Lucas
16,19-31
1. Oración
Inicial: Danos tu Espíritu Santo Padre, para que podamos
reconocer y acoger a tu Hijo presente en su Palabra y en nuestra historia.
Danos una visión límpida, un corazón pronto para escuchar, danos el estar
siempre disponibles para colaborar en la construcción de tu Reino. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Aquí, en el
centro del Evangelio de Lucas, percibimos con mayor claridad los dos temas
principales que atraviesan el evangelio de punta a punta. En el capítulo 15 la
parábola del padre con sus dos hijos revela la ternura y la misericordia de
Dios que acoge a todas las personas. Hoy, en el capítulo 16, nos presenta la
parábola del pobre Lázaro para revelar el comportamiento que se debe tener ante
el problema de la pobreza y de la injusticia social. Abramos
nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 16,19-31: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva.
Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su
comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un
tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros
corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)
Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)
¿Cuál era la situación del rico y
del pobre antes de la muerte? En vida: ¿Qué actitud toma el hombre rico con
Lázaro, que vivía a la puerta de su casa?
3)
¿Qué es lo que cambia en los dos después de la muerte?
4)
¿Qué es lo que les separa antes y después de la muerte?
5)
En la conversación entre el rico y el padre Abraham: ¿Qué es lo que
quiere el rico y qué le responde Abraham? ¿Cómo replicó el rico y cómo le
respondió finalmente Abraham? ¿En dónde se puede descubrir y conocer lo que
Dios quiere?
3.
Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es
necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el
grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y
descubrir su sentido para nuestra vida.
a)
¿Existen hoy situaciones de injusticia social parecidas a las de
Lázaro? Dar ejemplos.
b)
Comparando las situaciones de injusticia, pobreza y exclusión que nos
rodean: ¿Cuál es la actitud de nuestra sociedad; de nuestra comunidad y la suya
personal?
c)
¿Qué enseñanzas da la parábola a las personas con riquezas? ¿Qué
acciones concretas se deben poner en práctica en la vida presente?
d)
En esta parábola, la situación cambia después de la muerte. ¿Es que
Jesús nos quiere decir que durante la vida presente el pobre debe esperar
pasivamente y soportar todo para poder merecer el cielo? ¿Qué pensamos? ¿Qué
acciones concretas debemos poner en práctica?
e)
¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer
en concreto para que se haga realidad?
4. Oración:
¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre
nuestra vida. «Enséñanos a compartir y trabajar por la justicia,
Señor».
5.
Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo
y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: ¿Qué puedes
compartir de tus bienes con los que necesitan tu solidaridad? Llevamos una
"palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto.
Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y
tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración
final: Padre bueno, escuchar tu Palabra en la Biblia es
camino para conocer tu voluntad. Tú quieres misericordia, solidaridad, justicia
y paz. Danos fuerzas para cambiar y vivir una conversión a los pobres y
excluidos, siguiendo los pasos de tu hijo Jesús. Anímanos a la acción por la
vida para que aprendamos a compartir y trabajar por la justicia. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las
Personas Que Quieran Profundizar Más
1.
Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada
encuentro:
a)
Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario
vivir durante la semana.
b)
¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido?
¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)
¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de
Dios?
2. Contexto: El capítulo
16 tiene que ver con la preocupación de Lucas por la desigualdad social, el uso
del dinero, la discriminación, y la injusticia que seguramente existían dentro
de la comunidad cristiana de su tiempo. El capítulo está estructurado para
mostrar que el tiempo se acaba, que hay una urgencia escatológica frente a la
cual hay que tomar decisiones, antes de que sea tarde: a partir de Juan
Bautista, el Reino comienza a ser anunciado y hay que optar (vs.16). El
administrador injusto tomó la decisión correcta y fue alabado; los fariseos,
acusados de ser amigos del dinero, dudan; y finalmente, en el texto de hoy, el
rico, en cuya puerta vivía Lázaro, es el contra-ejemplo del administrador. No
tomó a tiempo la decisión correcta; en el “lugar de los muertos”, ya es
demasiado tarde.
3. Clave de
lectura: El texto refleja no sólo la situación de la sociedad
del tiempo de Jesús y del tiempo de Lucas, sino también de nuestra sociedad
hoy. En la parábola aparecen tres personas: 1) Lázaro, el pobre, el único que
no habla. Apenas existe. Sus únicos amigos son los perros que lamen sus
heridas. 2) El rico sin nombre, que habla a cada instante. 3) El padre Abrahán,
que en la parábola representa el pensamiento de Dios. Aquellos que para los
criterios de poder y prestigio social son los más importantes, son anónimos
ante Dios; y quienes son considerados insignificantes y sin nombre son los que
tienen valor para el Dios del Reino. El rico sin nombre representa la ideología
dominante del gobierno de la época. Lázaro representa el grito de los pobres de
todos los tiempos. La parábola es una denuncia fuerte y radical de esta
situación.
