20 sept 2013

25° DOMINGO



Lucas 16,1-13



1. Oración Inicial: Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tu Palabra, que es fuente de vida. Ella nos anima a la esperanza, nos impulsa a vivir el amor y la justicia y nos hace fuertes en la fe. Enséñanos a beber en el pozo de la vida y muéstranos la novedad permanente del Evangelio. AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Nos encontramos en la segunda parte del camino de Jesús hacia Jerusalén. Se compone de diversas enseñanzas que Jesús ofrece a sus interlocutores: la gente, los fariseos, los escribas, los discípulos. En el texto de hoy, Jesús dialoga con sus discípulos y les propone una parábola para indicar cuál debe ser la actitud correcta frente a las riquezas de este mundo; también presenta varios dichos relativos a la opción entre el dinero y la fidelidad a Dios. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 16,1-13: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)     ¿A quienes se dirige Jesús en esta parábola? ¿Qué situación presenta?
3)     ¿Cuál es la actitud del administrador? ¿Qué es lo que se aprecia y alaba de su conducta?
4)     ¿Qué enseñanza da Jesús a partir de la parábola? ¿Qué dice al final con respecto a Dios y al dinero?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)     No se alaba la corrupción del administrador sino su actitud inteligente y astuta. Debemos imitar esa habilidad e inteligencia para el anuncio del Evangelio y la construcción del Reino de Dios. ¿Qué nos falta para hacerlo con más habilidad y creatividad?
b)    Según su propia experiencia: ¿Por qué no se puede servir a Dios y al dinero? ¿De qué lado nos colocamos? ¿En qué nos cuestiona?
c)     ¿Cómo vivimos nuestra relación con los bienes materiales? ¿Nos esclavizan? ¿Usamos lo que tenemos en favor de la vida de los más pobres?  Comentar.
d)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Señor, queremos servir a tu Reino».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Elige un gesto concreto que puedes realizar esta semana para el servicio del Reino. Piensa en un gesto solidario. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Oh Dios, que en Jesús has pronunciado una palabra exigente sobre la imposibilidad de servirte a ti y servir a la vez al dinero. Queremos servir a tu Reino de Vida. Aleja de nosotros(as) las tentaciones del poder y del dinero que corrompen el corazón y rompen la fraternidad. Ayúdanos a seguir las enseñanzas de Jesús y a trabajar por construir una sociedad según los imperativos de la ética, la justicia y el amor.   Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)      Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)      ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)      ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Contexto: La tensión entre ricos y pobres en la comunidad de Lucas: El sistema del imperio romano se apoyaba en la esclavitud de los pueblos. Transferían la riqueza de los pueblos a Roma, centro del imperio, a través de tasas, tributos e impuestos. Esta acumulación de poder y riqueza en la capital contrastaba con la pobreza creciente de la gente en las periferias. El endeudamiento progresivo obligaba a las personas y a las familias a esclavizarse para poder pagar sus deudas. Este esquema de esclavitud, aplicado en la capital del imperio, se reproducía en las provincias. Al comienzo de la evangelización, alrededor del año 50 y después de la apertura a los paganos, la mayoría de los que se convertían a la Buena Noticia de Jesús pertenecían a la clase de los pobres y esclavos (1 Cor 1,26). Sin embargo, poco a poco, a medida que la apertura se iba afirmando, personas de clases más ricas entraban a formar parte de las comunidades. De repente, los cristianos se daban cuenta de que entre ellos había discriminación entre ricos y pobres. El mismo conflicto social que caracterizaba al imperio romano había entrado en las comunidades y causaba tensiones y conflictos (Sant 2,1-7; 1 Cor 11,20-21; Ap 3,17).  Éste fue uno de los motivos que incentivó a Lucas a escribir su evangelio. Y en este sentido, su recado es bien claro y radical. Con vigor profético recuerda las frases más duras de Jesús en este punto. Quería ayudar a las comunidades que venían del paganismo a percibir la imposibilidad de mantener la ideología esclavista del imperio romano y las grandes diferencias existentes entre ricos y pobres y, a la vez, ser cristiano. El capítulo 16 tiene que ver con esta preocupación de Lucas. El capítulo está estructurado para mostrar que el tiempo se acaba, que hay una urgencia escatológica frente a la cual hay que tomar decisiones, antes de que sea tarde: a partir de Juan Bautista, el Reino comienza a ser anunciado y hay que optar (vs.16). El administrador injusto tomó la decisión correcta y fue alabado; los fariseos, acusados de ser amigos del dinero, dudan; y finalmente el rico, en cuyo portal vivía Lázaro, es el contra-ejemplo del administrador (16:19-31  el texto del próximo guión). No tomó a tiempo la decisión correcta; en el “lugar de los muertos”, ya es demasiado tarde. Estructuralmente, todo el capítulo es una unidad: no se puede separar esta parábola de la del mendigo Lázaro ni los dichos entre ambas. Dado que Lucas escribe en una época en que la Iglesia ya se ha separado del judaísmo, tenemos que ver en estas discusiones las polémicas no contra los fariseos, sino contra quienes, en la comunidad cristiana, actúan como lo habían hecho antes los fariseos.

