20 sept 2013

23° DOMINGO



Lucas 14,25-33

1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo.  Concédenos escuchar con apertura de corazón el mensaje de tu Palabra para vivir siempre conforme a tu voluntad y actuar como luz y fermento del mundo.  AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de hoy plantea las exigencias que deben cumplir las personas que van con Jesús en el camino a Jerusalén. El seguimiento de Jesús pide la renuncia y el despojamiento, algo que llevaban a quienes querían serlo a pensárselo seriamente. Esta colección de dichos, la mayoría de los cuales se encuentran sólo en Lucas, están centrados en la dedicación total que es necesaria para ser discípulo(a) de Jesús.  Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 14,25-33: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)     Jesús va  camino a Jerusalén: ¿Cuántas personas lo siguen en este relato?
3)     ¿Qué les dice Jesús? ¿Qué renuncias pide Jesús a sus seguidores? ¿Qué tendrían que cargar?
4)     ¿Qué enseñanzas da en el ejemplo sobre la necesidad de «calcular los gastos»? Finalmente: ¿A qué deben renunciar para ser sus discípulos(as)?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)   ¿Qué significa para nosotros(as) la exigencia de Jesús de "dejar a un lado" (“odiar”) a los propios familiares y hasta “su propia vida” para poder seguirlo?
b)   ¿Qué significa en nuestras vidas “cargar con su cruz”? ¿Llevamos realmente alguna cruz por seguir a Cristo?
c)   «Quien no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo»: ¿Qué significa en nuestra vida?
d)   Las personas que llegan a pedir el bautismo para sus hijos(as): ¿Entienden lo que significa ser cristianos(as) según el texto de hoy? ¿Cómo hay que prepararse para seguir a Jesús?
e)   ¿Quiénes son verdaderos discípulos(as) hoy? Den algunos ejemplos.
f)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Señor, queremos ser sus discípulos(as)».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: La puerta angosta es compasión y solidaridad con los que nos rodean como nos enseñó Jesús. ¿Cómo podemos vivirlo esta semana? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Señor de la Vida, escuchamos tu invitación a seguirte. Ayúdanos a renunciar a las cosas que nos atan en la vida y nos impiden caminar en tus pasos. Ayúdanos a poner  en el centro de nuestra vida el Reino de Dios, aceptar las consecuencias de ser fiel y cargar con nuestra propia cruz. Danos coraje y amor para dejarlo todo por tu Reino de amor, vida, justicia, y paz. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Compromiso total: Jesús realiza un acto dramático con el objetivo de someter a prueba el entusiasmo momentáneo y seguramente poco pensado de mucha gente que le quería seguir. Llama la atención el empleo del verbo aborrecer, odiar, despreciar. Según la manera oriental de hablar, “odiar” significa poner en segundo lugar algo porque ha aparecido en la vida de la persona un valor (en este caso Jesús y su mensaje) que es primero. Aborrecer a los familiares no tiene un sentido literal; sino que denota opciones y preferencias, fundamentalmente allí donde el padre, la madre o algún familiar llegaran a interferir en el seguimiento de Cristo o se opusieran al mismo. La especificación también de “su propia vida”, refuerza las exigencias y plantea la mayor renuncia posible. Ubicando el texto en su contexto histórico, se concibe que Lucas entienda que el martirio era una posibilidad constantemente presente para cada cristiano(a). Es el seguimiento y fidelidad hasta las últimas consecuencias.

