Mateo 21,1-11
1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para
conducirnos a la verdad, abre nuestra mente a la inteligencia de las
Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que opone resistencia a la
Palabra. Haz que aprendamos a escuchar con corazón abierto la Palabra que Dios
que nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir fruto
del Reino con nuestra perseverancia. AMÉN.
Cantar «Espíritu
Santo Ven, Ven».
2. Lectura:
¿Qué dice el texto?
a. Introducción:
En el encuentro de hoy, el evangelio de Mateo nos narra la entrada de Jesús en
Jerusalén, aclamado por el pueblo como el Mesías. El pueblo esperaba un Mesías
que fuese un rey fuerte y dominador. Pero Jesús no corresponde a esta
expectativa. Es hijo de un trabajador. Es un Mesías diferente de lo que se
esperaba. Sin agredir al pueblo, procura ayudarlo a ver las cosas más claras.
Entra montado en un pollino, cría de un animal de carga. Abramos nuestros
corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer
el texto: Mateo 21,1-11: Hacer
una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe
que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un
momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra
de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.
Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué
dice el texto?
1)
Cada persona lee el versículo o
parte del texto que te impresionó más.
2)
¿Qué animal está presente en este
relato? ¿Qué significado tiene en este texto?
3)
¿Cómo reaccionan los discípulos,
la multitud, Jesús y la gente de la ciudad ante la entrada en Jerusalén? ¿Qué
usaron para cubrir el suelo?
4)
¿Qué títulos recibe Jesús en este
texto?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra
vida? No es necesario responder a cada
pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es
conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para
nuestra vida.
a)
¿Qué títulos suelen atribuirse a Jesús hoy en día?
b)
¿Cuál es la imagen de Jesús que
hoy divulgan los medios de comunicación a través del cine, televisión,
canciones, propaganda, etc.?
c)
¿Qué pensamos de todo esto?
d)
"Querían
un gran Rey". ¿Cuál
es el Jesús que queremos y amamos nosotros? ¿Qué práctica debe brotar de ese
amor?
e)
La venida del Mesías pobre exige
tomar postura: ¿Cuál es la nuestra?
f)
¿Cuál es el mensaje del texto
para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga
realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de
escuchar y meditar su Palabra? Ponemos
en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y
sobre nuestra vida. «Jesús, rey manso y humilde de corazón, escucha
nuestra oración».
5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el
texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su
justicia: Compromiso:
Intentemos esta semana reconocer el rostro de Cristo en los empobrecidos. Llevamos
una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto.
Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y
tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración final: Dios, Padre Bueno, Tú que nos amas hasta el extremo, ayúdanos a poner
en práctica tu Palabra de Vida. Enséñanos a amar a los demás con todas nuestras
fuerzas, y que nuestro amor no se quede en buenas palabras sino que se traduzca
en obras de justicia, de amor y de servicio a favor de todas las personas,
especialmente a los más pobres. Padre
Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las
Personas Que Quieran Profundizar Más
1.
Querido(a)
Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar
cada encuentro:
a)
Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su
diario vivir durante la semana.
b)
¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido?
¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)
¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de
Dios?
2. Contexto: Jesús termina el viaje y llega a
Jerusalén, donde tendrán lugar los acontecimientos más importantes de su vida.
Al entrar en la ciudad, realiza tres gestos simbólicos que revelan su identidad
mesiánica: 1. Entra montado en un pollino que, según las profecías, era la
característica del rey justo, pobre y desarmado (21,1-11). 2. Entra en el
templo, expulsa a los vendedores y denuncia la hipocresía del comercio de los
animales para los sacrificios (21,12-17). 3. Maldice la higuera para manifestar
su crítica contra el pueblo de Israel, por no haber producido frutos de
justicia (21,18-22).
3. "¿Quién es éste?" Cuando
Jesús entra en Jerusalén, la ciudad se conmueve y se pregunta: "¿Quién es
éste?" (21,10). La gente respondía: "Es el profeta Jesús, el de
Nazaret de Galilea" (21,11). La palabra que usa Mateo para describir la
reacción de la ciudad se usaba también para describir un temblor de tierra.