3. La parábola del administrador injusto puede parecer extraña porque alaba la sagacidad de un hombre deshonesto. Está a punto de ser despedido de su trabajo y necesita actuar para garantizarse el futuro antes de quedar sin empleo. Para ello plantea una hábil estrategia. Acusado de derrochar los bienes de su amo (16,1), decide rebajar la cantidad de la deuda de cada uno de los acreedores de su amo, probablemente renunciando a la comisión que cobraba como administrador. Los administradores no recibían en Palestina un sueldo por su gestión sino que vivían de la comisión que cobraban, poniendo con frecuencia intereses desorbitados a los acreedores. En este caso, el administrador renuncia a su comisión con tal de ganarse amigos para el futuro. Si es así, el administrador no lesiona los intereses de su amo. El amo alaba la hábil estrategia de aquel “administrador de lo injusto”, calificativo que se da en el evangelio de Lucas al dinero, pues, en cuanto acumulado, procede de injusticia o lleva a ella. "Los hijos de la luz" deben imitar la habilidad y el ingenio, no la deshonestidad del administrador. Imaginación que los seguidores del Señor deben tener, pero para ponerla al servicio de otros fines: el anuncio del Evangelio. En esta interpretación el texto aparece con toda su audacia y exigencia. Ella puede ser reforzada si apelamos, además, a una perspectiva cuya presencia en los evangelios se nos escapa con facilidad, pero que está cargada de mensaje. Nos referimos a la ironía. Desde ella podemos leer los vs. 9-12. Los seguidores de Jesús no debemos ser rígidos y menos aún antipáticos predicadores del Evangelio. Es necesario ser imaginativos y tener la capacidad de hacer amigos. Nadie puede negar la pertinencia y la vigencia del consejo, pensemos en la poca alegría y el ánimo siempre dispuesto a la censura y al llamado de atención que manifiestan tantos cristianos. La ironía consiste en proponer como modelo de conducta a alguien que ha obrado mal, ella permite sacar provecho incluso de esa conducta.

4. “No pueden servir a Dios y al dinero”. El centro del capítulo 16 está en el versículo 13. No hay la menor duda del rechazo de Lucas por la riqueza injusta y sus consecuencias. No hay término medio: o servir al Señor Dios, o servir al Señor Dinero. La piedra de toque de nuestro amor a Dios es la renuncia a la riqueza injusta. Servir a Dios es una dependencia que nos hace libres para servir a los más necesitados, mientras que servir al dinero es una esclavitud que aplasta a la persona y pervierte nuestras relaciones con Dios y con los demás. El dinero puede transformarse en un ídolo que impida el servicio auténtico a Dios y al prójimo. Se trata pues de optar decididamente. El campo de entrenamiento de esta opción es el mundo. El ansia de dinero imposibilita que el mundo sea una familia unida donde todos se sienten a la mesa de la vida. El discípulo(a) debe renunciar al dinero que lleva a la injusticia y hace imposible la fraternidad. El capítulo dieciséis nos presenta exigencias radicales y cortantes.

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