13 abr 2014

5° Domingo de Cuaresma



Juan 11,1-45

1. Oración Inicial: Espíritu de la Verdad, acude en nuestra ayuda y revélanos el sentido de las Escrituras que hoy vamos a leer. Que el texto bíblico se convierta en Palabra viva y liberadora que produzca en nosotros(as) la adhesión y el seguimiento de Jesús para la extensión del Reino de Dios.  AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: Leamos hoy el texto que describe la resurrección de Lázaro. Durante la lectura, tratan de seguir al grupo, los discípulos, hombres y mujeres que siguen a Jesús desde la Galilea hasta Betania. Debes seguir con atención todo cuanto acontece, desde el momento del anuncio de la enfermedad del hermano que Marta y María han enviado a Jesús que se encuentra en Galilea, hasta la resurrección de Lázaro.  Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Juan 11,1-45: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d.  ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2)    ¿Qué personajes aparecen en el texto? ¿Qué palabras y gestos nos hablan en el texto del amor que había entre aquellas personas?
3)     ¿Cuál es el comportamiento de los discípulos? ¿Qué dicen y qué hacen?
4)     ¿Cómo se comportan Marta y María? ¿Qué dicen y qué hacen?
5)     ¿Cómo reacciona Jesús ante la muerte de su amigo? ¿Qué hace?
6)     ¿Cuál fue la actitud de los judíos de Judea con Jesús? ¿Y después de resucitar a Lázaro?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo.  Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a.  Cuando estamos en el fondo del pozo, deprimidos, necesitamos el apoyo, el amor y la solidaridad de las personas amigas. Necesitamos que alguien nos diga con amor: "¡Levántate!". Necesitamos un amor que actúa, como el amor de Jesús por Lázaro, Marta y María. ¿Cómo nos ayudamos en nuestra comunidad unos a otros en los momentos difíciles? ¿Cómo cultivamos el verdadero amor entre no­sotros(as)?
b.  ¿Qué actitudes aprendemos de Marta y María y qué rasgos de discípulas encontramos en ellas?
c.  La amistad entrañable de Jesús con Lázaro, el hecho que llora y que se hospeda en su casa revela rasgos tan humanos de Jesús. Comentar. ¿Qué importancia tiene para nosotros(as)?
d.  ¿Cómo resucita Lázaro hoy dando vida nueva a los pobres y excluidos?
e.  ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?
4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Hacer oraciones dirigidas directamente al Señor. Dirigirse al Padre, a Jesús o al Espíritu Santo. Hablar con él, contarle, decirle lo que uno quiere o siente. “Padre, te doy gracias porque me has escuchado. Yo sé que siempre me escuchas”.

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Rezar por una persona conocida, un pariente o un amigo(a) ya fallecido. Llevamos una “palabra”: Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Señor, danos una vida nueva. Desatan las actitudes y situaciones de pecado que nos amarran. Ayúdanos a cambiar para caminar en tus huellas y ser instrumentos de su amor, de su justicia y de su paz, en nuestras familias, comunidades, ambientes de trabajo y en todas partes. Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  

 
Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1.    Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. Contexto: La resurrección de Lázaro cierra el Libro de los Signos. Es el mayor signo que Jesús ha realizado: la vida supera a la muerte (20,11-18). Al mismo tiempo, es el anuncio del gran signo: la resurrección de Jesús. Su pro­yecto de una nueva sociedad basada en el amor y en la solidaridad continuó vivo en las primeras comunidades cristianas. Hoy, las comunidades intentan seguir las huellas que dejaron los primeros seguidores y seguidoras de Jesús. En 11,1-6, la palabra "enfermedad" aparece cinco veces. La repetición de este término refleja la situación de sufrimiento y muerte provocada por la persecución. Los judíos que abrazaron la fe cristiana fueron perseguidos por las autoridades judías y por el Imperio romano. Por ese motivo, experimentaban una situación de miseria, sin auxilio ni protección. Por un lado, el sufrimiento económi­co: mucha gente pasaba hambre; por otro, el sufrimiento religioso: los pobres y los enfermos se sentían castigados por Dios. En la comunidad de Juan, muchos miembros son asesinados, aunque esas muertes ganan un nuevo sen­tido: son fuentes de vida y comprueban la práctica de la comunidad. Lázaro, Marta y María representan a la co­munidad de Betania. Allí circula una profunda relación de amistad y amor entre sus miembros (11,3.5.11.35), capaz de engendrar vida nueva. Es una comunidad que necesita la presencia de Jesús.

