13 abr 2014

1° Domingo de Cuaresma



Mateo 4,1-11

1. Oración Inicial: Ven Espíritu Santo.  Ilumínanos con tu luz para acoger hoy la Palabra de Dios.  Abre nuestras inteligencias y nuestros corazones para comprenderla y danos la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas.  AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: El texto de hoy se refiere a las tentaciones de Jesús en el desierto. Después de su Bautismo, Jesús es movido por el Espíritu que ha recibido a retirarse al desierto, donde sufre tentaciones. Es el primer ejemplo de una lucha que no terminará ahí. Serán muchos los momentos en que Jesús sentirá la voz de Satanás; sentirá la tentación en el Huerto de los Olivos y en la misma cruz, pero al final en la vida de Jesús, será su confianza en el Padre y la palabra de Dios las que le ayudarán a resistir y salir victorioso. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 4,1-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2)     ¿Por quién fue conducido Jesús al desierto? ¿Para qué? ¿Por cuánto tiempo estuvo sin comer?
3)     ¿Cuál fue la primera propuesta del  diablo? ¿Cómo respondió Jesús?
4)     ¿Cuál fue la segunda propuesta y en qué se fundamenta? ¿Cómo respondió Jesús?
5)     ¿Cuál fue la tercera propuesta? ¿Cómo respondió Jesús?
6)     En todos los casos: ¿En qué fundamenta Jesús su rechazo al diablo?
7)     ¿Qué hizo el diablo finalmente?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)     Jesús fue humano y sintió las mismas dificultades y tentaciones que nosotros(as).  Comentar.
b)    Jesús enfrentó las tentaciones del afán de poseer, de acumular gloria y de alcanzar poder. ¿Son parecidas a las que enfrentamos hoy? ¿A qué otro tipo de tentaciones o pruebas nos enfrentamos hoy? ¿Qué hacemos para superarlas?
c)     El demonio usa la Biblia para tentar a Jesús. ¡Jesús usa la misma Biblia tres veces para vencer la tentación!  ¿Cómo y con qué fin usamos nosotros(as) la Biblia? ¿Nos da fuerza para luchar por el Reino de Dios y contra el mal?
d)    ¿Qué relación de poder existe: en la familia, en la comunidad, en la sociedad, en el barrio? ¿Sucumbimos a la tentación de usar el poder como dominación en vez de servicio?
e)     ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Señor, ayúdanos a superar las tentaciones en nuestra sociedad».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: ¿Cuál es la tentación que vamos a superar durante esta semana? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Dios Bueno, tu sabes que nuestra vida está sometida a tantas tentaciones pero también a muchos buenos ejemplos; te pedimos que la atracción al bien sea más fuerte en nuestra vida que la tentación y la fuerza del mal, y que el ejemplo de Jesús nos ayude a seguirle por el camino de fidelidad a la Palabra de Dios, del amor y de la justicia. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  
  
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido?  ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Diablo / Satanás: El texto habla del diablo y Satanás. "Diablo" es una palabra griega que significa "separar", "dividir". Diabólica es la acción que separa, creando divisiones. "Satanás" es una palabra hebrea que significa "adversario", "el acusador" (Job 1,6; Sal 109,6), "el enemigo que dificulta los planes y proyectos". 

3. La primera tentación es la propuesta diabólica de aprovecharse del hecho de ser Hijo de Dios y resolver el problema del hambre con abundancia de alimento, transformando las piedras del desierto en pan (4,2-4). Esta primera tentación refleja el clima apocalíptico de la época. Se esperaba un Mesías que fuera a cambiar rápidamente la situación de desierto por montañas de pan, sin ninguna participación de la gente. Sin embargo, para Jesús la abundancia de pan no será una manifestación de poder, sino de solidaridad fraterna y de la gratuidad de Dios. Tener de todo mientras la mayoría pasa hambre es una contradicción con la propuesta de un Dios que quiere que todos participen y tengan vida en abundancia. Jesús responde al diablo citando Dt 8,3: "No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios" (4,4). La Palabra de Dios también es alimento, pues la vida física tiene su origen en el propio Dios, fuente de toda vida. Él jamás abandona a sus hijos e hijas. Jesús sabe que el Padre proveerá lo necesario, y su seguridad está en la fidelidad a su plan de amor y salvación.

