Lucas 14,25-33
1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de corazón
el mensaje de tu Palabra para vivir siempre conforme a tu voluntad y actuar
como luz y fermento del mundo. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura:
¿Qué dice el texto?
a. Introducción:
El texto de hoy plantea las exigencias que
deben cumplir las personas que van con Jesús en el camino a Jerusalén. El
seguimiento de Jesús pide la renuncia y el despojamiento, algo que llevaban a
quienes querían serlo a pensárselo seriamente. Esta colección de dichos, la
mayoría de los cuales se encuentran sólo en Lucas, están centrados en la
dedicación total que es necesaria para ser discípulo(a) de Jesús. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto:
Lucas 14,25-33: Hacer una lectura
atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el
evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de
silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios
pueda penetrar en nuestros corazones.
Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el
texto?
1)
Cada persona lee el versículo o parte del
texto que le impresionó más.
2)
Jesús va
camino a Jerusalén: ¿Cuántas personas lo siguen en este relato?
3)
¿Qué les dice Jesús? ¿Qué renuncias pide
Jesús a sus seguidores? ¿Qué tendrían que cargar?
4)
¿Qué enseñanzas da en el ejemplo sobre la
necesidad de «calcular los gastos»?
Finalmente: ¿A qué deben renunciar para ser sus discípulos(as)?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra
vida? No es necesario
responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo
importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su
sentido para nuestra vida.
a)
¿Qué significa para
nosotros(as) la exigencia de Jesús de "dejar
a un lado" (“odiar”) a los propios familiares y hasta “su propia vida”
para poder seguirlo?
b)
¿Qué significa en
nuestras vidas “cargar con su cruz”? ¿Llevamos realmente alguna cruz por seguir
a Cristo?
c)
«Quien no renuncia a todo lo que posee, no puede ser
mi discípulo»: ¿Qué significa en
nuestra vida?
d)
Las personas que llegan
a pedir el bautismo para sus hijos(as): ¿Entienden lo que significa ser cristianos(as)
según el texto de hoy? ¿Cómo hay que prepararse para seguir a Jesús?
e)
¿Quiénes son verdaderos
discípulos(as) hoy? Den algunos ejemplos.
f)
¿Cuál es el mensaje del
texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga
realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar
y meditar su Palabra? Ponemos en forma de
oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra
vida. «Señor, queremos ser sus
discípulos(as)».
5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el
texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su
justicia: Compromiso: La puerta angosta es compasión y solidaridad con los
que nos rodean como nos enseñó Jesús. ¿Cómo podemos vivirlo esta semana? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto.
Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y
tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración final: Señor de la Vida, escuchamos tu invitación a seguirte.
Ayúdanos a renunciar a las cosas que nos atan en la vida y nos impiden caminar
en tus pasos. Ayúdanos a poner en el
centro de nuestra vida el Reino de Dios, aceptar las consecuencias de ser fiel y
cargar con nuestra propia cruz. Danos coraje y amor para dejarlo todo por tu
Reino de amor, vida, justicia, y paz. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las
Personas Que Quieran Profundizar Más
1.
Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada
encuentro:
a) Compartir
sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)
¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido?
¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)
¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de
Dios?
2.
Compromiso total: Jesús realiza un acto dramático con el objetivo de
someter a prueba el entusiasmo momentáneo y seguramente poco pensado de mucha
gente que le quería seguir. Llama la atención el empleo del verbo aborrecer,
odiar, despreciar. Según la manera oriental de hablar, “odiar” significa poner
en segundo lugar algo porque ha aparecido en la vida de la persona un valor (en
este caso Jesús y su mensaje) que es primero. Aborrecer a los familiares no
tiene un sentido literal; sino que denota opciones y preferencias, fundamentalmente
allí donde el padre, la madre o algún familiar llegaran a interferir en el
seguimiento de Cristo o se opusieran al mismo. La especificación también de “su
propia vida”, refuerza las exigencias y plantea la mayor renuncia posible.
Ubicando el texto en su contexto histórico, se concibe que Lucas entienda que
el martirio era una posibilidad constantemente presente para cada cristiano(a).
Es
el seguimiento y fidelidad hasta las últimas consecuencias.
3.
