Mateo 4,1-11
1. Oración Inicial:
Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu
luz para acoger hoy la Palabra de Dios.
Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y
danos la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras
vidas. AMÉN. Cantar
«Espíritu
Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice
el texto?
a. Introducción: El texto de
hoy se refiere a las tentaciones de Jesús en el desierto. Después de su
Bautismo, Jesús es movido por el Espíritu que ha recibido a retirarse al
desierto, donde sufre tentaciones. Es el primer ejemplo de una lucha que no
terminará ahí. Serán muchos los momentos en que Jesús sentirá la voz de
Satanás; sentirá la tentación en el Huerto de los Olivos y en la misma cruz,
pero al final en la vida de Jesús, será su confianza en el Padre y la palabra
de Dios las que le ayudarán a resistir y salir victorioso. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 4,1-11: Hacer una lectura atenta,
pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista
quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante:
Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en
nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada
persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Por
quién fue conducido Jesús al desierto? ¿Para qué? ¿Por cuánto tiempo estuvo sin
comer?
3) ¿Cuál
fue la primera propuesta del diablo?
¿Cómo respondió Jesús?
4) ¿Cuál
fue la segunda propuesta y en qué se fundamenta? ¿Cómo respondió Jesús?
5) ¿Cuál
fue la tercera propuesta? ¿Cómo respondió Jesús?
6) En
todos los casos: ¿En qué fundamenta Jesús su rechazo al diablo?
7) ¿Qué
hizo el diablo finalmente?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las
más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el
texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) Jesús
fue humano y sintió las mismas dificultades y tentaciones que
nosotros(as). Comentar.
b) Jesús
enfrentó las tentaciones del afán de poseer, de acumular gloria y de alcanzar
poder. ¿Son parecidas a las que enfrentamos hoy? ¿A qué otro tipo de
tentaciones o pruebas nos enfrentamos hoy? ¿Qué hacemos para superarlas?
c) El
demonio usa la Biblia para tentar a Jesús. ¡Jesús usa la misma Biblia tres
veces para vencer la tentación! ¿Cómo y
con qué fin usamos nosotros(as) la Biblia? ¿Nos da fuerza para luchar por el
Reino de Dios y contra el mal?
d) ¿Qué
relación de poder existe: en la familia, en la comunidad, en la sociedad, en el
barrio? ¿Sucumbimos a la tentación de usar el poder como dominación en vez de
servicio?
e) ¿Cuál
es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto
para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y
meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo
aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Señor, ayúdanos a superar las
tentaciones en nuestra sociedad».
5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto,
volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: ¿Cuál es la tentación que vamos a
superar durante esta semana? Llevamos una "palabra". Puede ser
un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un
momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a
conversarla con el Señor.
6. Oración final:
Dios Bueno, tu sabes que nuestra vida está sometida a tantas tentaciones pero
también a muchos buenos ejemplos; te pedimos que la atracción al bien sea más
fuerte en nuestra vida que la tentación y la fuerza del mal, y que el ejemplo
de Jesús nos ayude a seguirle por el camino de fidelidad a la Palabra de Dios,
del amor y de la justicia. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Querido(a) Animador(a):
Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
Compartir sobre lo que le pasó a la
gente en su diario vivir durante la semana.
¿Cómo he experimentado a Jesús en lo
que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en
mi vida?
¿Qué he hecho esta semana para
extender el Reino de Dios?
2. Diablo / Satanás:
El texto habla del diablo y Satanás. "Diablo"
es una palabra griega que significa "separar",
"dividir". Diabólica es la acción que separa, creando divisiones.
"Satanás" es una palabra
hebrea que significa "adversario",
"el acusador" (Job 1,6; Sal 109,6), "el enemigo que dificulta los planes y proyectos".
3. La primera tentación
es la propuesta diabólica de aprovecharse del hecho de ser Hijo de Dios y
resolver el problema del hambre con abundancia de alimento, transformando las
piedras del desierto en pan (4,2-4). Esta primera tentación refleja el clima
apocalíptico de la época. Se esperaba un Mesías que fuera a cambiar rápidamente
la situación de desierto por montañas de pan, sin ninguna participación de la
gente. Sin embargo, para Jesús la abundancia de pan no será una manifestación
de poder, sino de solidaridad fraterna y de la gratuidad de Dios. Tener de todo
mientras la mayoría pasa hambre es una contradicción con la propuesta de un
Dios que quiere que todos participen y tengan vida en abundancia. Jesús
responde al diablo citando Dt 8,3: "No
sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de
Dios" (4,4). La Palabra de Dios también es alimento, pues la vida
física tiene su origen en el propio Dios, fuente de toda vida. Él jamás
abandona a sus hijos e hijas. Jesús sabe que el Padre proveerá lo necesario, y
su seguridad está en la fidelidad a su plan de amor y salvación.
