20 feb 2013

2° Domingo de Cuaresma



1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, que procedes del Padre y del Hijo y que hablaste por los profetas, acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras. Te lo pedimos a ti con confianza, porque tú las inspiraste y tú las conservas para bien de tu pueblo. Tú, que eres Espíritu de Vida, haz que el texto bíblico se convierta para nosotros en Palabra viva y liberadora, que produzca en nosotros la adhesión y el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino de Dios. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: En medio de una vida llena de contradicciones, y ante un horizonte cercano de sufrimiento, se revela en este relato la verdadera gloria de Jesús, una gloria que le viene de Dios mismo. Moisés y Elías, representantes de la ley y los profetas, hablan entre sí del “éxodo” de Jesús, es decir, de su muerte liberadora, que tendrá lugar en la ciudad santa, y de su resurrección, anunciada en este episodio de la transfiguración. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 9,28-36: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)  Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Quiénes van a la montaña con Jesús?
3) ¿Quiénes aparecen en la montaña para conversar con Jesús? ¿Cuál es el tema de la conversación?    ¿Cómo reaccionan los discípulos?
4) ¿Cuáles son las palabras del Padre respecto a Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)    En la vida hay tiempos o momentos privilegiados, llenos de sentido, embriagados de amor, de felicidad. ¿Has tenido alguna transfiguración en tu vida? ¿Cómo te ha ayudado la experiencia de la transfiguración para asumir mejor tu misión?
b)    «Este es mi hijo predilecto, escúchenlo»: ¿Puedo decir que el proyecto fundamental de mi vida es una acogida de la propuesta de Jesús, en la que vemos la palabra de Dios que nos habla?
c)    Estamos en un tiempo sin utopías, donde todo se compra y se vende y se calcula fríamente... ¿Qué mensaje nos trae el símbolo de la transfiguración a este tiempo de mirada tan corta?
d)    ¿Qué aspectos de nuestra personalidad, queremos que sean transformados en este tiempo?
e)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Señor, ayúdanos a escuchar siempre a tu Hijo Jesús».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: “Escúchenlo” es la clave del relato: toma la decisión esta semana de escucharlo y vivir de su palabra. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Dios nuestro, como el evangelista Lucas, también creemos que de hecho, en la vida de Jesús Tú mismo nos has estado dirigiendo tu Palabra. Haz que iluminados por ella, podamos transfigurar y mirar de un modo nuevo las realidades que también hemos de transformar, unidos(as) a todas las personas que, iluminadas también de mil modos por tu misma Palabra, caminan hacia el mismo «otro mundo posible» que Tú quieres ayudarnos a que construyamos. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…
   
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a.    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b.    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c.    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Contexto: En los dos capítulos precedentes del Evangelio de Lucas, se impone la novedad traída por Jesús y crecen las tensiones entre el Nuevo y el Antiguo Testamento. Al final, Jesús se da cuenta que ninguno había entendido su propuesta y mucho menos su persona. La gente pensaba que fuese como Juan el Bautista, Elías o cualquiera de los Profetas (9,18-19). Los discípulos lo aceptaban como el Mesías, pero como un Mesías glorioso, según la propaganda del gobierno y de la religión oficial del Templo (9,20-21). Jesús trató de explicar a los discípulos que el camino previsto por los profetas era un camino de sufrimiento, por el papel asumido hacia los marginados, y el discípulo podía ser tal, sólo si tomaba su cruz (9,22-26). Pero no tuvo mucho éxito. Y en este contexto de crisis, es cuando sucede la Transfiguración. En los años treinta la experiencia de la Transfiguración tuvo un significado muy importante en la vida de Jesús y de los discípulos. Les ayudó a superar la crisis de fe y a cambiar los propios ideales respecto al Mesías. En los años ochenta, época en la que escribe Lucas para sus comunidades cristianas de Grecia, el significado de la Transfiguración se intensificó y se propagó. A la luz de la resurrección de Jesús y de la expansión de la Buena Nueva entre los paganos en casi todos los países, desde la Palestina hasta Italia, la experiencia de la Transfiguración comenzaba a ser vista como una confirmación de la fe de las Comunidades Cristianas en Jesús, Hijo de Dios. Los dos significados están presentes en la descripción e interpretación de la Transfiguración, en el evangelio de Lucas.

