11 ago 2013

16° Domingo



Lucas 10,38-42

1. Oración Inicial: Señor de la Vida, tu Palabra es la fuente viva. Envía tu Espíritu Santo para acercarnos a ella y comprenderla. Danos también la gracia, la voluntad y el valor necesario para vivirla en nuestras vidas.  AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: En el evangelio de Lucas, el camino de Jesús a Jerusalén marca una progresiva manifestación del Reino y las cualidades que deben tener sus discípulos(as). En el texto que precede el que vamos a leer hoy (10,29-37), Lucas nos recuerda que hay que vivir el amor concreto y activo. Significa salir de nuestra ruta y acercarnos al otro, significa ver de quién me puedo hacer yo prójimo y así ser buen samaritano. En el texto de hoy, Jesús es recibido por dos mujeres en una casa de familia en una pequeña y hermosa escena cargada de un sorprendente contenido. Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 10,38-42: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2)     ¿En la casa de quienes se hospedó Jesús?
3)     ¿Cuál era la preocupación de María y qué hacía?
4)     ¿Cuál era la preocupación de Marta? ¿Qué hacía? ¿Qué dijo a Jesús? ¿Cuál es su queja?
5)     ¿Cómo le respondió Jesús?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)     En nuestra vida personal y comunitaria, ¿Cuáles cosas son las importantes... las necesarias? ¿Cuánto tiempo les dedicamos?
b)    En el trajín de cada día, ¿Tomamos el tiempo para escuchar atenta y serenamente la Palabra que Dios nos dirige en la Biblia y en la vida? ¿Cuáles son los obstáculos que se presentan?
c)     El verdadero discípulo(a) debe vivir el amor al prójimo pero para hacerlo bien, debe escuchar la Palabra de Dios como hacía María. ¿De qué manera la escucha de la Palabra de Dios nos lleva a practicar el amor concreto?  Dar ejemplos.
d)    ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Enséñanos a escuchar tu Palabra, Señor».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Revisar el tiempo y dedicación que damos a la lectura bíblica, a la lectura orante, a compartir con nuestra comunidad la Palabra de Dios. ¿Qué podemos ofrecerle para esta semana? Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Dios de amor y ternura, estamos caminando contigo hacia Jerusalén en el Evangelio de San Lucas. Te damos gracias por revelarnos las cualidades que debemos tener para ser sus discípulos(as). Hoy nos has enseñado que tenemos que escuchar tu Palabra como lo hizo tu discípula, María. Haz que nosotros(as) podamos no sólo escuchar, sino también poner en práctica la Palabra. AMÉN.   Padre Nuestro, que estás en el cielo…


Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a)    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b)    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c)    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. En los tiempos de Jesús, ¿Cuál era el papel apropiado para una mujer?: El encuentro de Jesús con Marta y María es uno de las escenas que suceden de camino a Jerusalén. No nos dice el texto de estas dos mujeres otra cosa que no sea que eran hermanas y que vivían en una aldea. El acontecimiento descrito es bastante excepcional: primero porque Jesús fue recibido en casa de una mujer. En general los rabinos o maestros no se comunicaban con mujeres y solo tenían discípulos varones. Las normas de hospitalidad de la época exigían que se atendiera a las visitas con una comida de la mejor calidad  y cantidad  posibles, sobre todo en el caso de un personaje conocido como maestro en las cosas de Dios. Marta actuó correctamente, entonces, preocupándose por cumplir esta norma. La expresión usada referente a María: “se sentó a los pies del Señor para escuchar su palabra”, es una expresión típica para indicar la relación maestro-discípulo. Según las enseñanzas de los maestros de las escrituras hebreas ("la Ley"), no era lícito que una mujer estudiara las cosas sagradas. Estalla el conflicto. Una mujer "correcta" según las normas de la sociedad, denuncia la conducta de otra mujer que viola estas normas, reclamando para sí misma un derecho reservado a los varones. ¿Con cuál de las dos va a solidarizar Jesús? La respuesta no se hace esperar, y es contundente: Jesús deja muy claro que reconoce a María su derecho a ser discípula.

