Mateo 16,13-20
1.
Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la
fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el
valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar
"Espíritu Santo Ven, Ven".
2. Lectura:
¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El evangelio de Mateo tiene su propia visión sobre
la fundación de la Iglesia
y nos presenta a Jesús como un constructor dedicado a asegurar la solidez de
sus cimientos. A la mitad del camino de Jerusalén, o sea, en la exacta mitad
del proceso de formación de los discípulos, Jesús los interroga: “¿Quién dice la gente que sea yo?” Después
de saber la opinión de la gente, quiere conocer la opinión de sus discípulos.
Pedro, en nombre de todos, hace su profesión de fe. Jesús confirma la fe de
Pedro. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra
de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 16,13-20: Leemos este texto de Mateo con mucha atención,
tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su
comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de
silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para que la Palabra de Dios pueda
entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
d. ¿Qué dice el texto?
1)
¿Qué versículo o parte del texto te impresionó más?
¿Por qué?
2) ¿Cuál es la primera
pregunta de Jesús a sus discípulos? ¿Cuáles son las opiniones de la gente sobre Jesús?
3) ¿Cuál es la segunda
pregunta de Jesús a sus discípulos? ¿Cómo respondió Pedro en nombre de los discípulos?
4) ¿Por qué Jesús le llama “dichoso” (“feliz”)?
5) ¿Cuál es la nueva
misión que el Señor encomienda a Pedro para la edificación de la comunidad
cristiana?
3. Meditación: ¿Qué nos dice
el texto hoy a nuestra vida? No es
necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el
grupo. Lo importante es conocer y
profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
- En el texto aparecen muchas opiniones diversas sobre Jesús. ¿Cuáles son algunas de las opiniones que existen hoy sobre Jesús?
- La pregunta de Jesús también va dirigida a nosotros(as), a la Iglesia de hoy, a nuestra comunidad, a mí personalmente: ¿Quién es Jesús para mí? ¿Quién es para nosotros Jesús? ¿Qué significa en nuestra vida?
- Si creemos en Jesús, ¿Cuál debe ser nuestra conducta? ¿Cuál es la misión que de ello resulta?
- Somos discípulos misioneros(as): ¿Cómo, con nuestro testimonio, compartimos con la gente la fe y el amor, consecuencia de nuestro seguimiento de Jesús?
- ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?
4. Oración: ¿Qué le decimos a
Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración
todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida “Tú eres el
Mesías, el Hijo del Dios vivo.”
5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el
texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso:
Confesar que Jesús es el Mesías es vivir como él nos enseñó: ¿Qué debe cambiar
en nuestra vida para lograrlo? Llevamos una “palabra”. Esa “palabra” o versículo que nos va a
acompañar hasta que nos encontremos nuevamente. Seguramente se hará
presente mientras participamos en nuestros quehaceres diarios.
6. Oración final: Padre Bueno, ayúdanos a creer en Jesús y a seguir sus pasos. Danos fe
para reconocer su presencia entre nosotros, vivo en los sufrientes y
excluidos. Ayúdanos a reconocerlo para
aprender de su vida y comprometer la nuestra hacia la realización de tu
voluntad, el Reinado de la Vida,
la justicia y de Amor. AMÈN.
Padre Nuestro, que estás en el
cielo…
Para
Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. La Iglesia, en el evangelio de Mateo: La palabra "Iglesia",
en griego ekklesía, aparece 114 veces
a el Nuevo Testamento, casi exclusivamente en las Cartas y en los Hechos de los
Apóstoles. En los evangelios aparece tres veces, sólo en Mateo, quién concede
una gran importancia al tema de la Iglesia. Utiliza este término para referirse a la
comunidad cristiana, de cuyo origen y desarrollo se preocupa de un modo
especial.
a. El nuevo pueblo de Dios: Iglesia es una
palabra de origen griego que significa "asamblea"
y que en el Antiguo Testamento se aplica a Israel como pueblo elegido y
convocado por Dios. Mateo, en cambio, designa con ella a la reunión de los que
creen en Jesús. ¿Por qué? Según la
visión del evangelista, la
Iglesia surge a raíz del rechazo de Israel, que no quiso
reconocer en Jesús al Mesías esperado. La parábola de los viñadores homicidas (21,33-43)
se refiere con crudeza a este drama y acaba con estas palabras: "Por eso os digo que se os quitará el
Reino de Dios y se entregará a un pueblo que dé a su tiempo los frutos que al
Reino corresponden". La Iglesia cristiana es, por
tanto, ese nuevo pueblo de Dios encargado de culminar la misión frustrada que
Israel no supo llevar a cabo. En ella se superan las antiguas barreras y tienen
cabida todas las gentes sin distinción, judíos y paganos, siempre que acojan a
Jesús como Mesías e Hijo de Dios y pongan en práctica sus enseñanzas (28,16-20).
