Lucas
15,1-32
1. Oración
Inicial: Señor, envía tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con apertura de corazón
el mensaje de tu Palabra para vivir siempre conforme a tu voluntad y actuar
como luz y fermento del mundo. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El capítulo
15 del evangelio de Lucas ocupa un puesto central en el largo camino de Jesús
hacia Jerusalén. El capítulo 15 es como la cima de la colina desde la cual se
contempla el camino recorrido y desde donde es posible observar lo que falta de
camino. Es el capítulo de la ternura y de la misericordia acogedora de Dios,
temas que se encuentran en el centro de las preocupaciones de Lucas. Las
comunidades deben ser una revelación del rostro de este Dios para la humanidad.
Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 15,1-32: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva.
Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su
comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un
tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros
corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)
Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)
¿Quiénes se acercaban a Jesús para escucharlo? ¿Por qué los fariseos y
maestros de la ley lo criticaban?
3)
¿Qué reacción hay cuando se encuentra la oveja extraviada y la dracma
perdida? ¿Cómo concluyen las dos parábolas? ¿Cuál es el punto central?
4)
¿Qué sucede en la parábola del padre misericordioso? ¿Cuál es la
conducta del hijo menor? ¿Cuál es la conducta del hijo mayor? ¿Qué actitud
tiene el padre con cada uno de los hijos?
5)
¿Qué tienen en común las tres parábolas? ¿Qué retrato o imagen de Dios
nos muestran?
3.
Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es
necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el
grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y
descubrir su sentido para nuestra vida.
a)
¿Nos resulta incómodo a veces salir a buscar la oveja perdida? ¿Por qué?
b)
¿Cuál es la actitud frente a los que son considerados pecadores, dentro
y fuera de la comunidad?
c)
¿Refleja nuestra comunidad algo de la ternura y misericordia de Dios
Padre? ¿Cómo podemos vivir la misericordia de Dios de la que nos hablan estas
parábolas?
d)
¿Qué tenemos que hacer para que nuestra comunidad cristiana no excluya
ni margine a nadie sino que viva
profundamente la actitud misericordiosa que Jesús propone?
e)
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer
en concreto para que se haga realidad?
4. Oración:
¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre
nuestra vida. «Señor, danos un corazón misericordioso».
5.
Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo
y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso:
Intenta perdonar y estar cerca de quienes son señalados como pecadores
hoy. Llevamos una "palabra".
Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y
buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde
volver a conversarla con el Señor.
6. Oración
final: Dios de misericordia, Tú dejas a las noventa y nueve
ovejas y te vas a buscar a la oveja extraviada; te adelantas para ir al
encuentro y al abrazo… porque tienes un corazón grande y abierto para perdonar.
Danos la gracia de seguir tu ejemplo viviendo con entrañas de verdadera
misericordia en nuestra vida. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las
Personas Que Quieran Profundizar Más
1.
Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada
encuentro:
a) Compartir
sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)
¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido?
¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c) ¿Qué he
hecho esta semana para extender el Reino de Dios?
2. Contexto: Todo el
capítulo 15 se fundamenta en la información que el evangelista nos da al
comienzo: "Todos los publicanos y pecadores se acercaban a Jesús para oír.
Los fariseos y los maestros de la ley murmuraban: “Éste anda con pecadores y come con ellos” (15,1-2).
Lo mismo sucedía en la época de Lucas. Los paganos se acercaban a las
comunidades y querían entrar y participar. Muchos hermanos judíos murmuraban.
Creían que acogerlos iba en contra de la enseñanza de Jesús. Las tres parábolas
les ayudaban a discernir. En las tres se advierte la misma preocupación:
mostrar lo que se debe hacer para encontrar lo que se ha perdido: la oveja
descarriada (15,4-7), la moneda perdida (15,8-10), los dos hijos perdidos
(15,11-32). Las tres están unidas entre sí por el mismo tema: algo valioso que
fue perdido y es recuperado. Las tres terminan en alegría y fiesta por el
reencuentro. El capítulo 15 de Lucas es un punto central del largo camino de
Jesús a Jerusalén. En esta zona céntrica se encuentra el texto que nos explica
la naturaleza más íntima del Dios de Jesús: la ternura y la misericordia.
