21 may 2014

3° Domingo de Pascua




1. Oración Inicial:Padre Bueno, envíanos tu Espíritu Santo. Concédenos escuchar con atención la Palabra, comprenderla, gustarla y sentirla arder como un fuego dentro de nosotros(as). AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Leamos el texto en el que Lucas nos presenta a Jesús que interpreta las Escrituras. Durante la lectura tratemos de descubrir cuáles son los diversos pasos del proceso de interpretación seguido por Jesús, desde el encuentro con sus discípulos en el camino hacia Emaús, hasta el reencuentro de los discípulos con la comunidad de Jerusalén. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 24,13-35: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Con qué ánimo iban los peregrinos? ¿Por qué?
3 ¿Quién se acercó y qué les preguntó?
4) ¿Por qué usó Jesús las Escrituras en el hecho que narra este texto?
5) ¿Qué sucedió con los discípulos mientras Jesús les explicaba las escrituras?
6) ¿En qué momento lo reconocieron y qué hicieron después?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a) ¿Cómo y dónde reconocemos hoy la presencia de Jesús en nuestras vidas y nuestra  historia?
b )¿Cuáles son las semejanzas y cuáles las diferencias entre la situación de los dos discípulos y nuestra situación actual?
c) ¿Cuáles son hoy los factores que ponen en crisis nuestra fe y nos causan tristeza?
d) En la vida de los dos discípulos: ¿Cuál fue el resultado de la lectura de la Biblia hecha por Jesús?
e) ¿En qué puntos la interpretación hecha por Jesús critica nuestra manera de leer la Biblia y en qué puntos la confirma?
f) ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. « De veras ha resucitado el Señor».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia:Compromiso: Intentar reconocer a Cristo “en” y “con” nosotros(as). Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final:Señor Jesús que estás vivo en medio de nosotros(as). No tardes más y escucha el grito de los pobres que te miran para obtener la salvación, justicia y paz. Danos ojos limpios y un corazón puro para saber discernir tu presencia activa y fecunda en los acontecimientos de nuestro “hoy” que se nos presenta tan gris y falto de rayos de esperanza. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.
  
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. El modo como Lucas narra el encuentro de Jesús con los discípulos de Emaús, nos indica la forma como las comunidades del tiempo de Lucas usaban la Biblia y hacían lo que hoy llamamos Lectura Orante de la Biblia. Tres son los aspectos o los pasos que caracterizaban el proceso de interpretación de la Escritura:

a) Tener presente la realidad (24,13-24): Jesús encuentra a los dos amigos en una situación de miedo y dispersión, de desconfianza y de turbación. Estaban huyendo. Las fuerzas de la muerte, la cruz, habían matado en ellos la esperanza. Jesús se acerca y camina con ellos, escucha la conversación y pregunta: "¿De qué están hablando?" La ideología dominante les impide entender y el tener una conciencia crítica: "Nosotros esperábamos que el fuese el liberador, pero…" (24,21). Su fe sólo alcanzaba a ver en Jesús a un profeta de Dios. Su tristeza expresa el fracaso de sus expectativas mesiánicas. La cruz era para ellos el fin de toda esperanza. ¿Cuál es hoy la conversación del pueblo que sufre? ¿Cuáles son hoy los hechos que ponen en crisis nuestra fe? Este paso es importante: acercarte a las personas, escuchar la realidad, los problemas, ser capaces de hacer preguntas que ayuden a mirar la realidad con una mirada más crítica.

