20 dic 2013

Domingo 3° de Adviento



Mateo 11, 2-11


1. Oración Inicial: Señor Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra.  Guía nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo abriendo los brazos a los demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz. Queremos ser testigos para construir un mundo nuevo de Vida para toda la humanidad. AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Desde la cárcel Juan envía unos mensajeros para que interroguen a Jesús: "¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?" La pregunta recoge no sólo la inquietud de Juan, sino también las inquietudes e interrogantes de todos los que en Israel esperaron y siguen esperando al Mesías. El texto es, con mucha probabilidad, el reflejo de los primeros debates entre los cristianos y los discípulos de Juan Bautista, centrado sobre la naturaleza de la misión de Jesús. Esa pregunta puede ser también la nuestra.  Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 11,2-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)     ¿Dónde se encuentra Juan?  ¿Qué noticias recibió de Jesús? ¿Qué manda a preguntarle?
3)     ¿Cómo responde Jesús a los mensajeros de Juan?
4)     Según Jesús: ¿Qué dice la Escritura con respecto a Juan y su misión?
5)     ¿Qué comparación hace Jesús entre Juan y la persona más pequeña en el Reino de los Cielos?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)   El Jesús que seguimos y el que anunciamos: ¿Es el verdadero Jesús del Evangelio, el            Jesús-imagen del Padre, o hemos más bien concebido a Jesús como juez?
b)  Pensando en la figura de Juan como hombre y como profeta: ¿Qué puntos comunes y qué puntos diversos tenemos con él? ¿Cómo preparamos hoy el camino del Señor?
c)     Jesús comunicó la Buena Noticia del Reino a través de palabras y gestos liberadores: ¿Cuáles son los signos del reino que demuestran nuestras obras hoy?
d)    A pesar de las dificultades e injusticias que enfrentamos cada día: ¿Somos capaces de sembrar esperanza y luchar con entusiasmo por un mundo mejor?  ¿Qué nos falta?
e)   Muchas personas viven sin esperanza o en tristeza: ¿Qué testimonio tenemos de la venida de Cristo  en nuestras vidas que pudiera llenarlas de fortaleza y de alegría?
f)     En un mundo de excluidos donde tanta gente  sufre: ¿Dónde nacería Jesús hoy?
g)   ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Tú eres el Mesías, Señor».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: ¿Cómo podemos ayudar a los pobres de nuestra comunidad en estos días? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Padre bueno, te damos gracias por la Palabra de Vida que nos has comunicado hoy. Te pedimos que acrecientes nuestra esperanza, para que nunca desistamos del esfuerzo por crear un mundo en el que el amor  y la justicia sean posibles. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  
  
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2.  "¿Eres tú… o tenemos que esperar a otro?" La pregunta recoge no sólo la inquietud de Juan, sino también las inquietudes e interrogantes de todos los que en Israel esperaron y siguen esperando al Mesías. A lo largo del tiempo se había tejido todo tipo de descripciones y características ideales sobre el Mesías, no sólo en cuanto al evento mismo de su llegada, sino en cuanto a su misma misión. Esto dio para que muchos se atribuyeran el título de mesías, propiciando desconcierto entre la gente. Muy seguramente en la mentalidad de Juan el Mesías debía ser ante el protagonista del "día de YHWH", del "día de la ira de Dios". La imagen de "el hacha en los árboles" que utiliza Juan, refleja esa expectativa o esa imagen "justiciera" que se tenía del Mesías, lo cual marca completamente la predicación de Juan. Con todo, la presencia de Jesús y el estilo de llevar adelante su misión, desconciertan a Juan y sus seguidores: ¿Dónde están esos signos de Jesús que hacen sentir el "día terrible de YHWH"? ¿No tenía que estar cortando de raíz el mal y los malhechores? Consideremos también en la pregunta de Juan, la situación de sus discípulos y de los discípulos de Jesús confrontados en la primera  época cristiana.
La respuesta de Jesús da a entender hasta qué punto él ha asimilado y en qué medida asume el compromiso mesiánico. Si nos fijamos bien, antes del relato que escuchamos hoy, están todos los presupuestos sobre las cuales Jesús fundamenta su misión. En el Cap. 4 nos encontramos con las alternativas más tentadoras que podían haber "facilitado" su misión, es lo que llamamos "las tentaciones de Jesús". Una vez hecho su discernimiento y haberse decidido por el camino que escogió, Jesús prefiere no estar solo; por eso se rodea de unos cuantos para que estén con él, para ir formándolos, para transmitirles poco a poco el espíritu de esta su misión. Pero lo que en el engranaje narrativo de Mateo representa el punto de arranque definitivo de la misión de Jesús es justamente el anuncio de su programa de vida como Mesías: es el discurso de la montaña; en él recoge Jesús lo específico de su tarea como enviado y a ese proyecto dedica su vida, cierto que de un modo diverso a la manera como Juan lo estaba anunciado y como el resto de la gente lo esperaba. Era lógico que Juan se inquietara.

