Lucas
10,38-42
1.
Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente
viva. Envía tu Espíritu Santo para acercarnos a ella y comprenderla. Danos
también la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras
vidas. AMÉN. Cantar
«Espíritu Santo Ven, Ven».
2. Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: En el evangelio de
Lucas, el camino de Jesús a Jerusalén marca una progresiva manifestación del
Reino y las cualidades que deben tener sus discípulos(as). En el texto que
precede el que vamos a leer hoy (10,29-37), Lucas nos recuerda que hay que
vivir el amor concreto y activo. Significa salir de nuestra ruta y acercarnos
al otro, significa ver de quién me puedo hacer yo prójimo y así ser buen
samaritano. En el texto de hoy, Jesús es recibido por dos mujeres en una casa
de familia en una pequeña y hermosa escena cargada de un sorprendente
contenido. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 10,38-42: Hacer una lectura
atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el
evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante:
Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en
nuestros corazones. Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1) Cada
persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2) ¿En
la casa de quienes se hospedó Jesús?
3) ¿Cuál
era la preocupación de María y qué hacía?
4) ¿Cuál
era la preocupación de Marta? ¿Qué hacía? ¿Qué dijo a Jesús? ¿Cuál es su queja?
5) ¿Cómo
le respondió Jesús?
3.
Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No
es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para
el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y
descubrir su sentido para nuestra vida.
a) En
nuestra vida personal y comunitaria, ¿Cuáles cosas son las importantes... las
necesarias? ¿Cuánto tiempo les dedicamos?
b) En el trajín de cada
día, ¿Tomamos el tiempo para escuchar atenta y serenamente la Palabra que Dios
nos dirige en la Biblia y en la vida? ¿Cuáles son los obstáculos que se
presentan?
c) El
verdadero discípulo(a) debe vivir el amor al prójimo pero para hacerlo bien,
debe escuchar la Palabra de Dios como hacía María. ¿De qué manera la escucha de
la Palabra de Dios nos lleva a practicar el amor concreto? Dar ejemplos.
d) ¿Cuál es el mensaje del
texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga
realidad?
4.
Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra?
Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el
Evangelio y sobre nuestra vida. «Enséñanos
a escuchar tu Palabra, Señor».
5.
Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo
y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso:
Revisar el tiempo y dedicación que damos a la lectura bíblica, a la lectura
orante, a compartir con nuestra comunidad la Palabra de Dios. ¿Qué podemos
ofrecerle para esta semana? Llevamos una "palabra". Puede ser
un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un
momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a
conversarla con el Señor.
6.
Oración final: Dios de amor y ternura, estamos caminando
contigo hacia Jerusalén en el Evangelio de San Lucas. Te damos gracias por
revelarnos las cualidades que debemos tener para ser sus discípulos(as). Hoy
nos has enseñado que tenemos que escuchar tu Palabra como lo hizo tu discípula,
María. Haz que nosotros(as) podamos no sólo escuchar, sino también poner en
práctica la Palabra. AMÉN. Padre
Nuestro, que estás en el cielo…
Para Las
Personas Que Quieran Profundizar Más
1. Querido(a)
Animador(a): Sugerimos
seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a) Compartir
sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b) ¿Cómo he
experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c) ¿Qué he hecho
esta semana para extender el Reino de Dios?
2. En los
tiempos de Jesús, ¿Cuál era el papel apropiado para una mujer?: El
encuentro de Jesús con Marta y María es uno de las escenas que suceden de
camino a Jerusalén. No nos dice el texto de estas dos mujeres otra cosa que no
sea que eran hermanas y que vivían en una aldea. El acontecimiento descrito es
bastante excepcional: primero porque Jesús fue recibido en casa de una mujer.
En general los rabinos o maestros no se comunicaban con mujeres y solo tenían
discípulos varones. Las normas de hospitalidad de la época exigían que se
atendiera a las visitas con una comida de la mejor calidad y cantidad
posibles, sobre todo en el caso de un personaje conocido como maestro en
las cosas de Dios. Marta actuó correctamente, entonces, preocupándose por
cumplir esta norma. La expresión usada referente a María: “se sentó a los pies del Señor para escuchar su
palabra”, es una
expresión típica para indicar la relación maestro-discípulo. Según las
enseñanzas de los maestros de las escrituras hebreas ("la Ley"), no era lícito que una mujer estudiara las cosas
sagradas. Estalla el conflicto. Una mujer "correcta" según las normas
de la sociedad, denuncia la conducta de otra mujer que viola estas normas,
reclamando para sí misma un derecho reservado a los varones. ¿Con cuál de las
dos va a solidarizar Jesús? La respuesta no se hace esperar, y es contundente:
Jesús deja muy claro que reconoce a María su derecho a ser discípula.
