26 sept 2012

Domingo 26


26º Tiempo Ordinario (B)
Marcos 9,38-48

 
1. Oración Inicial: Hermano Jesús, envíanos tu Espíritu Santo para comprender tú Palabra. Guía nuestros pasos, orienta nuestro caminar, para que sigamos tu ejemplo, abriendo los brazos a los demás y anunciando un Dios que se hace cercano para traernos la justicia y la paz.  AMÉN.   Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

 2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?

 a. Introducción: Jesús tiene fuertes exigencias para los que quieren seguir su camino y colaborar en su proyecto: (1) corrige la mentalidad equivocada de quien piensa ser el dueño de Jesús (9,38-40); (2) insiste en la acogida que hay que dar a los pequeños (9,41-42) y (3) manda comprometerse radicalmente por el Evangelio (9,43-48). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.

b. Leer el texto: Marcos 9,38-48: Leemos este texto de Marcos con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.

c.  Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».

d.   ¿Qué dice el texto?

 
1)    Cada persona lee el versículo o parte del texto te impresionó más.

2)    ¿Qué actitud demuestra Juan frente a las personas fuera del círculo de los seguidores de Jesús?

3)    ¿Cómo le respondió Jesús?

4)    ¿Qué dice Jesús sobre los «pequeños»?

5)    ¿Qué versículos demuestran que es más importante ser fiel al Reino de Dios que la propia integridad física? 

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida. 

  1. La construcción del reino recibe muchos aportes, ideas, obras, y trabajos de personas que son de otras confesiones religiosas o no son cristianos, pero que están comprometidos en la lucha por la justicia y la paz. Nos confrontamos con la reacción de Juan en el evangelio y nos preguntamos: ¿Cuál es nuestra actitud frente a esas personas? ¿Qué significa hoy, para nosotros(as), la afirmación de Jesús: «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor»?
  2. Jesús acoge y se pone de parte de los pequeños y sectores excluidos de la sociedad asumiendo  su defensa: ¿Cuál es la actitud y conducta de nuestra comunidad?  
  3. Jesús llega a priorizar la fidelidad a su proyecto sobre la propia integridad física: ¿Qué nos parece que Jesús haga exigencias tan fuertes? ¿Qué exigencias nos hace Jesús hoy para ser fieles al Proyecto de Dios y seguir su camino?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor». 

5. Contemplar a Dios, volver la mirada al mundo y comprometerse con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Hagamos un esfuerzo esta semana de reconocer la contribución de muchas personas de buena voluntad que contribuyen a hacer un mundo mejor. Llevamos una “palabra”. Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta en todo momento y buscando un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración cotidiano donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Padre Bueno, hay en el mundo un número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más justa y libre. En ellas está vivo el Espíritu de Jesús. Hemos de sentirlos como amigos y aliados, nunca como adversarios. Arranca de nosotros(as) toda tentación de exclusivismo y mantennos dispuestos a ayudar y a dejarnos ayudar en la construcción colectiva de tu Reino. AMÉN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo 

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor»: Los discípulos informan a Jesús de un hecho que los ha molestado mucho. Han visto a un desconocido «expulsando demonios».  Está actuando «en nombre de Jesús» y en su misma línea: se dedica a liberar a las personas del mal que les impide vivir de manera humana y en paz. Sin embargo, a los discípulos no les gusta su trabajo liberador. No piensan en la alegría de los que son sanados por aquel hombre. Su actuación les parece una intrusión que hay que cortar. Le exponen a Jesús su reacción: «Se lo hemos querido impedir porque no es de los nuestros». Aquel extraño no debe seguir sanando porque no es miembro del grupo. No les preocupa la salud de la gente, sino su prestigio de grupo. Pretenden monopolizar la acción salvadora de Jesús: nadie debe sanar en su nombre si no se adhiere al grupo. Jesús reprueba la actitud de sus discípulos y se coloca en una lógica radicalmente diferente. Lo primero y más importante no es el crecimiento de aquel pequeño grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas que no pertenecen al grupo: «Quien no está en nuestra contra está a nuestro favor». El que hace presente en el mundo la fuerza sanadora y liberadora de Jesús está a favor de su grupo. Jesús rechaza la postura sectaria y excluyente de sus discípulos que solo piensan en su prestigio y crecimiento, y adopta una actitud abierta e inclusiva donde lo primero es liberar al ser humano de aquello que lo destruye y hace desdichado. Éste es el Espíritu que ha de animar siempre a sus verdaderos seguidores(as). Fuera de la Iglesia católica, hay en el mundo un número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más justa y más libre. En ellos está vivo el Espíritu de Jesús. Hemos de sentirlos como amigos(as) y aliados(as), nunca como adversarios. No están contra nosotros(as) pues están a favor del ser humano, como estaba Jesús. 