Jesús, durante el viaje, enseña a sus seguidores a ser discípulos(as), pero en
el centro de su enseñanza coloca la descripción del rostro de Dios. Si nos
fijamos, veremos que el auténtico protagonista no es el hijo menor o mayor,
sino el padre. Viendo cómo actúa el padre percibimos la manera de ser de Dios.
Esta parábola generalmente se le llama "la
parábola del hijo pródigo", sin embargo es mejor llamarla "la parábola del Padre misericordioso y
sus dos hijos". El objetivo de esta narración es hacernos descubrir la
más íntima naturaleza del Dios de quien somos hijas e hijos: Padre de ternura y
de misericordia. Las comunidades cristianas deben mostrar ese rostro de Dios.
3. Clave de
lectura: El texto de hoy nos presenta tres parábolas para
ayudarnos a profundizar en nosotros(as) la imagen de Dios. La imagen que una
persona tiene de Dios influye mucho en su modo de pensar y de obrar. Por
ejemplo, la imagen de Dios, juez severo, da miedo y vuelve a la persona muy
sumisa y pasiva o rebelde. La imagen patriarcal de Dios, o sea, Dios patrón,
amo, fue y todavía es usada para legitimar las relaciones de poder y dominio,
tanto en la sociedad como en la Iglesia, en la familia como en la comunidad. En
tiempos de Jesús, la idea que la gente tenía de Dios era la de uno muy
distante, severo, juez que amenazaba con el castigo. Jesús revela una nueva
imagen de Dios: Dios Padre, lleno de ternura con toda la gente y con cada
persona en particular. Y esto es lo que las tres parábolas nos quieren
comunicar.
4.
Perspectiva misionera: Lucas presenta tres parábolas sobre la ternura de
Dios. El evangelista subraya dos ideas centrales: la iniciativa de Dios y su
alegría por el encuentro con el que está lejos. No olvidemos que los relatos
quieren dejar claras las cosas ante quienes censuran a Jesús a causa de su
interés por los pecadores públicos (y por ello despreciados) y de su amistad
con ellos (15,1-3).
Buscar la oveja extraviada y la dracma perdida, salir
al encuentro del hijo que regresa, implica dejar lo que ya se tiene. No es
descuido o falta de consideración, ante la protesta del hijo que permaneció con
él, el padre le dice: "tú
siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo"; su
solicitud por el hijo que dejó la casa paterna es preocupación por quien más
nos necesita (15,31). Significa también no limitarse a conservar, sino ir hacia
lo incierto. Se trata de un impulso misionero sin el cual la Iglesia no es fiel
signo del Reino en la historia. La tendencia a encerrarnos entre nosotros
mismos para sentirnos protegidos nos amenaza siempre.
Lo decisivo para la Iglesia no es sobrevivir, sino
servir: abrirse a la confrontación, encontrar siempre nuevos caminos para
anunciar el Evangelio, no tener miedo de salir de la seguridad del hogar y la
comunidad para ir con humildad al encuentro de quienes no se reconocen
cristianos. O tal vez, en búsqueda de aquellas personas que se alejaron ante el
contra testimonio dado por la mezquindad o por el dogmatismo de tantos
creyentes. Hay tantos hermanos(as) que deben estar. Falta tanto interés por ir
a su búsqueda y acogerlos a su vuelta. No es extraño que, con esa estrategia de
conservar y cuidar lo que tenemos, antes o después lo perdamos todo.
5. La
alegría del reencuentro: La gratuidad del amor de Dios es la nota central de
su designio. Y la fuente de su alegría. En las tres parábolas, el encuentro
implica perdón y alegría. El gozo no está en el repliegue sino en la misión. En
la capacidad de acogida a quien, por una u otra razón, no es de los nuestros.
Perdonar es dar vida, es recibirla también. (15,24). De ahí la alegría. Se
trata de hacer -como lo pedía la parábola del samaritano- del lejano, nuestro
prójimo. De esa alegría en el Espíritu nos privamos cuando enclaustrados en
nuestros miedos y resentimientos no salimos a aprender de otras personas lo que
hay que aprender, a perdonar lo que ha de ser perdonado, a respetar lo que debe
ser respetado. En una palabra, cuando preferimos las noventa y nueve a la
"oveja" que nos presenta más exigencias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario