Juan 10,27-30
a. Introducción: El evangelio de Juan nos
presenta a Jesús como el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas. El marco
del texto de hoy es de conflicto con los jefes del pueblo judío. Poco antes,
Jesús había dicho: "conozco mis
ovejas y las mías me conocen a mí"(10,14), ahora dice que sus ovejas
escuchan su voz y que él las conoce y lo siguen (vs.27). Entre Jesús y sus
discípulos(as) hay un diálogo basado en un conocimiento mutuo. La relación
entre el Señor y quienes escuchan su palabra se expresa aquí en términos
rurales, comprensibles para los contemporáneos de Jesús: relación entre el
pastor y sus ovejas. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b.
Leer el texto: Juan 10,27-30:
Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el
mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c.
Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que
la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d.
¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que
te impresionó más.
2) ¿Qué promete Jesús al que siga sus pasos, es decir, trabaje por su
Causa, el Reino?
3) ¿Cuál es el don de Jesús para quienes escuchan su
voz y lo siguen?
4) ¿Cuál es la misión que le dio el Padre y por la
cual Jesús entrega su propia vida por cumplirla?
5) ¿Cuál es la relación entre Jesús y su Padre?
a)
La
primera actitud que la palabra de Jesús ha puesto en evidencia es que el ser
humano debe “escuchar”. ¿Hay espacios
en nuestra vida que dedicamos, de modo particular, a la escucha de la Palabra
de Dios? ¿Cómo llevar esto a la
vida cotidiana?
b)
La
segunda actitud que la palabra de Jesús ha puesto en evidencia es que el ser
humano debe “seguir
sus pasos”.
Nuestro seguimiento diario: ¿Es fiel, es constante? ¿Qué debemos cambiar para ser más fieles seguidores(as) de Jesús?
c)
Dios
nos ha concedido una parcela de vida de la que debemos cuidar. ¿Soy “buen pastor” de las personas que tengo
a mi cargo (en la familia, en el trabajo o desempleo, en la comunidad
cristiana, en mis relaciones sociales...)?
d)
¿Cuál
es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
6.
Oración final:
Dios Padre nuestro, que enviaste a tu Hijo Jesús como Buen Pastor que dio su
vida por las ovejas: te pedimos nos des muchos pastores(as) según tu corazón,
para que, animados(as) por el ejemplo de Jesús, conduzcan a tu pueblo con
decisión por los nuevos caminos que los tiempos actuales requieren. Ayúdanos a
trabajar, según tu ejemplo, para que las personas vivan con dignidad, justicia,
libertad y paz. Padre Nuestro, que estás
en el cielo…AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
a)
Compartir
sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)
¿Cómo
he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)
¿Qué
he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?
2. La voz del pastor: El don de Jesús es la vida que
supera la muerte (vs.28). Esa es la misión que le dio el Padre (vs.29), Jesús
entrega su propia vida por cumplirla. Juan gusta subrayar la unidad entre Jesús
y el Padre: "el Padre y yo somos una
sola cosa" (vs.30); en su evangelio este es un elemento central de la
conciencia mesiánica de Jesús y el fundamento de nuestra unión con Jesús.
3. Con valentía y audacia: El tema del Buen Pastor se
desarrolla sobre un fondo de conflicto y amenaza de muerte (ver los versículos
que siguen a nuestro texto en el evangelio de Juan). Ese es también el marco en
que se dan los primeros pasos de la comunidad cristiana. Sin valentía y audacia
no hay anuncio del mensaje. Si lo hacemos de verdad no encontraremos aplausos,
sino problemas; la palabra del Señor es exigente y cuestiona todo privilegio indebido,
todo exclusivismo religioso. El universalismo de la fe cristiana incomoda a
quienes buscan sacar partido de su posición religiosa, a aquellos que la usan
para dominar y no para servir.
a)
Las
ovejas de Jesús escuchan su voz: no se trata sólo de una escucha externa (3,5;
5,37) sino de una escucha atenta (5,28; 10,3), hasta la escucha obediente
(10,16.27; 18,37; 5,25). En el discurso del buen pastor esta escucha expresa la
confianza y la unión de las ovejas al pastor (10,4). El adjetivo «mías»no indica solamente la simple
posesión de las ovejas, sino que pone en evidencia que las ovejas le
pertenecen, y le pertenecen en cuanto que Él es el propietario (10,12).
b)
He
aquí, pues, que se establece una relación íntima entre Jesús y las ovejas:«y yo las conozco» no se trata de un
conocimiento intelectual; en el sentido bíblico “conocer as alguien” significa, sobre todo, tener una relación
personal con él, vivir en cierto sentido en comunión con él. Un conocimiento
que no excluye los trazos humanos de la simpatía, amor, comunión de naturaleza.
c)
En
virtud de este conocimiento de amor, el Pastor invita a los suyos a seguirlo.
La escucha de la palabra comporta un discernimiento, para que entre todas las
voces posibles, elijan la que corresponde a una persona concreta (Jesús). Como
consecuencia de este discernimiento, la respuesta se hace activa, personal y se
convierte en obediencia. Esta proviene de la escucha. Por lo tanto, entre la
escucha y la secuela del Pastor está conocer a Jesús.
d)
El
conocimiento de Jesús hacia sus ovejas abre un itinerario que conduce al amor:
«Yo les doy la vida eterna». Para el evangelista la vida es el don de la
comunión con Dios. Mientras en los sinópticos la ‘vida’ o ‘vida eterna’ esta
unida al futuro; en el evangelio de Juan está unida a una posesión actual. Este
aspecto se repite con frecuencia en la narración de Juan: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna» (3,36); «En verdad, en verdad les digo: el que
escucha mi Palabra y cree en el que me ha enviado, tiene vida eterna»
(5,24; 6,47).
e)
La
relación de amor de Jesús se concretiza por la experiencia de protección que el
ser humano experimenta: se dice que las ovejas «no perecerán jamás». Quizás una alusión a la perdición eterna. Y
se añade que «nadie las arrebatará».
Tal expresión sugiere el papel de la mano de Dios y de Cristo que impiden a los
corazones de las personas ser arrebatadas por otras fuerzas negativas. En la
Biblia, la mano, en algunos contextos, es una metáfora que indica la fuerza de
Dios que protege (Dt 33,3; Sal 31,6). Por otra parte, el verbo «arrebatar»sugiere la idea que la
comunidad de discípulos(as) no estará exenta de los ataques del mal y de las
tentaciones. Pero la expresión «nadie las
arrebatará» indica la presencia de Cristo que asegura a la comunidad la
certeza de una estabilidad granítica que le permite superar toda tentación de
miedo.
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