Mateo 17,1-9
1. Oración Inicial:
¡Oh Dios!, que en la gloriosa Transfiguración de tu Hijo, confirmaste los
misterios de la fe con el testimonio de la ley y los profetas y prefiguraste
maravillosamente nuestra adopción como pueblo tuyo: concédenos, te rogamos, que
escuchando siempre la palabra de tu Hijo, seamos un día coherederos de su
gloria. AMÉN. Cantar
«Espíritu
Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice
el texto?
a. Introducción: La
transfiguración de Jesús está íntimamente unida al comienzo de su camino hacia
la cruz. Los discípulos se sienten desanimados después de escuchar el anuncio
de la pasión de Jesús y de conocer lo que pide a aquellos que quieren seguirle.
En este momento, la transfiguración es una palabra de ánimo, pues en ella se
manifiesta la gloria de Jesús y se anticipa su victoria sobre la cruz, como
muestran las numerosas referencias a la resurrección. Jesús pide a sus
discípulos que guarden en secreto esta manifestación hasta que resucite de
entre los muertos. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 17,1-9: Hacer una lectura atenta,
pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista
quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante:
Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en
nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que le
impresionó más.
2) ¿Quiénes
van a la montaña con Jesús? ¿Qué sucede con Jesús? ¿Quiénes aparecen en la
montaña para conversar con Él? ¿Cómo
reacciona Pedro?
3) ¿Cuál
son las palabras del Padre desde el
cielo respecto a Jesús? ¿Cómo reaccionan los discípulos? ¿Qué les dijo
Jesús? Y cuando miraron: ¿Qué vieron?
4) ¿Qué
orden les da Jesús al bajar del monte?
5) ¿A
quién se refiere Jesús cuando habla del Profeta Elías?
3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las
más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el
texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) A
veces en la vida hay momentos privilegiados, llenos de sentido, de amor y de
felicidad. ¿Has tenido alguna transfiguración en tu vida? ¿Cómo te ha ayudado
la experiencia de transfiguración para continuar el camino y asumir mejor las
dificultades de tu vida?
b) A veces
tenemos la tentación de parar en la
lucha por el bien y acomodarnos en medio
del camino. ¿Ha acontecido eso en la comunidad? Explicar.
c) "Este es mi hijo predilecto,
escúchenlo": ¿De qué forma la práctica de
lectura orante nos ayuda a escuchar a Jesús?
¿En qué nos ha ayudado?
d) ¿Qué
aspectos de nuestra vida queremos que sean transformados en este tiempo?
e) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué
podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y
meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo
aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Señor, ayúdanos a escuchar siempre
a tu Hijo Jesús».
5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto,
volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: "Escúchenlo"
Toma la decisión esta semana de escucharlo y vivir de su palabra. Llevamos
una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto.
Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y
tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.
6. Oración final:
Dios nuestro, en la vida de Jesús, Tú mismo nos hablas. Haz que podamos
transfigurar y mirar de un modo nuevo las realidades que hemos de transformar
iluminadas por tu Palabra. Danos esperanza para comprender que «otro
mundo es posible» y ayúdanos a construirlo. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Querido(a) Animador(a):
Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a.
Compartir sobre lo que le pasó a la
gente en su diario vivir durante la semana.
b.
¿Cómo he experimentado a Jesús en lo
que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c.
¿Qué he hecho esta semana para
extender el Reino de Dios?
2. Contexto: El texto
de hoy se encuentra a continuación del primer anuncio de la pasión y la
enunciación de las condiciones necesarias para ser discípulo (a) de Jesús. Antes de la glorificación, Jesús debe
ir a Jerusalén para el cumplimiento del misterio pascual, o sea: la pasión,
muerte y resurrección (16,21). Aquellas personas que desean y quieren seguir a
Jesús deben negarse a si mismos tomando también cada una la cruz para después
seguir al Maestro (16,23). Sólo así se podrá participar en su gloria: "Quien quiera salvar la propia vida, la
perderá; pero quien pierda la propia vida por mi causa, la encontrará"
(16,25). Las personas que no aceptan el acontecimiento de la cruz en la vida de
Cristo y por tanto en el programa de seguimiento, son consideradas por Jesús
"Satanás", porque no piensan "según Dios, sino como los seres
humanos" (16,23).
3. No hay que parar:
Jesús se acerca al momento definitivo. Su muerte no pondrá fin a su misión,
ella debe ser leída a la luz de la Resurrección. A ello invita el episodio
llamado de la Transfiguración. El rostro brillante de Jesús y sus vestidos
blancos como la luz adelantan la iluminación pascual. La muerte del Señor no
será el triunfo de las tinieblas, ellas están vencidas de antemano. El riesgo
es perder la perspectiva pascual; es decir, la del paso obligado por la muerte.
