Juan 14,15-21
1. Oración Inicial: Señor,
envíanos el Defensor, el Espíritu de la verdad, el fuego de amor, para que
podamos leer, interpretar y comprender tu Palabra. Aviven nuestro espíritu, nuestra mente, y
todo nuestro ser, para que podamos acoger los mandamientos, conservarlos y
vivirlos en plenitud y en verdad, delante de ti y de nuestros
hermanos(as). AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de
hoy nos conduce de nuevo al lugar donde Jesús ha celebrado la última cena con
sus discípulos. En estos pocos versículos introduce la promesa del envío del
Espíritu Santo como Consolador, como presencia cierta, pero también la promesa
de la venida del Padre y de Él mismo en lo íntimo de los discípulos que, por la
fe, creerán en Él y guardarán sus mandamientos. Mientras hacemos la lectura,
intentamos escuchar, como si estuviéramos presentes, en aquel encuentro último
de Jesús con sus discípulos(as). Abramos nuestros corazones a escuchar la
Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 14,15-21: Hacer una
lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que
el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio
orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de
Dios pueda penetrar en nuestros corazones.
Terminar cantando: «Tu Palabra me
Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona
lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)
¿De qué manera se debe mostrar
que se ama a Jesús?
3) ¿A quién promete enviar Jesús a sus seguidores? ¿Cómo estará presente
con ellos?
4)
¿Cómo Jesús demostrará que no los dejará
huérfanos?
5)
¿Qué puede esperar cualquier persona que ama a
Jesús y guarda sus mandamientos?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el
texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Qué
significa “guardar los mandamientos de
Jesús” en la realidad que nos toca
vivir?
b) Jesús
promete no dejarnos huérfanos y que tendremos la fuerza y la compañía del
Espíritu Santo en la comunidad: ¿Qué consecuencias debe tener esto en nuestras
vidas?
c) El Espíritu Santo es llamado paráclito con el
significado de "ayudante, asistente,
sustentador, protector, defensor, consolador, animador e iluminador": ¿Cómo ha actuado este año el “Paráclito” en nuestras vidas; en
nuestra comunidad, en nuestro país?
d) ¿Mostramos
el amor a Dios y al prójimo cumpliendo su voluntad? ¿Recordamos y vivimos aquel
dicho popular, “obras son amores y no
buenas razones”?
e) “… ustedes están en mí y
yo en ustedes”: ¿Cómo hemos sido testigos o hemos
experimentado esta verdad en nuestras vidas?¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en
concreto para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar
y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo
aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. “… yo estoy en mi
Padre y ustedes están en mí y yo en ustedes”.
5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el
texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su
justicia: Compromiso: Demostramos que amamos a Jesús obedeciendo sus
mandamientos. Llevamos una “palabra”. Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar
de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un
tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración Final: ¡Padre
Bueno!, te damos gracias por enviarnos el Espíritu de la verdad para morar
junto a nosotros(as) y quedar por siempre en nosotros(as). Él es el fuego de
amor que nos une a Jesús. Si el Amor no
se da, no se comparte, se aleja y desvanece.
Ayúdanos, te rogamos, a ser y vivir este amor en nuestras vidas. Padre
Nuestro, que estás en el cielo…
AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1.
Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada
encuentro:
a) Compartir
sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b) ¿Cómo he
experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c) ¿Qué he
hecho esta semana para extender el Reino de Dios?
2. La Observancia de los Mandamientos (vs.
15-17): Jesús ante todo, dice claramente, delante de sus discípulos, que el
amor a Él, si es verdadero amor, lleva infaliblemente a la observancia de los
mandamientos. Quiere decirnos, en suma, que si no hay observancia, significa
que nosotros(as) no tenemos el amor; ella es una consecuencia esencial,
irrenunciable, que nos revela si nos amamos de verdad o creemos ilusoriamente
que nos amamos. Jesús dice también que el don del Espíritu Santo, por parte del
Padre, es fruto de este amor y de esta observancia, que suscitan la oración de
Jesús, gracias a la cual nosotros podemos recibir al Espíritu. Y explica lo que
él es: el Consolador, el Espíritu de la verdad, aquél a quien el mundo no ve,
no conoce, pero los discípulos sí, y aquél que mora junto a ellos y que está
dentro de ellos.