4. La segunda tentación.
Jesús es tentado a acumular gloria, usar su poder y poner en duda su confianza
en la protección de Dios (vs. 5-7). El diablo cita el Salmo 91, donde Dios
promete que va a amparar al justo. Como respuesta, Jesús cita Dt 6,16 y muestra
que usar el proyecto de Dios para exaltarse ante los otros es lo mismo que
tentar a Dios. Conocer el proyecto de Dios es una responsabilidad y no un
privilegio: "No tentarás al Señor,
tu Dios" (vs. 7). La segunda tentación dejó muy claro el sueño
político del pueblo judío de un Mesías triunfalista, gran jefe. Las comunidades
de Mateo hicieron memoria de Ez 47, donde el profeta, a partir del templo,
ofrece una visión panorámica de toda la región. Era una idea de grandeza y
poderío que estaba muy presente en la vida del pueblo. Jesús no participó de
esta idea. Fue una contradicción para muchos judíos.
5. La tercera tentación
es la tentación del poder: revela lo
que está en juego en la historia y en la proclamación del Reino. El monte es,
en la Biblia, el lugar de la revelación de Dios. Se ofrece a Jesús el poder
sobre "todos los reinos del
mundo" (vs. 8). La contraparte es rendir homenaje a quien tiene el
proyecto contrario a Dios (vs. 8). Tentación también de la comunidad cristiana:
entender su poder de servicio como un poder de dominación. Se trata de una
perversión que nos amenaza continuamente, no podemos confundir una realización
histórica, ya sea política o religiosa, con el Reino de Dios. El reinado de
Dios debe hacerse presente en la historia desde ahora, pero debe igualmente
impulsarnos a realidades que se hallan más allá de la historia. La
identificación que rechazamos convertiría a los dirigentes de esas
realizaciones históricas en señores y dominadores. Frente a eso Jesús nos
recuerda, hoy también, que sólo a Dios hay que servir (vs. 10).
6. Las tres tentaciones, el afán de poseer, de acumular
gloria y de alcanzar poder son en realidad una sola,
pues la pretensión continua de Satanás es hacer renegar a Jesús de su vocación
como Hijo obediente de Dios. Las primeras dos comienzan con la misma expresión:
Si eres Hijo de Dios... y pretenden poner a prueba a Jesús. Las palabras
insidiosas del tentador le piden que lo subordine todo al poder y la gloria y
que utilice su condición de Hijo para que Dios se ponga a su disposición. Hay
aquí dos maneras de entender lo que significa ser Hijo de Dios: para el
tentador equivale a tener poder y gloria; para Jesús, sin embargo, ser Hijo de
Dios significa cumplir la voluntad del Padre. Es difícil no ver en este pasaje
un reflejo de las controversias que la comunidad de Mateo sostenía con sus
vecinos judíos. Muchos judíos no podían entender el escándalo de que Jesús
hubiera muerto en cruz desprovisto de todo poder y gloria, y por eso se negaban
a reconocerle como Hijo de Dios. Sin embargo, para los cristianos esta muerte
en obediencia absoluta a la voluntad del Padre (véase Mt 26,36-46) era el signo
más evidente de su filiación divina. Venciendo la prueba a que le somete el
tentador, Jesús aparece como el auténtico Hijo de Dios, que no ha sucumbido
allí donde sucumbió Israel. Las tres "tentaciones"
recuerdan otros tantos momentos de prueba en el camino de Israel por el
desierto: la petición del pan (Ex 16), la del agua (Ex 17) y el culto a los
ídolos (Ex 32). Las respuestas de Jesús, con tres citas tomadas del libro del
Deuteronomio (Dt 8,3; 6,16 y 6,13-15) se sitúan en el mismo contexto. Jesús ha
salido victorioso de la prueba a la que sucumbió Israel.
7. Los cuarenta días de Jesús en el desierto tiene un
sentido teológico. Los cuarenta años de penurias de
los israelitas en el desierto fueron una prueba (negativa) antes de entrar en
la tierra de la promesa a través del Jordán (Josué 3-4). En cierta manera, era
un tiempo de preparación. En su forma condensada, los cuarenta días de Jesús en
el desierto preparan la iniciación del nuevo pueblo de Dios junto al Jordán.
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