Juan 4,1-42
1. Oración
Inicial: Padre Bueno, danos tu Espíritu Santo para que podamos reconocer y
acoger a tu Hijo que pasa por nuestra historia. Danos hoy un corazón abierto
para escuchar y comprender tu Palabra. Danos también el estar siempre
preparados(as) para colaborar en la construcción de tu Reino. AMÉN.
Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de hoy describe el diálogo entre Jesús
y la Samaritana. Diálogo muy humano, que demuestra cómo Jesús se relacionaba
con las personas y cómo Él mismo aprendía y se enriquecía hablando con otras.
Durante la lectura, intenta prestar atención a lo que más te sorprende en la
conducta tanto de Jesús como de la Samaritana. Abramos nuestros corazones a
escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan
4,1-42: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir
el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una
segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio,
para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)
Cada persona
lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)
¿Dónde
sucede el relato? ¿Qué personajes aparecen en el texto?
3)
¿Qué le pide
Jesús a la mujer samaritana? ¿Cómo reacciona ante el pedido que le hace? ¿Cómo
es el proceso de cambio que experimenta a partir de sus palabras? ¿Qué sucede
finalmente con ella? ¿Qué consecuencias tuvo ese encuentro?
4)
¿Cuál es el
alimento que sustenta Jesús?
5)
¿Cuál fue el
resultado final de este paso de Jesús
por Samaría? Finalmente: ¿Qué saben de Él y cómo reconocen a Jesús?
3.
Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a
cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante
es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para
nuestra vida.
a)
¿Qué te ha
llamado más la atención en la conducta de Jesús durante el diálogo con la
Samaritana? ¿En qué puntos su conducta y actitud nos interroga, interpela,
provoca o critica?
b) Identifica
algunas mujeres que realizan o hayan realizado un servicio evangélico en la
comunidad. ¿Se aprecia y valora el trabajo de las mujeres? Da algunos ejemplos.
c)
“… los verdaderos adoradores adorarán al Padre
en espíritu y en verdad”, es decir, con el corazón y con las obras de la justicia y del
amor. Nuestra religión: ¿Ha llegado a la
profundidad de una “religión más allá de
la religión formal”? ¿Qué tipo de culto le damos a Dios? ¿Vemos a Dios sólo
en el templo o reconocemos que Dios habita también en los pobres, en la
justicia y el amor?
d) “… el que beba del agua que yo le daré nunca volverá a tener sed” ¿Bebemos el
agua viva que nos ofrece Jesús o andamos buscando satisfacer otro tipo de sed?
e)
“Mi alimento es hacer la voluntad de aquel que
me ha enviado y llevar a cabo su obra”. ¿Cuál es el principal
alimento en nuestra vida?
f)
¿Cuál es el
mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para
que se haga realidad?
4. Oración:
¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en
forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre
nuestra vida. «Señor, danos de beber esa
agua para que tengamos vida».
5.
Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo
y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Vivir la auténtica fe que se muestra en las
obras de amor y la justicia, el «culto en espíritu y en verdad». Llevamos una "palabra".
Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y
buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde
volver a conversarla con el Señor.
6. Oración
final: Padre Dios, danos siempre agua viva.
Haz que, como verdaderos adoradores, te adoremos en espíritu y en
verdad, en justicia y amor, en apertura y solidaridad con toda la gente. Padre Nuestro, que estás en el
cielo… AMÉN.
Para Las
Personas Que Quieran Profundizar Más
1.
Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a. Compartir
sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b. ¿Cómo he
experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c. ¿Qué he
hecho esta semana para extender el Reino de Dios?
2. Contexto: El texto de
hoy narra el encuentro de Jesús con la mujer samaritana. Los judíos y los
samaritanos no se trataban por razones históricas. Eran despreciados y
maltratados por los judíos. Llamar a alguien "samaritano" era uno de los peores insultos. Jesús entra
en relación con una mujer samaritana. Según la ley de Moisés, esa mujer era
excluida por varios motivos: por su origen -pertenecía a un grupo considerado
impuro-, por su religión y por ser mujer. La sed de vida y apertura que existía
tanto en Jesús como en la mujer hizo que se superasen las barreras.