b. La Iglesia de Jesús: La Iglesia no es para Mateo una
institución más, ni debe su origen a la iniciativa humana. Es Jesús quien la
reúne, la edifica y la consolida. Por eso la llama "mi Iglesia" (16,18) y promete no dejarla nunca sola y
acompañarla hasta el final de los siglos. La antigua alianza entre Dios e
Israel se hace ahora realidad en la persona de Jesús, que está siempre presente
en medio de su comunidad (1,23; 18,20; 28,20). La estrecha relación entre Jesús
y su Iglesia se manifiesta también en el encargo que ésta recibe de continuar
su misión (10, 11,2-6; 18,16-20). Su razón de ser no es otra que prolongar la
presencia del Señor en medio de este mundo. La Iglesia o la comunidad no
es el Reino. El Reino es mayor. En la Iglesia, en la comunidad, debe o debería parecer
a la vista de todos aquello que pasa cuando un grupo humano deja que Dios entre
a formar parte de sus vidas.
c. Una comunidad de discípulos(as): El primer núcleo de la Iglesia se encuentra, sin
duda, en el grupo de los Doce. Pero Mateo no suele emplear para ellos el
calificativo de "apóstoles".
Prefiere llamarlos simplemente "discípulos".
De este modo los propone como modelo de aquellas actitudes que deben hacer
suyas los miembros de la comunidad cristiana de todos los tiempos. Ésa es la
razón de que Mateo haya suavizado un tanto los rasgos negativos con que los
Doce son presentados en otros evangelios (especialmente Marcos), aunque no los
idealiza ni oculta sus limitaciones. Dos son las características esenciales que
según él definen al discípulo(a): la comprensión de las enseñanzas de Jesús (13,23;
16,12; 17,13) y la fe en él (14,33). Discípulo(a) es por tanto el creyente, aunque
su fe sea a veces "poca" (14,31;
16,8...) y esté constantemente amenazada por dudas y vacilaciones
2. La Misión
de Pedro: La especial tarea
que se le confiere a Pedro en este pasaje concuerda con la que aparece en otros
pasajes de Mateo: es el portavoz del grupo de los discípulos y tiene una
especial relación con Jesús (véase Mt 14,28-31 y Mt 17,24-27). Al presentar así
a Pedro, el evangelista se hace eco del importante papel que desempeñó en la
vida de la Iglesia
naciente, sobre todo en las comunidades de Siria, a las que se dirige este
evangelio. De Pedro han recibido el evangelio y la tradición sobre Jesús; él
ha sido la roca sobre la que se ha edificado su comunidad. Este texto ha
suscitado numerosas discusiones entre católicos y cristianos no católicos sobre
la figura del papa como sucesor de Pedro. La tradición católica ha entendido
este pasaje como fundamento del ministerio de Pedro, que se trasmite a sus
legítimos sucesores, y ha visto en él el fundamento del primado del Papa sobre la Iglesia universal. La tradición cristiana no católica,
sin embargo, ha visto en las palabras de Jesús una alabanza y una promesa
referidas, no a su persona, sino a la confesión de fe que Pedro proclama.
3. “¿quién dicen Uds. que soy yo?": La segunda pregunta
es directa: "¿quién dicen Uds. que
soy yo?" Es una interrogante siempre vigente; ¿quién es Jesús para
nosotros(as) hoy? Tal vez nos sorprenderíamos si tuviésemos el coraje de
responderla. Cristo ¿es realmente el centro dinámico y exigente de nuestras
vidas? o ¿acaso nuestra respuesta sobre su identidad se ha convertido en una
formalidad sin influir mucho en nuestra vida diaria? La contestación de Pedro: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios
vivo", no es algo puramente formal. La fe profesada por el apóstol será
el fundamento inconmovible sobre el que se asentará el nuevo pueblo de Dios que
Jesús quiere reunir, de modo que el poder de la muerte no pueda vencerlo ni
destruirlo. Ella exige un comportamiento que parte de la decisión de seguir los
pasos del Señor en su amor por los marginados e insignificantes de la historia
y en su servicio a los más necesitados.
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