10 jul 2014

Domingo 14



Mateo 11, 25-30

1. Oración Inicial: Señor, envíe tu Espíritu Santo.  Concédenos escuchar con apertura de corazón tu Palabra y comprender su mensaje para que vivamos siempre conforme a tu voluntad y actuemos como luz y fermento del mundo.   AMEN.        Cantar,  "Espíritu Santo Ven".

2.   Lectura:   ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Cuando Jesús se dio cuenta que los pequeños entendían la buena nueva del Reino, se alegró intensamente. Espontáneamente se dirigió al Padre con una plegaria de acción de gracias e hizo una invitación generosa a todos los que sufren, oprimidos por el peso de la vida. El texto revela la ternura de Jesús al acoger a los pequeños y su bondad al ofrecerse a los pobres como fuente de reposo y de paz.  Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 11, 25-30: Leemos este pasaje de Mateo con mucha atención, tratando de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso trasmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.  
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para dejar que la Palabra de Dios impregne el corazón y la mente.     Terminar cantando: “Tu Palabra me Da Vida”.
d.  ¿Qué dice el texto?
1)    ¿Qué versículo o parte del texto te impresionó más? ¿Por qué?
2)    ¿Cuáles son los motivos que empujan a Jesús a dar alabanza a Dios?
3)    ¿A quienes ha revelado Dios los secretos del Reino? ¿A quienes les ha mantenido oculto?
4)    ¿Qué tipo de relación existe entre Jesús y el Padre? ¿Quién da a conocer al Padre Dios?
5)    ¿Qué invitación hace Jesús a los que están afligidos y agobiados? ¿Qué les promete?
6)    ¿Cómo describe Jesús a si mismo? ¿Qué características tiene el yugo y la carga de Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida?  No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
  1. La Buena Noticia del Reino de Dios es revelada a los pequeños y sencillos. Comentar.
  2. ¿Valoramos la sabiduría de los pequeños, sencillos, trabajadores, campesinos, indígenas...? ¿Creemos que el pueblo sencillo tiene sabiduría y capacidad, o siempre será necesario recurrir a personas supuestamente “superiores” para gobernar la sociedad, la iglesia, las organizaciones sociales, la cultura...?
  3. En nuestros días: ¿Cuál es el yugo y la carga que más pesa sobre el pueblo? ¿Qué nos aflige  y agobia hoy? ¿Qué causas tiene o quiénes son los responsables de esa situación? ¿Dónde y cómo se busca alivio?
  4. ¿Es nuestra comunidad un lugar de acogida y aliento para los afligidos y agobiados?
  5. ¿Qué significa cargar con el yugo de Jesús? ¿Lo encontramos suave y liviana?  Explicar.
  6. ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Desde la vida iluminada por la Palabra, ahora nos dirigimos a Dios.  Como comunidad orante, hablamos con el Señor alabando, dando gracias, pidiendo, contándole lo que uno quiere o siente. "Te alabamos, Padre, porque te revelaste a los sencillos".

5.  Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto y Comprometernos con la transformación de la realidad: Compromiso: Ser discípulos(as) de los pequeños. “Llevamos una “palabra. Seguramente esta “palabra” o versículo se hará presente durante el día (semana)  mientras participamos en nuestros quehaceres diarios.

6. Oración final: Te bendecimos, Padre, Señor del cielo y tierra, porque has escondido grandes cosas a los sabios y prudentes, y se las has revelado a los sencillos. Te pedimos que también a nosotros(as) nos des un corazón de pobre, un amor a la Causa de los pobres, y el desprendimiento necesario para no dejarnos atar por los intereses egoístas, de forma que siempre sepamos captar el sentido de “estas cosas” que revelas a los sencillos.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…  AMÉN.
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. El contexto literario de las palabras de Jesús: (Capítulos 10-12): En el Evangelio de Mateo, el discurso de la Misión ocupa todo el capítulo 10. En la parte narrativa que sigue después de los capítulos 11 y 12, donde se describe cómo Jesús realiza la Misión, aparecen incomprensiones y resistencias que Jesús debe afrontar. Juan Bautista, que miraba a Jesús con una mirada del pasado, no lo comprende (11,1-15). El pueblo, que miraba a Jesús sólo por interés, no es capaz de entenderlo (11,16-19). Las grandes ciudades en torno al lago, que habían oído la predicación y habían visto los milagros, no quieren abrirse a su mensaje (11,20-24). Los escribas y doctores que juzgaban todo a partir de su ciencia, no son capaces de entender la predicación de Jesús (11,25). Ni siquiera los parientes lo entienden (12,46-50) Sólo los pequeños entienden y aceptan la buena nueva del Reino (11,25-30). Los otros quieren sacrificios, pero Jesús quiere misericordia (12,8). La resistencia contra Jesús lleva a los fariseos a intentar matarlo (12,9-14). Ellos lo llaman Beelzebul (12,22-32). Pero Jesús no cede; él continúa asumiendo la misión del Siervo, descrito por el profeta Isaías (Is 43, 1-4) y citado por completo por Mateo (Mt 12, 15-31).