Condiciones del discipulado: Tal vez pocos seríamos
cristianos(as) si para ello tuviéramos que cumplir las tres condiciones que
Jesús exige a sus discípulos(as). Estas tres formulaciones del evangelio de hoy
son radicales. Aunque no las alcanzamos plenamente, nunca debemos perderlas de
vista en el seguimiento de Jesús. Por la primera, el discípulo(a) debe estar
dispuesto a subordinarlo todo a la adhesión al maestro. Si en el propósito de
instaurar el reinado de Dios, evangelio y familia entran en conflicto, de modo
que ésta impida la implantación de aquél, la adhesión a Jesús tiene la
preferencia. Jesús y el Reino de Dios están por encima de los lazos de familia.
Por la segunda, no se trata de hacer sacrificios o mortificarse sino de aceptar
y asumir que el seguimiento de Jesús conlleva la persecución por parte de la
sociedad, persecución que hay que aceptar y sobrellevar como consecuencia de la
fidelidad al evangelio. Por eso no es necesario precipitarse, no sea que
prometamos hacer más de lo que podamos cumplir. El ejemplo de la construcción
de la torre, que exige hacer una buena planificación para calcular los
materiales de que disponemos o del rey que planea la batalla precipitadamente,
sin sentarse a estudiar sus posibilidades frente al enemigo, es suficientemente
ilustrativo. La tercera condición es aún más dramática. Por si fuera poco dar
la preferencia absoluta al Reino de Dios y estar dispuesto a sufrir persecución
por ello, Jesús exige renunciar a todo lo que se tiene. El desprendimiento es
uno de los aspectos esenciales del seguimiento de Cristo en una vida fiel al
Evangelio: "dejándolo todo, le siguieron" (5,11). Tener a Dios como
único tesoro supone dejarlo todo: un despojo total de los bienes materiales, de
las personas y de sí mismo para poner la vida en manos del Padre y para compartir
con las personas necesitadas. Este desprendimiento impregna las relaciones
fundamentales de la persona: con Dios, con los compañeros(as) de camino, con
las personas que nos esperan, especialmente las más necesitadas. Lo propio deja
de ser de uno cuando otro lo necesita. Sólo desde el desprendimiento se puede
hablar de justicia. Para quienes se quitan el aguijón del evangelio, les
gustaría que las palabras y actitudes de Jesús fuesen menos radicales. Leer
este texto resulta duro, pues Jesús es tremendamente exigente.
4. Calcular
los gastos: Hay figuras que el texto de Lucas emplea para
ayudarnos a entender la seriedad y la profundidad que han de caracterizar el
compromiso cristiano. “El camino
de la fe es semejante a un hombre que quiere construir una torre” (vs.28). Es
semejante también a un rey que quiere dar batalla a otro (vs.31). En ambos
casos es necesario calcular los gastos. Calcular los gastos no significa
reducir la vida cristiana a una especie de contabilidad cuantitativa de
recursos y de dinero. Más bien, el texto nos invita a reflexionar sobre los
costos, las exigencias de la vida de fe. Si uno piensa que la fe en Jesús no va
a afectar su vida profundamente, aún su vida cotidiana, no ha comprendido lo
que en realidad pide el seguimiento. De ahí, la necesidad de calcular los
gastos, es decir, de medir lo que el discipulado significa en el Evangelio. El
texto termina (vs.33) con una nota típicamente lucana: la renuncia a todos los
bienes. El afán de acumular bienes, riqueza y poder, es el gran enemigo de la vida
cristiana. Por eso, el costo del discipulado implica la renuncia a la búsqueda
de riqueza. Nada ni nadie puede competir con el seguimiento de Jesús.
5. “quien no
renuncia de todos sus bienes, no puede ser mi discípulo” (vs.33):
Lucas no pide amar la pobreza en sí, quiere que todo se ponga en común (Hch
4,34) para que no haya pobres en la comunidad. La razón de renunciar a los
bienes es para que no haya pobres e incluso para que haya justicia en el mundo.
Debemos estar conscientes de que la pobreza y la riqueza son personificadas:
hay pocos ricos y muchos pobres. Hay bienes suficientes en el mundo para que
todos tengan lo necesario. El mundo, en este sentido, es injusto. Ese mundo se
desmorona ante la radicalidad del Reino y de la vida de Jesús. Buscar la
seguridad en los bienes de este mundo, es poner el corazón en aquello que nos
aleja de Dios. La renuncia a la familia y a los bienes tiene su lógica y su
espiritualidad profética. Supone, es verdad, un cierto escándalo: el escándalo
del reino de Dios.
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