En las primeras décadas después de la muerte y resurrección de Jesús (año 30 d.C.), cuando la iglesia cristiana era simplemente una serie de pequeñas grupos de personas que se reunían en casas, surgía la pregunta por el rol de las mujeres dentro de la comunidad eclesial. Sabemos que esta anécdota de Jesús en casa de Marta y María fue narrada en forma oral en las reuniones de las comunidades cristianas durante unos 50 años antes de que Lucas escribiera su obra. Este relato se conservó durante todo ese período porque respondió a una necesidad de orientación que se sentía en la comunidad cristiana. Para los primeros cristianos y cristianas era importante conservar esta memoria de Jesús y su trato radicalmente nuevo con las mujeres. Frente a un relato conflictivo como este, tanto mujeres como hombres estaban obligados a cuestionarse a sí mismos, a reexaminar sus propias normas y tradiciones en cuanto a la plena participación de las mujeres en un grupo religioso. Este texto puede cumplir el mismo objetivo en nuestros tiempos.

3. El verdadero discípulo(a): sin duda debe actuar (10,29-37) pero debe también escuchar la Palabra de Dios. María es presentada como personificación del discípulo(a) ideal. Se siente auténtica discípula de Jesús y se pone a escuchar como la única cosa importante en ese momento. La 1º ocupación y preocupación del discípulo debe ser escuchar su Palabra. La palabra de Jesús es la norma suprema y la última instancia del discípulo, “lo único necesario”.  La palabra de Jesús está por encima de cualquier otro interés. Marta también tiene su simbolismo: no representa la vida activa, en contraposición con la contemplativa. Las palabras con que Jesús se dirige a Marta: “Marta, Marta”, han sido interpretadas en la tradición negativamente, como un reproche, mientras en realidad expresa cariño, cercanía, ternura. El servicio de Marta sólo es cuestionado en la medida en que no oye la Palabra necesaria. Lo que María hace está bien y tiene sentido, mientras que la actividad de Marta la distrae en ese momento de algo más importante que el mantenimiento de la casa, escuchar su Palabra.

4. En su camino a Jerusalén, Jesús va formando a sus seguidores en las actitudes indispensables para llegar a ser verdaderos discípulos(as). Una de esas actitudes es la de escuchar atenta y serenamente su Palabra. Actitud que exige romper con el ritmo loco e interminable de la vida cotidiana para ponerse, serena y atentamente, a los pies del Maestro. Esta elección que a los ojos de la eficiencia puede parecer superficial e inútil, es una condición fundamental para llegar a ser un auténtico discípulo(a). Nosotros(as) hoy nos enfrentamos a un ritmo de vida más agitado que el de épocas anteriores. Los medios proporcionados por la tecnología para ahorrar tiempo... también multiplican las ocupaciones y acaban haciéndonos caer en un activismo desenfrenado. Y el exceso de preocupaciones nos puede llevar a olvidarnos de lo fundamental. Nuestro cristianismo se convierte así en un tímido cumplimiento de algunas obligaciones religiosas, sin espacio suficiente para la escucha de la Palabra.

Para aprender la lección del Maestro, debemos formarnos en la escucha atenta de la Palabra en la Biblia y en la vida. La Biblia no puede permanecer guardada en un cajón mientras nosotros(as) nos ahogamos en el interminable torbellino de los quehaceres cotidianos. La Palabra de Dios está hecha para caminar con nosotros(as) paso a paso, día a día, minuto a minuto. En este sentido nos ayuda la práctica de la lectura orante personal y comunitaria. Para enseñarnos a vivir en comunidad la solidaridad que hace efectivo aquí y ahora el reinado de Dios. Para ayudarnos a escuchar la Palabra que Dios nos dirige en la difícil realidad de nuestros pueblos: en las inhumanas condiciones de las grandes ciudades, en la soledad y el aislamiento de los campos. Debemos pues optar por las actitudes que nos conviertan en verdaderos discípulos(as) de Jesús y auténticos cristianos(as).

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