3. Los otros evangelios mencionan veintiocho milagros de Jesús distintos. Juan apenas menciona siete y los llama "signos". De estos siete, apenas tres se encuentran en los sinópticos. Los otros cuatro son exclusivos de Juan: las bodas de Caná (2,1-11), la curación de un paralítico en la piscina de Siloé (5,1-9), la curación del ciego de nacimiento (9,1-7) y la resurrección de Lázaro (11,1-44). En el modo cómo describe estos "signos", Juan hace más que contar simplemente milagros. Él amplía y hace de modo que ellos puedan manifestar a Jesús como la revelación del Padre. El Evangelio de Juan trata de clarificar la frase de Jesús: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre" (14,9). Cuando colocamos a contraluz la fotografía de Jesús hecha por el evangelio de Juan, vemos el rostro del Padre.

4. La narración de la resurrección de Lázaro en el conjunto del Evangelio de Juan: El esquema de los siete signos:  1º Signo: bodas de Caná (2,1-12) ; 2º Signo: curación del hijo de un cortesano (4,46-54); 3º Signo: curación del paralítico (5,1-18);  4º Signo: multiplicación de los panes (6,1-15) ;  5º Signo: Jesús camina sobre las aguas (6,16-21); 6º Signo: curación del ciego (9,1-40); 7º Signo: resurrección de Lázaro (11,1-44)  El gran signo es la HORA de la glorificación de Jesús. Los siete signos son siete prefiguraciones de la glorificación de Jesús que acontecerá en la Hora de su pasión, muerte y resurrección. Cada signo simboliza un aspecto del significado de la pasión, muerte y resurrección de Jesús para nuestra vida. Y es "meditando día y noche" a través de la Lectura Orante, como podremos descubrir este significado, enriqueciendo con ello nuestra vida.

5. Humano, muy humano, igual a nosotros en todo: Después de la profesión de fe, Marta va a llamar a María su hermana. María va al encuentro de Jesús, que se haya en el mismo lugar donde Marta lo ha encontrado. Ella repite la misma frase de Marta: "Señor, si hubieses estado aquí, no hubiera muerto mi hermano" (11,21). María llora, todos lloran. Jesús se conmueve. Cuando los pobres lloran, Jesús se emociona y llora. Ante el llanto de Jesús, los otros concluyen“¡Miren cómo lo amaba!” Esta es la característica de las comunidades del Discípulo Amado: el amor mutuo entre Jesús y los miembros de la comunidad. Algunos todavía no creen y dudan: "¿No pudo éste, que ha abierto los ojos del ciego, hacer que no muriese?" (11,33.35.38). Así es cómo Juan acentúa la humanidad de Jesús contra aquéllos que, al final del primer siglo, espiritualizaban la fe y negaban la humanidad de Jesús.

6. A nosotros nos toca quitar la piedra para que Dios nos devuelva la vida: Jesús ordena quitar la piedra. Marta reacciona: "Señor, ya huele…pues lleva cuatro días". Una vez más Jesús la desafía, llamándola de nuevo a la fe en la resurrección, que es ahora, como un signo de la gloria de Dios: "¿No te he dicho que si creyeres verás la gloria de Dios?" Quitaron la piedra. Ante el sepulcro abierto y ante la incredulidad de las personas, Jesús se dirige al Padre. En su plegaria, ante todo, da las gracias al Padre: "Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas". El Padre de Jesús es el mismo Dios que siempre escucha el grito del pobre (Ex 2,24; 3,7). Jesús conoce al Padre y confía en él. Pero ahora le pide un signo a causa de la muchedumbre que lo rodea, a fin de que pueda creer que Él, Jesús, es el enviado del Padre. Después grita en alta voz: "¡Lázaro, sal fuera!" Lázaro salió fuera. Es el triunfo de la vida sobre la muerte, de la fe sobre la incredulidad. Un campesino de Calle Larga hizo el siguiente comentario: "¡A nosotros toca remover la piedra! Y así Dios resucita la comunidad. ¡Hay gente que no quiere remover la piedra, y por esto en su comunidad no hay vida!"

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