Esta reacción de la gente de la ciudad nos da la clave para entender lo que
estaba pasando en las comunidades a las que Mateo escribía su evangelio. Los
fariseos y los jefes de la sinagoga "se conmovían", reaccionaban
contra los seguidores de Jesús y se negaban a aceptarlo como Mesías. No
obstante, la multitud, las personas sencillas, lo identificaban como el profeta
anunciado por Moisés (Dt 18,15.18), en total continuidad con la historia y las
esperanzas de Israel.
4. El Mesías pobre y desarmado (21,1-5): La escena de la
entrada de Jesús en Jerusalén nos muestra su identidad como Mesías pobre y
desarmado. Él mismo se prepara para entrar en la ciudad montado en un pollino,
el transporte de los pobres de aquella época. Al narrar este episodio, Mateo se
inspira en la tradición profética. Para dar a la escena el sentido de
cumplimiento de la profecía, cita literalmente el texto de Zacarías 9,9: "Digan a la hija de Sión: Mira, tu rey
viene a ti, humilde y sentado en un asno, en un pollino, cría de m animal de
carga".
5. Acoger a Jesús tal como se
revela y se presenta
(21,6-7): Los discípulos son los que se encargan de preparar el animal para la
entrada de Jesús en la ciudad. Harán exactamente lo que Jesús les manda. En el
fondo de esta narración hay un recado para las comunidades: el verdadero
discípulo es aquel que acepta a Jesús de la manera que es y quiere ser, y no de
la manera que les gustaría que fuese. Si Jesús se hizo un Mesías sobre y desarmado,
no lo pueden hacer un Mesías glorioso y poderoso.
6. Ellos querían un gran rey (21,8-9): La gente reacciona con
entusiasmo. Extiende sus mantos en el suelo para que pase Jesús y gritan: "Hosanna al Hijo de David".
Reconocen en Jesús al Mesías, el descendiente de David: "Querían un gran rey que fuese fuerte y dominador". Jesús
no daba mucha importancia a este título "Hijo
de David" y lo cuestionó (22,41-46). Por la forma de entrar en la
ciudad sentado en un burro, estaba diciendo que su manera de ser rey era
diferente.
7. ¿Quién es éste? (21,10-11): La entrada de Jesús
en Jerusalén cuestiona a la gente de la ciudad. Ésta tiembla, se conmueve y se
pregunta: "¿Quién es éste que la multitud acoge como rey mesiánico? ¿Por
qué viene como un pobre? El pueblo responde:
"Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Y con eso deja bien
claro que toda la actividad liberadora que Jesús realizaba en Galilea ahora se
va a confrontar con el centro del poder opresor.
8. Como en su nacimiento (2,1-12), su presencia provoca
dos reacciones opuestas: mientras la gente grita "Hosanna" -sálvanos- (cf. 2 Re 6,26-27), la ciudad que
representa a los poderosos se inquieta. La presencia de Jesús es una amenaza
para los que viven a costa de la vida de la gente. Ellos preguntan: "¿Quién es éste?" (21,10).
La gente responde: "Es el profeta
Jesús, el de Nazaret de Galilea" (21,11). Las actividades liberadoras
que Jesús hizo en Galilea desafían al poder opresor. Su forma de vivir pone en
entredicho a las instituciones y a los servicios de la antigua alianza. La
venida del rey-pobre exige tomar postura: rechazo o aceptación. Las comunidades
deben distinguir entre el verdadero y el falso discípulo; entre el antiguo y el
nuevo pueblo de Dios; entre el poder y el servicio. ¡La decisión es nuestra!
9. Los ramos en la fiesta de la
entrada de Jesús: Hoy
celebramos con ramos la entrada de Jesús en Jerusalén. El origen de esta
aclamación viene de la fiesta de las tiendas, que se celebraba en otoño,
después de la cosecha (Dt 16,13; Lv. 23,34). Recordaba el tiempo en el que el
pueblo de Israel caminaba por el desierto (Lv 23,43), viviendo en tiendas. Por
eso, durante una semana recogían ramas y montaban tiendas por todas partes (Neh
8,14-17). El pueblo agitaba ramas y decía: "Bendito
el que viene en nombre del Señor". Y los sacerdotes respondían: "Desde la casa del Señor os
bendecimos" (Sal 118,25-27). La fiesta de las tiendas era un momento
de alegría y alabanza, que mantenía la identidad del pueblo y le daba
resistencia.
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