11 ago 2013

17° Domingo



Lucas 11,1-13

1. Oración Inicial: ¡Padre Bueno! Tú eres nuestro creador, nos acoges a través de Jesús tu Hijo y nos guías con tu Espíritu Santo. Abre nuestras mentes para que podamos comprender tu Palabra y el sentido de la vida que nos has dado. Refuerza nuestras voluntades para cumplir tu voluntad y así hacer otro mundo posible, más justo y fraterno. AMÉN.  Cantar  «Espíritu Santo Ven, Ven».

2.  Lectura: ¿Qué dice el texto?
a. Introducción: En el evangelio de Lucas, el camino de Jesús a Jerusalén marca una progresiva manifestación del Reino y las cualidades que deben tener sus discípulos(as). En el texto de hoy, Jesús enseña a sus seguidores una oración que los caracteriza: el “Padre nuestro” y presenta la oración como una de estas cualidades esenciales en la vida del discípulo(a) y de la comunidad de discípulos(as). Abramos nuestros corazones a escuchar la Palabra de Dios.
b. Leer el texto: Lucas 11,1-13: Hacer una lectura atenta, pausada y reflexiva. Tratar de descubrir el mensaje de fe que el evangelista quiso transmitir a su comunidad. Leerlo una segunda vez.
c. Un momento de silencio orante: Hacemos un tiempo de silencio, para que la palabra de Dios pueda penetrar en nuestros corazones.  Terminar cantando: «Tu Palabra me Da Vida».
d. ¿Qué dice el texto?
1)     Cada persona lee el versículo o parte del texto que te impresionó más.
2)     ¿En qué actividad se encuentra Jesús? Cuando termina, ¿Qué le pide uno de los discípulos?
3)     ¿Cómo llama a Dios y cuáles son las peticiones contenidas en la oración enseñada por Jesús?
4)     ¿Cuál es la enseñanza de la parábola del amigo inoportuno?
5)     ¿Qué dice el texto sobre la confianza que debemos tener en que Dios nos va a escuchar?
6)     ¿Qué asegura Jesús que nos enviará el Padre del cielo como respuesta a nuestra oración?

3. Meditación: ¿Qué nos dice el texto hoy a nuestra vida? No es necesario responder a cada pregunta. Seleccionar las más significativas para el grupo. Lo importante es conocer y profundizar el texto, reflexionarlo y descubrir su sentido para nuestra vida.
a)     ¿Cómo oramos?  Comentemos nuestra experiencia de la oración personal y comunitaria.
b)    Normalmente: ¿De dónde parte nuestra oración?, ¿De la Palabra de Dios? ¿Del santo(a) o de la festividad litúrgica del día? ¿De una imagen famosa? ¿De los sucesos de mi vida o de los de la historia del país o del mundo? ¿Conseguimos orar mientras trabajamos o cuando estamos en cualquier lugar o sólo cuando estamos en la iglesia?
c)     Ser constantes en la oración: ¿Significa que es preciso repetir mucho, como si Dios fuera sordo o estuviera durmiendo? ¿Qué significa para nosotros(as)?
d)    “Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe”: ¿Cumplimos en nuestras vidas con lo que decimos en estas palabras?
e)     ¿Nuestra oración está plena de confianza en Dios y su Providencia, o normalmente buscamos sacar algo que deseamos?  ¿Nos parece suficiente recibir el Espíritu Santo? ¿Por qué?
f)     ¿Cuál es el mensaje del texto para nuestra vida hoy y qué podemos hacer en concreto para que se haga realidad?

4. Oración: ¿Qué le decimos a Dios después de escuchar y meditar su Palabra? Ponemos en forma de oración todo aquello que hemos reflexionado sobre el Evangelio y sobre nuestra vida. «Pidan y se les dará, busquen y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán».

5. Contemplar el rostro de Dios encontrado en el texto, volver la mirada al mundo y comprometernos con el Reino de Dios y su justicia: Compromiso: Ofrécele a Dios un momento en la semana que puedas dedicarte a orar con tiempo y tranquilidad. Llevamos una "palabra". Puede ser un versículo o una frase del texto. Tratar de tenerla en cuenta y buscar un momento cada día para recordarla y tener un tiempo de oración donde volver a conversarla con el Señor.

6. Oración final: Padre Bueno, que a través de tu Hijo Jesús, nos enseñaste a pedir, buscar y llamar con insistencia, escucha nuestra oración y concédenos la alegría de saber que siempre nos escuchas.  Como nos enseñaste a orar decimos: Padre Nuestro, que estás en el cielo… AMÉN.  

Para Las Personas Que Quieran Profundizar Más

1. Querido(a) Animador(a): Sugerimos seguir la siguiente pauta al iniciar cada encuentro:
a.    Compartir sobre lo que le pasó a la gente en su diario vivir durante la semana.
b.    ¿Cómo he experimentado a Jesús en lo que he vivido? ¿Qué ha hecho Cristo en mi vida?
c.    ¿Qué he hecho esta semana para extender el Reino de Dios?

