29 nov 2013

26° Domingo



Lucas 16,19-31

1. Oración Inicial: Danos tu Espíritu Santo Padre, para que podamos reconocer y acoger a tu Hijo presente en su Palabra y en nuestra historia. Danos una visión límpida, un corazón pronto para escuchar, danos el estar siempre disponibles para colaborar en la construcción de tu Reino. AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Aquí, en el centro del Evangelio de Lucas, percibimos con mayor claridad los dos temas principales que atraviesan el evangelio de punta a punta. En el capítulo 15 la parábola del padre con sus dos hijos revela la ternura y la misericordia de Dios que acoge a todas las personas. Hoy, en el capítulo 16, nos presenta la parábola del pobre Lázaro para revelar el comportamiento que se debe tener ante el problema de la pobreza y de la injusticia social. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 16,19-31: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que le impresionó más.
2)     ¿Cuál era la situación del rico  y del pobre antes de la muerte? En vida: ¿Qué actitud toma el hombre rico con Lázaro, que vivía a la puerta de su casa?
3)     ¿Qué es lo que cambia en los dos después de la muerte?
4)     ¿Qué es lo que les separa antes y después de la muerte?
5)     En la conversación entre el rico y el padre Abraham: ¿Qué es lo que quiere el rico y qué le responde Abraham? ¿Cómo replicó el rico y cómo le respondió finalmente Abraham? ¿En dónde se puede descubrir y conocer lo que Dios quiere?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)     ¿Existen hoy situaciones de injusticia social parecidas a las de Lázaro?  Dar ejemplos.
b)    Comparando las situaciones de injusticia, pobreza y exclusión que nos rodean: ¿Cuál es la actitud de nuestra sociedad; de nuestra comunidad y la suya personal?
c)     ¿Qué enseñanzas da la parábola a las personas con riquezas? ¿Qué acciones concretas se deben poner en práctica en la vida presente?
d)    En esta parábola, la situación cambia después de la muerte. ¿Es que Jesús nos quiere decir que durante la vida presente el pobre debe esperar pasivamente y soportar todo para poder merecer el cielo? ¿Qué pensamos? ¿Qué acciones concretas debemos poner en práctica?
e)     ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Enséñanos a compartir y trabajar por la justicia, Señor».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: ¿Qué puedes compartir de tus bienes con los que necesitan tu solidaridad? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Padre bueno, escuchar tu Palabra en la Biblia es camino para conocer tu voluntad. Tú quieres misericordia, solidaridad, justicia y paz. Danos fuerzas para cambiar y vivir una conversión a los pobres y excluidos, siguiendo los pasos de tu hijo Jesús. Anímanos a la acción por la vida para que aprendamos a compartir y trabajar por la justicia. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  


Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Contexto: El capítulo 16 tiene que ver con la preocupación de Lucas por la desigualdad social, el uso del dinero, la discriminación, y la injusticia que seguramente existían dentro de la comunidad cristiana de su tiempo. El capítulo está estructurado para mostrar que el tiempo se acaba, que hay una urgencia escatológica frente a la cual hay que tomar decisiones, antes de que sea tarde: a partir de Juan Bautista, el Reino comienza a ser anunciado y hay que optar (vs.16). El administrador injusto tomó la decisión correcta y fue alabado; los fariseos, acusados de ser amigos del dinero, dudan; y finalmente, en el texto de hoy, el rico, en cuya puerta vivía Lázaro, es el contra-ejemplo del administrador. No tomó a tiempo la decisión correcta; en el “lugar de los muertos”, ya es demasiado tarde.

3. Clave de lectura: El texto refleja no sólo la situación de la sociedad del tiempo de Jesús y del tiempo de Lucas, sino también de nuestra sociedad hoy. En la parábola aparecen tres personas: 1) Lázaro, el pobre, el único que no habla. Apenas existe. Sus únicos amigos son los perros que lamen sus heridas. 2) El rico sin nombre, que habla a cada instante. 3) El padre Abrahán, que en la parábola representa el pensamiento de Dios. Aquellos que para los criterios de poder y prestigio social son los más importantes, son anónimos ante Dios; y quienes son considerados insignificantes y sin nombre son los que tienen valor para el Dios del Reino. El rico sin nombre representa la ideología dominante del gobierno de la época. Lázaro representa el grito de los pobres de todos los tiempos. La parábola es una denuncia fuerte y radical de esta situación.