3. Jesús es el Cristo: Las cosas que Juan Bautista ha escuchado decir de Jesús han creado en él cierta perplejidad, pero también han hecho nacer una esperanza. Le envía a dos de sus discípulos para indagar si Jesús es el Mesías (el Cristo) o si es necesario esperar a otro. La respuesta de Jesús se mueve al nivel de lo concreto y testimonial, los discípulos deben contar lo que han visto y oído. La pregunta sobre su identidad será respondida por sus obras; ellas corresponden a las anunciadas por Isaías 61,1-2 y 35,5-6, texto muy presente en los evangelios a propósito de la misión de Jesús. Todas ellas consisten en dar vida. Las obras en favor de los pobres y necesitados identifican a Jesús como el Mesías. El Hijo del hombre que no tiene donde reposar su cabeza vive en esas obras que expresan la irrupción del Reino de Dios en el tiempo presente. Reino destinado preferentemente a los pobres y a través de ellos a toda persona humana. Las curaciones de que habla nuestro texto de Mateo son anticipo y prenda de ese Reino.

4. Un testimonio de vida: El alivio del sufrimiento de unos cuantos pobres en el tiempo de Jesús es un signo. Signo de la promesa firme de que la buena nueva del reinado de Dios es anunciada a todos los pobres de la historia. Anuncio a través de palabras y gestos liberadores. El Evangelio es proclamado a los pobres por medio de acciones concretas: hacer ver, andar, oír, en una palabra dar vida. Jesús da el ejemplo en sus días para que entendamos que es mandato para todos sus seguidores a lo largo de la historia. Hoy también nuestros gestos de solidaridad ante el hambre y la pobreza de tantos en la humanidad deben comunicar que el Reino está entre nosotros. Las curaciones de Jesús dan pleno sentido a la buena nueva a los pobres prometida en Isaías y que ahora, ante los ojos de los discípulos de Juan, es cumplida por la acción mesiánica de Jesús. Lo han visto y oído, pero no es fácil entenderlo, por eso el texto termina con una bienaventuranza: "Dichoso el que no se escandalice de mí" (vs.6). Juan Bautista no se escandalizará al recibir el testimonio de sus discípulos, por eso Jesús lo elogia (vs.7-11), como él todos debemos ser mensajeros del Señor.

5. "Vayan y díganle a Juan lo que están viendo y oyendo". La respuesta de Jesús no se refiere a su persona, sino a lo que El hace: la gente comienza a ver, a andar, a quedar limpio de su marginación, a escuchar y, lo más importante, los pobres reciben la noticia de su liberación. Todo lo que los profetas anunciaban para el tiempo del Mesías. ¿Es necesario decir más? Si no entendemos eso, tenemos que releer la Biblia desde el comienzo hasta el fin, para comprender que el proyecto de Dios es libertad y vida para todos, comenzando por aquellos que no las tienen...

6.  A pesar de la grandeza de Juan, el menor de los discípulos de Jesús es mayor que él, porque Juan pertenecía al tiempo de la espera, mientras Jesús pertenece al tiempo de la realización.

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