b) Leer el Texto Bíblico (24,25-27): El propio Jesús muestra que el camino para entender su persona y actividad es la lectura de la Biblia. Mostrando todo lo que en la Biblia se refiere a Él, no es para dar una lección sobre la Biblia, sino para iluminar el problema que hacía sufrir a sus dos amigos y luego clarificar la situación que estaban viviendo. Con la ayuda de la Biblia, Jesús coloca a los dos discípulos en el proyecto de Dios y les indica que la historia no se escapa de la mano de Dios. Jesús no usa la Biblia como un doctor que ya lo sabe todo, sino como un compañero que quiere ayudar a sus amigos a recordar lo que ellos habían olvidado: Moisés y los Profetas. En el tiempo de la Iglesia, los discípulos de Jesús han de abandonar la idea de un Mesías poderoso y nacionalista (24,19.21) para creer en un Mesías que por el sufrimiento entra en la gloria 24,26). Lucas es el único autor del Nuevo Testamento que habla explícitamente del Mesías sufriente (24,46; Hch 3,18; 17,3; 26,23). Así, con la ayuda de la Biblia, se ilumina la situación y se transforma la cruz, señal de muerte, en señal de vida y esperanza. Así lo que impide ver, se convierte en luz y fuerza a lo largo del camino. Nos muestra aquí que las primeras comunidades fueron descubriendo el sentido de la vida de Jesús gracias a la lectura de la Biblia. La Palabra de Dios en la Biblia es, por tanto, un lugar claro donde se manifiesta la presencia de Jesús resucitado. Es en la lectura comunitaria de la Biblia (aquí es una comunidad de tres) donde las personas encuentran al Jesús que da sentido a la vida.

c) Celebrar y Compartir en Comunidad (24,28-32): La Biblia, por sí sola, no abre los ojos, pero ¡hace arder el corazón! (Lc 24,32). Lo que abre los ojos y hace descubrir a los amigos la presencia de Jesús, es el compartir el pan, el gesto comunitario. Las palabras con las que se describe este último gesto nos evocan la Eucaristía de la Iglesia primitiva. Jesús hace los mismos gestos que había realizado en la última Cena Pascual con los discípulos (22,19): toma el pan, lo bendice, lo parte y lo entrega. En este momento ellos lo reconocen. En el momento en que es reconocido, Jesús desaparece. Y ellos mismos experimentan la resurrección, renacen y caminan solos. Jesús no se apropia del camino de sus amigos. No es paternalista. Resucitados, los discípulos son capaces de caminar por sus pies. Este paso consiste en: saber crear un ambiente orante de fe y fraternidad, donde el Espíritu pueda obrar. Es el Espíritu el que hace descubrir y experimentar la palabra de Dios en la vida y nos lleva a entender el sentido de las palabras que Jesús dice (Jn 14,26; 16,13). Y es sobre todo en este punto de la celebración, en el que la práctica de las comunidades eclesiales de base, sostenidas por las esparcidas por el mundo, nos ayudan a nosotros(as) a encontrar de nuevo el antiguo pozo de la Tradición para beber su agua.

3. El objetivo: Resucitar y regresar de nuevo a Jerusalén; ser testigos y constructores del Reino (24,33-35). Todo ha cambiado en los dos discípulos. Ellos mismos resucitan, se animan y regresan a Jerusalén, donde continúan estando activas las fuerzas de muerte que mataron a Jesús, pero en donde se manifiestan también las fuerzas de la vida en el compartir la experiencia de la resurrección. Valor en lugar de miedo. Fe en vez de ausencia. Esperanza en vez de desesperación. Conciencia crítica, en vez de fatalismo ante el poder. Libertad en vez de opresión. En una palabra: ¡Vida en vez de muerte! Y en lugar de la noticia de la muerte de Jesús, ¡la Buena Noticia de la Resurrección! Quiere así este relato responder también a una pregunta que se hacían los miembros de la comunidad lucana y que es todavía pertinente. Si Jesús ha resucitado y está vivo, ¿Dónde podemos encontrarlo? En realidad, los que caminaban por el camino de Emaús eran las comunidades de Lucas (y las nuestras hoy). Cada uno y cada una somos el compañero o la compañera de Cleofás (24,18). Junto a él, transitamos por los caminos de la vida, buscando una palabra de apoyo, de esperanza y orientación en la Palabra de Dios.

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