2. El término "sabios e inteligentes": La expresión apunta a los doctores de la ley, sumos sacerdotes y escribas; es decir, a la minoría que detenta el poder social y religioso en tiempo de Jesús. Se trata de aquellos que están sentados "en la cátedra de Moisés" (23,2) y que se han apoderado de "la llave del poder" (Lc 11,52). Son gente importante y religiosa, segura de sí misma, que desprecia al pueblo marginado y pobre. Ellos se sentían los depositarios de la revelación y los expertos en su interpretación. Con su afirmación Jesús desafía su autori­dad.

3. El término “pequeños”: De otro lado están los "pequeños" (vs.25). El término griego que emplea Mateo tiene una clara connotación de ignorancia. Se trata de “gente sencilla”, pero no en el sentido de personas humildes moral o espiritualmente. Se trata más bien del '”simple”, del ignorante, alguien considerado como incapaz de seguir, por él mismo, el buen camino. Es gente que requiere ser guiada por los maestros de la ley. La palabra "pequeños" está emparentada a pobres, hambrientos, afligidos, pecadores, enfermos, ovejas sin pastor, niños, los “no invitados” de que nos habla el Evangelio.  A ellos se da a conocer primero la revelación. El mundo religioso de entonces es, por consiguiente, socavado desde su base misma: el destinatario privilegiado de la Palabra de Dios. Los sabios, los doctores de aquel tiempo, habían creado una serie de leyes en torno a la pureza legal, que después imponían al pueblo en nombre de Dios (15, 1-9). Ellos pensaban que Dios exigía todas estas observancias, para que el pueblo pudiese tener paz. Pero la ley del amor, revelada por Jesús, afirmaba lo contrario. De hecho, lo que cuenta, no es lo que hacemos por Dios, sino más bien, ¡lo que Dios, en su gran misericordia, hace por nosotros(as)! Los pequeños oían esta nueva noticia y se alegraban. Los sabios y doctores no conseguían entender tal clase de enseñanza. Hoy, como en aquel tiempo, Jesús está enseñando muchas cosas a los pobres y a los pequeños. Los sabios e inteligentes harán bien en convertirse en discípulos(as) de estos pequeños.

4. El beneplácito del Padre: No es que la ignorancia sea una virtud o que ser sabio sea un demérito. El inteligente no es necesariamente un orgullo­so, ni el ignorante es siempre humilde. La preferencia no viene -en primer lugar- de condiciones morales o religiosas, sino de una situación humana en la que Dios se revela trastornando valores y criterios. El despreciado de este mundo es el preferido del Dios que nos revela Jesucristo (vs.27). Una buena lección para todo aquel que pretenda apoderarse indebidamente de la palabra del Señor. Esta nos debe llevar al servicio y no a la ebriedad del poder. La preferencia se arraiga en el beneplácito de Dios, su amor gratuito (vs.26). Este es el motivo del agradecimiento de Jesús. La oración del Señor ("yo te bendigo, Padre", vs.25) nos invita a hacer lo mismo. El amor libre y gratuito de Dios está al comienzo de todo. Desde allí es posible comprender sus exigencias de compromiso y solidaridad con los demás. Ese "yugo es suave" (vs.30), porque tiene en la raíz el amor

5. “yo los aliviaré": Jesús es la nueva fuente de vida capaz de fortalecer al pueblo cansado, capaz de oponerse a la enseñanza e interpretación de la ley que hacen los entendidos, que están utilizando la Palabra como un instrumento de do­minación. Jesús invita a todas las personas a acercarse a Él. Su enseñanza es descanso (Jr 6,16) del pasado opresor (Mt 11,28). Su mensaje, aunque exigente, es un yugo suave, no como la ley que enseñan los letrados, que mantenía a la gente en la opresión de lo puro e impuro. Jesús invita a romper con la enseñanza legalista que oprimía y a asumir su enseñanza. Él es el Hijo, la Sabiduría que co­noce y revela al Padre. Es lo contrario a una moral sofocante, sin alegría. Jesús propone el servicio exigente y alegre de las bienaventuranzas. El yugo que Jesús propone no es símbolo de tiranía ni de servidumbre, sino de docilidad y obediencia a la voluntad de Dios. Ésa es la única condi­ción para entrar en el Reino de los Cielos, y se concreta en la búsqueda de la justicia y en la práctica del amor (Mt 9,13; 12,7; 22,34-40).

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