4 feb 2013

5° Domingo del Tiempo Ordinario


Lucas 5,1-11

1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo. Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios. Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas. AMÉN. Cantar «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?

a. Introducción: Jesús comenzó su misión en el capítulo cuatro del Evangelio de Lucas y hasta el texto de hoy sólo anunciaba la Buena Noticia del Reino. Ahora llama a otras personas y las compromete en la misión junto con Él. La manera que tiene de trabajar en equipo es también una Buena Noticia para la gente. De esta forma, lo nuevo se va abriendo camino y la transformación va aconteciendo. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Lucas 5,1-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿Qué interés tenía la gente alrededor de Jesús? ¿Qué le pide a Simón?
3) Cuando terminó Jesús de enseñar: ¿Qué pide a Simón y cómo le responde?
4) ¿Qué frutos produjo la pesca y cómo reaccionó Simón Pedro?
5) ¿Cómo se va transformando Pedro en todo este encuentro con Jesús?
6) ¿Con qué palabras les invita Jesús a participar en su misión?
7) ¿Cómo reaccionaron Pedro, Santiago y Juan a su llamada?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a.      ¿Cómo nos llama Jesús hoy a participar y comprometernos en su misión?
b.      Los tres pescadores lo dejaron todo para seguir a Jesús. Esto invita al desprendimiento que debe tener todo seguidor(a) de Jesús y que debe convertirse en distintivo de toda comunidad cristiana. ¿Qué nos falta para seguir a Jesús más radicalmente?
c.      ¿Echamos las redes y le seguimos o ponemos desconfianzas como pretexto? En nuestra comunidad:     ¿Confiamos en Jesús o desconfiamos de todo y de todos?
d.      Pedro fue transformado por las palabras y acciones de Jesús, y dio una respuesta positiva al llamado. ¿Cuáles son nuestras respuestas, y en qué consiste nuestra transformación en misioneras y misioneros?
e.      ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad.?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «No tengas miedo; desde ahora vas a pescar personas».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: ¿Qué me comprometo a “dejar” esta semana para seguir a Jesús? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Señor, nos has hecho subir contigo en la barca y nos has llevado mar adentro. Señor, te alabamos, te bendecimos, te damos gracias. Llévanos siempre a navegar contigo para echar las redes; las redes del amor, de la justicia, de la solidaridad, de la construcción de tu reino ya en esta tierra. Señor: ¡Somos pecadores, lo sabemos! Pero también por esto te damos gracias, porque Tú no has venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Míranos, Padre, ayúdanos a superar el miedo, lo dejamos todo y nos vamos contigo. AMÉN. Padre Nuestro, que estás en el cielo…


Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a.      Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b.      ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c.      ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Los primeros discípulos: Lucas ha cambiado de lugar la llamada a los primeros discípulos, que en Marcos (Mc 1,16-20) se encuentra antes de las primeras obras de Jesús. En Lucas, esta llamada viene después de su presentación en la sinagoga de Nazaret (Lc 4,14-30) y de sus primeros signos (Lc 4,31-44). De este modo se explica mejor la pronta respuesta de sus discípulos.
Es frecuente en la Biblia que antes de confiar una tarea importante a alguna persona, Dios se revele a través de un signo que manifiesta su poder. La pesca milagrosa prepara a los discípulos para seguir a Jesús. Pero además no debemos olvidar las dimensiones simbólicas de la pesca como signo de la misión cristiana. Misión que es también evocada por el término con el que se designa la predicación de Jesús, la palabra de Dios. Es una expresión que en el libro de los Hechos indica normalmente el mensaje de la Iglesia (Hch 4,31; 6,2.7; 8,14; etc.). Sin embargo, la disposición a esta misión exige un cambio en la misma concepción que se tiene de Jesús. En Pedro, prototipo de todos los creyentes que siguieron y siguen a Jesús, se opera este cambio expresado a través de la manera de dirigirse al Señor. Cuando éste le pide que eche las redes lo llama Maestro, un título de respeto. Pero al ver los resultados de la pesca reconoce en él al Señor, un título que la Iglesia primitiva dirigía a Jesús resucitado. Su confesión de los pecados indica que ha dudado de Jesús y no se había dado cuenta hasta entonces de que en él actuaba el poder de Dios.
La expresión dejaron todo (Mc 1,18 dice que dejaron las redes) nos recuerda el tema lucano del desprendimiento, una actitud propia de todo discípulo en el seguimiento de Jesús (Lc 5,28; 12,33; 18,22). Lucas nos expresa así que la generosidad en el desprendimiento debe ser uno de los signos distintivos de las comunidades y de los creyentes en Jesús.

