24 ene 2012

4º Tiempo Ordinario (B)

4º Tiempo Ordinario (B)

Marcos 1,21-28


1. Oración Inicial:
Señor Jesús, envía tu Espíritu, para que Él nos ayude a leer la Biblia. Con la luz de la Palabra, escrita en la Biblia. Crea en nosotros el silencio para escuchar tu voz en la Creación y en la Escritura, en los acontecimientos y en las personas, sobre todo en los pobres y en los que sufren. AMÉN.    Cantar "Espíritu Santo Ven, Ven".

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: El texto de hoy habla de la admiración de la gente viendo cómo Jesús transmite su enseñanza, después presenta el primer milagro que se refiere a la expulsión de un demonio (Mc 1,23-26) y finalmente habla de nuevo de la admiración de la gente, ante la enseñanza de Jesús y de su poder de arrojar espíritus inmundos (Mc 1,27-28). Cuando en Mc 1,14-15 se anunciaba el tiempo nuevo del Reino de Dios, es ahora cuando se va a describir por qué es verdaderamente nuevo y cuál es su alcance. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Marcos 1,21-28: Leemos este texto de Marcos con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Releerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio para que la Palabra de Dios pueda entrar en nosotros e iluminar nuestra vida. Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.

d. ¿Qué dice el texto?

1)     ¿Qué versículo o parte del texto te impresionó más? ¿Por qué?
2)     ¿Qué sucede en el relato? ¿Qué personajes están? ¿Qué escenas y momentos podemos distinguir? ¿Qué día y en dónde transcurre el relato?
3)     El espíritu del mal no tiene ningún poder delante de Jesús. ¿Qué impacto produce esto sobre la gente? ¿Qué autoridad reconocían en Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. ¿La actuación de nuestra comunidad produce admiración entre la gente? ¿Cuál?
  2. Jesús actuaba de tal manera que nadie quedaba indiferente ante él; unos lo admiraban, otros no podían soportar su libertad y su cercanía a Dios Padre. Mi actuación, la de nuestra comunidad: ¿Interpela a la gente que nos ve y nos rodea, impresiona, cuestiona, hace reflexionar, alegra, libera, trae paz, justicia y esperanza, o deja indiferentes a los demás?
  3. La palabra de Jesús fue siempre una palabra autorizada, llena de verdad y de vida; por eso expulsaba demonios y liberaba a los oprimidos por el mal: ¿Creemos que nuestra tarea, como anunciadores de la buena nueva, es ayudar a todos los seres humanos a liberarse de las trabas que nos les permiten crecer con libertad y espontaneidad?
  4. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «¿¡Qué es esto? ¡Enseña de una manera nueva, llena de autoridad !».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Predicar el R. de D. es comprometerse activamente en acciones liberadoras y de vida para los demás: ¿Qué podemos hacer por la vida de los que te rodean en esta semana? Llevamos una “palabra”. Esa “palabra” o versículo que nos va a acompañar hasta que nos encontremos nuevamente.

6. Oración final: Señor, queremos aprender de tu ejemplo. Enséñanos con  autoridad. Cambia nuestros corazones,  Ayúdanos a seguir tu ejemplo.  Queremos predicar el evangelio con solidaridad y amor efectivo, haciendo el bien a los que nos rodean y trabajando por la vida de todos.  Para que el Reino de haga presente en nuestra historia y en nuestra sociedad.  AMÈN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Contexto histórico: En los años 70, época en la que escribe Marcos, las Comunidades tenían necesidad de orientación para saber cómo anunciar la Buena Noticia de Dios al pueblo que vivía oprimido por el miedo de los demonios, por la imposición religiosa de normas religiosas de parte del Imperio romano. Al describir las actividades de Jesús, Marco indicaba cómo las comunidades debían anunciar la Buena Nueva. El texto que meditaremos indica el impacto que la Buena Nueva de Jesús sobre el pueblo de su tiempo.