4. ¿Por qué no ya desde el más acá?: Hay quienes hacen de la religión un baluarte de resignación llamando a la paciencia; “en el más allá”, dicen, “Dios dará a cada persona su merecido”. De ser así, esta parábola sería una invitación a aceptar su situación, a resignarse, a cargar con su cruz, a no rebelarse contra la injusticia, a esperar un más allá en el que Dios arregle las injusticias humanas. Entendido así, el mensaje evangélico sería un conformismo que ayuda a mantener el desorden establecido y la injusticia humana. Sin embargo, la clave para comprender el mensaje de la parábola está en la última escena.  Esta parábola no es una promesa para el futuro. Mira a la vida presente y va dirigida a los cinco hermanos del rico, que continuaban, después de la muerte de su hermano y de Lázaro, en la abundancia y el despilfarro. Por eso, el rico, alarmado por lo que espera a sus hermanos si siguen viviendo de espaldas a los pobres, pide a Abrahán que envíe a Lázaro a su casa, a sus hermanos, para que los prevenga, no sea que acaben en el mismo lugar de tormento. El abismo, pues, entre los ricos y los pobres, según Lucas quiere poner de manifiesto, puede y debe cambiarse en el presente. El futuro se hace en el presente y quien sabe cambiar su presente, cambia también el futuro. Este es el objetivo final también de la narración sobre el rico y el pobre Lázaro, como lo era del administrador de la injusticia que supo repartir el dinero acumulado de su comisión para hacerse amigos; no se lo guardó para él. Pero los que usan las riquezas sólo para sí... se están cerrando el futuro. Hay personas que esperan milagros para poder creer y cambiar de vida. Pero Dios dice que sólo basta escucha y practicar la Palabra de Dios (“Tienen a Moisés y a los profetas” y ¡también el Evangelio de Lucas!).

5. Profundización: "Urge traducir la parábola del rico malvado en términos económicos y políticos, en términos de derechos humanos, de relaciones entre el primero, el segundo y el tercer mundo" (Juan Pablo II en la ONU, 2-10-1979). Para Jesús, uno de los signos más potentes de la irrupción del reino es la justicia y el reparto justo de los bienes. La sociedad de su tiempo era desigual como la nuestra. Lo que es más grave, había también desigualdades al interior de la comunidad cristiana de Lucas. Lázaro anhela comer aunque sean las migajas que caen de la mesa del rico. Es la imagen precisa para dar idea del desequilibrio socioeconómico que quiere describir Jesús. Para Jesús, el empobrecimiento cuyo extremo emblemático es Lázaro, no es consecuencia de una mala suerte; mucho menos podría formar parte del proyecto del Padre. Para Jesús, ese empobrecimiento de las personas tiene un origen que todos conocen: la codicia, la ambición, el desenfrenado apetito de tener, aun a costa de despojar a otros. Esa actitud genera de por sí un gran abismo entre los opulentos y los empobrecidos; una brecha que cada vez se ensancha más y que es sumamente difícil de superar, porque implica la conversión del rico; conversión que implica buscar la justicia, abrir su puerta al pobre, despojarse y ser solidario (Dt 15,11).

6. Esta historia es una ilustración de las bienaventuranzas y los ayes de Lc 6,20-32. El reproche que se hace al rico es el de no saber compartir lo que tiene con los más necesitados. Ha perdido, incluso, una oportunidad de conversión por no haber escuchado a Moisés y los profetas, donde habría encontrado muchas demandas de solidaridad para con los pobres. Su pecado consiste en haber hecho de las riquezas su dios (16,13). El lugar de tormento es la situación de la persona sin Dios. El rico no sabe estar con Dios, porque no abre la puerta al pobre, como va a hacer Zaqueo (Lc 19,1-10). Termina el drama. ¿Qué va a suceder? Depende de cada persona, de cada comunidad, de cada sociedad. Tenemos la oportunidad de ser astutos(as) trabajando por la justicia, abriendo la puerta al pobre, siendo solidarios(as), sirviendo a Dios y ganándose la Vida, o ser tontos, sirviendo al Dinero y acabando "enterrado" para siempre.

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