3. Condiciones del discipulado: Tal vez pocos seríamos cristianos(as) si para ello tuviéramos que cumplir las tres condiciones que Jesús exige a sus discípulos(as). Estas tres formulaciones del evangelio de hoy son radicales. Aunque no las alcanzamos plenamente, nunca debemos perderlas de vista en el seguimiento de Jesús. Por la primera, el discípulo(a) debe estar dispuesto a subordinarlo todo a la adhesión al maestro. Si en el propósito de instaurar el reinado de Dios, evangelio y familia entran en conflicto, de modo que ésta impida la implantación de aquél, la adhesión a Jesús tiene la preferencia. Jesús y el Reino de Dios están por encima de los lazos de familia. Por la segunda, no se trata de hacer sacrificios o mortificarse sino de aceptar y asumir que el seguimiento de Jesús conlleva la persecución por parte de la sociedad, persecución que hay que aceptar y sobrellevar como consecuencia de la fidelidad al evangelio. Por eso no es necesario precipitarse, no sea que prometamos hacer más de lo que podamos cumplir. El ejemplo de la construcción de la torre, que exige hacer una buena planificación para calcular los materiales de que disponemos o del rey que planea la batalla precipitadamente, sin sentarse a estudiar sus posibilidades frente al enemigo, es suficientemente ilustrativo. La tercera condición es aún más dramática. Por si fuera poco dar la preferencia absoluta al Reino de Dios y estar dispuesto a sufrir persecución por ello, Jesús exige renunciar a todo lo que se tiene. El desprendimiento es uno de los aspectos esenciales del seguimiento de Cristo en una vida fiel al Evangelio: "dejándolo todo, le siguieron" (5,11). Tener a Dios como único tesoro supone dejarlo todo: un despojo total de los bienes materiales, de las personas y de sí mismo para poner la vida en manos del Padre y para compartir con las personas necesitadas. Este desprendimiento impregna las relaciones fundamentales de la persona: con Dios, con los compañeros(as) de camino, con las personas que nos esperan, especialmente las más necesitadas. Lo propio deja de ser de uno cuando otro lo necesita. Sólo desde el desprendimiento se puede hablar de justicia. Para quienes se quitan el aguijón del evangelio, les gustaría que las palabras y actitudes de Jesús fuesen menos radicales. Leer este texto resulta duro, pues Jesús es tremendamente exigente.

4. Calcular los gastos: Hay figuras que el texto de Lucas emplea para ayudarnos a entender la seriedad y la profundidad que han de caracterizar el compromiso cristiano. “El camino de la fe es semejante a un hombre que quiere construir una torre” (vs.28). Es semejante también a un rey que quiere dar batalla a otro (vs.31). En ambos casos es necesario calcular los gastos. Calcular los gastos no significa reducir la vida cristiana a una especie de contabilidad cuantitativa de recursos y de dinero. Más bien, el texto nos invita a reflexionar sobre los costos, las exigencias de la vida de fe. Si uno piensa que la fe en Jesús no va a afectar su vida profundamente, aún su vida cotidiana, no ha comprendido lo que en realidad pide el seguimiento. De ahí, la necesidad de calcular los gastos, es decir, de medir lo que el discipulado significa en el Evangelio. El texto termina (vs.33) con una nota típicamente lucana: la renuncia a todos los bienes. El afán de acumular bienes, riqueza y poder, es el gran enemigo de la vida cristiana. Por eso, el costo del discipulado implica la renuncia a la búsqueda de riqueza. Nada ni nadie puede competir con el seguimiento de Jesús.

5. “quien no renuncia de todos sus bienes, no puede ser mi discípulo” (vs.33): Lucas no pide amar la pobreza en sí, quiere que todo se ponga en común (Hch 4,34) para que no haya pobres en la comunidad. La razón de renunciar a los bienes es para que no haya pobres e incluso para que haya justicia en el mundo. Debemos estar conscientes de que la pobreza y la riqueza son personificadas: hay pocos ricos y muchos pobres. Hay bienes suficientes en el mundo para que todos tengan lo necesario. El mundo, en este sentido, es injusto. Ese mundo se desmorona ante la radicalidad del Reino y de la vida de Jesús. Buscar la seguridad en los bienes de este mundo, es poner el corazón en aquello que nos aleja de Dios. La renuncia a la familia y a los bienes tiene su lógica y su espiritualidad profética. Supone, es verdad, un cierto escándalo: el escándalo del reino de Dios.

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