4. ¿Por qué
no ya desde el más acá?: Hay quienes hacen de la religión un baluarte de resignación
llamando a la paciencia; “en el más allá”, dicen, “Dios dará a cada persona su
merecido”. De ser así, esta parábola sería una invitación a aceptar su
situación, a resignarse, a cargar con su cruz, a no rebelarse contra la
injusticia, a esperar un más allá en el que Dios arregle las injusticias
humanas. Entendido así, el mensaje evangélico sería un conformismo que ayuda a
mantener el desorden establecido y la injusticia humana. Sin embargo, la clave
para comprender el mensaje de la parábola está en la última escena. Esta parábola no es una promesa para el
futuro. Mira a la vida presente y va dirigida a los cinco hermanos del rico,
que continuaban, después de la muerte de su hermano y de Lázaro, en la
abundancia y el despilfarro. Por eso, el rico, alarmado por lo que espera a sus
hermanos si siguen viviendo de espaldas a los pobres, pide a Abrahán que envíe
a Lázaro a su casa, a sus hermanos, para que los prevenga, no sea que acaben en
el mismo lugar de tormento. El abismo, pues, entre los ricos y los pobres,
según Lucas quiere poner de manifiesto, puede y debe cambiarse en el presente.
El futuro se hace en el presente y quien sabe cambiar su presente, cambia
también el futuro. Este es el objetivo final también de la narración sobre el
rico y el pobre Lázaro, como lo era del administrador de la injusticia que supo
repartir el dinero acumulado de su comisión para hacerse amigos; no se lo
guardó para él. Pero los que usan las riquezas sólo para sí... se están
cerrando el futuro. Hay personas que esperan milagros para poder creer y
cambiar de vida. Pero Dios dice que sólo basta escucha y practicar la Palabra
de Dios (“Tienen a Moisés y a los profetas” y ¡también el Evangelio de Lucas!).
5.
Profundización: "Urge
traducir la parábola del rico malvado en términos económicos y políticos, en
términos de derechos humanos, de relaciones entre el primero, el segundo y el
tercer mundo" (Juan Pablo II en la ONU, 2-10-1979). Para Jesús, uno de
los signos más potentes de la irrupción del reino es la justicia y el reparto
justo de los bienes. La sociedad de su tiempo era desigual como la nuestra. Lo
que es más grave, había también desigualdades al interior de la comunidad
cristiana de Lucas. Lázaro anhela comer aunque sean las migajas que caen de la
mesa del rico. Es la imagen precisa para dar idea del desequilibrio
socioeconómico que quiere describir Jesús. Para Jesús, el empobrecimiento cuyo
extremo emblemático es Lázaro, no es consecuencia de una mala suerte; mucho
menos podría formar parte del proyecto del Padre. Para Jesús, ese
empobrecimiento de las personas tiene un origen que todos conocen: la codicia,
la ambición, el desenfrenado apetito de tener, aun a costa de despojar a otros.
Esa actitud genera de por sí un gran abismo entre los opulentos y los
empobrecidos; una brecha que cada vez se ensancha más y que es sumamente
difícil de superar, porque implica la conversión del rico; conversión que
implica buscar la justicia, abrir su puerta al pobre, despojarse y ser
solidario (Dt 15,11).
6. Esta
historia es una ilustración de las bienaventuranzas y los ayes de Lc 6,20-32. El reproche
que se hace al rico es el de no saber compartir lo que tiene con los más
necesitados. Ha perdido, incluso, una oportunidad de conversión por no haber
escuchado a Moisés y los profetas, donde habría encontrado muchas demandas de
solidaridad para con los pobres. Su pecado consiste en haber hecho de las
riquezas su dios (16,13). El lugar de tormento es la situación de la persona
sin Dios. El rico no sabe estar con Dios, porque no abre la puerta al pobre,
como va a hacer Zaqueo (Lc 19,1-10). Termina el drama. ¿Qué va a suceder?
Depende de cada persona, de cada comunidad, de cada sociedad. Tenemos la
oportunidad de ser astutos(as) trabajando por la justicia, abriendo la puerta
al pobre, siendo solidarios(as), sirviendo a Dios y ganándose la Vida, o ser
tontos, sirviendo al Dinero y acabando "enterrado"
para siempre.
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