14 nov 2012

Domingo 32


32º Tiempo Ordinario (B)
Marcos 12,38-44


1. Oración Inicial: Señor Jesús, abre nuestros ojos y oídos a tu Palabra. Envía tu Espíritu Santo y despierta nuestra inteligencia, para que tu Palabra penetre en nuestros corazones y podamos saborearla y comprenderla.  Danos una gran fe en ti,  para que tus palabras sean para nosotros la luz  que nos guíen por los caminos de la justicia y de la verdad.  Habla, Señor, te escuchamos y deseamos poner en práctica tu Palabra,  porque tus palabras son  vida, gozo, justicia, y paz.  AMÉN.   Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».
 
2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: En el texto de hoy, el contraste entre las dos escenas es total. En la primera, Jesús pone a la gente en guardia frente a los escribas del templo. Su religión es falsa: la utilizan para buscar su propia gloria y explotar a los más débiles. No hay que admirarlos ni seguir su ejemplo. En la segunda, Jesús observa  el gesto de una pobre viuda y llama a sus discípulos. De esta mujer pueden aprender algo que nunca les enseñarán los escribas: una fe total en Dios y una generosidad sin límites. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

 b. Leer el texto: 12,38-44: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d.  ¿Qué dice el texto?

1)    Cada persona lee el versículo o parte del texto te impresionó más.

2)    ¿Qué critica Jesús en los doctores de la Ley y cuál sería su suerte al final? ¿Qué desigualdad y religiosa de aquella época aparecen en el texto?

3)    ¿Quiénes dan ofrendas en el templo y cuánto dan cada uno? ¿Por qué Jesús elogia a la pobre viuda?

4)    ¿A partir de lo que vio, qué enseñanza da Jesús a sus discípulos?

 3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.

  1. ¿Quiénes son los que captan más la atención hoy en nuestra sociedad?
  2. ¿Captan nuestra atención personas empobrecidas como aquella viuda a Jesús? ¿Nos dejamos interpelar realmente por ellas? ¿Quiénes reciben hoy mayor «consideración» y aprecio?
  3. ¡Esa viuda pobre  y anónima es ejemplo para cristianos(as) de todos los tiempos! Comentar.
  4. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad en nuestra vida?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «…ella dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Jesús nos llama a ser solidarias y a compartir hasta lo que necesitamos. ¿Qué gesto solidario ofrezco esta semana? Llevamos una “palabra”.  Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Jesús, Señor nuestro que nos iluminas con tu Espíritu y nos llamas a no caer en desvíos de avaricia y acomodamiento, ayúdanos a ser solidarias con nuestros hermanos y hermanas y a poder compartir hasta lo que necesitamos para dar vida a la gente.  AMÉN. Padre Nuestro que estás en el cielo... 

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. El contexto en tiempos de Jesús. Marcos 12,38-44 relata la parte final de las actividades de Jesús en Jerusalén (11,1 a 12,44). Fueron días llenos de conflictos: expulsión de los mercaderes del Templo (11,12-26), y discusiones con las autoridades: (11,27 a 12,12), con los fariseos, con los herodianos y saduceos (12,13-27) y con los doctores de la ley (12,28-37). El texto de hoy  (12,38-44) nos presenta una última palabra crítica de Jesús respecto al mal comportamiento de los doctores de la ley (12,38-40) y una palabra de elogio respecto al buen comportamiento de la viuda. Casi al término de su actividad en Jerusalén, sentado delante del tesoro donde se recogía las limosnas del Templo, Jesús llama la atención de los discípulos sobre el gesto de una pobre viuda y les enseña el valor del compartir (12,41-44).

2. El contexto en tiempos de Marcos: En los primeros cuarenta años de la historia de la Iglesia, desde los años 30 al 70, las comunidades cristianas eran, en su mayoría, formadas por gente pobre (1Cor 1,26). Poco después se les agregaron también otras personas más ricas. Las tensiones sociales, que marcaba el imperio romano, comenzaron también a despuntar en la vida de las comunidades. Estas divisiones, por ejemplo, surgían, cuando las comunidades se reunían para celebrar la cena (1Cor 11,20-22) o cuando había alguna reunión (Sant. 2,1-4). Por esto, la enseñanza del gesto de la viuda era para ellos actual. Era como mirarse al espejo, porque Jesús compara el comportamiento de los ricos y el comportamiento de los pobres.