2. Jesús acoge y defiende la vida de los pequeños: Varias veces Jesús insiste en la acogida que hay que dar a los pequeños. «Quien acoge a uno de estos pequeños en mi nombre, me acoge a mí»  (9,37). Si Jesús insiste tanto en la acogida, es porque muchos pequeños de hecho no eran acogidos. En efecto, mujeres y niños no contaban, eran despreciados  y obligados al silencio. Incluso los apóstoles impedían que se acercasen a Jesús (10,13-14). En nombre de la ley de Dios, mal interpretada por las autoridades religiosas, muchas personas buenas eran marginadas. En vez de acoger a los marginados, la ley se usaba para legitimar la exclusión. En los evangelios la expresión «pequeños» a veces indica «los niños», otras veces indica sectores excluidos de la sociedad. No es fácil distinguir. No siempre es fácil distinguir lo que viene del tiempo de Jesús y lo que viene del tiempo de las comunidades para las cuales se escribieron los evangelios. Pero, sea lo que sea, lo que está claro es el contexto de exclusión vigente de la época, y la imagen que las primeras comunidades tenían de Jesús: Jesús se pone de parte de los pequeños y asume su defensa. Llama la atención lo que Jesús hace en defensa de la vida de los niños, de los pequeños. Escándalo es aquello que desvía a una persona del buen camino. Escandalizar a los pequeños es ser motivo para que los pequeños se desvíen del camino y pierdan la fe en Dios. 

3. Jesús emplea imágenes extremadamente duras para que cada uno extirpe de su vida aquello que se opone a su estilo de entender y de vivir la vida. Está en juego «entrar en el reino de Dios» o quedar excluido, «entrar en la vida» o terminar en la destrucción total. El lenguaje de Jesús es metafórico. La «mano» es símbolo de la actividad y el trabajo. Jesús empleaba sus manos para bendecir, sanar y tocar a los excluidos. Es malo usarlas para herir, golpear, someter o humillar. «Si tu mano te hace caer, córtatela» y renuncia a actuar en contra del estilo de Jesús. También los «pies» pueden hacer daño si nos llevan por caminos contrarios a la entrega y el servicio. Jesús caminaba para estar cerca de los más necesitados, y para buscar a los que vivían perdidos. «Si tu pie te hace caer, córtatelo», y abandona caminos errados que no ayudan a nadie a seguir a Jesús. Los «ojos» representan los deseos y aspiraciones de la persona. Pero, si no miramos a las personas con el amor y la ternura con las que miraba Jesús, terminaremos pensando sólo en nuestro propio interés. «Si tu ojo te hace caer, córtatelo» y aprende a mirar la vida de manera más evangélica. ¿Cómo se le ocurrió a Jesús esa figura trágica y, al mismo tiempo, cómica de un hombre manco, cojo y tuerto entrando en la plenitud de la vida?, ¿qué sintió la gente al oírle hablar así?, ¿cómo podemos reaccionar nosotros? Por muy dolorosas que sean, si los cristianos(as) no hacen opciones que aseguren la fidelidad a Jesús, su proyecto no se abrirá camino en el mundo. 

4. Dios es más grande que un grupo o una institución: Si logramos tomar conciencia de esto y que nuestra vocación es simplemente servir, ponernos en función de construir el Reino con y desde las múltiples posibilidades que ello implica dada la insondable riqueza del mismo espíritu, entonces jamás se nos ocurrirá pensar si éste o aquél es o no es «de los nuestros», sino mejor... ¡como cooperar más y mejor con aquél o aquélla que tan bien están luchando por construir aquí el Reino!

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