4. La segunda tentación. Jesús es tentado a acumular gloria, usar su poder y poner en duda su confianza en la protección de Dios (vs. 5-7). El diablo cita el Salmo 91, donde Dios promete que va a amparar al justo. Como respuesta, Jesús cita Dt 6,16 y muestra que usar el proyecto de Dios para exaltarse ante los otros es lo mismo que tentar a Dios. Conocer el proyecto de Dios es una responsabilidad y no un privilegio: "No tentarás al Señor, tu Dios" (vs. 7). La segunda tentación dejó muy claro el sueño político del pueblo judío de un Mesías triunfalista, gran jefe. Las comunidades de Mateo hicieron memoria de Ez 47, donde el profeta, a partir del templo, ofrece una visión panorámica de toda la región. Era una idea de grandeza y poderío que estaba muy presente en la vida del pueblo. Jesús no participó de esta idea. Fue una contradicción para muchos judíos.

5. La tercera tentación es la tentación del poder: revela lo que está en juego en la historia y en la proclamación del Reino. El monte es, en la Biblia, el lugar de la revelación de Dios. Se ofrece a Jesús el poder sobre "todos los reinos del mundo" (vs. 8). La contraparte es rendir homenaje a quien tiene el proyecto contrario a Dios (vs. 8). Tentación también de la comunidad cristiana: entender su poder de servicio como un poder de dominación. Se trata de una perversión que nos amenaza continuamente, no podemos confundir una realización histórica, ya sea política o religiosa, con el Reino de Dios. El reinado de Dios debe hacerse presente en la historia desde ahora, pero debe igualmente impulsarnos a realidades que se hallan más allá de la historia. La identificación que rechazamos convertiría a los dirigentes de esas realizaciones históricas en señores y dominadores. Frente a eso Jesús nos recuerda, hoy también, que sólo a Dios hay que servir (vs. 10).

6. Las tres tentaciones, el afán de poseer, de acumular gloria y de alcanzar poder son en realidad una sola, pues la pretensión continua de Satanás es hacer renegar a Jesús de su vocación como Hijo obediente de Dios. Las primeras dos comienzan con la misma expresión: Si eres Hijo de Dios... y pretenden poner a prueba a Jesús. Las palabras insidiosas del tentador le piden que lo subordine todo al poder y la gloria y que utilice su condición de Hijo para que Dios se ponga a su disposición. Hay aquí dos maneras de entender lo que significa ser Hijo de Dios: para el tentador equivale a tener poder y gloria; para Jesús, sin embargo, ser Hijo de Dios significa cumplir la voluntad del Padre. Es difícil no ver en este pasaje un reflejo de las controversias que la comunidad de Mateo sostenía con sus vecinos judíos. Muchos judíos no podían entender el escándalo de que Jesús hubiera muerto en cruz desprovisto de todo poder y gloria, y por eso se negaban a reconocerle como Hijo de Dios. Sin embargo, para los cristianos esta muerte en obediencia absoluta a la voluntad del Padre (véase Mt 26,36-46) era el signo más evidente de su filiación divina. Venciendo la prueba a que le somete el tentador, Jesús aparece como el auténtico Hijo de Dios, que no ha sucumbido allí donde sucumbió Israel. Las tres "tentaciones" recuerdan otros tantos momentos de prueba en el camino de Israel por el desierto: la petición del pan (Ex 16), la del agua (Ex 17) y el culto a los ídolos (Ex 32). Las respuestas de Jesús, con tres citas tomadas del libro del Deuteronomio (Dt 8,3; 6,16 y 6,13-15) se sitúan en el mismo contexto. Jesús ha salido victorioso de la prueba a la que sucumbió Israel.

7. Los cuarenta días de Jesús en el desierto tiene un sentido teológico. Los cuarenta años de penurias de los israelitas en el desierto fueron una prueba (negativa) antes de entrar en la tierra de la promesa a través del Jordán (Josué 3-4). En cierta manera, era un tiempo de preparación. En su forma condensada, los cuarenta días de Jesús en el desierto preparan la iniciación del nuevo pueblo de Dios junto al Jordán.

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