31º Tiempo Ordinario (B)
Marcos 12,28-34
Marcos 12,28-34
1. Oración Inicial: Señor de la Vida , nos prometió la ayuda
del Espíritu para que pudiésemos recordar todo lo que había dicho y comprender
más profundamente el significado y la verdad de su Palabra. Envíanos hoy este
Espíritu Santo para poder leer y comprender la Palabra de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
b. Leer el texto:
Marcos 12,28-34:
Hacer
una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe
que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Releerlo una segunda vez.
c. Un momento de
silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda
penetrar en nuestros corazones. Terminar
cantando: «Tu
Palabra me Da Vida».
2)
¿Qué pregunta el maestro de la ley?
3)
¿De qué manera responde Jesús? ¿Qué llama la
atención en la respuesta de Jesús?
4)
¿Qué relación existe entre el primero y el segundo
mandamiento? ¿Por qué?
5)
¿Qué le dice Jesús a ver que el maestro de ley aprueba
la respuesta que le dio?
- ¿Qué es lo más importante en la religión? Algunos dicen que la
misa dominical, las novenas, promesas, oraciones y procesiones son lo más
importante. Otros dicen: ¡Amar al prójimo! ¿Qué es lo más importante en la religión
y en la vida para nosotros(as)?
- El amor a Dios y al prójimo fue la base de la espiritualidad de
Jesús, reflejada en su preocupación por los débiles y marginados. ¿Cuál es
lo esencial de nuestra espiritualidad hoy?
- Amar a Dios y amar a la gente son una sola
y la misma cosa. Es lo que dice Jesús. ¿Qué debemos revisar en nuestra
vida cotidiana? ¿En nuestra comunidad?
- ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos
hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?
5. Contemplar el rostro de
Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el
Reino de Dios y su justicia: Compromiso: «Amar a Dios y al
prójimo como a si mismo…»… ¿Qué compromiso puedes
hacer esta semana para ponerlo en práctica? Llevamos una “palabra”. Puede ser un
versículo o una frase del texto que nos va a acompañar hasta que nos
encontremos nuevamente. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada
día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con
el Señor.
Para
Las Personas Que Quieran Profundizar Más
2. La
respuesta de Jesús (12,29-31): Jesús responde citando un pasaje de la Biblia para decir
que el primer mandamiento es «amar
a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda tu fuerza» (Dt 6,4-5). Esta frase formaba parte de una
plegaria llamada Shemá. En tiempos de Jesús, los devotos judíos recitaban esta
oración dos veces al día: por la mañana y por la tarde. Así era conocida entre
ellos como lo es entre nosotros el Padre Nuestro. Y Jesús aumenta citando de
nuevo la Biblia: «El
segundo es éste: Amarás al prójimo como a ti mismo» (Lev 19,18). No existe un
mandamiento más grande que estos dos”. Respuesta breve y muy profunda. Es el
resumen de todo lo que Jesús ha enseñado sobre Dios y la vida (Mt 7,12).
4. El
mandamiento más grande: Al principio no estaba muy clara las exigencias del
amor al prójimo. Sobre este punto ha habido una evolución en tres etapas a lo
largo de la historia del pueblo de Dios:
Ø 1ª Etapa - «Prójimo» es el
pariente de la misma raza: El Antiguo Testamento enseñaba la obligación de «amar al prójimo
como a sí mismo» (Lv 19,18). En
este lejano comienzo la palabra próximo era sinónimo de pariente. Ellos se
sentía obligados a amar a todos los que formaban parte de la misma familia, del
mismo clan, de la misma tribu, del mismo pueblo, Pero en lo que se refería al
extranjero, o sea, aquellos que no pertenecían al pueblo judío, el libro del
Deuteronomio decía: «podrás exigirle el
derecho del extranjero; pero no de tu hermano al que harás la remisión» (Dt 15,3).
Ø 2ª Etapa - «Prójimo» es aquella
persona que se te acerca: Poco a poco el concepto de prójimo se alargó. Y así
en el tiempo de Jesús, se desencadenó toda una discusión sobre «¿Quién es mi
prójimo?» Algunos doctores pensaban que se debía alargar el
concepto de prójimo más allá de los límites de la raza. Otros no querían saber
nada de esto. Entonces un doctor de la ley dirigió a Jesús esta pregunta
polémica: «¿Quién
es mi prójimo?» Jesús responde con la parábola del Buen Samaritano (Lc
10,29-37), en la cuál el prójimo no es ni el pariente, ni el amigo, ni el
patricio, sino aquél que se te acerca, independientemente de la religión, del
color, de la raza, del sexo o de la lengua. ¡Tú debes amarlo!
Ø 3ª Etapa: La medida del amor al prójimo es amar como
Jesús nos ha amado: Jesús había dicho al doctor de la ley: «No estás lejos del
Reino de Dios» (12,34). El
doctor estaba cercano al Reino, porque, de hecho, el Reino consiste en el amor
hacia Dios con el amor al prójimo, como el doctor había afirmado solemnemente
ante Jesús. (12,33) Pero para poder entrar en el Reino le faltaba dar un paso
más. El criterio del amor al prójimo enseñado en el Antiguo Testamento, era «como a sí mismo». Jesús amplía este
criterio y dice: «Este
es mi mandamiento: ámense
como yo los he amado» (Jn 15,12-13). Ahora, en el Nuevo Testamento el
criterio será: «Amar
al prójimo como Jesús nos ha amado». Jesús ha interpretado el sentido exacto de
la Palabra de Dios y ha indicado el camino seguro para llegar a una convivencia
más justa y más fraterna.
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