3. La Transfiguración se narra en los tres evangelios: Mateo (Mt 17,1-9), Marcos (Mc 9,2-8) y Lucas (Lc 9,28-36). Señal de que este episodio recogía un mensaje muy importante. Como hemos dicho, se trató de una ayuda muy grande para Jesús, para sus discípulos y para las primeras comunidades. Confirmó a Jesús en su misión en calidad de Mesías-Siervo. Ayudó a los discípulos a superar la crisis que la cruz y el sufrimiento les causaban. Llevaba a las comunidades a profundizar en su fe en Jesús, Hijo de Dios, Aquél que reveló el Padre y que se convirtió en la nueva clave para interpretar la Ley y los Profetas. La Transfiguración continúa siendo una ayuda para superar las crisis que el sufrimiento y la cruz nos producen hoy. Los discípulos soñolientos son el espejo de todos nosotros. La voz del Padre se dirige a ellos, como a nosotros: “¡Este es mi Hijo, mi Elegido, escúchenlo!”

4. Lucas describe la Transfiguración. Hay momentos en la vida en los que el sufrimiento es tan grande que una persona llega a pensar: ¡Dios me ha abandonado! Y de improviso la persona descubre que Él jamás se ha alejado, sino que la persona tenía los ojos vendados y no se daba cuenta de la presencia de Dios. Entonces todo cambia y se transfigura. ¡Es la Transfiguración! Sucede cada día en nuestra vida.

5. ¡Jesús es tan extraño...! Después de tirar abajo todas las expectativas propias de su tiempo, y remarcar que como Mesías lo van a matar, y así salvará a todos, -después de eso-, dice que sus seguidores deben caminar su mismo camino, deben pasar las mismas cruces, y hasta el mismo martirio, y esto ¡cada día!... ¿Quién lo entiende? Pero se nos manifiesta transfigurado... "¡Esto es lo que les espera!", nos señala, como en un relámpago en medio de la noche. Cruz y resurrección, van tan de la mano, que se hace imposible separarlas. La resurrección da un sentido nuevo y fructífero a una vida que quiere gastarse y entregarse, como el fruto da sentido al entierro del grano. Pero también, la muerte da un sentido nuevo a la resurrección, ¡el amor nunca se hace tan generoso como cuando da la vida!, y Jesús no será un Mesías “allá en las nubes”, sino uno que camina nuestros pasos, uno que pasó por la cruz y que se dirige a Jerusalén, tierra de Pascua, y tierra que es punto de partida de la misión.

6. Nueva Alianza: Como todas las alianzas de la Biblia, la alianza con Abraham se sella con sangre; Jesús, selló en su sangre una alianza "nueva y eterna”... Ya no es sangre de animales la que da vida y es signo de la alianza, ahora es la sangre de Cristo, su amor, su vida unida a la sangre de tantos mártires que, con su muerte transfigurada, dan vida a tantos muertos por la violencia y la injusticia. No es que Dios quiera sangre sino que el amor nunca es más verdadero como cuando llega hasta el final, y en el caso de Jesús, hasta dar la vida, que es el signo de amor por excelencia. Desde Cristo, desde su muerte y su resurrección (hoy vislumbrada en la Transfiguración), jugarse la vida, gastarla en la lucha por la justicia y la solidaridad, por la verdad y la vida, es el acontecimiento fructífero por excelencia. No es que Dios quiera que alguien muera; Él es Dios de vida no de muerte, pero nada hay más dador de vida que el amor, por eso es Dios de amor. Dios nos quiere siempre, cada día, dando vida, aunque frente a la injusticia, la violencia y el pecado, esa búsqueda de dar vida pueda implicar tener que dar la vida. Pero como siempre, es la vida y el amor lo que cuenta, es la vida por el reino, es un dar la vida para que otros(as) vivan. Una muerte que da vida, da sentido a tantas vidas muertas... 

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