3. El otro
Paráclito: Juan nos trae largos discursos de despedida de Jesús
antes de su pasión y muerte. En el pasaje de hoy se nos habla de la venida del
Espíritu, aquél que debe continuar la tarea. El Señor lo llama "el otro Paráclito" (14,16);
con lo cual se califica implícitamente a sí mismo de ese modo. El término
Paráclito significa "estar junto a", ser el abogado (el que intercede
por). Eso es Jesús, alguien que está cerca de sus amigos, que los representa y
defiende. Paráclito llama también Juan a Jesucristo en una de sus cartas (1 Jn
2,1). El Espíritu prolonga la tarea del Hijo, a eso viene: "para que esté con ustedes para siempre" (vs.16), lo
conocemos porque vive con nosotros(as) (vs.17). Al tema de la cercanía y el
acompañamiento se añade otro: se trata del "Espíritu
de la verdad" (vs.17). Gracias a él reconocemos que Dios es Padre y es
Vida. Es lo contrario al "padre de
la mentira" (8,44), aquel que impide que nos comportemos con la libertad
de hijos e hijas y que es "homicida
desde el principio" (ib.). Jesús y el Espíritu están con la comunidad
cristiana y la llevan a la comunión con el Padre (14,21) y a "la verdad completa" (Jn.16,13).
Verdad que se hace, que se pone en práctica, como el mismo Juan nos lo recuerda
(3,21).
4. La vuelta de Jesús: La partida de Jesús significa su
ocultamiento, tanto para los discípulos como para el mundo. Pero dicho
ocultamiento tiene un sentido muy distinto para los unos y para el otro. El
mundo no volverá a verle. El evangelista excluye una venida ostentosa del Hijo
del hombre sobre las nubes del cielo, que sea visible para todos (Mc 13,24ss; 1
Tes 4,16-17). El mundo no volverá a verle, porque Jesús está hablando ahora de
la visión de la fe. Y esta visión únicamente es perceptible por los creyentes.
Ellos te verán, es decir, participarán en la visión del Resucitado (1 Cor 9,1).
Esto, a su vez, significa la unión o comunión de los creyentes con el Hijo y
con el Padre: una venida-habitación-encuentro mutuos, que implica y exige la
conducta adecuada de los discípulos, que se ajustan a lo que ellos han
mandado, cumpliendo su voluntad. Es la forma concreta de manifestar el amor al
Padre y al Hijo.
5. “No los dejaré
huérfanos…” Los grandes personajes de la historia permanecen en el
recuerdo agradecido de quienes les sobreviven, tal vez en las consecuencias
benéficas de sus obras a favor de la humanidad. Cristo permanece en su Iglesia
de una manera personal y efectiva: por medio del Espíritu divino que envía
sobre los apóstoles y que no deja de alentar a los cristianos a lo largo de los
siglos. Por eso puede decirles que no los dejará solos, que volverá con ellos,
que por el Espíritu establecerá una comunión de amor entre el Padre, los fieles
y El mismo.
6. El “mundo”: en el lenguaje de Juan no puede recibir el Espíritu
divino. El mundo de la injusticia, de la opresión contra los pobres, de la
idolatría del dinero y del poder, de las vanidades. Este tipo de mundo es ciego y está inmerso en las
tinieblas, en el error, no ve y no conoce, no realiza la experiencia del amor
de Dios. En ese mundo no puede tener parte Dios, porque Dios es amor,
solidaridad, justicia, paz y fraternidad. El Espíritu alienta en quienes se
comprometen con estos valores, esos son los discípulos(as) de Jesús. Esta
presencia del Señor resucitado en su comunidad, ha de manifestarse en un
compromiso efectivo en el cumplimiento de sus mandatos, única forma de hacer
efectivo y real el amor que se dice profesar al Señor. En el evangelio de San
Juan ya sabemos que los mandamientos de Jesús se reducen a uno solo, el del
amor: amor a Dios y a la gente. Juan no pretende sacarnos de la historia
(mundo), sino hacernos vivir la historia de una manera diferente según el
Reinado de Dios.
7. El
Discurso De Jesús Se Extiende Para Todas Las Personas: En el versículo 21 pasa del “ustedes” de los discípulos al “quien” de quienquiera que comience a
amarlo, a entrar en relación con Él y a seguirlo. Lo que le ha sucedido a los
discípulos, a los primeros elegidos, sucederá a toda persona que crea en Él. Y
aquí Jesús abre para a todo el mundo su relación de amor con el Padre, porque
permaneciendo en Cristo, nosotros(as) somos también conocidos y amados por el
Padre. En fin, Jesús promete de nuevo su amor para quien lo ama y la revelación
de sí mismo, a saber, una manifestación ininterrumpida de su amor por
nosotros(as).
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