En las primeras décadas después de la muerte y resurrección de Jesús
(año 30 d.C.), cuando la iglesia cristiana era simplemente una serie de
pequeñas grupos de personas que se reunían en casas, surgía la pregunta por el
rol de las mujeres dentro de la comunidad eclesial. Sabemos que esta anécdota
de Jesús en casa de Marta y María fue narrada en forma oral en las reuniones de
las comunidades cristianas durante unos 50 años antes de que Lucas escribiera
su obra. Este relato se conservó durante todo ese período porque respondió a
una necesidad de orientación que se sentía en la comunidad cristiana. Para los
primeros cristianos y cristianas era importante conservar esta memoria de Jesús
y su trato radicalmente nuevo con las mujeres. Frente a un relato conflictivo
como este, tanto mujeres como hombres estaban obligados a cuestionarse a sí
mismos, a reexaminar sus propias normas y tradiciones en cuanto a la plena
participación de las mujeres en un grupo religioso. Este texto puede cumplir el
mismo objetivo en nuestros tiempos.
3. El
verdadero discípulo(a): sin duda debe actuar (10,29-37) pero debe también
escuchar la Palabra de Dios. María es presentada como personificación del
discípulo(a) ideal. Se siente auténtica discípula de Jesús y se pone a escuchar
como la única cosa importante en ese momento. La 1º ocupación y preocupación
del discípulo debe ser escuchar su Palabra. La palabra de Jesús es la norma
suprema y la última instancia del discípulo, “lo único necesario”. La palabra de Jesús está por encima de
cualquier otro interés. Marta también tiene su simbolismo: no representa la
vida activa, en contraposición con la contemplativa. Las palabras con que Jesús
se dirige a Marta: “Marta, Marta”, han sido interpretadas en la tradición
negativamente, como un reproche, mientras en realidad expresa cariño, cercanía,
ternura. El servicio de Marta sólo es cuestionado en la medida en que no oye la
Palabra necesaria. Lo que María hace está bien y tiene sentido, mientras que la
actividad de Marta la distrae en ese momento de algo más importante que el
mantenimiento de la casa, escuchar su Palabra.
4. En su
camino a Jerusalén, Jesús va formando a sus seguidores en las actitudes
indispensables para llegar a ser verdaderos discípulos(as). Una de esas
actitudes es la de escuchar atenta y serenamente su Palabra. Actitud que exige
romper con el ritmo loco e interminable de la vida cotidiana para ponerse,
serena y atentamente, a los pies del Maestro. Esta elección que a los ojos de
la eficiencia puede parecer superficial e inútil, es una condición fundamental
para llegar a ser un auténtico discípulo(a). Nosotros(as) hoy nos enfrentamos a
un ritmo de vida más agitado que el de épocas anteriores. Los medios
proporcionados por la tecnología para ahorrar tiempo... también multiplican las
ocupaciones y acaban haciéndonos caer en un activismo desenfrenado. Y el exceso
de preocupaciones nos puede llevar a olvidarnos de lo fundamental. Nuestro
cristianismo se convierte así en un tímido cumplimiento de algunas obligaciones
religiosas, sin espacio suficiente para la escucha de la Palabra.
Para aprender la lección del Maestro, debemos formarnos en la escucha
atenta de la Palabra en la Biblia y en la vida. La Biblia no puede permanecer
guardada en un cajón mientras nosotros(as) nos ahogamos en el interminable
torbellino de los quehaceres cotidianos. La Palabra de Dios está hecha para
caminar con nosotros(as) paso a paso, día a día, minuto a minuto. En este
sentido nos ayuda la práctica de la lectura orante personal y comunitaria. Para
enseñarnos a vivir en comunidad la solidaridad que hace efectivo aquí y ahora
el reinado de Dios. Para ayudarnos a escuchar la Palabra que Dios nos dirige en
la difícil realidad de nuestros pueblos: en las inhumanas condiciones de las
grandes ciudades, en la soledad y el aislamiento de los campos. Debemos pues optar
por las actitudes que nos conviertan en verdaderos discípulos(as) de Jesús y
auténticos cristianos(as).
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