3. "Sean pescadores de personas": La experiencia de la proximidad de Dios en Jesús hace que Simón de dé cuenta de quién es él: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador". ¡Ante Dios, todos somos pecadores! Pedro y sus compañeros sienten miedo y, al mismo tiempo, se sienten atraídos. Dios es un misterio fascinante: atemoriza y, al mismo tiempo, atrae. Jesús aleja el miedo ("No tengan miedo") y les llama: "Vengan". Los compromete con la misión y les manda que sean pescadores de personas. Experimentan, en lo concreto, que la Palabra de Jesús es como la Palabra de Dios. Es eficaz: hace lo que dice. Aquellos sencillos trabajadores hicieron con Jesús una experiencia de poder, de coraje y de confianza. Por eso, "dejaron todo y lo siguieron". ¿Y nosotros(as)?

4. Simón decide actuar por las palabras de Jesús. Echan las redes y la pesca resulta abundante. Esto significa para las comunidades cristianas la necesidad misionera de anunciar la palabra para pescar personas. Lo importante es que, mientras confiemos en Jesús, cualquier hora es buena para la pesca. Entones llamó a sus compañeros para que le ayudaran. La misión es siempre una tarea comunitaria. Sólo con toda la gente podemos llenar este mundo de la palabra liberadora de Dios y extender el Reino.

5. Lucas presenta a Jesús, que llama y reúne a la gente a su alrededor. Llama a Pedro, Santiago y Juan (5,1-11). Llama a Leví (5,27-31). Escoge a los doce (6,12-15). Le acompañan hombres y mujeres (8,1-3). Ordena a la persona curada que anuncie la Buena Noticia (8,38-39). Envía a los doce en misión (9,1-6) e indica las condiciones para poder seguirle (9,22-23). De esta forma, a lo largo de esta parte, se va formando una comunidad constituida por hombres y mujeres que siguen a Jesús en condiciones de igualdad (8,1-3). Él es modelo para las comunidades de la época de Lucas, que continúan la misión liberadora de Jesús. El poder y la fuerza les vienen del propio Jesús. A través de las comunidades, lo nuevo se va abriendo camino, la historia se transforma. Aunque nace del Antiguo Testamento y en continuidad con él, la comunidad que se forma en torno a Jesús presenta una gran novedad en relación al antiguo Israel. En este nuevo pueblo no hay marginados. Jesús llama y acoge a los leprosos (5,12-16), paralíticos (5,17-26), publícanos y pecadores (5,27-32), paganos y extranjeros (7,1-10), pobres, hambrientos, tristes y perseguidos (6,20-22). Invita a todos a sentarse a la misma mesa (5,30). Transgrede las normas, como el ayuno (5,33-39) y el sábado (6,1-11), cuando éstas son motivo de exclusión. El episodio de la pesca en el lago muestra la atracción y la fuerza de la Palabra de Jesús. Ella atrae a la gente (5,1). Hace que Pedro ceda el barco a Jesús para que pueda hablar (5,3). La Palabra es tan fuerte que vence la resistencia de Pedro, le lleva a lanzar de nuevo la red y a que la pesca milagrosa sea una realidad (5,4-6). Supera la voluntad de alejarse de Jesús y le atrae para que sea "pescador de personas" (5,10). ¡Así es como actúa en nuestras comunidades hasta hoy!

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