su luz pueda haber Vida para toda la humanidad como Tú lo quieres.  AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: En los anteriores versículos al texto de hoy, Jesús ha anunciado la traición de Judas, la partida de sus discípulos y la negación de Pedro. Este episodio refleja la situación de crisis de los(as) discípulos porque no entienden el camino de Jesús. Las palabras que Jesús pronuncia pretenden alentarles en la esperanza, fortalecerlos en medio de la angustia, devolverles el horizonte de vida. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 14,1-12: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d.  ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)     ¿Qué dice Jesús a sus discípulos con respecto a la situación de crisis que viven?
3)     ¿Qué le dice Tomás? ¿Cómo responde Jesús a Tomás?
4)     ¿Qué pide Felipe a Jesús?  ¿Cómo le responde Jesús?
5)     ¿Qué huellas del rostro de Dios Padre, revelado por Jesús, aparecen en estos doce versículos?
6)     ¿Qué nos revelan estos versículos sobre la relación de Jesús con el Padre?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)    ¿Qué debemos hacer para que nuestra comunidad sea en medio del mundo el Camino, la Verdad y la Vida que fue y es Jesús para nosotros(as)?
b)    “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”: ¿Es nuestro modo de vivir y de compartir una revelación de Jesús? La persona que nos ve: ¿Puede ver y reconocer en nosotros(as) algo de Jesús?
c)    "…él que cree en mí hará también las obras que yo hago; y hará otras todavía más grandes…” ¿Qué  obras de Jesús hemos hecho y cuáles aún tenemos que hacer?
d)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. ¡Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, Señor!

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Piensa un gesto concreto, a la luz del camino que vivió Jesús, para vivir esta semana en tu vida cotidiana. Llevamos una “palabra”. Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración Final: Tú eres el Camino, la Verdad y la Vida, Señor. Ayúdanos a seguir tus huellas y tu camino hoy en nuestra realidad. Enséñanos a amar con todas nuestras fuerzas y que nuestro amor no se quede en buenas palabras, sino que se traduzca en obras de justicia, de amor y de servicio a favor de todas las personas, para así extender tu Reino en la tierra. Padre Nuestro, que estás en el cielo…  AMÉN.

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Contexto: La larga conversación (Jn 13,1 a 17,26), que Jesús tuvo con sus discípulos en la última cena, en la vigilia de su prendimiento y muerte, es el Testamento que nos dejó. En él se expresa la última voluntad de Jesús respecto a la vida en comunidad de sus discípulos(as). Era una conversación amistosa, que quedó en la memoria del Discípulo Amado. Jesús, así quiere dar a entender el evangelista, quería alargar al máximo este último encuentro de amistad, momento de gran intimidad. Estos cinco capítulos (Jn 13 a 17) son también un ejemplo de cómo la comunidad del Discípulo Amado catequizaba. Las preguntas de los tres discípulos, Tomás (14,5), Felipe (14,8) y Judas Tadeo (14,22), eran también las preguntas de las comunidades de finales del siglo primero. Las respuestas de Jesús a los tres eran un espejo en el que las comunidades encontraban una respuesta a sus dudas y dificultades. Así, nuestro capítulo 14 era (y aún es hoy) una catequesis que enseña a las comunidades cómo vivir sin la presencia física de Jesús.

3.  El Evangelio de Juan: un tejido hecho con tres hilos: La palabra texto quiere decir tejido. Así, el texto del evangelio de Juan es como un bonito tejido, hecho con tres hilos muy distintos y, al mismo tiempo, muy parecidos. Estos tres hilos se combinan tan bien entre ellos que nos confundimos y, a veces, ni siquiera percibimos cuándo se pasa de un hilo a otro.
a)     El primer hilo: son los hechos de la vida de Jesús, acaecidos por el año 30 d.C. y recordados por testigos oculares, las personas que han vivido con Jesús y que vieron las cosas que Él hizo y las palabras que enseñó. Es el Jesús histórico, conservado en los testimonios del Discípulo Amado (1 Jn 1, 1).
b)    El segundo hilo: son los hechos y los problemas de la vida de las comunidades de la segunda mitad del siglo primero. Partiendo de la fe en Jesús y convencidas de la presencia del Resucitado en medio de ellas, las comunidades han iluminado estos hechos y problemas con las palabras y los gestos de Jesús. Así, por ejemplo, los litigios que tenían con los fariseos, acabaron por influir profundamente la narración y la transmisión de las discusiones entre Jesús y los fariseos.
c)     El tercer hilo: son los comentarios hechos por el evangelista. En algunos pasajes, nos resulta difícil percibir cuándo Jesús deja de hablar y cuándo el evangelista comienza a hacer sus comentarios (Jn 2, 22; 3, 16-21; 7, 39; 12, 37-43; 20, 30-31).
En los cinco capítulos que describen la despedida de Jesús (Jn 13 al 17), se nota la presencia de estos tres hilos: aquél en el que Jesús habla, aquél en el que hablan las comunidades y aquél en el que habla el evangelista. En estos capítulos los tres hilos están entrelazados de tal modo que el conjunto se presenta como una composición de extraña belleza e inspiración, donde es difícil distinguir qué es de uno y qué es de otro.

4. El camino hacia el Padre: En los versículos finales del capítulo once de Juan, comien­za el relato de la marcha de Jesús hacia Jerusalén. Allí encontrará la muerte, el Señor lo sabe, esa conciencia intran­quiliza a los discípulos. Jesús les pide que ahonden su fe en esa hora de prueba, la adhesión a él es adhesión a Dios (14,1). Los seguidores de Jesús son una familia, vivirán en la casa del Padre (vs. 2). Lo garantiza el Señor, él les había indicado el camino, pero no es fácil entender su ense­ñanza (vs.4). Tomás no está seguro, su pregunta arranca a Jesús una respuesta breve que constituye una profunda revelación de sí mismo: "Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida" (vs.6). Por Jesús vamos al Padre, su vida y su mensaje nos dicen que el camino es la práctica del amor a Dios y a los hermanos(as). Es una senda que representa una exigencia coti­diana. Estar con Jesús es estar junto al Padre.

5. "¡Yo soy el camino, la verdad y la vida!": Tres palabras importantes. Sin camino, no se camina. Sin verdad, no se acierta. ¡Sin vida, sólo hay muerte! Jesús explica el sentido. Él mismo es el camino, porque "Nadie va al Padre sino por mí". Ya que, Él es la puerta, por la que las ovejas entran y salen (10, 9). Jesús es la verdad, porque mirándole a él, vemos la imagen del Padre. ¡Jesús es la vida, porque caminando como Jesús ha caminado, estaremos unidos al Padre y tendremos la vida en nosotros(as)!

6. “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre": No tenemos que pensar que Dios sea lejano, como alguien distante y desconocido. Quien quiera saber cómo es y quién es Dios Padre, le basta mirar a Jesús. ¡Él lo ha revelado en las palabras y en los gestos de su vida! Por su forma de ser Jesús revelaba un rostro nuevo de Dios que atraía al pueblo. Estaba totalmente identificado con el Padre. ¡Por eso, en Jesús todo es revelación del Padre! ¡Y, los signos y obras que realiza, son las obras del Padre! De la misma manera, en nuestro modo de vivir y de compartir, tenemos que ser una revelación de Jesús. El que nos ve, tiene que poder ver y reconocer en nosotros algo de Jesús.