En ese caso la anticipación puede ser tomada como algo permanente, como un
descanso, un paréntesis. De allí el entusiasmo de Pedro que pretende quedarse
en ese lugar. En realidad ese adelanto debe ser más bien un impulso, un medio
para evitar el temor, para reforzar la fe y enfrentar las dificultades que trae
su comunicación. La experiencia de la Transfiguración debe alentar a los
discípulos en el seguimiento del Maestro, y no detenerlos en su camino. Apenas
era un aperitivo del futuro. Ahora, manos a la obra. Es necesario luchar y
permanecer firmes hasta el final. La visión del futuro era para dar coraje en
el presente y no desanimarse. Los cristianos no deberían contar que vieron al
Jesús glorioso antes de la victoria final. La gente no entendería la lógica de
Dios: la victoria viene del fracaso. Quien se compromete con ese proyecto, al
igual que Jesús, pasa por la cruz y la muerte, pero resucita. La vida triunfa
sobre la muerte.
4. ¿Quedarse aquí mismo?
Pedro es una persona extraordinaria, porque expresa nuestra espontaneidad y,
tal vez, nuestra ingenuidad. El quiere retener a aquel Jesús glorioso, junto
con Moisés y Elías (17,4). Las tiendas son una referencia a la Fiesta de las
Tiendas, de carácter nacionalista y triunfalista ¡Sería tan bueno quedarse con
ese Jesús glorioso! Ese es nuestro sueño de niños: la gloria fácil. ¡No! La
gloria vendrá después del esfuerzo y de la lucha, el triunfo vendrá a través de
la derrota, y la vida surgirá de las cenizas de la muerte. La lógica de Dios es
diferente de la de los seres humanos....
5. La manifestación de Jesús
está rodeada de fenómenos extraordinarios - transformación de sus vestidos y
resplandor de su rostro - que muestran su gloria. Junto a él aparecen Moisés y
Elías, dos personajes a los que la tradición judía relacionaba con la llegada
del Mesías. Moisés había anunciado que un día Dios suscitaría un profeta como
él a quien debían escuchar (Dt 18,15). Elías, por su parte, había desaparecido
de este mundo sin morir (2 Re 2,11), y la tradición judía pensaba que su
regreso anunciaría la venida del Mesías (Mal 3,23-24). Ambos personajes dan
testimonio de que Jesús es el Mesías esperado por Israel. Finalmente, la voz
que viene del cielo afirma que Jesús es el Hijo de Dios. Sus palabras son las
mismas que las pronunciadas en el momento del bautismo de Jesús (3,17). En
ambos casos se cita el Sal 2,7, un salmo real que cantaba la entronización del
nuevo rey como hijo de Dios, y que los primeros cristianos aplicaron a Jesús
para confesar que él era el verdadero Hijo de Dios.
6. En Jesús está la Biblia entera. Moisés y Elías son un modo de hablar de todo el Antiguo
Testamento (17,3-5). La Ley y los profetas era el modo como los judíos llamaban
la Biblia. Moisés y Elías conversan con Jesús. Es señal de que si queremos
entender la Biblia, tenemos que conversar con Jesús. El es el que puede
explicar, a través de su palabra y de su acción, lo que Dios quiere y lo que
nosotros mismos deseamos. Esto queda todavía más claro con la voz del Padre que
declara: "¡Este es mi Hijo, el
Amado, en él me complazco: escúchenlo!" De aquí en adelante es Jesús
quien va a enseñar todo lo que Dios quiere, como respuesta a nuestro más
profundo deseo.
7. Elías ya vino.
Los discípulos, que representan a las comunidades de Mateo, querían salir de
dudas sobre la tradición de los doctores de la ley, que, basándose en Mt
3,23-24, hablaban de la vuelta de Elías antes de la venida del Mesías
(17,10-13). Elías, el padre de los
profetas, arreglaría todo para el Reino de Dios. Los enemigos de las
comunidades cristianas afirmaban que esto todavía no había sucedido. Jesús
aclara de una vez por todas que Elías ya había venido en la persona de Juan
Bautista. La denuncia que hizo Juan de las injusticias y la exigencia de la
conversión le acarrearon la muerte. Lo
mismo ha pasado con los que han mostrado y muestran, por la palabra y por la
vida, dónde están las injusticias. ¿Será que hoy las cosas han cambiado?
No hay comentarios:
Publicar un comentario