1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra.
Envía tu Espíritu Santo y despierta nuestra inteligencia, para que tu Palabra
penetre en nuestros corazones y podamos saborearla y comprenderla. Danos una gran fe en ti, para que tus palabras sean para nosotros la
luz que nos guíen por los caminos de la
justicia y de la verdad. Habla, Señor, te
escuchamos y deseamos poner en práctica tu Palabra, porque tus palabras son vida, gozo, justicia, y paz. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2.
Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: En el texto de hoy, el contraste entre las dos escenas
es total. En la primera, Jesús
pone a la gente en guardia frente a los escribas del templo. Su religión es
falsa: la utilizan para buscar su propia gloria y explotar a los más débiles.
No hay que admirarlos ni seguir su ejemplo. En la segunda, Jesús observa
el gesto de una pobre viuda y llama a sus discípulos. De esta mujer pueden
aprender algo que nunca les enseñarán los escribas: una fe total en Dios y una
generosidad sin límites. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la
palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué
dice el texto?
1)
Cada
persona lee el versículo o parte del texto te impresionó más.
2)
¿Qué
critica Jesús en los doctores de la Ley y cuál sería su suerte al final? ¿Qué
desigualdad y religiosa de aquella época aparecen en el texto?
3) ¿Quiénes dan ofrendas en el templo y cuánto
dan cada uno? ¿Por qué Jesús elogia a la pobre viuda?
4) ¿A partir de lo que vio, qué enseñanza da
Jesús a sus discípulos?
- ¿Quiénes son
los que captan más la atención hoy en nuestra sociedad?
- ¿Captan nuestra
atención personas empobrecidas como aquella viuda a Jesús? ¿Nos dejamos
interpelar realmente por ellas? ¿Quiénes reciben hoy mayor «consideración» y aprecio?
- ¡Esa viuda pobre y anónima es ejemplo para cristianos(as)
de todos los tiempos! Comentar.
- ¿Cuál es el
mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad en nuestra vida?
5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto,
volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Jesús nos llama a ser
solidarias y a compartir hasta lo que necesitamos. ¿Qué gesto solidario ofrezco
esta semana? Llevamos una “palabra”.
Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en
cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de
oración donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración final: Jesús, Señor nuestro que nos iluminas con tu Espíritu
y nos llamas a no caer en desvíos de avaricia y acomodamiento, ayúdanos a ser
solidarias con nuestros hermanos y hermanas y a poder compartir hasta lo que
necesitamos para dar vida a la gente. AMÉN. Padre Nuestro que estás en el cielo...
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. El contexto en tiempos de
Jesús. Marcos 12,38-44 relata la parte final de las actividades
de Jesús en Jerusalén (11,1 a 12,44). Fueron días llenos de conflictos:
expulsión de los mercaderes del Templo (11,12-26), y discusiones con las
autoridades: (11,27 a 12,12), con los fariseos, con los herodianos y saduceos (12,13-27)
y con los doctores de la ley (12,28-37). El texto de hoy (12,38-44) nos presenta una última palabra
crítica de Jesús respecto al mal comportamiento de los doctores de la ley (12,38-40)
y una palabra de elogio respecto al buen comportamiento de la viuda. Casi al
término de su actividad en Jerusalén, sentado delante del tesoro donde se
recogía las limosnas del Templo, Jesús llama la atención de los discípulos
sobre el gesto de una pobre viuda y les enseña el valor del compartir (12,41-44).
2. El contexto en tiempos de
Marcos: En los primeros
cuarenta años de la historia de la Iglesia, desde los años 30 al 70, las
comunidades cristianas eran, en su mayoría, formadas por gente pobre (1Cor
1,26). Poco después se les agregaron también otras personas más ricas. Las
tensiones sociales, que marcaba el imperio romano, comenzaron también a
despuntar en la vida de las comunidades. Estas divisiones, por ejemplo,
surgían, cuando las comunidades se reunían para celebrar la cena (1Cor
11,20-22) o cuando había alguna reunión (Sant. 2,1-4). Por esto, la enseñanza
del gesto de la viuda era para ellos actual. Era como mirarse al espejo, porque
Jesús compara el comportamiento de los ricos y el comportamiento de los pobres.