2. El evangelio de Lucas nos ofrece hoy uno de los pasajes más bellos y entrañables de ese caminar con Jesús y de la actitud del discipulado cristiano. En Lucas, el Padrenuestro se halla dentro del marco de un catecismo sobre la oración (11,1-13). Está dividido en cuatro partes y abarca: la petición «Enséñanos a orar»,  juntamente con el Padrenuestro, la oración cristiana (11,1-4); la parábola del amigo que viene a pedir, y que Lucas entiende como exhortación a ser constantes en la oración (11,5-8); una invitación a orar (11,9s) y la imagen del padre generoso, que es una invitación a tener confianza en que se nos va a escuchar (11,11-13).

3. Lucas se complace en presentarnos frecuentemente a Jesús orando. En todos los momentos decisivos de su vida, Lucas no olvida señalarlo. La oración frecuente de Jesús y su peculiar forma de iniciarla: "Abba, Padre", constituyen el mejor indicio del contenido de su espiritualidad como experiencia de filiación. Es el término familiar y respetuoso usado para el padre terreno. El hecho de que Jesús lo use para dirigirse al Padre llamándolo “Abba” manifiesta el nuevo tipo de relación que Él, y por tanto sus discípulos(as), instauran con Dios: una relación de cercanía, familiaridad y confianza. Se trata de confianza y abandono en el Padre y su voluntad, aun en las situaciones paradójicamente más oscuras. Las palabras finales de Jesús antes de su muerte: "Padre, en tus manos pongo mi espíritu" no son más que el resumen apretado de su entrega cotidiana. Nada de extraño, entonces, que los discípulos lo hayan notado y hayan querido aprender: "Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos" (vs. 1). Un maestro espiritual lo es precisamente porque les transmite también su propio modo de orar. El contenido es el que llamamos el Padre Nuestro. Lucas lo transmite en una fórmula breve. Tiene una invocación inicial "Padre" y cinco peticiones fundamentales. Lo que hay que pedir en la oración es que "venga tu Reino” y se haga realidad para nosotros(as) con todas sus consecuencias: el pan cotidiano, el perdón v la victoria en la tentación. El Padre Nuestro es norma y guía de toda oración cristiana.

4. «Enséñanos a orar», le pide uno de sus discípulos al ver que había finalizado su oración. La respuesta de Jesús consiste no en darle una oración para repetir sino un modelo para que se guiaran en sus propias oraciones. No siempre hemos entendido esto y en muchos casos tomamos el Padrenuestro como una oración acabada y no como un modelo que nos debe orientar en la construcción de nuestra propia oración. Por cierto que no tiene nada de malo el repetirlo, especialmente como un gesto de unidad con hermanos y hermanas que están lejos, o de comunión con aquellos con quienes compartimos una comunidad de fe. Pero no debemos perder la perspectiva de la provisionalidad de estas palabras de Jesús. El hecho de que la versión en Mateo (6:9-15) no sea igual a la de Lucas revela que en un primer momento no fue considerada una oración cerrada que debía repetirse siempre igual. Sirvió como lo quiso el Señor- para provocar y guiar las oraciones personales y comunitarias de la iglesia naciente.

5. La oración debe ser incansable, en espera de recibir de Dios su gran don: el Espíritu (10,13), que invadirá la Iglesia y el mundo a partir de Pentecostés. Dos parábolas expresan los temas de la insistencia en la oración y de su eficacia. Si un amigo, nos dice la primera, da lo que se le pide ante la insistencia del otro, con más motivo Dios actuará así con los que se dirigen a él. Igualmente, insiste la segunda parábola, la oración siempre alcanza su objetivo, el que pide recibe. Lo que se recibe no es automáticamente lo que se pide sino el don del Espíritu, que nos permitirá afrontar las situaciones de la vida con la fuerza de lo alto. Para Lucas no hay una comprensión mágica de la oración de petición.

6. Él les dará el Espíritu Santo: El objetivo final y el contenido de la oración cristiana es llegar a recibir el Espíritu que es capaz de renovar la faz de la tierra, incluidos nosotros(as). El Espíritu Santo es la fuerza que viene de lo alto con poder avasallador y aleja los vicios y nos trae muchos buenos pensamientos y deseos. El Espíritu Santo quiere ser nuestro Huésped, y es enviado por el Padre si se lo pedimos con fe y perseverancia. El Espíritu Santo es el que nos hace comprender las Sagrada Escrituras. El Espíritu Santo, cuando viene, hace posible: orar mejor, arrepentirnos de nuestros pecados, ser fiel a las exigencias del evangelio y construir su Reino.

7. Debemos notar que el Padre Nuestro es "la oración específica del discípulo(a) de Jesús", ya que Lucas nos dice con claridad que los discípulos se lo han pedido y él les ha enseñado. Y los discípulos se lo pidieron para que ellos también tuvieran una oración que los identificara ante los demás grupos religiosos que existían. En consecuencia, es una oración destinada para aquellos(as) que "buscaron" el Reino de Dios, con plena entrega de vida; para aquellos(as) que convirtieron el Reino de Dios en el contenido exclusivo de su vida. Pues cuando Jesús nos enseña cómo y qué es lo que hemos de orar, entonces nos está enseñando implícitamente cómo deberíamos ser y vivir, para poder orar de esta manera.

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