3. El agua
viva. Estamos ante un precioso texto de Juan, revelador de una faceta
sumamente importante de la misión de Jesús. Los samaritanos son gente
despreciada por los judíos, su religión y sus costumbres están mezcladas con
elementos paganos. En pleno calor Jesús está solo "junto al pozo" de Jacob; pide de beber a una samaritana,
la mujer se sorprende, sabe que los judíos no les hablan. Pero, precisamente,
el Señor le ha pedido un gesto de solidaridad humana elemental que está por
encima de las diferencias religiosas entre los pueblos. El Señor avanza con
audacia, la circunstancia le permite referirse al "agua viva" de su mensaje. A él también tiene derecho la
samaritana, Jesús no sólo le dirige la palabra, le ofrece la vida. Una vez más la actitud del Señor supera las
fronteras políticas y religiosas. La mujer no entiende, tiene que ampliar su
visión. Jesús prosigue pedagógicamente su ofrecimiento, el agua que promete
sacia definitivamente la sed humana de plenitud y de vida (vs. 13-14). Se trata
de la fuerza del Espíritu (vs.24). La resistencia de la samaritana comienza a
ser vencida, tal vez no comprende todo, pero pide esa agua viva (vs.15). Jesús lee entonces el corazón de la
samaritana y provoca su reconocimiento: "eres
un profeta" (vs.19). Jesús da el último toque a su proclamación: el
Padre debe ser adorado "en espíritu
y verdad" (vs.24). Se trata de un culto que va más allá del que rinden
judíos y samaritanos, dirigido a un Dios cercano y amoroso, Padre.
4. El amor
de Jesús no tiene límites. Una frecuente tendencia en el ámbito religioso es encerrarse entre
creyentes, en un mundo intraeclesial. Pero el amor de Jesús no tiene límites,
el Dios que anuncia no cabe en los espacios que construimos para él, ni en los
conceptos con los que queremos comprenderlo. Hoy en América Latina es necesario
anunciar la Buena Nueva a todo pulmón para que su mensaje de paz y justicia
llegue a todos los rincones de un continente que se empobrece día a día. El
agua que brota de la peña (Ex. 17,6), del pozo de Jacob, del corazón de Jesús,
debe inundarlo todo. Seguir la propuesta de Jesús exige superar las barreras
que proceden del grupo social, del sexo, de la generación y de la tradición.
¿Cómo nos relacionamos con personas diferentes de nosotros(as)?
5. Dios debe
ser adorado en espíritu y en verdad. ¿Qué significa esto? Si las palabras de Jesús
ofrecen alguna novedad no puede pensarse simplemente en un culto más interior
y menos ritual. Esa había sido ya la predicación y exigencia proféticas. Adorar
en espíritu y en verdad significa adorar al Padre a través de Jesucristo, que
es la verdad, y bajo el impulso del Espíritu. Los verdaderos adoradores son
aquellos que acogen la vida y la misericordia, la liberación y la salud que
Dios les revela y les comunica, respondiendo a la iniciativa divina mediante
el ejercicio de la fe. La adoración en espíritu y en verdad no significa la condenación
de todo culto exterior. Lo
que caracteriza a los verdaderos adoradores no es la ausencia de ritos, sino la firme voluntad de escuchar y
servir a Dios en la persona
de su Enviado. El adorador es verdadero en la medida en que acoge la "verdad" de Dios y responde a ella
mediante la fe y el compromiso de vida.
6. Automanifestación
de Jesús. (4,27-42) La aparición en escena de los discípulos y su incomprensión
da lugar a que Jesús se presente como realizador de la voluntad del Padre. Esto
es lo que justifica y determina su vida. También recibió del Padre el encargo
de confiar la misión de la evangelización a los que él eligió para llevarla
adelante. Cuando se escribió el evangelio había en Samaría una misión y una
comunidad florecientes (4,36-42). El texto habla de una gran cosecha (4,35-38).
Estos versículos suponen tras de sí una comunidad cristiana floreciente. La
tensión existente entre la siembra que promete y la cosecha que todavía no ha
llegado, debe ser eliminada. A esto se refiere el proverbio de Jn 4,35. Con
estas palabras pretende Jesús que sus discípulos estén preparados para vivir
los tiempos extraordinarios que se avecinan: la siembra y la cosecha son
simultáneas (Is 9,1ss). Entre la siembra y la cosecha existe un tiempo, más o
menos largo, que las separa. La cosecha no sigue inmediatamente a la siembra.
Es necesario esperar. Sin embargo, esto no ocurre cuando se pasa de la imagen a
la realidad. Siembra y cosecha coinciden en el terreno de la evangelización. No
es necesario distinguir dos tiempos: primero se anuncia el evangelio, se
predica, y después sigue el tiempo de la espera hasta la cosecha, que pondrá
de manifiesto la aceptación o rechazo del evangelio predicado.La presencia de la
Palabra sitúa al ser humano ante
la obligación de la decisión. Esto significa la simultaneidad de la siembra y de la cosecha. La Palabra es la siembra y la decisión del ser
humano ante ella es la cosecha. En la
confrontación personal con la Palabra es donde
se produce la presencia simultánea de la
siembra y de
la cosecha. En dicha confrontación
personal se realiza el juicio.
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