3. El contexto hoy: Jesús elogia a una pobre viuda porque sabe compartir más y mejor que todos los ricos. Muchos pobres de hoy hacen la misma cosa. La gente dice: «El pobre no deja nunca morir de hambre a otro pobre». Por un lado la gente rica que tiene de todo y por otro la gente pobre que no tiene casi nada para compartir y sin embargo, comparten lo poco que tienen.

4. La crítica de Jesús a los escribas es dura. En vez de orientar al pueblo hacia Dios, atraen la atención de la gente hacia sí mismos buscando su propio honor. Les gusta «pasearse con amplios ropajes» buscando reverencias de la gente. En la liturgia de las sinagogas y en los banquetes buscan «los asientos de honor» y «los primeros puestos».  Pero hay algo que, sin duda, le duele a Jesús más que este comportamiento vanidoso de ser saludados y reverenciados. Mientras aparentan una piedad profunda en sus «largos rezos» en público, se aprovechan de su prestigio religioso para vivir a costa de las viudas, los seres más débiles e indefensos de Israel según la tradición bíblica. Jesús quiere que la muchedumbre y los discípulos saquen al menos una conclusión: no deben seguir ni imitar a sus líderes.

5. El gesto pasó desapercibido a todos, pero no a Jesús. Esta viuda va pone en evidencia la religión corrupta de estos dirigentes religiosos. La pobre mujer solo ha echado en el arca de las ofrendas dos pequeñas monedas, pero Jesús llama enseguida a sus discípulos pues difícilmente encontrarán en el ambiente del templo un corazón más religioso y más solidario con los necesitados. Esta viuda no anda buscando honores ni prestigio alguno; actúa de manera callada y humilde. No piensa en explotar a nadie; al contrario, da todo lo que tiene porque otros lo pueden necesitar. Según Jesús, ha dado más que nadie, pues no da lo que le sobra, sino «todo lo que tiene  para vivir». ¡Esa pobre viuda anónimo es ejemplo para cristianos(as) de todos los tiempos! Personas sencillas como ella, pero de corazón grande y generoso, que saben amar sin reservas, son lo mejor que tenemos en la Iglesia.  Ellas  son las que hacen el mundo más humano, las que creen de verdad en Dios, las que mantienen vivo el Espíritu de Jesús en medio de otras actitudes religiosas falsas e interesadas. De estas personas hemos de aprender a seguir a Jesús.

6. La práctica del compartir y de la solidaridad es una de las características que el Espíritu de Jesús, comunicado en Pentecostés (Hch 2,1-13), quiere realizar en las comunidades. El resultado de la efusión del Espíritu es precisamente esto: «Ninguno entre ellos pasaba necesidad, porque cuantos poseían haciendas o casas las vendían, llevaban el importe de todo lo vendido y lo dejaban a los pies de los apóstoles».  (Hch 4,34-35ª; 2,44-45). Estas limosnas recibidas por los apóstoles no se acumulaban, sino que «se distribuía a cada uno según su necesidad».  (Hch 4,35b; 2,45). La entrada de los ricos en la comunidad cristiana, por un lado hacía posible la expansión del cristianismo, ofreciendo mejores condiciones al movimiento misionero, Pero de la otra, la acumulación de bienes impedía el movimiento de solidaridad y del compartir provocado por la fuerza del Espíritu en Pentecostés. Santiago quiere ayudar a algunas personas a entender el camino errado que han emprendido: «Y ahora ustedes ricos; lloren y griten por las desventuras que los sobrevendrán. Sus riquezas están podridas, sus vestidos serán devorados por la polilla». (Sant 5,1-3). Para aprender el camino del Reino, todos tienen necesidad de convertirse en alumnos de aquella pobre viuda, que compartió lo que tenía, lo necesario para vivir.

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