3. El contexto hoy: Jesús elogia a una pobre viuda porque sabe
compartir más y mejor que todos los ricos. Muchos pobres de hoy hacen la misma
cosa. La gente dice: «El pobre no
deja nunca morir de hambre a otro pobre». Por un lado la gente rica que tiene de todo y por
otro la gente pobre que no tiene casi nada para compartir y sin embargo,
comparten lo poco que tienen.
4. La crítica de
Jesús a los escribas es dura. En vez
de orientar al pueblo hacia Dios, atraen la atención de la gente hacia sí
mismos buscando su propio honor. Les gusta «pasearse
con amplios ropajes» buscando reverencias de la gente. En la liturgia de las sinagogas y en los
banquetes buscan «los
asientos de honor» y «los primeros puestos». Pero hay algo que, sin duda, le duele a Jesús
más que este comportamiento vanidoso de ser saludados y reverenciados. Mientras aparentan una piedad profunda en sus «largos rezos» en público, se aprovechan de su prestigio religioso
para vivir a costa de las viudas, los seres más débiles e indefensos de Israel
según la tradición bíblica. Jesús quiere que la muchedumbre y los discípulos
saquen al menos una conclusión: no deben seguir ni imitar a sus líderes.
5. El
gesto pasó desapercibido a todos, pero no a Jesús. Esta viuda va pone en evidencia la religión corrupta de estos dirigentes
religiosos. La pobre mujer solo
ha echado en el arca de las ofrendas dos pequeñas monedas, pero Jesús llama
enseguida a sus discípulos pues difícilmente encontrarán en el ambiente del
templo un corazón más religioso y más solidario con los necesitados. Esta viuda no anda buscando
honores ni prestigio alguno; actúa de manera callada y humilde. No piensa en explotar a nadie; al contrario,
da todo lo que tiene porque otros lo pueden necesitar. Según Jesús, ha dado más
que nadie, pues no da lo que le sobra, sino «todo
lo que tiene para vivir».
¡Esa pobre viuda anónimo es ejemplo para cristianos(as) de todos los tiempos! Personas
sencillas como ella, pero de corazón grande y generoso, que saben amar sin
reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia. Ellas son las que
hacen el mundo más humano, las que creen de verdad en Dios, las que mantienen
vivo el Espíritu de Jesús en medio de otras actitudes religiosas falsas e
interesadas. De estas personas hemos de aprender a seguir a Jesús.
6. La práctica del compartir y
de la solidaridad es una de
las características que el Espíritu de Jesús, comunicado en Pentecostés (Hch
2,1-13), quiere realizar en las comunidades. El resultado de la efusión del
Espíritu es precisamente esto: «Ninguno
entre ellos pasaba necesidad, porque cuantos poseían haciendas o casas las vendían,
llevaban el importe de todo lo vendido y lo dejaban a los pies de los apóstoles».
(Hch 4,34-35ª; 2,44-45).
Estas limosnas recibidas por los apóstoles no se acumulaban, sino que «se distribuía a cada uno según su
necesidad». (Hch 4,35b;
2,45). La entrada de los ricos en la comunidad cristiana, por un lado hacía
posible la expansión del cristianismo, ofreciendo mejores condiciones al
movimiento misionero, Pero de la otra, la acumulación de bienes impedía el
movimiento de solidaridad y del compartir provocado por la fuerza del Espíritu
en Pentecostés. Santiago quiere ayudar a algunas personas a entender el camino
errado que han emprendido: «Y ahora
ustedes ricos; lloren y griten por las desventuras que los sobrevendrán. Sus riquezas
están podridas, sus vestidos serán devorados por la polilla». (Sant 5,1-3). Para aprender el camino del
Reino, todos tienen necesidad de convertirse en alumnos de aquella pobre viuda,
que compartió lo que tenía, lo necesario para vivir.
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