13 abr 2014

Domingo de Ramos



Mateo 21,1-11

1. Oración Inicial: Espíritu de verdad, enviado por Jesús para conducirnos a la verdad, abre nuestra mente a la inteligencia de las Escrituras. Purifica nuestros corazones de todo lo que opone resistencia a la Palabra. Haz que aprendamos a escuchar con corazón abierto la Palabra que Dios que nos envía en la vida y en la Escritura, para custodiarla y producir fruto del Reino con nuestra perseverancia. AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: En el encuentro de hoy, el evangelio de Mateo nos narra la entrada de Jesús en Jerusalén, aclamado por el pueblo como el Mesías. El pueblo esperaba un Mesías que fuese un rey fuerte y dominador. Pero Jesús no corresponde a esta expectativa. Es hijo de un trabajador. Es un Mesías diferente de lo que se esperaba. Sin agredir al pueblo, procura ayudarlo a ver las cosas más claras. Entra montado en un pollino, cría de un animal de carga. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Mateo 21,1-11: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2)     ¿Qué animal está presente en este relato? ¿Qué significado tiene en este texto?
3)   ¿Cómo reaccionan los discípulos, la multitud, Jesús y la gente de la ciudad ante la entrada en Jerusalén? ¿Qué usaron para cubrir el suelo?
4)     ¿Qué títulos recibe Jesús en este texto?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)     ¿Qué  títulos suelen atribuirse  a Jesús hoy en día?
b)   ¿Cuál es la imagen de Jesús que hoy divulgan los medios de comunicación a través del cine, televisión, canciones, propaganda, etc.?
c)     ¿Qué pensamos de todo esto?
d)    "Querían un gran Rey". ¿Cuál es el Jesús que queremos y amamos nosotros? ¿Qué práctica debe brotar de ese amor?
e)     La venida del Mesías pobre exige tomar postura: ¿Cuál es la nuestra?
f)   ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Jesús, rey manso y humilde de corazón, escucha nuestra oración».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Intentemos esta semana reconocer el rostro de Cristo en los empobrecidos. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Dios, Padre Bueno, Tú que nos amas hasta el extremo, ayúdanos a poner en práctica tu Palabra de Vida. Enséñanos a amar a los demás con todas nuestras fuerzas, y que nuestro amor no se quede en buenas palabras sino que se traduzca en obras de justicia, de amor y de servicio a favor de todas las personas, especialmente a los más pobres.  Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  





Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1.    Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Contexto: Jesús termina el viaje y llega a Jerusalén, donde tendrán lugar los acontecimientos más importantes de su vida. Al entrar en la ciudad, realiza tres gestos simbólicos que revelan su identidad mesiánica: 1. Entra montado en un pollino que, según las profecías, era la característica del rey justo, pobre y desarmado (21,1-11). 2. Entra en el templo, expulsa a los vendedores y denuncia la hipocresía del comercio de los animales para los sacrificios (21,12-17). 3. Maldice la higuera para manifestar su crítica contra el pueblo de Israel, por no haber producido frutos de justicia (21,18-22).

3. "¿Quién es éste?"  Cuando Jesús entra en Jerusalén, la ciudad se conmueve y se pregunta: "¿Quién es éste?" (21,10). La gente respondía: "Es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea" (21,11). La palabra que usa Mateo para describir la reacción de la ciudad se usaba también para describir un temblor de tierra. Esta reacción de la gente de la ciudad nos da la clave para entender lo que estaba pasando en las comunidades a las que Mateo escribía su evangelio. Los fariseos y los jefes de la sinagoga "se conmovían", reaccionaban contra los seguidores de Jesús y se negaban a aceptarlo como Mesías. No obstante, la multitud, las personas sencillas, lo identificaban como el profeta anunciado por Moisés (Dt 18,15.18), en total continuidad con la historia y las esperanzas de Israel.

4. El Mesías pobre y desarmado (21,1-5): La escena de la entrada de Jesús en Jerusalén nos muestra su identidad como Mesías pobre y desarmado. Él mismo se prepara para entrar en la ciudad montado en un pollino, el transporte de los pobres de aquella época. Al narrar este episodio, Mateo se inspira en la tradición profética. Para dar a la escena el sentido de cumplimiento de la profecía, cita literalmente el texto de Zacarías 9,9: "Digan a la hija de Sión: Mira, tu rey viene a ti, humilde y sentado en un asno, en un pollino, cría de m animal de carga".

5. Acoger a Jesús tal como se revela y se presenta (21,6-7): Los discípulos son los que se encargan de preparar el animal para la entrada de Jesús en la ciudad. Harán exactamente lo que Jesús les manda. En el fondo de esta narración hay un recado para las comunidades: el verdadero discípulo es aquel que acepta a Jesús de la manera que es y quiere ser, y no de la manera que les gustaría que fuese. Si Jesús se hizo un Mesías sobre y desarmado, no lo pueden hacer un Mesías glorioso y poderoso.

6. Ellos querían un gran rey (21,8-9): La gente reacciona con entusiasmo. Extiende sus mantos en el suelo para que pase Jesús y gritan: "Hosanna al Hijo de David". Reconocen en Jesús al Mesías, el descendiente de David: "Querían un gran rey que fuese fuerte y dominador". Jesús no daba mucha importancia a este título "Hijo de David" y lo cuestionó (22,41-46). Por la forma de entrar en la ciudad sentado en un burro, estaba diciendo que su manera de ser rey era diferente.

7. ¿Quién es éste? (21,10-11): La entrada de Jesús en Jerusalén cuestiona a la gente de la ciudad. Ésta tiembla, se conmueve y se pregunta: "¿Quién es éste que la multitud acoge como rey mesiánico? ¿Por qué viene como un pobre? El pueblo responde: "Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea". Y con eso deja bien claro que toda la actividad liberadora que Jesús realizaba en Galilea ahora se va a confrontar con el centro del poder opresor.

8. Como en su nacimiento (2,1-12), su presencia provoca dos reacciones opuestas: mientras la gente grita "Hosanna" -sálvanos- (cf. 2 Re 6,26-27), la ciudad que representa a los poderosos se inquieta. La presencia de Jesús es una amenaza para los que viven a costa de la vida de la gente. Ellos preguntan: "¿Quién es éste?" (21,10). La gente responde: "Es el profeta Jesús, el de Nazaret de Galilea" (21,11). Las actividades liberadoras que Jesús hizo en Galilea desafían al poder opresor. Su forma de vivir pone en entredicho a las instituciones y a los servicios de la antigua alianza. La venida del rey-pobre exige tomar postura: rechazo o aceptación. Las comunidades deben distinguir entre el verdadero y el falso discípulo; entre el antiguo y el nuevo pueblo de Dios; entre el poder y el servicio. ¡La decisión es nuestra!

9. Los ramos en la fiesta de la entrada de Jesús: Hoy celebramos con ramos la entrada de Jesús en Jerusalén. El origen de esta aclamación viene de la fiesta de las tiendas, que se celebraba en otoño, después de la cosecha (Dt 16,13; Lv. 23,34). Recordaba el tiempo en el que el pueblo de Israel caminaba por el desierto (Lv 23,43), viviendo en tiendas. Por eso, durante una semana recogían ramas y montaban tiendas por todas partes (Neh 8,14-17). El pueblo agitaba ramas y decía: "Bendito el que viene en nombre del Señor". Y los sacerdotes respondían: "Desde la casa del Señor os bendecimos" (Sal 118,25-27). La fiesta de las tiendas era un momento de alegría y alabanza, que mantenía la identidad del pueblo y le daba resistencia.

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