2. El inicio de a misión de Jesús: Marcos la presenta en el ámbito de las esperanzas del pueblo de Israel. El pueblo sencillo ya está familia­rizado con la enseñanza de Juan Bautista y con la radicalidad legalista de los fariseos. Por esta razón, quedan sorprendidos con la enseñanza de Jesús. Él no se sienta a decirles qué hacer y qué no hacer de acuerdo con códigos secretos de interpretación de la Ley. La enseñanza de Jesús es abierta y comprensi­ble para todos. Su autoridad no proviene de alguna autorización dada por alguno de los principales sacerdotes de Jerusalén o por la enseñanza de un conocido rabino. Al escucharlo, la gente comprende que Jesús hace realidad sus esperanzas. Despliega el poder de quien ha sido ungido para defender la vida, al liberar al hombre poseído por ideologías inmundas, violentas y sectarias. Para la gente pobre no cuenta el humilde origen de Jesús, sino su capa­cidad de transformar el dolor de su pueblo con sus gestos y con sus palabras, como antaño lo hicieron los grandes profetas. Jesús encarna esa esperanza.

3. Admirada por la enseñanza de Jesús, la gente se crea una conciencia crítica.: La primera cosa que Jesús hizo al comienzo de su actividad misionera fue llamar a cuatro personas para formar una comunidad con Él (Mc 1,16-20). La primera cosa que la gente percibe en Jesús es su modo diverso de enseñar y hablar del Reino de Dios. No es tanto el contenido, sino que es su modo de enseñar el que despierta la atención. El efecto de esta enseñanza diversa era una conciencia crítica en la gente en relación a las autoridades religiosas de la época. La gente percibía, comparaba y decía: Él enseña con autoridad, diversa de los escribas. Los escribas enseñaban a la gente citando doctores, las autoridades. Jesús no citaba a ningún doctor, sino que hablaba partiendo de su experiencia de Dios y de la vida. Su autoridad nacía de dentro. Su palabra tenía las raíces en el corazón y en el testimonio de su vida.

4. Jesús combate el poder del mal: En Marcos, el primer milagro es la expulsión del demonio. El poder del mal echaba raíces en las personas y las alienaba de sí mismas. La gente vivía destrozada por el miedo de los demonios y por la acción de los espíritus impuros. Basta ver el interés causado por una película sobre el exorcismo de los demonios, Y no solo esto. Como en los tiempos del Imperio romano, muchas son las personas que viven alienadas de sí misma a causa del poder de los medios de comunicación, de la propaganda del comercio. La gente vive esclava del consumismo, oprimidas por las facturas que hay que pagar en una fecha determinada a los acreedores. Muchos piensan que no viven como personas dignas de respeto, si no compran lo que la propaganda anuncia en la televisión. En Marcos, el primer gesto de Jesús es precisamente el de arrojar y combatir el poder del mal. Jesús restituye a las personas a sí mismas. Restituye su conciencia y su libertad. ¿Se dará que nuestra fe en Jesús consigue combatir hoy contra estos demonios que nos alienan de nosotros mismos, de la realidad y de Dios?

5. Sanar: En nuestra sociedad estamos acostumbrados a fijarnos, y sobre todo a admirar, a las personas sanas, vigorosas, jóvenes, guapas y ricas. Sin embargo, pasar de largo y no prestar atención a los millones de personas que sufren porque son débiles, pobres, enfermas, perdedoras o fracasadas es desconocer por completo lo que es la vida humana. La mirada de Jesús de Nazaret se dirigió precisamente a aquellos a los que nadie quería ver: a los que podemos denominar con toda crudeza «existencias humanas deterioradas». No fue casual que quisiera inaugurar el Reino de Dios sanando a un enfermo en la sinagoga de Cafarnaúm. La razón es que el Dios Padre de Jesús no quiere el sufrimiento de los seres humanos, sino que envió a su Hijo a remediarlo y a arrancarlo de raíz. El poder de Dios que experimentó Jesús actuando en su ministerio fue un poder para sanar, no para destruir. Del mismo modo, el mensaje que había recibido para proclamar fue el mensaje del favor de Dios, no el de la venganza de Dios. Nosotros los cristianos(as), –a la vez que estamos siendo sanados– somos llamados por el Espíritu de Jesús a ser también sanadores de otros seres humanos que sufren las más diversas dolencias.

6. Jesús respondía con la verdad simple y llana: Jesús estaba interesado en la situación particular de cada ser humano: en sus sufrimientos, en las ideas que lo atormentaban, en aquellas cosas que le impedían ser libre y espontáneo. Este interés obedecía a una genuina valoración de cada persona que encontraba en el camino. Muchos movimientos y grupos muestran interés por los individuos mientras estos sirven a sus intereses. Jesús se manifestó abiertamente contra este modo de actuar.

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