27 ene 2013

3° Domingo del Tiempo Ordinario


Lucas 1,1-4; 4,14-21

1. Oración Inicial: Señor de la vida, envía tu Espíritu Santo para ayudarnos a leer e interpretar la Biblia. Crea en nosotros(as) el silencio para escuchar tu voz en la Escritura, en la creación, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en tos pobres y en los que sufren. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy comienza con el prólogo del Evangelio, en el que se explica el objetivo del libro. El centro del relato está en la proclamación del cumplimiento en Jesús de un texto de Isaías (Is 61,1-2). En él se describe de qué manera concreta llevará a cabo su tarea el Mesías. Esta escena es como el programa de lo que va a ser la misión de Jesús: se anuncia la salvación para toda la humanidad y se insiste en que el ministerio de Jesús va dirigido a la liberación de los pobres y oprimidos. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Lucas 1,1-4; 4,14-21: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué objetivo tiene Lucas para escribir su evangelio?
3) El Espíritu Santo aparece guiando los pasos de Jesús: ¿Qué se dice del Espíritu y Jesús en el relato?
4) ¿Para quienes es la buena noticia que anuncia Jesús en el profeta Isaías? ¿Cuándo se cumplirá?
5) Según el texto: ¿Cuál es el contenido del programa o misión de Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)    Las palabras del profeta Isaías, que se aplicó Jesús, no son sólo para el «Hijo de Dios» sino para todos los hijos e hijas de Dios. ¿Se cumplen en nosotros(as)? ¿Nos sentimos enviados(as) a dar la buena noticia a los pobres…? Nuestra comunidad: ¿Es una buena noticia para los pobres?
b)    Jesús vio su vida como el cumplimiento, como la prolongación de aquel anuncio del profeta Isaías. Y nosotros: ¿Cómo continuamos hoy la misión liberadora de Jesús?
c)    ¿Qué significa hoy anunciar la Buena Noticia de liberación en un mundo donde los pobres son multitudes y muchos están desanimados, desmovilizados, resignados, alienados, y soñando diariamente con la vida que la telenovela les ofrece cada día?
d)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «… me ha ungido para llevar buenas noticias a los pobres».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso:¿Qué gestos y hechos podemos realizar esta semana para comunicar la Buena Noticia a los pobres? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Señor de la Vida, has suscitado desde el principio de los tiempos, por obra de tu Espíritu, personas capaces de intuir tu amor liberador por los pobres, y que en Jesús nos das el modelo perfecto; haz que también nosotros(as) "hoy", en nuestro día a día, demos cumplimiento al anuncio de los profetas, sintiéndonos enviados a comunicar la Buena Noticia a los pobres y a las personas que necesitan convertirse a los pobres. AMÈN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
·         Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
·         ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
·         ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Lucas escribió dos libros: el evangelio y los Hechos de los Apóstoles (1,1-4): Los dos constituyen una única obra. Cada uno tiene su prólogo, en el que se explica el objetivo del libro. En el texto de hoy, tenemos el prólogo al Evangelio.
a)    Lucas 1,1: "Muchos se han propuesto componer un relato de los acontecimientos que se han cumplido entre nosotros". Se trata de dos acontecimientos relacionados con la vida, enseñanza, pasión, muerte y resurrección de Jesús. Lucas dice que "muchos ya lo intentaron", lo que es señal de que había muchas tendencias en las comunidades. Cada uno intentaba presentar su versión sobre las cosas que Jesús hizo y enseñó. Lucas también lo va a hacer.
b)    Lucas 1,2: Lucas no se apoya en ideas propias a la hora de componer su relato. Sigue la tradición de las comunidades. Hace una investigación de lo que se estaba transmitiendo de Jesús por aquellos que fueron "testigos oculares y ministros de la Palabra".
c)    Lucas 1,3: Como otros lo hicieron, Lucas también decide "escribir una exposición ordenada después de haber investigado cuidadosamente todo lo sucedido desde el principio". Quiere             ayudar a sus hermanos y hermanas, que venían del paganismo, a enfrentar y vencer sus problemas.
d)    Lucas 1,4: Lucas escribe en torno al año 85 y le dedica los dos volúmenes a un amigo llamado Teófilo (Lc 1,3; Hch 1,1). El nombre Teófilo significa persona que "ama a Dios" o "es amada por Dios". Probablemente Lucas no se refiere a una persona determinada, sino a los cristianos convertidos del paganismo, los "temerosos de Dios" o "adoradores de Dios". A partir del año 70, este grupo fue cada vez más numeroso en las comunidades cristianas de las grandes ciudades del imperio romano. Lucas escribe para ellos: así podrán, como él mismo dice, comprender la autenticidad de las enseñanzas que han recibido (Lc 1,4). Lucas quiere que las comunidades comprueben por sí mismos que aquello que aprendieron tiene fundamento en la historia y en la vida del propio Jesús.

3. La propuesta de Jesús (4,17-19): Jesús se levanta para hacer la lectura. Escoge el texto de Isaías que habla de los pobres, presos, ciegos y oprimidos. El texto refleja la situación de la gente de Galilea en tiempo de Jesús. En nombre de Dios, toma postura en defensa de la vida de su pueblo y, con las palabras de Isaías, define su misión: anunciar la Buena Noticia a los pobres, proclamar la liberación a los cautivos, dar la vista a los ciegos y liberar a los oprimidos. Retoma la antigua tradición de los profetas y proclama "un año de gracia del Señor". ¡Proclama el año jubilar!

4. Pobreza y libertad: Las diferentes situaciones humanas enunciadas (pobreza, cautividad, ceguera, opresión) (4,18) aparecen como expresiones de muerte. El anuncio de Jesús, ungido como el Mesías por la fuerza del Espíritu, la hará retroceder, introduciendo un principio de vida que debe llevar la historia a su plenitud. En este texto programático encontramos por consiguiente la disyuntiva muerte-vida, central en la revelación bíblica, frente a la cual se exige una opción radical. Pero no se trata de situaciones que se hallan al mismo nivel. La afirmación clave es "anunciar a los pobres la Buena Nueva" (vs.18), ellos son los desprovistos de lo necesario para vivir. A los pobres se les comunica la liberación. Cautivos, ciegos, oprimidos son profundizaciones de la condición de pobreza. En todos esos casos estamos ante una proclamación de la libertad. La buena nueva que Jesús anuncia a los pobres tiene pues como eje la liberación. Esto caracteriza, debe caracterizar, el anuncio del Evangelio de parte de la Iglesia hoy.

5. La profecía permanece: Lucas subraya la perspectiva de su texto hablando de la proclamación del "año de gracia" (Lc. 4,19). Año jubilar a celebrarse cada cincuenta años, en que "cada uno recobrará su propiedad" (Lev. 25,13), porque en última instancia sólo Yahvé es propietario de la tierra. Rompiendo con toda injusta desigualdad, el año de gracia debía contribuir al establecimiento permanente de la fraternidad entre los miembros del pueblo judío y finalmente de la comunión con Dios. El reinado de Dios es el sentido último de la historia humana, pero su presencia se inicia desde ahora a partir de la atención de Jesús por los olvidados de la historia. Lucas anuncia en este texto programático el camino futuro de la Iglesia y las condiciones de su fidelidad al resucitado. La comunidad creyente toma conciencia, a través de este texto, que su misión evangelizadora se dirige preferentemente a los más alejados. En Lc 4,18-19 se especifican las tareas más urgentes de toda comunidad cristiana. Llevándolas a cabo cumple la Iglesia, y cada uno de los creyentes en su vida personal, el seguimiento de Jesús.

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